El desvirgador de mi familia IV.
Mis labios lamieron el glande dejando rosado la punta, chupe el tronco lo mas suave que pude evitando hacer ruido, mi progenitora pensaba que ya me había ido a clases, pero la realidad es que desde la vez que se la mame a mi padre no pude parar..
Durante la tarde del lunes mi padre estaba almorzando con mi mamá, ella hacia sus platicas sobre su día a día mientras William comía con una mano y la otra la ocultaba debajo del mantel.
Mis labios lamieron el glande dejando rosado la punta, chupe el tronco lo mas suave que pude evitando hacer ruido, mi progenitora pensaba que ya me había ido a clases, pero la realidad es que desde la vez que se la mame a mi padre no pude parar.
Toda el tiempo que pude del domingo me la pase entre sus piernas deleitándome con su hombría, incluso aunque mi madre llegó con mis hermanos tuvimos un pequeño encuentro en mi cuarto mientras ella salía con sus amigas.
El día de hoy, incapaz de aguantar mi calentura, me escondí debajo de la mesa sin que ellos se dieran cuenta y cuando vi los pantalones de mi padre, empecé a deleitarme con su verga.
William captó rápido lo que hacia y evitó llamar la atención de mi madre, por lo que estuve durante media hora ahogándome en aquel grueso pene.
Me detuve cuando mi madre fue al baño y sali por órdenes de mi padre.
«Ve afuera y espérame» dijo mi padre acariciando mis labios rojos, asentí sonriendo tomando mis cosas.
Después de varios minutos el salió con sus cosas del trabajo, ambos nos fuimos por otra dirección sabiendo a donde iríamos a parar.
Con su ayuda fue fácil saltar la ventana y pude ver su maestría al entrar a escondidas a esa casa.
Llegando al cuarto del chico se quedó sorprendido al verme, mi padre lo calmó con algunas palabras morbosas y caricias, el asintió no muy convencido.
«Quiero que se desnuden y me esperen en cuatro en la cama» ordeno el mayor quitándose su camisa, ambos aceptamos mirándonos con vergüenza, después de estar sin ropa nos tapamos el pene mientras caminábamos hacia el colchon.
Acomodarnos fue fácil y apenas lo hicimos ya teníamos a William detrás nuestro manoseando nuestras nalgas.
«Hoy les haré sexo oral y anal a los dos, los bautizare como hermanos» confesó con media sonrisa, ambos nos miramos y entendimos el mensaje.
Mientras mi padre lamia el ano del chico sus dedos jugaban con mi entrada, al parecer se había echado crema antes por lo que dilatarme le fue más sencillo.
Solté pequeños suspiros sintiendo aquellos dedos recorrer las paredes de mi agujero, me removí incómodo cuando tocó cierta zona y gemí cuando el placer recorrió mi columna vertebral, abrí los ojos cuando el niño al lado mío empezó a balbucear algunas palabras.
William le estaba metiendo su verga mientras cerraba los ojos, hizo un leve movimiento de pelvis teniendo toda a dentro, luego me miró guiñando el ojo.
«Ponte delante de el, te enseñaré lo que tu macho puede hacer» se jactó empezando un vaivén lento, asentí levantando mi culo por arriba de la cabeza del chico, con maestría mi padre siguió con sus embestidas mientras pasaba su lengua por mi agujero, gemi gustoso mientras los ruidos obscenos inundaban el cuarto.
Ambos jóvenes nos deleitamos en aquel macizo hombre que nos hacia delirar, su verga tocaba zonas que calentaban nuestras pollas y su lengua llenaba de lujuria nuestros apretados anos.
Concentrandome en sentir cada experiencia el tiempo parecio difuminarse, durante lo que parecieron horas estuvimos siendo usados por nuestro macho.
Nos hacia cambiar de posición cada cierto tiempo y su macizo miembro goteaba abundante presemen cada vez que lo sacaba, sus gruñidos roncos con aquella voz dominante provocó que estuviéramos a su merced.
Aquel vaivén lento se aceleró en algún punto del encuentro y sus suaves caricias de lengua de convirtieron en sexo salvaje.
Los gemidos eran imposibles de controlar y cada uno se había perdido en su deseo, nos detuvimos cuando exhaustos escuchamos los resoplidos de William quien tiraba toda su leche en el culo del chico.
Me miro con morbo dando profundas embestidas y susurro dos palabras que terminaron por hacerme caer de lujuria por el.
«Tu serás el siguiente»
Continuara…
Gracias por haber leído.
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Hasta pronto.
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