Alexander (6a), mi fracaso como padre.
Cómo fue que mi hijo fue el pretexto para hacer lo impensable. Hacerme un cerdo y caer en las peores tentaciones..
Cabe aclarar que lo que estoy escribiendo es totalmente cierto. El texto es demasiado largo y aún no se relata aquello por lo que muchos de nosotros venimos aquí pero en el siguiente capítulo daré cada detalle de lo rico que fue iniciarme e iniciar a mi hijo de seis años en estás lecciones de vida.
Disfrútenlo.
Mi nombre es Omar. Tengo 30 años, mido 1.83, moreno, medio velludo, no voy al gimnasio pero mi estilo de vida me ha dado un cuerpo medianamente musculoso y definido.
Hace 7 años tuve una aventura con una mujer de 22 y resultó embarazada. Tanto ella como yo teníamos un estilo de vida bastante excesivo pero a pesar de coincidir en ciertos gustos, éramos agua y aceite así que nunca formalizamos la relación pero decidimos tener al bebé. Ella se encargaría de su crianza y yo de la manutención. Y así pasaron 6 años ya.
El resultado de mis excesos carnales se llama Alexander. Un morrito de cabello lacio y castaño claro, muy delgado y larguirucho para su edad. Sacó el color de piel de su madre; un bello moreno claro que resalta muy bien con los ojos castaños que heredó de mí. Sus piernas son gruesas pero largas, también regalo de mi genética pero su torso es solamente delgado, supongo que eso lo heredó de la familia de su madre. Lo veo una o dos veces al mes solo por unas horas porque aunque ninguno de los dos tuvo las agallas de interrumpir el embarazo pero sí las ganas no quise ser irresponsable y desentenderme de mis consecuencias.
Al final Alex era mi sangre, mi propio hijo y aunque no tengo deseos de ser una figura paterna, terminé siendo más un amigo que su papá. Tanto que solo me llama por mi nombre.
Un viernes, de hace casi un año exactamente, saliendo del trabajo, me destinaba a ir de fiesta con unos amigos. Cuando revisé el teléfono, tenía seis llamadas perdidas de Ana, la madre de mi hijo. Era quincena así que supuse que llamaba para que depositara el dinero que destinabamos a la manutención de Alexander. No tenía ánimos de atender la llamada y al ser siempre tan puntual con el depósito lo pasé por alto, mañana al regresar a casa lo haría. Estaba más enfocado en la fiesta pues iría Sofía, una chica del trabajo que me paraba la verga con solo verla, ¿quién diría que una escuincla de 1,50 se carga un culo divino? Moría por meter mi jeta enmedio de esas nalgas y comerle el culo mientras me agasajaba con sus tetas hasta que suplicara por verga, que siendo sincero es bastante grande.
La fiesta fue un acierto.
Frecuentaba ese tipo de raves clandestinos en locaciones secretas por la ciudad desde hace poco menos de diez años en donde solo se escuchaba techno, mismas fiestas donde conocí a Ana.
En dichos eventos se corría siempre de todo tipo de merca: hierba, perico, LSD, cristal; todo lo que se te ocurriera. Yo solo consumía hierba en casa y algo de LSD y coca en los raves porque el efecto psicodélico más el frenesí que provoca el polvo es el combustible de mi cuerpo para bailar toda la noche. Es casi ritual.
Mis amigos estaban en lo suyo hablando de sustancias mientras yo bailaba junto a Sofía y le demostraba qué tanta resistencia tenía para actividades de alta demanda energética. Aldo, uno de mis amigos vio que mi cortejo era un éxito así que se acercó y me dió una bolsita con unos cristales transparentes. Conocía sus efectos pero jamás la he consumido.
—Para que ella te aguante el ritmo, wey. — me dijo mientras la metía a la bolsa de mi pantalón.
—Y por si quieres sentir algo más.— me dijo Sebastián, otro amigo, mientras ponía un frasquito de vidrio en la palma de mi mano.
