El Chico más Guapo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto me pasó cuando tenía 17 años, mis padres construyeron su casa en un barrio rural y muy pobre de mi ciudad.
Nos mudamos y me costó hacer amigos, pero con el tiempo me empecé a llevar con los chicos del barrio.
Yo en ese entonces me consideraba totalmente hetero y trataba de encontrar alguna novia en mi nuevo barrio pero no tuve éxito.
Mi primera experiencia sexual fue con una chica a los 14 y desde ahí sólo calmaba mis ganas masturbándome mucho.
Me resigné a no encontrar novia ahí y dedicaba mi tiempo libre a pasarla con mis nuevos amigos.
Cierto día mientras nos preparábamos para jugar en la cancha, llegó un chico que no había visto antes, su nombre era Matías.
Era un chico de 14 años de piel muy blanca y cabello castaño, su rostro lleno de pecas tenía apariencia angelical, era flaquito pero algo nalgón, definitivamente era el chico más guapo que había en el barrio.
Cuando se acercó a saludarnos yo sentí una sensación extraña de nervios, como si estuviera conociendo a una chica que me gustara.
No podía dejar de mirar a Matías, en verdad era demasiado lindo y creaba en mi una confusión que no había sentido.
Con el pasar de los días yo trataba de encontrarme con Matías por el gusto de verlo, nos hicimos buenos amigos y hablábamos mucho.
Me contó que su padre era alcohólico y por esa razón no salía mucho de su casa, y que además lo golpeaba por lo que él solía escaparse de su casa para dormir en el gallinero de su madre.
Me parecía un chico genial y sincero, como dije era un barrio pobre y Matías era uno de los más pobres.
Empecé a llevarlo a comer a mi casa y mis padres aceptaron que me preocupara por mi amigo, hasta le propuse que podía venir a dormir en mi casa cuando su padre estuviera ebrio.
Una noche estaba en mi cuarto y alguien lanzaba piedras a mi ventana, era Matías que se había escapado de su casa y me buscaba para permitirle dormir en mi casa, se los dije a mis padres y ellos aceptaron.
Dejé entrar a Matías y subimos a mi cuarto, estaba con su ropa de jugar fútbol y algo sucio, le pregunté si quería ducharse y el aceptó.
Comenzó a sacarse la ropa y yo sentía mi corazón acelerarse, Matías quedó en boxers y se metió al baño dejando su ropa en el piso, agarré su ropa para ponerla en un cesto y el olor de chico sudado de su camiseta y medias me excitaron, sentí una erección con el olor de mi amigo.
De pronto escucho que Matías me llama pidiéndome papel higiénico porque había usado el baño, cuando abrí la puerta para dárselo me pareció gracioso verlo sentado desnudo en el inodoro y usaba su mano para tapar su pene y al otra para recibir el papel.
Salí del baño y escuché que Matías se duchaba, pero no podía bajar la excitación que sentía.
Matías salió y su piel parecía más blanca y su cara preciosa brillaba, me preguntó por su ropa y le dije que la lavaría y le presté uno de mis boxers.
Nos acostamos y empezamos a hablar, Matías me preguntó si tenía novia y si ya había tenido sexo, yo le dije que no tenía novia pero que ya había tenido sexo antes, entonces él me dijo que aún era virgen y reímos.
Después de un rato me pareció que Matías ya se durmió y sin pensar en lo que hacía comencé a tocar sus nalgas por dentro del boxer, tratando de no despertarlo le bajé el boxer y también me saqué el mío dejando salir mi pene muy erecto.
Me acerqué al trasero de Matías poniendo la punta de mi pene entre sus nalgas, y de pronto siento que una mano agarra mi pene, era Matías que estaba despierto.
Me quedé paralizado porque pensé que él se molestaría, pero para mi sorpresa Matías agarró mi pene y lo apuntó a su ano invitándome a penetrarlo.
Hice presión pero mi verga y el ano de Matías estaban muy secos y él dijo "aayyy me dolió", puse mucha saliva en mi mano y embarré mi pene y volví a intentar, pero no logré que entrara y Matías volvió a quejarse.
Me sentí frustrado y le dije que mejor durmiéramos.
Al día siguiente antes que Matías despertara me metí al baño con muchas ganas por masturbarme y olvidé cerrar la puerta, y mientras lo hacía no me fijé que Matías me estaba mirando y cuando caí en cuenta el me dijo "con razón no entró y como soy virgen", mi verga mide 16 cm pero bastante gruesa.
Matías estaba desnudo parado en la puerta del baño, tenía un pene sin circuncindar muy pequeño y con pocos vellos púbicos, yo no supe que hacer así que dejé que me mirara bien erecto.
