• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (10 votos)
Cargando...
Gays

Carlos, Aníbal y Rafael, mis estudiantes sobresalientes 10

Relato la experiencia que viví el año pasado, cuando empecé a trabajar de maestro en cierta unidad educativa con mis alumnos de ultimo año….

Me llamo Cristóbal, tengo 29 años, y muchos de los que me conocen piensan que soy mucho menor, que ando por los 20 recién. Mido 1.70, mi piel es clara, pero no soy blanco, tengo un buen físico; no hago mucho ejercicio, pero por mi trabajo ejecutivo siempre estuve bien cuidado. En abril se me dio la oportunidad de iniciar a trabajar como maestro.

 

Diciembre pasó muy rápido y, como siempre por temas de fiestas, en el último día de clases antes de Navidad, se hicieron eventos en todos los cursos. Los maestros también aprovecharon para celebrar; no faltó el maestro que puso el mal ejemplo y abrió una botella de licor para compartir y exigir a todos beber, diciendo que la vida era una y había que disfrutarla.

 

Para escapar de aquello decidí dar una vuelta por los diferentes cursos para ver los festejos. Como imaginé, uno de los cursos más animados y felices era el de mi trío favorito. Pasé muy despacio para poder verlos. Uno de los chicos del curso se acerca a saludarme y me ofrece un poco del refresco que cargaba; la verdad, lo acepté, puesto que con los maestros era con licor y acá asumía que era diferente.

 

Para mi sorpresa, apenas lo probé; era licor mezclado. Siendo sinceros, los maestros estaban tomando más ligero. Me ahogué un poco y entendí enseguida la euforia que tenían. Una de las chicas corre como tratando de que no lo beba, pero ya era tarde. Se le notó un poco temerosa, a lo que el chico le comentó: «Tranquila, el profe es de confianza». Se acercaron un par de chicas más, pero enseguida les dije que no había problema, pero que tuvieran cuidado, porque si alguien más los descubría, iban a tener problemas.

 

Me invitaron a quedarme, me ofrecieron otro refresco y al fin pude beber algo sin licor. Tomé asiento; algunos bailaban, otros cantaban y bebían. El festejo estaba muy divertido. Pude ver a Carlos y Aníbal, que no dejaban la pista de baile. Rafael se encontraba junto con otros chicos conversando y riendo mucho; se notaba que estaban alegres. No faltaron las chicas que me sacaron a la pista de baile; obviamente no me iban a dejar sentado.

 

Permanecí allí un buen rato compartiendo con los chicos, un grupo sin duda muy divertido, pero mi objetivo era Aníbal. Hice todo lo posible por entablar amistad, pude cruzar palabras y, a mi parecer, estaba logrando tener la cercanía que necesitaba. No me importó que Carlos o Rafael se dieran cuenta; la verdad, no lo pensé. Con ellos solo crucé una que otra mirada cómplice. La ventaja era que las chicas no me dejaban solo, por lo que no era posible pensar que estaba queriendo conquistar a otro hombre.

 

Decidí continuar con mi recorrido en los cursos donde daba clases, los chicos de décimo o tercer año, todo con el objetivo de no volver al salón de maestros. Después de un rato de dar la vuelta, decidí regresar al curso de Aníbal. Para desgracia mía, estaba el tutor, quien me invitó a sentarme junto a él para conversar. No dejaba de hablar y preguntarme cosas; la mitad de ellas ni las escuchaba. Como novedad, todos se habían puesto unas camisetas que habían enviado a hacer alusivas a la fiesta. Enseguida arrancó el acto organizado; se dieron los discursos y premios por todo y por nada. Entendí que el objetivo era que todos recibieran un presente, un momento muy divertido y de mucho simbolismo.

 

Llegó la hora de salida y la fiesta debía terminar. Empezaron las despedidas y los deseos de feliz año, puesto que no volverían a verse hasta enero. Uno de los chicos tomó una de las botellas de gaseosa, la batió y abrió, lo cual generó un desastre. Muchos fuimos víctimas y terminamos empapados, pero esto se tomó con alegría; llegué a sentirme parte del grupo.