La verdad nunca he tenido la necesidad de esas cosas para coger pero no me molestó aceptarlas. A las drogas gratis siempre he dicho que sí.
Sofía me tomó por el cuello y me comenzó a besar. Me preguntó si había forma de estar en un lugar más privado así que atiné a decirle que podíamos ir a mí departamento. Al salir de la vecindad abandonada donde se llevaba a cabo la fiesta tenía la verga a tope. El pantalón no podía disimular la erección que me causaba saber que me la iba a coger a la primera salida. Revisé el teléfono y tenía 15 llamadas más de Ana. La última era a las 2 am. Supuse que sería algo serio pero no quería desocuparme del culito que me acompañaba a casa.
Una cuadra antes de llegar al edificio donde vivo, me percaté que desde afuera se veía una maletita recargada en el barandal a la altura de la puerta de mi departamento. Cómo si hubieran dejado un paquete para mí.
Con curiosidad guié a Sofía a mi departamento, subimos cuatro pisos y en efecto, había una maleta frente a mi puerta y, para mí sorpresa, detrás de ella estaba sentado en el suelo un niño. Alexander estaba hecho bolita con la cabeza entre las rodillas en un sueño ya bastante profundo.
Sofía lo vio espantada y me preguntó quién era.
—Déjame atender esto rápido y le seguimos. Te abro la puerta y te metes. No creo tardar mucho.—le dije, mientras mis esperanzas de meterle la verga hasta las amígdalas desaparecían poco a poco. Ella entró con un aire de desconfianza y se quedó en la sala mientras yo cerraba la puerta para saber qué estaba pasando.
—Alex, despierta ¿qué haces aquí a estas horas? ¿dónde está tu mamá?- pregunté mientras agachado para estar a su altura le acariciaba el brazo para despertarlo suavemente.
El niño a penas abrió sus ojos coronados con unas hermosas pestañas y con carita de sueño me respondió.
—Mi mamá está mal de nuevo. Ha estado fumando esa cosa y se meten muchas personas a la casa. No quiero estar ahí así que robé su teléfono y te marqué pero no contestabas. Ella se molestó mucho con una mujer y un hombre y empezó a gritar y tirar de golpes. Rompió todo lo que había en la casa y luego me golpeó a mí así que me escapé.
—Alex, eso que me dices está muy mal. Tu mamá debe de estar muy preocu…
Cerré la boca antes de terminar la frase. Por supuesto que ella no iba a estar preocupada. Tenía meses consumiendo esa porquería y a veces no sabía ni en qué día estaba viviendo. Yo sospechaba que el dinero que mandaba lo usaba para comprar lo que a mí me habían regalado.
—Alex, ¿tienes alguien más a quien llamar? ¿El número de tu abuela o de alguna vecina para que te reciban?— Pregunté para saber si podía dejar al niño ahí por dos razones, la primera: no quería a una cricosa armando un alboroto en mi casa porque pensara que le quité al niño; y segunda: tenía el mejor culo que he visto en mi vida esperando ansiosa por comerse mi trozo de carne hasta decir basta.
— No, la abuela se fue a vivir a San Luis a cuidar a su hermana y las vecinas ahora odian a mi mamá porque todo el tiempo está peleando con la gente, tiene música todo el tiempo y dicen que el edificio apesta por culpa de las cochinadas que fuma.
El mundo se me cerraba. Sofía estaba dentro, imagino yo que desesperada y mi hijo estaba ahí, sin ningún lugar a dónde más ir. Lo único que pude pensar en ese momento fue en meter a Alex a la casa, dejarlo dormir en la sala mientras yo me follaba a la perrita que me esperaba y al día siguiente ver qué otras opciones tenía.
—Dale pues. Métete y mañana vemos qué pasa. Hoy te vas a quedar en la sala porque no tengo donde dormirte. ¿Ya comiste algo?