Matías se me quedó mirando y dijo "tienes crema", entendí que él quería volverlo a intentar y saqué un tubo de protector solar, volvimos a la cama y nos acostamos, Matías se puso de lado y yo detrás de él.
La luz del día dejaba apreciar mejor su hermoso trasero blanco y por primera vez miré su oscuro y muy cerrado ano, mi verga estaba muy dura y moría por cogerme el culo de mi amigo.
Embarré de crema mi pene y puse mucha en el ano de Matías, empecé a hacer presión hasta que sentí que mi verga entró desvirgando el culo adolescente del chico, Matías empezó a gemir "mmm aahhh uuuyyy", mientras yo seguía enterrando cada centímetro de mi pene en su cuerpo, cuando entró todo me quedé quieto y podía sentir el ano de Matías apretando mi verga, era una sensación deliciosa estar dentro de un chico virgen, le pregunté si estaba bien y él me dijo que si.
Le dije que estaba incómodo y que nos pusiéramos de perrito, Matías aceptó y sin sacarle la verga le puse en cuatro y yo quedé arrodillado.
Entonces comencé a culearle, primero despacio mientras su culito se aflojaba, yo me sentía poseído por la excitación y no me importaba estar cogiendo el culo de un chico, lo disfrutaba y Matías también.
Los dos gemíamos, mi espalda sudaba y también la nuca de Matías.
Su trasero se veía perfecto, manoseaba sus nalgas y acariciaba sus muslos.
Aumenté el ritmo de culearle y mi cama se sacudía, mi verga ya entraba y salía muy fácil de su ano, mis testículos chocaban con sus pequeños huevitos, y por momentos se la metía muy duro y Matías se quejaba y trataba de salirse, pero yo lo sujetaba fuerte de la cintura.
Luego de unos diez minutos de estar penetrando el culo de Matías, él me pidió que ya se la sacara y yo le dije que esperara un poco hasta terminar.
Empezó a decir "ya no aguanto.
ya no aguanto", y yo aceleré muy rápido mis embestidas hasta que llegué al orgasmo, no había eyaculado en un par de semanas por lo que dejé salir mucho semen en el culo de Matías.
Sentí que mis piernas temblaban por el placer recorriendo mi cuerpo, era el mejor orgasmo de mi vida y me lo estaba dando el culito de un chico.
Esperé algunos segundos hasta calmar mi respiración y lentamente saqué mi verga dejando el agujero de Matías abierto y muy rojo, lo había llenado de semen pero no escurrió nada.
De pronto mi madre toca la puerta llamándonos a desayunar y los dos nos asustamos y nos vestimos rápido, bajamos rápido y Matías se veía gracioso con mi ropa.
Cuando llegamos a la mesa mi madre hizo un comentario "algo huele a popó aquí".
Yo sabía que éramos nosotros porque por bajar rápido no tuvimos tiempo de limpiarnos después de la tremenda sesión de sexo anal, le dije que el olor venía de la calle y mi madre aceptó y luego salió de la casa.
Entonces nos reímos y Matías me dijo "hueles a popó", "al tuyo" le dije y seguíamos riendo, acabamos de comer y subimos a mi cuarto, le propuse ducharnos y ahí estando muy cerca no me resistí y comencé a besarlo, lo acariciaba todo y metía mi dedo en su culo que estaba abierto y Matías me dijo "méteme otra vez", me senté en el filo de la ducha y le hice sentar sobre mi de frente, mi verga entró con facilidad y Matías tenía su pequeño pene erecto.
Lo hacía subir y bajar en mi verga y Matías eyaculó sin tocarse el pene, esta vez ya no duré mucho y lo apreté contra mi volviendo a eyacular en su ano, nos besamos apasionados y nos abrazamos.
Luego Matías se levantó y cuando mi pene salió, todo el semen de la primera cogida salió de su culo mezclado con caca y sangre, mi pubis y mis muslos se ensuciaron pero no me importó, no sentí asco ni nada.
Nos lavamos y terminamos de duchar, y luego decidimos que seríamos novios.
Todas mis posturas hetero desaparecieron cuando conocí a Matías y ahora estaba enamorado de él, iniciamos una relación secreta que solo mi madre se enteró cuando nos descubrió teniendo sexo, pero esa es otra historia.
Tuvimos dos años de una genial relación con mucho sexo, casi a diario, y que tuvo que terminar cuando mis padres me enviaron a estudiar al extranjero.
Ahora tengo 35 años y una vida hecha.
Nunca pude encontrar a Matías otra vez, se habían mudado del barrio y ni siquiera internet me ha ayudado a encontrarlo, pero jamás podré olvidar al chico pecoso de rostro angelical y trasero delicioso del que un día me enamoré.
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