Culo comunitario
A Raulito desde los 3 años, le usaba el culo el padre. Todos se enteraban cuando le tocaba culiada por los gritos del pendejo..
Raulito vivía en un edificio viejo de tres plantas, casi todos los departamentos estaban ocupados por viejos verdes y maricones borrachos.
A Raulito desde los 3 años, le usaba el culo el padre. Todos se enteraban cuando le tocaba culiada por los gritos del pendejo. La madre trabajaba de noche como puta en la ruta y cuando le encontraba al otro día el culo abierto al hijo, se hacía la tonta. Un culo abierto en el mundo, tampoco era para armar lío y que se le fuera el macho de turno.
A los 5 años, el culo de Raulito era el culo comunitario del edificio.
Ya tenía acostumbrado el ojete.
Al salir a jugar con sus amiguitos, no era raro que bajara el viejo del tercer piso y cuando lo encontraba en las escaleras oscuras, se sentaba entre los niños, se bajaba la bragueta, sacaba la verga con olor a meados y le tomaba la cabecita de Raulito para que se la chupara. Los amiguitos seguían jugando, ninguno se asombraba cuando el viejo le bajaba el pantaloncito y le metía los dedos mientras el niño se ahogaba con la verga que le entraba hasta la garganta.
Una vez el padre envió a Raulito a comprar cerveza a las dos de la mañana y cómo no regresaba abrió la puerta para salir a buscarlo pero lo escuchó quejarse. Alguien le tapaba la boca y lo hacía rebotar a vergazos. Cuando apareció, 20 minutos más tarde, le preguntó qué había pasado.
-Don Jaime y el amigo -le respondió llorando, mostrándole que no solo lo habían culiado sino que tenía una banana enterrada en el ojete. El Padre lo subió a una silla y le sacó como pudo lo que le aparecía de la banana, lo demás se lo metió bien hondo cuando le ensartó la polla y lo culió casi 10 minutos, sin importarle que saltara banana con mierda por los costados. Raulito lloraba fuerte.
-ME DUELE EL CULOOOO. AAYYYY! EL CULOOOO -chillaba.
-Vete a cagar -ordenó el padre cuando terminó de vaciar los huevos en el intestino del niño.
Raulito bajó de la silla y con las piernitas abiertas se fue al baño.
Sus amiguitos también sabían que era el culo comunitario.
A veces se escondían detrás de las escaleras y jugaban a meterle cosas en el culo.
Raulito se dejaba, no le dolía tanto y lo hacía sentirse el niño más popular.
El más grande de todos, Jorgito, tenía 9 años. A él sí se le paraba y le daba culiaditas todos los días. Una vez los amiguitos propusieron ver qué tanto le entraba y llegaron a meterle casi dos platos de puré de papas. Esa noche el padre le batió el puré en la cama, con Raulito de costadito. La sensación fue tan linda, que todas las noches preparaba puré, le llenaba el culo y se lo culiaba en todas las maneras posibles.
Con el tiempo fue experimentando con toda clase de comidas, la madre de Raulito llegaba a la madrugada y los encontraba durmiendo juntos, en medio de charcos de cena, muchas veces con la verga del hombre todavía en el ojete del niño.
-QUE LE HACES AL CHICO! -gritó ella la primera vez que lo encontró así, el hombre se despertó, le causó morbo verla ahí, mirandole la chota en el agujero del niño, se le puso dura y lo culió ahí nomás, abriéndole las patitas para que ella viera como le entraban hasta casi los huevos. El niño ya ni se quejaba, se dejaba dar, rebotando en el colchón, abriendose las nalgas para que le entrara bien hondo y terminara rápido.
Me gustó mucho esto. Me hice una paja imaginandome cómo Raulito debió haber llorado.