—No, mamá no ha hecho nada de comer desde antier y solo me pude comer un pan que encontré en la cocina.
Al escuchar eso el estómago me ardió de furia. Yo no me vinculaba tanto con Alex pero daba el dinero suficiente para que tuviera una vida plena y no le faltara nada; pero también me había dolido porque ningún niño merece pasar hambre.
—Entonces adentro, ya es tarde y hay cosas que resolver mañana. Ahorita te voy a dar lo que sea que tenga a la mano para que no duermas con el estómago vacío y temprano vamos a ver qué desayunamos los tres.
Al entrar Sofía tenía la cara desencajada de enojo y con una mirada fulminante.
—¿Es tu hijo? No me habías dicho que tienes un hijo. ¿Y su mamá? ¿por qué no está con ella? ¿qué hace el niño en la calle a esta hora?
No sabía si era un reclamo por no decirle que tengo un hijo o si era genuina preocupación por un niño que ella no conocía pero su actitud me daba a entender que esa noche no pasaría nada. No me iba a quedar con las ganas así que intenté tranquilizarla diciéndole que en efecto era mi hijo pero que había tenido problemas con su madre así que tendría que pasar la noche en mi lugar.
—Pero nada de esto es obstáculo, Ale ya tiene sueño y se va a dormir en la sala mientras nosotros estamos en mi cuarto, ¿verdad, Alex?- dije con un tono calmado y un poco alegre para suavizar la situación con Sofía.
—Omar, de hecho sí quiero cenar. Dijiste que me darías algo de comer antes de dormir.- dijo Alex con carita triste.
Sentí un escalofrío. Entendí que estaba quedando como un padre irresponsable delante de Sofía y eso parecía enfurecerla todavía más.
—¿Sabes qué? Primero atiende tus responsabilidades antes de estar de calenturiento. Es inaudito que tengas a este niño en esta clase de abandono. Debería darte vergüenza.- dijo Sofía poniéndose de pie y avanzando hacia la puerta.
—Pero es que no es lo que estás diciendo, no sabes lo que está pasan…
Ni siquiera pude terminar de explicar lo que sucedía cuando Sofía definitivamente salió azotando la puerta tras de sí.
Ahí me quedé como pendejo, parado, con una explicación a medio salir, con la ira en las entrañas de saber que mi responsabilidad terminaba sublimándose en una pipa de cristal mientras mi hijo pasaba hambre y la follada que tanto había deseado se marchaba iracunda con casi cero posibilidades de repetirse esa oportunidad.
Conteniendo todas las emociones que tenía por dentro, caminé hacia la mesa y vacíe mis bolsillos, me fui a la cocina para ver qué podía darle a Alex antes de dormir. Él quiso cereal y leche así que se lo di. Mi ánimo no estaba como para quedarme con él en ese momento así que después de servirle el plato de cereal le dije que se durmiera en el sillón al terminar de comer, qué podía ver la tele pero con volumen bajo y que al otro día tenía que ducharse antes de ir a desayunar.
A todo Alex me dijo que sí sin chistar. Creo que notaba en mi cara mi mal humor. Él jamás había conocido esa parte de mí y creo que no era el entorno que un niño maltratado quisiera en esa situación. Me ablandé un poco y después de sentarme en el sillón mientras Alex comía cereal, me dispuse a ir a la cama. Me despedí de mi hijo con un choque de puños mientras el terminaba de cenar y entré a mí habitación sin pensar lo que unos minutos después sucedería.
Eran ya las 3:50 AM del sábado y yo no podía conciliar el sueño. La verga me palpitaba mientras estaba acostado así que decidí jalármela para sacar la leche y la furia que tenía dentro. Empecé a masajear mi verga mientras pensaba en el culo y las tetas de Sofía.
Qué cogidota le iba a dar esa misma noche y todo se había arruinado. Admito que aunque ha pasado un año aún me mata de curiosidad saber qué tanto se hubiera aguantado ella porque soy una bestia cogiendo.