Recibí uno que otro abrazo de los chicos y chicas con los que más había entablado amistad. Aníbal solo me dio la mano, al igual que Carlos, pero Rafael sí hizo el gesto de abrazarme, pero en vez de rodear mi espalda con su brazo, me dio un fuerte apretón de trasero que me hizo brincar; por suerte, pasó desapercibido en medio de tanta algarabía.

 

Saliendo, quise limpiarme un poco, por lo que avancé al baño de estudiantes. Otros chicos estaban haciendo lo mismo; algunos optaron por cambiarse la camiseta que tenían y volver al uniforme. De un momento a otro, me vi en medio de chicos semidesnudos que dejaban ver sus atributos. Estaba pasmado contemplando la belleza de la juventud cuando, menos lo pensé, entró Aníbal en medio de otros chicos más.

 

Anibal se quita su camiseta, quedando con el torso desnudo, se acerca a los lavabos, toma un poco de agua y lo unta en su pecho y espalda para refrescarse, luego empezo a secarse con la prenda que se habia quitado, no perdi detalle durante este tiempo, en ningun momento paso por mi mente disimular mi mirada, la verdad no podia, tenia al macho que tanto deseaba descamisado frente a mi, exibiendo toda su masculinidad, mi ojos no podian dejar de contemparlo, hombros anchos, pecho lleno de pelos que avanzaban por todo su abdomen hasta su ombligo y seguia mas alla, sus manos no dejaban de recorrer su propio pecho a manera de estar seduciendo al que estuviera frente  a el, su cara denotaba todo el trago que habia tomado, una mezca de borrachera con inocencia que provocaba lanzarme sobre el y comerle la boca y todo lo que sea posible.

 

Empezaron a hablar de lo bien que habían pasado, habían bailado mucho, había podido rozar a unas cuantas chicas. Uno de ellos dijo estar muy caliente, comentario que fue respaldado por Aníbal, que se había sentado en el mesón del lavabo, quien agregó que se le había levantado la verga en los últimos bailes con tal chica. Uno de los chicos se percata de mi presencia o recién cae en cuenta de que están hablando sus cosas frente a mí, por lo que hace gesto de parar los comentarios. Aníbal me mira y con tono de parcería comenta: «No hay problema, profesor, que hablemos; usted también se gozó a las hembritas, no lo dejaban tranquilo». Algunos chicos rieron con cierta prudencia. «Ningún problema, estamos; hablen lo que quieran», fue mi respuesta. La verdad, quería que siguieran, puesto que a todo esto mi macho permanecía con su pecho desnudo, dejándome disfrutar de su cuerpo.

 

A pesar de mi comentario, algunos chicos optaron por retirarse; quedaron apenas tres y continuaron con sus comentarios. Empezaron a describir los atributos de cada chica, en fin, cosas de pubertos. Después de un rato más, uno de los chicos dice: «Vámonos mejor, si no vamos a terminar mamándonos la verga entre nosotros para bajar la calentura porque no hay hembras», a lo que Aníbal responde poniéndose de pie de un brinco: «Yo pido a…». Tiene los labios más rosaditos. Vente para acá, putito, y haz el gesto de bajarte la bragueta. Todos rieron y empujaron al chico, pero este se molesta y sale; sus compañeros lo siguen haciéndole creer que lo van a traer a la fuerza. Se alejaron corriendo; por su parte, Aníbal había hecho el gesto porque iba a usar el urinario.

