De viaje a Hawái
En un viaje todo lo que sale mal no siempre te disgusta.
Para mi noveno cumpleaños mis padres decidieron llevarnos de vacaciones de verano a Hawái, mis dos padres, mi hermana de 3 años y yo, en el avión después de pasar el largo proceso del aeropuerto ya dispuestos a sentarnos resulta que había sobre población en el vuelo y toda la familia termino separada, mi mamá y hermana tuvieron la suerte de ir juntas pero mi papá y yo separados de ellas y de nosotros por una gran distancia, casi en lados opuestos del avión entre los tres y como era ya un “niño grande” tendría que actuar como si no importara, quede en una de las hileras de un costado de la ventana en esos asientos que son de 3 asientos y me tocaba justo en el medio, al principio me molesto pero luego me quede embelesado con uno de mis compañeros de viaje, era un señor entre los 30, altísimo para mi pequeña estatura para mi edad, de piel morena y brazos gruesos con muchísimos tatuajes de estilos tribales y asiáticos, iba vestido de pantalones de cuero negros y camiseta gris sin mangas, parecía el malo de cualquier película de acción, de cara cuadrada y barba de pocos días, ojos azules claros y cabello ondulado y rubio, me encantaban desde siempre los tatuajes así que me senté casi entusiasmado, al rato se sentó de mi otro señor pero esta vez era un señor de más de 40 pero este de piel oscura, era un latino quemado un poco más bajo pero igual de gigante para mí, de cuerpo más hacía lo fornido, de brazos trabajados pero de barrida pronunciada, iba vestido con un chaqueta gruesa negra que debajo dejaba ver una camisa blanca y unos pantalones vaqueros estándar, me dispuse a arroparme con una pequeña sabana que me había dejado mi mamá para cubrirme puesto mis pantaloncillos caqui y mi camisa hawaiana, que hacían juego con las de mi familia, no me cubrirían del frio prolongado por el gran tiempo de vuelo, me acurruque y observando los tatuajes de mi compañero rubio deje que el tiempo paso y el apagar la luz fue lo último que recuerdo antes de quedar dormido por el ronroneo del vehículo, cuando desperté sentía algo de frio en mi trasero, ósea sentía como que traía el culo al aire pero no solo eso estaba en otra posición diferente a la que me había quedado dormido, pues estaba de lado completamente dando la cara al rubio y la espalda al latino, de pronto sentí como el calor de unas mano me acariciaban mis nalguitas que eran algo pronunciadas para mi edad, pero para mi sorpresa estaba siendo manoseado en ropa interior puesto que sentía como jugaba con el elástico de mis interiores de power rangers, por la parte de mi glúteo sentí con adentraba unos de sus dedos para hurgar mi rajita, yo estaba disfrutando la verdad y me dejaba tocar, de pronto bajaron mis interiores y apretaba y abría mis nalgas, separo sus manos de mi culito y sentí un leve forcejeo, sentí algo de nuevo, algo grueso y caliente que restregaba en mis nalgas, sentía algo viscoso que dejaba a su paso, llego a mi raja y pasaba de arriba abajo con suavidad pero firmeza, cuando llego a mi ano hizo un pequeño pujido y me dio un pequeño choque eléctrico que me hizo abrir los ojos de par en par y apretar los puños, cuando pude ver estaba el rubio que se sorprendió de mi reacción y agito con susto algo que traía en la mano a la altura de la cintura, era un enorme miembro, un pene de unos 19 o 20 ctms, quede viéndolo anonadado y me gire y estaba el latino con sus manos abriendo mis glúteos y su miembro saliendo de su cremallera perdiéndose entre sus manos, se separó y vi que era como de unos 17 ctms, estaba algo asustado pero lo cierto es que me gustaba lo que hacía así que retrocedí mi cadera hacia él y él entendió que quería que siguiera, y volvió a su posición, tocó mi ano de nuevo e hizo presión mientras abría mis nalgas y mantenía firme mi cadera, un rico ardor empezó a producirse y me indicaba que pujara y gimiera, el rubio me toco levemente la nuca y me indico un camino sigiloso y me dijo algo en un idioma que ni entendía, pero comprendí que quería que oliera o probara su pene cuando ya estaba a centímetros de eso, me hizo una mueca para que succionara y empecé, lo olí, besé y lamí, cuando de la nada sentí algo grueso traspasar mi ano, me fui a quejar pero uso mi boca semi-abierta para ahogar mi queja con