Recorría mi verga desde la base hasta la punta con los dedos imaginando que la tenía incada tragándose mi falo hasta la garganta. 21 centímetros por supuesto que hubieran llegado hasta el fondo pero el grosor a veces lo impedía con otras chicas. Todas decían que era tan gruesa que les lastima a al buscar que me hicieran garganta profunda. Aceleré el ritmo y mi glande comenzaba a lubricarse mientras las bolas me rebotaban bestialmente. Entrado en ese trance, fuera del cuarto estaba Alex viendo la tele así que no me preocupaba que escuchara ese sonido que se hace normalmente cuando uno se está masturbando. Entre el rebote de mis huevotes contra mis piernas o ese sonido acuoso cuando ya estás lubricando. No siquiera el de uno que otro jadeo que se me escapaba al imaginar que metía mi animalote en la puchita de esa pequeña mujer. Tenía unos veinte minutos ya en lo mismo cuando de pronto escuché que un objeto de cristal se estrellaba contra el suelo. Por un momento pensé que era la televisión pero escuché pasitos así que supuse que Alex había roto algo y estaba en apuros tratando de limpiar o algo así. Quise dejarlo pasar pero mejor salí a ver qué había pasado.
Me puse un bóxer, acomodé mi verga hacia un lado para que no se notara la erección y abrí la puerta.
De inmediato noté un olor muy característico. Era un olor a cable quemado. De algún lugar reconocía ese olor pero no atiné que era hasta que vi la figura del niño en calzoncillos hincado tratando de recoger lo que parecía ser una pipa de cristal.
—Alex, ¿qué es eso? ¿qué rompiste?
El niño con cara de asustado solo se quedó callado mientras me veía fijamente. Sus manitas le temblaban y tenían vidrios muy delgados en la palma.
—Perdon, Omar. Es que en la maleta venía este tubito de mi mamá. Se lo quité para que ya no hiciera esas tonterías y se me rompió. Perdóname, no me vayas a pegar.- dijo mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas.
—No te voy a pegar, pero ¿qué estabas haciendo con esto?
Al terminar la pregunta me vino a la mente que antes de cenar había vaciado mis bolsillos y entre mis cosas estaba el sobrecito de cristal que me había dado mi amigo. Eso era lo que olía. Alex sabía que eso era lo que su mamá fumaba y seguramente estaba imitando lo que había visto. O eso había querido hacer solo que se le rompió.
—Dime la verdad, ¿qué estabas haciendo? No te voy a regañar ni pegar pero necesito saber qué estabas haciendo.
—Es que mi mamá mete esas piedritas en el tubito y les prende fuego mientras le jala con la boca. Le quise hacer así pero me quemé y solté el tubito y se rompió. Ahora mi mamá va a estar muy enojada y me va a pegar.- me explicó con la voz muy bajita y casi a punto del llanto. Cuánto maltrato habrá recibido este niño sin que yo lo supiera pensando que estaba en buenas manos.
Yo estaba atónito. Un niño de tan solo seis años había huido de su casa, había visto a su mamá drogarse, había intentado hacer lo mismo y temblaba de miedo. Era inhumano lo que ese niño estaba viviendo y no era cualquier niño, era mi propio hijo.
—¿Sabes qué es lo que hace mamá cuando quema esa cosa?-le pregunté con una voz suave y tranquila para que no pensara que estaba enojado. Esperaba que su respuesta fuera algo como «cosas malas» o algo así para encaminarlo a la reflexión de que era algo malo pero su respuesta activó todos mis sentidos.
—Sí, mi mamá se hinca y se mete el pipí de los hombres que lleva después de fumar esa cosa.
