Esto se repitió en una segunda ocasión. Claro, en esta ocasión no fue una sorpresa, pero fue interesante por otros motivos.
De nuevo, este maduro llegó sobre las 9 de la noche, una hora antes de que cerrara el ciber. El señor iba con una camisa de botones, color beige, y un pantalón de vestir (tela delgada) café claro, además de su grueso bigote que le cubría el labio.
Desde que llegó se tocó la verga sobre el pantalón, y se le marcaba mucho, ya que, después lo comprobé, no llevaba ropa interior. A esa hora, ya sólo estaba otra persona, aparte de nosotros dos, y estaba en otro cubículo, alejado del mostrador.
El señor pidió un cubículo que estaba cerca del mostrador, y desde el cual podía ver hacia donde yo estaba, y yo podía ver una parte dentro de su cubículo (podía verlo a él sentado, pero no la pantalla de la computadora).
Ya en el cubículo, el señor se me quedaba viendo a los ojos y se sobaba la verga sobre el pantalón, que se le marcaba mucho, ya que la tela delgada dejaba ver toda la silueta de su dura verga. Yo estaba muy nervioso porque me daba miedo que entrara algún cliente, y mientras que no iban a ver al señor, a mí si me podían ver. Pero también estaba muy prendido viendo como el pinche Don estaba calentándome descaradamente.
Siguió así un rato, hasta que llegó el momento donde, sin dejar de verme a los ojos, se sacó la verga. Se veía tan delicioso ese trozo de carne wera, largo y venudo. Más que jalarsela, la movía. La agarraba de la base con su mano derecha, y la movía de adelante para atrás, lento. O se pegaba con la verga en la otra mano. En este punto ya se turnaba entre verme a los ojos y ver a la pantalla, donde seguro veía porno.
Es una de las mejores vistas que he tenido: un señor de 60 años, con un bigotote, sentado en un ciber público, vestido pero con la verga de fuera, moviendola lento, mientras me veía a los ojos. Cuando se me quedaba viendo a la cara y se sacudía la verga, tenía una cara de satisfacción, con una media sonrisa como diciendo «yo sé que quieres».
Ya faltaban como unos 15min para cerrar, y yo estaba desesperado porque el otro cliente se fuera para poder quedarme a mamar el pito del señor bigotón. Ya le había avisado al otro cliente que iba a cerrar, pero aún no salía. En eso, el señor se guardó la verga, y me llamó, de nuevo, para «ayudarle» con su computadora. Entré y nuevamente tenía una porno puesta a pantalla completa. Pero en esta ocasión era bi, donde un maduro se estaba cogiendo a una chava y un bato. Sin cerrar el vídeo, me tomó de la mano y me la llevó a su paquete, y yo se lo empecé a sobar. Después de unos minutos se bajó el cierre y yo le empecé a tocar la verga, pero sin sacarla (como muchos maduros, su pantalón era holgado).
Estuvimos unos minutos así, dentro del cubículo mientras yo se la jalaba y él veía el porno. Quiero recordar que todavía había otro cliente, al fondo del local, y que la puerta del local seguía abierta. En ese momento escuché la entrada. Había como una pestaña de metal, que era el riel sobre el que se movía la puerta, y algunas personas a veces pasaban pegándole con el pie. Eso pasó y nos salvó de ser descubiertos. Un cliente había ido a comprar un cigarro, y yo salí del cubículo como si sólo le hubiera estado ayudando con alguna cosa de su computadora.
Mientras yo atendía al cliente del cigarro, el señor bigotón cerró sus pestañas y dejó la computadora. En eso, también el otro cliente al fin salió para pagarme e irse. Mientras el bato me pagaba, el señor bigotón salió también del cubículo, pero se quedó atrás del bato. Al señor se le seguía marcando la verga, incluso se veía una pequeña mancha del precum, ya que no tenía ropa interior. Esta vez no se tocó, pero movía sola su verga, para que se viera, y a mí se me quedaba viendo desde atrás del otro cliente. Antes de que el otro bato se fuera, el señor me pidió ir al baño y le dije que sí, así que se pasó antes de que el chavo me terminara de pagar y se diera la vuelta.
Cuando el cliente por fin se fue, casi al instante empecé a cerrar todo y apagar la luces de afuera, para que ya nadie fuera a molestar.
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