 

Tengo la verga dura de escuchar sus guevadas, hablaba Anibal pensando que aun estaba alguno de sus amigos, pero estabamos solos, senti que era mi oportunidad no habia duda, tenia que jugarmela, arriegar todo por el todo, la vida era una recorde al profesor que no obligaba a tomar, mire que no estuviera por entrar alguien, camine con decision donde estaba Anibal, lo tome del cinturon y lo hale con rapidez a uno de los cubiculos de los baños sin darle tiempo de pensar, obligandolo a entrar y cerrando de inmediato, que haces cabron habla enojado aun estoy meando, pensado que se trataba de alguna joda de los amigos, se quedo pasmado al ver que era yo, no querias que te la mamen, tardo unos segundos en procesar lo que pasaba, no cabron, no soy puto me empuja de inmediato guardando su miembro e intentando abrir la puerta, cosa que no se lo permito, en medio de este forcejeo se escucha a alguien entrar al baño, diciendo: oye cabron hasta que hora te vas a quedar aquí, ya nosotros nos vamos.

Obviamente, sabía que Aníbal seguía allí; su maleta lo delataba. Escuchó nuestro forcejeo en el baño, por lo que se acercó y golpeó la puerta. El profesor también ya se fue, o te los estás culeando allí, comentó riendo. Le hice el gesto de que no diga nada sobre mí; por suerte, entendió que esa situación en la que nos encontrábamos para nada le favorecía. Iba a verse muy mal para su historial de macho alfa. Le insistí con gestos que le dijera que se fuera. —Sigue, nomás —le dijo a su amigo—. Ya voy.

 

Por mi parte, me senté sobre el escusado, y lo halé de la cintura. Quise tomar su miembro, pero se cubría con una mano, puesto que con la otra sostenía la puerta como para impedir que fuera abierta. Su amigo lo seguía hablando y contándole que irían a comer en tal lado. Al fin pude safarle el cinturón y tocar su miembro sobre su ropa interior. Hice el gesto de bajarle el bóxer, pero gritó: «No, no». «¿Qué, cabrón?», le preguntó su amigo desde fuera. «No me dejen, ya los alcanzo», respondió para disimular.

 

Yo estaba decidido a todo; con mi mano toqué su pecho y su abdomen buscando excitarlo. Por instinto, intenta detenerme con su mano y deja libre su miembro; aprovecho y enseguida libero su verga. Me agacho y, sin perder tiempo, meto su hombría a mi boca; intenta empujarme, pero lo tomo de las caderas y sigo en lo mío. Con su mano, me sujeta del pelo como tratando de controlarme. Su amigo seguía hablando mientras yo cumplía mi sueño y hacía mío al machito más hermoso del colegio; a la fuerza, pero no me importaba, sabía que lo iba a gozar. A pesar de que su mente le seguía diciendo que estaba mal lo que le hacía, su miembro, por el contrario, empezó a crecer por mis estímulos. Vamos a estar comiendo papas, le dijo el chico, y escuchamos que salía. —Ok —dijo Aníbal con voz temblorosa.

 

Un silencio se apoderó del sitio. Aníbal se limitó a ver lo que le hacía, no sabía cómo responder a lo que sucedía; en su interior se daba el debate entre detener lo que estaba pasando y dejar que siga porque estaba recibiendo mucho placer. Finalmente comenta: «Cabrón de mierda, te ha gustado mamar verga». Sí, respondí moviendo la cabeza, extiende sus brazos y se agarra de las paredes del cubículo; al parecer estaba cediendo más rápido de lo que pensaba. Se disponía a disfrutar de mi boca haciéndole el amor. Al ver este gesto, tomé su pantalón y ropa interior y de un solo tirón los bajé hasta sus rodillas para tenerlo totalmente a mi disposición.

 

Por primera vez pude contemplarlo entero, el tercer macho, al que tanto había deseado, desnudo frente a mí, entregándome toda su hombría; el cuerpo con el que había fantaseado tantas veces estaba entregado a mí, pidiéndole que le dé placer. Sentía como mi esfínter se dilataba solo al ver su miembro erecto, hermoso con su base cubierta de pelos. Comparándolo, tenía casi las mismas dimensiones de Carlos, pero se sentía más ancho. Estaba extasiado comiéndole la verga, que ya no me importaba qué pasaría luego, solo pensaba en darle placer a mi macho; le chupaba las bolas y restregaba mi cara en su sexo para impregnarme de su aroma.