Yo no podía creerlo. Eran demasiadas cosas en tan solo un par de horas. Mi cerebro estaba en shock. Mi cuerpo se quedó totalmente helado. Esa maldita había fumado, había metido hombres al mismo lugar en el que estaba su propio hijo y había tenido relaciones con ellos delante de él. O al menos sexo oral, al parecer.
—¿Cómo sabes que hace eso? ¿Ella te lo ha dicho?
—No, yo lo vi. Hace eso en el mismo cuarto en que dormimos mientras yo veo la tele.
—¿Y ha hecho alguna otra cosa mientras tú estás ahí?- pregunté con una genuina curiosidad mientras me percataba de que mi erección seguía ahí y que de algún modo empezaba a palpitar de nuevo.
—No. Las veces que lo hace me dice que me voltee y que no mire pero una vez volteé tantito y vi eso. Después volví a ver la tele y ya pero se movía mucho la cama y se oía que el señor estaba lastimando a mi mamá porque ella hacía gritos de dolor.
Ahí confirmé que ella había ido más lejos de lo que pensé. Me sentía molesto pero por un instante mis pensamientos cambiaron cuando por mi mente atravesó la idea de saber que mi hijo había estado presente mientras se follaban a su madre.
—¿Sabes qué es lo que hacen?- le pregunté.
—No.- me dijo serio.
—¿Y te gustaría saberlo?
¿Qué carajos estaba haciendo? Estaba prácticamente tentando a un niño si quería saber lo que le hacían a su madre mientras se drogaba. Y no solo era un niño de seis años, era mi propio hijo. La idea de pensar en eso me hacía sentir sucio, un verdadero enfermo, uno con la verga hinchada de imaginar que mi hijo de seis años aceptará saber qué hacen los adultos. Aún lo recuerdo y me estremezco. Me hace sentir un degenerado y a la vez me pone rígido el rifle porque la respuesta de Alex me hizo caer en la peor de las tentaciones a las que cualquier hombre decente y que se haga llamar un verdadero hombre haría.
— Sí quiero.- me dijo con una voz casi inaudible— quiero saber por qué mamá hace todo esto.
En ese momento sentí un escalofrío que me recorrió desde la nuca hasta el coxis. Mi corazón latía tan fuerte que casi se salía de mi pecho. La imagen de Sofía abierta de patas tragándose mi verga se había transformado en la de un niñito de seis años hincado cromandome el rifle con la boca. Sentí un miedo enorme y a la vez una excitación gigantesca. Sentí que hasta las paredes oían, a pesar de que el departamento tenía un aislamiento sónico para evitar molestias entre vecinos. En un solo segundo mi mente se preguntó si realmente quería hacer eso, si en verdad quería enseñarle a mi hijo lo que podía hacer con mi verga y en ese mismo segundo a cada pregunta la respuesta era un sí rotundo.
—Dale pues. Yo te voy a enseñar pero necesito que estés seguro de esto y entiendas que hay reglas.
—¿Qué reglas?- me preguntó serio pero curioso.
—La primera es que nadie debe saber sobre esto. Lo que hace mamá está muy mal y si alguien se entera de que tú lo haces te van a meter a la cárcel ¿quieres eso? ¿quieres que te metan a la cárcel y te peguen los policías?
—No, Omar. Yo no quiero eso pero sí quiero saber lo que hace mi mamá.-me respondió con miedo.
Mi primera regla era el pretexto más absurdo que mi mente había elaborado en ese momento entre tanta prisa para pensar pero ya lo había dicho así que no había forma de cambiarlo.
—La segunda es que debes obedecer todo lo que yo te diga. No puedes decir que no a nada porque si no terminamos entonces es peligroso y te puedes enfermar.
—Ests bien.- me dijo ya con un poco menos de miedo y con más entereza.