su pene, sentía como se abrían paso fuertemente, atorado de ambos lados pero me sentía dolorosamente excitado, yo mismo empujaba mi pelvis contra ese violador y empezaba a mover mi cuello y chupar como puta, estaba disfrutando de eso más que ellos, sentí la pelvis del latino y quede inmóvil ya no sabía que hacer hasta que empezó a sacarlo y meterlo, vi el cielo con esas estocadas que me daba en oscuro avión que ni notaba que estaba siendo monstruosamente cogido por primera vez por 2 totales extraños, nadie lo notaba en realidad, sentía como el rubio me acariciaba la nuca mientras me empujaba a que siguiera mi labor bucal en su miembro, el latino me termino de sacar el pantalón y me abrió de piernas para liberar un frenético movimiento pélvico delicioso para mi hambriento ano, casi no podía enfocarme en mi trabajo con el rubio, de la nada sentí una estocada más profunda seguida de unos espasmos y las manos del latino me apretaron con fuerza los muslos, algo hirviendo me inundo las entrañas y seguido de unos pocos movimientos pélvicos más y sentí como me dejaban vacío de mi culito, y casi como por protestar saque mi golosina de mi boca, giré y estaba el latino retirando su miembro que estaba perdiendo rigidez y cubierto de una sustancia viscosa entre transparente y blanca con motas rojas y marrones, sin darme tiempo a reaccionar fui levantado y llevado de mis piernas desnudas y me sentaron en el regazo de mi llevador, el rubio quería su parte de mi recién inaugurada cavidad, estaba emocionado cuando toco con su punta mi entrada cuando me volteo la cara y con un beso que me robo, mi primer beso real, mientras hurgaba mi boca con su lengua y mi ano con un dedo de cada mano abriéndome y de un solo empujón me envió su pene dentro sonando el choque de mis nalgas contra sus testículos, vire mis ojos mientras mi lengua era succionada, estaba siendo reventado por una bestia y el repiqueteo que era ya casi un estruendo, sentía las manos del latino encima de mi acariciándome todo el cuerpo, dure como dos horas incesantes de esto en esta posición y ya tenía mis piernas acalambradas pero no quería que se acabará, en esa posición mientras saltaba en ese pedazo de carne delicioso podía ver las caras de algunos pasajeros por todas partes y en la mayor parte dormidos u ocupados leyendo, puedo jurar que pude ver a mi papá acomodándose dormido por el final de las hilera de asientos centrales mientras yo regalaba lo que él me había dicho que nunca nadie debía tocarme además de mí, cuando en eso el rubio me tomo de los talones y me depósito de nuevo en mi asiento de espalda sin sacarme su pene y llevo mis pies a su pecho y enterró su miembro hasta un lugar muy profundo un par de veces robándome un largo suspiro, su miembro dentro de mí se vacío dentro mientras el rubio cerro mi boca con un beso, me bombeo un par de minutos más, saco mi juguete anal y me indico que se lo mamara, me dio asco pero lo intente y para mi sorpresa me encanto el sabor, el latino estaba hurgando mi ano, pasándole los dedos y hasta pude jurar que me paso la lengua y después hablo con el rubio y el me separo de su miembro y como si fuera un manjar abrió mis nalgas y empezó a lamer mi culito y entregándole mi boca al miembro del latino, el rubio se cansó en cierto tiempo y termino de pasarme mi interior por mi culito para terminar de limpiarme y me puso mi pantalón guardando mi interior en su bolsillo, el resto del viaje me puse a mamar intercaladamente hasta volver a dormir, cuando desperté ya ninguno estaba a mi lado, ya habíamos llegado a Hawái, todo parecía un sueño si no fuera por el ardor de mis paredes anales y el sabor en mi paladar, mis padres me buscaron y al caminar mi madre noto algo diferente pero mi papá lo atribuyo a que dormí mal, yo por mi parte me di cuenta que había entrado al avión como un niño y había salido como una puta, todos los hombres me parecían deliciosos y a todos los quería dentro, hasta el taxista de 50 y tantos que nos llevó al hotel en donde nos quedaríamos, cuando estábamos haciendo check in en el hotel me fije que a lo lejos, en el ascensor subía alguien conocido, el rubio que cuando descubrió mi mirada saco algo de su bolsillo derecho con una gran sonrisa, mi pequeño interior de power rangers…
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