 

Hijo de puta, qué bien mamas la verga, me tienes bien parado, cabrón. Me toma de la cabeza y empieza a cogerme. Llegué a sentir dolor en mi boca porque tenía que abrirla toda para que entre su sexo y llegue hasta mi garganta. Qué rico, decía entre gemidos mirando al cielo. Me ahogaba cuando me la dejaba toda dentro. Ah, cabrón, cómo te la comes, me encanta. Uhh, qué rico, perra. Detiene la cogida que le estaba dando a mi boca; su pantalón a media rodilla le frenaba un poco. Se agacha a quitarse un zapato para luego sacarse el pantalón y el bóxer de una pierna.

 

De inmediato me toma del cabello y me arrima a la pared y tanque de la taza, abre la boca me ordena, de inmediato tengo su miembro nuevamente dentro, uhh que rico, empieza a mover sus caderas en circulo penetrandome una y otra vez, se deja vencer y su pecho toca la pared, pone su cara de lado, se apoya con una mano puesto que con la otra sostiene mi cabeza, uhh que rico perra, decia entre gemidos, sus movimientos no era fuertes pero si profundos, por lo que sentia como su miembro se atoraba en mi garganta y me provocaba arcadas leves, levanto la pierna que tenia libre y su rodilla tambien toco la pared, estaba violando mi boca sin reparo, solo se escuchaban sus gemidos, uhh, uhh que rico, te voy a dar de comer toda mi leche decia entre alaridos, estaba por correrse pero hacia el esfuerzo de retrasarlo un poco, me encantaba ver sus caderas bailar para mi boca, su aroma invadiendo mis sentido, ahh cabron que rico ha sido esto, me voy a venir, te la voy a dar toda, ahh, ahh, me vengo, me vengo, siento su verga que empieza a latir expulsando chorro tras chorro de su leche caliente directo en mi garganta, su miembro casi queda atorado en ella, solo fueron unos segundos que me mantuvo atorado, puesto que regreso a su ritmo anterior de meter y sacar un rato mas, chillando luego de hacer eyaculado.

 

Baja su pierna y retira de a poco su miembro de mi desvirgada boca, exclama: «Has sido toda una perra come leche». Asentí con mi cabeza, tomo su miembro y empiezo a limpiarlo con mi lengua para recoger hasta la última gota; se masturba para que termine de salir todo, le doy unas chupadas a manera de despedida, lo que provoca que levante sus brazos y coloque sus manos en su cabeza. «Cabrón, qué locura». Finalmente, se separa y empieza a acomodar su ropa; por mi parte, limpio los fluidos que habían escapado de mi boca.

 

Sal primero y ve si no hay nadie. Acepta mi plan, abre la puerta con precaución. No hay nadie, comenta. Rápidamente recoge sus pertenencias y se pone su camisa de uniforme. Por mi parte empiezo a acomodar mi peinado. Apenas Aníbal está listo, se acerca a mí como para darme un beso. Aún tenía un par de botones abiertos que dejaban ver su pecho. No lo podía creer, que iba a pasar, me iba a besar, pero enseguida me trae a la realidad un golpe fuerte que recibo en mi estómago, que me hace doblar las rodillas. De más está decirte que nadie se debe enterar de lo que pasó aquí, dice con voz seria. Tomó su maleta y salió.

 

Me tomó algunos minutos recuperarme de mi castigo, pero cuando pasó me dispuse a salir. Recién veo mi celular y tenía mensajes de Carlos que decían que me estaba esperando. Le escribí que ya salía y que si aún seguía esperándome; para mi sorpresa, dijo que sí, que estaba comiendo con los amigos. Le dije que se alejara para que no vieran que lo recogía; así lo hizo. Después de unos minutos lo recogí y me lo llevé a mi casa. Le dije que inventara algo a su familia porque quería pasar la tarde juntos.