Está bien. Entonces ven. Te voy a enseñar que hacen los grandes cuando tú te volteas…
Hasta aquí dejo el relato de lo que sucedió esa noche. Tendrán que disculparme si el relato es demasiado largo pero creo que se necesita todo el contexto de lo que había sucedido para entender como es que mi hijo y yo caímos en las garras de la tentación más grande a la que alguien puede estar expuesto. Ya en el siguiente les contaré con menos contexto y más detalle todas las puercadas que le he hecho a ese bebé desde entonces.
Saludos.
Excelente relato, hermano, q ganas de leer la segunda parte
Ya está la continuación.
Gracias por leerme.
como sigue
Ya está la segunda parte publicada.
Gracias por leerlo.
OK…, ya nos pusiste en antecedentes, ahora…, al grano.
La segunda parte ya está disponible. El contexto, desde mi punto de vista, es necesario.
Como sigue?
Ya está la segunda parte.
Date una vuelta.
Buen relato… como sigue?
Muchas gracias.
La continuación ya está publicada. Gracias por leerlo.
Como sigue? quiero saber mas..
Con detalle la segunda parte ya está publicada.
Como sigue?
Date una vuelta. La segunda parte está disponible.
Me encanta como empieza esta historia… por cierto. Me encanta que sea largo.
Muchas gracias por valorarlo. La segunda parte no es tan larga pero me di el lujo de detallar algunas cosas. Espero que lo disfrutes.
Buen relato. como sigue? quiero saber mas.
Te vas a llevar una sorpresa. La segunda parte ya está publicada.
Cuando subes la segunda parte??? Quiero saber como sigue esto
La subí está misma madrugada. Date una vuelta. Gracias por leerme.
Me encanta este relato. como sigue?¿
Disfruta la segunda parte, ya está disponible. Gracias por leerlo.
Que delicia de relato.. Me encanta.
Por cierto con respecto a que es muy largo, en mi opinión: opino que es mejor que sea largo.
Qué amable. Me da gusto que lo aprecies. Ya segunda parte ya está publicada. Espero que te guste y me regales tu opinión.
Que pedazo de relato. Me encantó y me lo devoré de principio a fin. Para nada fue largo, sino todo lo contrario, no puedo esperar a leer como continua. Algo más de detalle en la descripción fisica no estaría mal, pero aparte de eso me encanta. Gracias
Muchísimas gracias. Creo que tu comentario aporta más que ningún otro. La segunda parte ya está disponible y aunque doy más detalles tu aportación me ayudará a mejorar.
Espero tu opinión y que lo disfrutes.
Como sigue…?
Date una vuelta. La continuación la subí está misma madrugada.
Me encanta esta historia, necesito saber como sigue.
Qué bueno que te guste.
La segunda parte está publicada.
Buen relato. espero que continúes con la historia, ya que aquí tienes un lector.
también decirte que sigas haciéndolos así de largos.
Muchas gracias por leerlo. La segunda parte ya está disponible.
Es un poco más corto pero abunda en detalles pero creo que los suficientes para ser una experiencia intensiva.
Espero tu opinión. Saludos.
Me encanta… quiero mas de esta historia. Como sigue?
Muchas gracias por leerlo. La segunda parte ya está disponible.
Es un poco más corto pero abunda en detalles pero creo que los suficientes para ser una experiencia intensiva.
Espero tu opinión. Saludos.
Está deliciosa la segunda parte. Me gusta mucho como escribes, ojalá sigas contando tan detalladamente en los demás que habrá de esta maravillosa saga.
Mierda… Que contexto tan crudo… ¿Cómo una madre es capaz de hacer esas cosas con su hijo delante? Si la historia es real, podrías incluso quitarle la custodia completa a ella y que tu hijo viva permanentemente contigo. Independientemente de lo que suceda entre tú y él, pero me puso mal eso de que el niño intentara drogarse como su madre… Definitivamente la madre lo rompió… Y eso de no alimentarlo durante tres días… Eso es una hijueputada. Voy a leer la continuación, pero definitivamente él estará mejor contigo que con su madre.
Hola, un contexto fuerte, tienes telegram.