 

Como ya era normal en casa Carlos ni bien llego se despojo de su ropa, quedandose solo en boxer y se dispuso a ver television mientras me preparaba para el, cosa que hice lo mas rapido que pude, apenas Sali me tumbe frente a el tome su interios y practicamente se lo arranque de un solo tiron para liberar su verga, la cual con dos chupadas estuvo lista me encantaba eso, lo guio a que se acueste en le piso sobre la alfombra y busque sentarme sobre su miembro que habia lubricado solo con saliva, estaba muy exitado aun de recordar a Anibal tomandome a su antojo, su cuerpo desnudo, su olor, su verga dura llenando mi garganta, cerre los ojos y empece a meterme la verga de Carlos, quien solo exclamo, estas muy cerrado, te va a doler, esto era cierto pero no me importaba, solo queria tenerlo dentro, sentir que era Anibal quien me tomaba a la fuerza y me hacia su mujer.

 

Tómame a la fuerza, quiero que me hagal gritar. Carlos se levanta y me besa. Perrita, no sé qué te hicieron, pero si quieres que te rompan el culo, así va a ser. Me toma de la nuca y me obliga a ponerme de perrito, se agacha y le da un par de chupadas a mi concha, escupe varias veces para lubricarme y de inmediato empieza a penetrarme. Me dolía, pero gritaba que siga. Cuando llevaba la mitad, se detiene y me dice si estoy bien. Sí, métela toda. Vierte un poco más de saliva y termina de enterrarme su hombría. Grité sin importar que alguien escuchara. Cógeme, cabrón. Carlos no se hizo de rogar y empezó a darme verga; yo solo chillaba mientras era tomado a la fuerza como lo deseaba.

 

Mi amor estas muy apretado hoy, me obliga a girar para quedar de rodillas en el piso pero con el pecho sobre en asiento del mueble, alli pone sobre mi con sus rodillas en el mueble, busca penetarame y lo hace de un solo empujon, no podia moverme para ningun lado, el mueble y su mismo peso me hacian prisionero, empece a gritar de dolor y placer, Carlos me habla al oido asi querias que te cojan putita, que te revienten la concha, si gritaba, y empujaba mi culo hacia atrás para que me ensarte toda su hombria, con mis ojos cerrados solo imaginaba que era Anibal en que me tomaba, un extasis y desenfreno me probocaron las imágenes en mi mente que me incitaban a la locura, no se cuanto tiempo estuve sometido asi, pero finalmente Carlos estallo en mi interior, dandole a mi concha la leche que habia estado deseando tanto, asi permaneci un rato aplastada y bien abotonada por mi macho que estaba aplacando mi calentura.

 

Esto último requirió de dos cogidas más muy intensas sin descanso, por lo que al final mi hombre terminó en el piso de la sala agotado, empapado en sudor y tratando de entender qué había pasado, cómo había sido utilizado como herramienta de placer una y otra vez, en mi desenfreno de aquel día en el que había tomado y probado por primera vez la hombría del tercer macho objeto de mis fantasías.

155 Lecturas/28 junio, 2025/0 Comentarios/por Anonimo
Etiquetas: amigos, baño, colegio, culo, hijo, navidad, puta, sexo
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sesión de fotos después de la playa 3.2
Confesiones del Padre Arturo: Katy parte 3
mis inicios 1
Como cambio mi esposa
EL PROFESOR HOT
Invocando a un demonio
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.120)
  • Dominación Hombres (3.396)
  • Dominación Mujeres (2.616)
  • Fantasías / Parodias (2.671)
  • Fetichismo (2.312)
  • Gays (20.641)
  • Heterosexual (7.313)
  • Incestos en Familia (16.584)
  • Infidelidad (4.087)
  • Intercambios / Trios (2.795)
  • Lesbiana (1.080)
  • Masturbacion Femenina (761)
  • Masturbacion Masculina (1.585)
  • Orgias (1.771)
  • Sado Bondage Hombre (413)
  • Sado Bondage Mujer (150)
  • Sexo con Madur@s (3.693)
  • Sexo Virtual (228)
  • Travestis / Transexuales (2.245)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.203)
  • Zoofilia Hombre (2.054)
  • Zoofilia Mujer (1.608)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba