EL PODER DE LOS DESEOS. (25)
El segundo video de Rodolfo era mejor que el primero, pero quedaban algunas cosas pendientes por resolver. Queda lista la solución a los problemas de la conductora televisiva y comienzo a preparar a los hijos de Antonella ante la denuncia escandalosa que se avecinaba. Dora y su nieto..
VIDEOS Y DENUNCIA – DORA Y SU NIETO. (25).
Regresé a casa y dormí de un tirón hasta que sonó la alarma del celular, me desperté sintiéndome bien por lo logrado de una con el nene y la tía, pero me había quedado un cierto gusto a poco, el culito de Brant se sentía espectacular y no me disgustaría hacer un par de incursiones más en su estrechez y enseñarle a dar unas buenas mamadas. Con la tía no tanto, sin dudas que la rubia era hermosa, pero no dejaba de ser una interesada disfrazada de hermana buena pues, a mi entender, se entregaba al cuñado para obtener beneficios materiales, además no estaba tan, tan buena. Ya vería como sería la hermana, lo que sí me interesaba era hacer un acercamiento con el Diplomático.
El pitido del celular avisando de un mensaje me sacó de mis pensamientos, era el segundo video que me mandaba Rodolfo y antes de tentarme y ponerme a verlo me levanté para ir a darme un baño. Ya cambiado y tomando unos mates hizo su ingreso Edith, ni sabía los días que tenía que venir o no. La venezolana me saludó con entusiasmo y le respondí con un beso de “comida de boca”, lógicamente, no me privé de apretar sus nalgas duras y éstas sí que eran duras y paradas. ““Deseo” tener tu culito, pero no ahora porque se me está haciendo tarde, trataré de volver temprano, preparate para cuando vuelva”, -le dije notando su excitación a punto del orgasmo-. Edith quedó un poco desilusionada pues apenas comencé a “desear” ya se estaba sacando la ropa, pero yo estaba aprendiendo a contenerme según con quien fuera y hoy era un día de definiciones, además, esperaba entrar en la casa y que me recibiera con algún conjunto de ropa interior nuevo, ya veríamos si lo recordaba.
Al ingresar al Estudio la saludé normalmente a Haydee, esto parecía estar prefijado, el otro saludo, el más íntimo, tendría lugar cuando me llevara las novedades, lo que sí hice es alabar su presencia porque se notaba que había andado por el Salón de Belleza y eso la puso a tope. Tal como esperaba, se convirtió en una especie de pulpo cuando ingresó a mi despacho para traerme las novedades, tuve que calmarla un poco con besos y dedos porque no quería desfasarme, al mediodía tenía que ir a verla a Elena y por la tarde le tocaba a Edith, ergo: Salvo algo que se saliera de contexto, quería llevar todo con normalidad. Luego de esto me puse a preparar un Acuerdo para que fuera aceptado y firmado por el Productor de Greta, era absolutamente leonino, de hecho, aceptaba el tema del acoso, la arbitrariedad en su modo de actuar y presunto abuso. La conductora tendría un programa en que sería única protagonista y el ingreso se incrementaba tres veces, como lo pagaría era a su exclusivo criterio y garantizaba con sus bienes personales el cumplimiento de lo firmado, nadie lo hubiera firmado así y no había Abogado que aceptara este acuerdo, pero… cuando había “deseos” de por medio…
Lo hice directamente yo, no quería que Haydee supiera de esto y luego me enfrasqué con el tema de Antonella, había algo que se me estaba escapando de este posible juicio de divorcio. Me puse a ver el segundo video que me había mandado Rodolfo, el “uso” que le habían dado los dos mulatos al culo y a la boca del marido de Antonella no tenía desperdicio, gritaba como desesperado cuando las vergas oscuras lo penetraban, luego gemía y vuelta a gritar pidiendo más cuando los mulatos pretendían descansar. Claro que Rodolfo a posteriori me hizo saber que había sido incentivado por una droga que usaban para esas ocasiones, ni quise preguntar cual, lo que si era cierto es que no parecía drogado, por lo menos en el video no se notaba. Con esas dos filmaciones no habría Juez que se negara a expedirse en favor de la “tana” respecto de sus exigencias, mucho menos cuando se hicieran las denuncias por el tema de los chicos, sin embargo, yo tenía un run-run dando vueltas en mi cabeza que no me dejaba actuar enseguida.
Me puse a elaborar un Acuerdo de Partes que se efectivizaría con el divorcio y con el escándalo que se suscitaría al descubrirse lo de los hijos y mientras escribía hice mención a que ese matrimonio ya no tenía razón de ser, allí fue cuando descubrí la falla. Si hubiese tenido un espejo delante habría puteado con ganas a la imagen que me devolviera, yo estaba basando todo en el tema matrimonial y para las Leyes de mi país no existía tal matrimonio, apenas si podían atestiguarse años de convivencia y dos hijos, aun así, los derechos de una concubina no eran iguales a los de una esposa. No había forma de quedarse con los bienes del empresario, para eso había que, sí o sí, utilizar la denuncia de estupro y abuso de los hijos y luego hacer una Cesión de Bienes a nombre de Antonella para que ella tomara las riendas de toda la fortuna y, lógicamente, otorgarle el poder de decisión respecto de todos los bienes y en eso entraban las propiedades, la gran empresa metalúrgica, los vehículos y todo lo demás, así como los depósitos bancarios.
No era tan sencillo y decidí irme a casa de Antonella porque debía comenzar a prepararla a ella y a los chicos. Cuando estaba por salir me avisó Haydee que se encontraban presentes el Productor del programa televisivo de Greta y su Abogado. El tipo venía enojado y ni siquiera, según me lo dijo el profesional después, quiso que el Abogado contestara la Carta Documento enviada por la Conductora haciendo los reclamos pertinentes. Él era el que decidía en todo y lo dejé hablar, se descargó a gusto, mientras noté que el Abogado, conocido y mediático, se ponía nervioso ante mi calma. Se podrían presentar dos motivos para que yo estuviera así y el Abogado contrario lo tenía claro, o no tenía de donde aferrarme para presentar los reclamos o tenía pruebas suficientes como para complicarle la vida, además, estaba de por medio la fama del Estudio Jurídico y nunca habíamos salido mal parados de un litigio. Traté de explicarle que cabía la posibilidad de llevar las cosas a un Fuero más elevado y complicado para él por el asunto de las denuncias de abuso y acoso, pero el pedante no quería aceptar ni escuchar.
Finalmente, me di cuenta que sólo estaba haciendo tiempo antes de irme a verla a Elena, tuve claro que por la casa de Antonella pasaría después y comenzaron a tallar los “deseos”, en definitiva, firmó aceptando todo, el Abogado actuó en calidad de testigo e hice llamar al Escribano que dependía también del Estudio Jurídico quien asentó todo lo actuado y los hizo firmar. El Productor mismo se encargaría de llamarla a Greta y hacerle los ofrecimientos, transcurridas dos semanas de esto el tipo se querría matar por haber transigido en lo que aceptó, pero no existiría Juez que pudiera cambiar lo acordado.
Luego de que se fueron me despedí de Haydee y me fui para las oficinas de la empresa madre. Elena me recibió con toda la alegría y ni siquiera se cortaba delante de nadie para manifestarse con sus mimos y besos, claro que, si a alguno le molestaba que los dueños del todo el Imperio económico se demostrara su amor, seguramente saldría mal parado. Entramos en su oficina y la secretaria fue la que se encargó de pedir el almuerzo, esos momentos eran sagrados para nosotros dos. Tenía un salón anexo a su oficina y sobre esa mesa era donde almorzábamos, llegó la comida y antes de servirla cerró las puertas, la cara la vendía, las ganas se le notaban a flor de piel y la mesa fue testigo, gritar no gritó porque se había metido mi bóxer en la boca, pero, como los dos nos brindábamos, el “polvo”, como siempre, fue excelente, eso sí, ninguno de los dos quería que se desperdiciara semen en su ano, “quiero bebés”, -expresó con una sonrisa- y me salí de su culo precioso para dejar toda mi simiente en su vagina.
Durante y después del almuerzo conversamos de algunas cosas referidas a la empresa y al Convento, le di los saludos cariñosos de mis padres y salí satisfecho para la casa de Antonella. Como ya lo dije, no había custodios ni personal de servicio, tampoco vi el coche que ella usaba y pensé que por no prever esa eventualidad no había llamado por teléfono y había hecho el viaje al garete, saqué el celular para avisarle y vi moverse las cortinas de los ventanales del living, entonces bajé a tocar la puerta.
- Lo conozco, usted es el Abogado de mi mamá, pero ella no está, hace un ratito que se fue con mi hermano, -me dijo la hija hablando desde la puerta entreabierta-.
- ¿Te quedaste sola?
- Sí, tenía que terminar unas tareas de la escuela y me dijo que no le abra a nadie porque la chica que nos cuidaba no viene más.
- No importa, con ella puedo hablar más tarde, pero ahora “deseo” hacerte la cola, ¿vos qué opinás?
- Síííí Gustavo, claro que quiero que me la metas, ya sé que me va a doler, pero me encanta, pasá, pasá, -expresó como “despertando” y ya los gestos irradiaban alegría y cierto deseo explícito-.
Había pensado en pasar por la casa de Antonella, avisarle lo de los videos, preparar en algo a los chicos y nada más pues sabía que Edith y su culazo “apretador” me estarían esperando en casa, pero la posibilidad de hacerla gritar a la mocosa y perforarla a gusto echó por tierra todo lo que había pensado. No tuve mucho que pensar, la nena me hizo pasar al interior de la casa, trabó la puerta y, desnudándose con rapidez, me dijo que ella me la mamaría mejor que el hermano. Por si alguna duda me hubiera asaltado en ese momento, me bajó los pantalones, luego el bóxer y me hizo sentar en un sofá que allí había, se arrodilló mirándome con picardía y comenzó a besarme el glande y a salivarlo, una de sus manos apretaba el tronco en la base y la otra me acarició suavemente los testículos, aun no la había comenzado a tragar y ya me tenía a mil por hora. Tosió antes como para despejar su garganta y la empezó a meter en su boca, comprobé que tenía razón, el hermano era más tosco y ella era toda dulzura, aunque los dos se la tragaban hasta traspasarse.
Matilde movió su cabeza haciendo sonidos cuando lograba que la nariz se apretara a mi pubis, la sacaba, me miraba con los ojos llenos de lágrimas, se limpiaba un poco el reguero de babas que acompañaba al tronco y se la volvió a meter hasta su garganta, lo hacía sin apuros, sabiendo bien que podía y me enloquecía con su mirada de inocente ternura cuando se la sacaba de la boca chorreando babas. Se excitaba horrores mientras la mamaba y movía sus caderas desnudas mientras una de sus manos se acariciaba la entrepierna. Ya me había aguantado cuando la hizo desaparecer por primera vez en su boca y luego de tener temblores y contracciones dejó de mamar, se subió y se sentó sobre mi verga mirándome de frente, allí se la acomodó e hizo su otro acto de magia, el miembro desapareció lentamente en su vagina estrecha, a la par que ella abría y cerraba los ojos aguantando el dolor de la penetración, llegó a metérsela toda y ni siquiera era necesario que me moviera, ella sola hacía todo el trabajo y se cogía sola dando gemidos, “chupame las tetitas”, -pidió al momento de comenzar a temblar con un orgasmos feroz-.
“Papi, papi, me duele mucho, pero me gusta cuando entra toda”, -decía en medio de convulsiones-. Diez años, toda ternura e inocencia exterior de nena que, al coger, se convertía en toda una excelsa hembra dando y recibiendo placer. Me quedaba poco por aguantar y le pedí que se pusiera en cuatro, la fue sacando de su interior mientras me besaba profundo e hizo luego una pirueta para ponerse en posición. Su conchita quedó a mi vista, estaba empapada y dilatada, pero ahora le tocaba al chiquito y su asterisco fruncido parecía llamarme.
No hizo falta lubricación extra, mi verga estaba empapada de sus propios jugos y ubiqué el glande en el agujerito que se dilataba pidiendo. Entré despacio y sus quejidos, ayes y sollozos me jugaban en contra de la lentitud, pero, en hipótesis, yo era el que sabía y me mantuve en una penetración lenta que se aceleró cuando ella sola comenzó con su movimiento de caderas, allí perdí un poco los papeles y el pistoneo se volvió constante y profundo sin que me importaran sus quejidos, sus sollozos y las lágrimas que podría estar vertiendo. En un momento perdí su cuerpo tapado por el mío, prácticamente la aplasté y apretando sus pezoncitos, sin escuchar los llantos que habían vuelto a surgir, la penetré profundo para acabar llenándole las entrañas de leche. Me aguanté dentro de ella, no hubiese podido salir sin arrancar todo pues mi glande se notaba aprisionado en su estrechez y luego de un rato me desinflé para comenzar a salir despacio.
Matilde había quedado un tanto desvencijada sobre el sofá y le hice caricias para que se fuera recuperando, no tardó mucho en hacerlo. “Te quiero, te quiero”, -me decía con voz temblorosa cuando la levanté para llevarla al baño-. Me besaba el pecho y se movía entre mis brazos y, sin dudas, si yo hubiese querido, seguiría recibiendo verga. Después de bañarnos, me senté con ella y afloraron los “deseos”, al margen que olvidaría que yo había ido a verla, la aleccioné para decirle a quien le preguntara que el padre le había enseñado todo, igual que al hermano y que, cada vez que se quedaban solos, él los cogía a ambos, juntos o separados.
Fui minucioso con el relato que ella debería exponer, también debería hacer lo mismo con el hermano, pero ya estaba un paso adelantado con la futura declaración de Matilde. No me quedaba tiempo para esperar a Antonella y a Bruno, decidí irme y pasaría mañana para aleccionar al pendejo, previo aviso a su madre para que me esperaran, de hecho, la llamé para consensuar con ella para las tres de la tarde del día siguiente sin atender las excusas y disculpas por no poder verme ese día, claro que, en ningún momento supo que yo estaba en la casa y satisfecho con la cogida tremenda que compartimos con su hijita. Me retiré antes de que regresaran y me fui a tomar una merienda en una confitería, me hacía falta un rico café con leche con un par de medialunas para tratar de recuperarme pues el culo “constrictor” de Edith me esperaba en casa. De hecho, el relax y el alimento junto a los pensamientos sobre la ropa interior nueva que estaría usando la venezolana me habían puesto a tiro y ya me encontraba listo para otra performance.
Me estaba esperando, la vi que espiaba por la ventana y al ver el auto notando que estaba solo, se retiró de allí y desapareció en el interior de la casa, yo entré por la parte trasera y la llamé. Cuando apareció me importó tres cuernos el presunto cansancio, su cuerpo de piel cálida y color tostado mate estaba enfundado en un sostén rosado de media copa con volados y una tanga que mostraba un triángulo de tela tapando su vagina, a la par que dejaba imaginar la tira que correría entre sus nalgas descubiertas. “Te estaba esperando como me lo ordenaste”, -me dijo desde la puerta del living y se giró mostrando sus nalgas duras y paradas-. La felicité por el conjunto y me contó que lo había comprado, junto con otros, pensando en que me agradaría. Me miraba con deseos, pero no tomaba ninguna atribución, era lo que se esperaba de ella y me gustó, pero cuando le extendí los brazos su boca pareció querer devorarme, sus pezones se apretaban en mi pecho y fueron sus manos quienes llevaron las mías a sus nalgas erguidas y desnudas que apreté y acaricié escuchando sus gemidos de placer.
“Te extrañé mucho y definitivamente, sos mi dueño”, -expresó tomándose un respiro al dejar de besarme-, mi respuesta fue tomarla de la cintura, poner su cuerpo sobre mi hombro y, escuchando sus risas y su alegría, llevarla así al dormitorio. La dejé sobre la cama y abrió las piernas mirándome con intensidad mientras me sacaba la ropa, luego me dejé caer sobre ella y soldé mi boca a sus pezones alternando entre uno y otro, a la vez mi verga buscó y encontró su hueco empapado y por allí se deslizó. Fue delicioso y todo acompañado de sus gemidos de satisfacción. Ella y yo sabíamos que sólo era sexo y como tal debería ser disfrutado, “si papito, que rico, que rico es, dame más”, -decía mientras me cruzaba las piernas en la cintura y me atraía buscando más profundidad-, lo de después fue movimientos, vaivenes, gemidos y contracciones junto a temblores que la dejaron baldada y con las piernas caídas a mi costado.
Se recuperó enseguida y al darse cuenta que mi verga no había aminorado en su dureza, se giró hacia un costado y se puso en cuatro, “mi culito te necesita”, -acotó mirándome con picardía-. El hermoso culo de Edith, el movimiento de sus caderas, los apretones de su esfínter ante mis penetraciones profundas y los orgasmos que no pudo contener merecerían un capítulo aparte. No daba para más, quería terminar porque mis testículos no aguantaban la presión y le llené las tripas lanzando un grito que hizo más placentera e intensa mi descarga, Edith acusó el líquido caliente y también aportó lo suyo gritando su enésimo orgasmo, luego de unos segundos me pidió que saliera y le metiera un dedo.
Lo hice para saber que tanto apretaría y que era lo que ella temía, es más, debido a su dilatación, dos dedos entraron cómodos, ¡menos mal que fueron los dedos!, ella lo sabía y ya debía haber experimentado eso con algún otro amante desdichado. Su esfínter apretó y mis dedos quedaron tiesos y sin poder moverse, me los apretaba como si fuera con una pinza, los sentía doloridos y encimados como si fueran uno solo, eso lo podía aguantar, distinto hubiera sido con el miembro semi flácido, entonces apreté uno de sus pezones con fuerza. Edith se movió y explotó, casi literalmente, su orgasmo fue con eyaculación y mojó la cama, reía, lloraba, daba grititos y no paraba de moverse, pero no se olvidó de mí, giró el cuerpo haciéndose un bollito, dijo que no le sacara los dedos y se tragó mi verga que ya estaba nuevamente en condiciones. Estaba sorprendido por sus reacciones y sería estúpido decir que la aguanté o hacerme el machito agrandado, la venezolana me secó y se tomó hasta mi última gota, me dejó rendido y recién allí se aflojó. Luego de un rato en que recobramos el aire y nos recuperamos, me agradeció la posibilidad de haber tenido un orgasmo como el experimentado…
- Sólo lo puedo lograr con un consolador de plástico duro o con una mano como la tuya que no sienta el apretón, una sola vez lo hice normalmente y mandé a mi novio al hospital, luego tuve que cuidarme mucho.
- Tu culito es una especie de arma mortal, jajaja.
- No te rías, siempre estoy pendiente de eso y no disfruto como debería.
- Menos mal, igual es bueno saberlo, ya vamos a buscar la manera de que disfrutes y mantener al monstruo ocupado mientras jugamos por otros lados.
- ¡Tonto!, mejor me voy al baño y a prepararte algo de comer.
- No, preparame solamente el mate y dejame reposar un poco.
Apenas salió me tiré en la cama poniéndome los brazos detrás de la cabeza y pensé en que el día, además de productivo, había sido un tanto agitado, pero, tal como me lo había dicho la “bruja-madre”, con un poco de descanso podía volver a intentar, era más que evidente que junto con el Poder venía adosada una serie de ventajas que me ayudaban con el sexo, aunque tampoco era cuestión de “pasarme de rosca” con eso, tenía claro que, a la larga o, eventualmente, a la corta, el trajín podría pasarme factura y ameritaba el controlarse. Mostrando su desnudez sin pruritos de ninguna naturaleza, Edith me acercó todas las cosas del mate, le pedí que lo dejara sobre la mesa de noche porque trataría de dormir un poco. “Dormí tranquilo, yo termino lo que tengo que hacer y si no te despertaste, me voy sin hacer ruido”, -expresó y eso me venía bien, no quería que se creara algún tipo de expectativas. El cuerpo me lo pedía y me dormí hasta casi las nueve de la noche, desperté sobresaltado, pero me di cuenta que estaba solo y me sentí bien.
Ni ganas tenía de prepararme algo de comer, me levanté para ir al baño y regresé a la cama, me dejé caer en ella y seguí de largo, desperté saturado de descanso como a las cinco de la mañana, me di un regio baño con agua bien caliente y me preparé unos abundantes emparedados. Edith me había dejado comida preparada, pero ni ganas tenía de activar el microondas, eso sí, me preparé unos mates que me cayeron de ensueño, recorrí un rato las Redes Sociales disfrutando del silencio de la inminente madrugada y me fui a cambiar para irme temprano al Estudio.
A esa hora, casi las siete de la mañana, no había nadie en el Estudio y me preparé un café con un poco de leche, luego me senté en el escritorio pensando en cuales serían los pasos que debería seguir con Elena, tener el sexo que yo quisiera y con quien quisiera era fantástico y lo aprovechaba lo más que podía, pero sentía la necesidad de despertarme al lado de la mujer que amaba, comenzaba a sentir la necesidad de conformar una familia. Lógicamente, de concretarse algo, Elena sería la única que cubriría todas las expectativas, pero… estaba de por medio el temita de la famosa pérdida de la libertad y eso me cortaba un poco. Pensé en llamarla a la “bruja-madre”, sentí la necesidad de preguntarle a ella y, aunque me parecía que estaba comportándome como un “dependiente” de lo que me dijera, me sentía impelido a consultarla, tomé el celular y a último momento lo dejé de lado, me pareció que era muy temprano y entendí que mi consulta sería muy propia de pendejo que no sabe tomar decisiones importantes. Fui al baño y cuando regresé al escritorio el celular vibraba enloquecido.
- Hola mi cielo, ¿acaso no sabés que a mí me encanta que me preguntes sobre tus decisiones, cualquiera de ellas que sea?, -preguntó la “bruja-madre” desde el otro lado del teléfono-.
- ¡Hola, ¿cómo supiste?!, no, no, no me cuentes, mejor dejalo así, -contesté sorprendido por la llamada y por darme cuenta que parecía saber lo que pensaba-.
- Jajaja, estábamos tiradas al sol en la playa y te sentí, hay entre nosotros una comunicación extrasensorial, igual no es para que te hagas demasiados problemas, normalmente le bajo las cortinas a lo que no debo escuchar, sucede que ahora estábamos relajadas y te “escuché” clarito, jajaja.
- ¿Por dónde andan ahora?
- Estamos en la playa White Beach, en la Isla de Boracay, esto es en Filipinas y como ya se está yendo el sol, nos íbamos a ir al hotel. Ya te dije que podés preguntarme lo que quieras, aunque esas dudas no tienen razón de ser, dale para adelante y, desde ya, nos auto invitamos a la fiesta, jajaja.
- Denlo por hecho, igual no me quiero apurar, fue apenas una pequeña duda, ¿en Filipinas me dijiste?, no se privan de nada ustedes dos, ¿viajaron el avión o…?
- Jajaja, tenemos unas “escobas especiales” y no preguntes más. Sucede que por aquí hay un señor que se empeñó en pagarnos todo y bueno, aprovechamos, el pobre está quedando un tanto sumido, pero va a llegar a contarle a los nietos cuando se “mató a polvos” con dos gemelas filipinas, jajaja, enseguida te mando las fotos de las dos por el whatsapp…
Las fotos llegaron y vi a dos morochas infartantes, altas, con curvas para repartir, enfundadas en tangas, una rosada y otra amarilla, ambas de rostro anguloso y ojos rasgados tipo orientales que resaltaban en sus rostros hermosos y exóticos, el fondo de las fotos mostraba la belleza de unas cabañas y el mar de color turquesa-. Era evidente que “las tías” no se privaban de nada y se aprovechaban de sus Poderes y de su experiencia que, seguramente, no sería poca.
- Me dan envidia y, según veo, se adaptan a gusto del que consume, pero me alegro que la esté pasando bien.
- Sí, ¿viste que lindas estamos?, jajaja, ahh, otra cosa más, experiencia tenemos, pero nunca se te ocurra preguntar desde cuanto tiempo, hay cosas que no se les preguntan a las damas.
- ¡Touche!, mejor ni pienso, jajaja.
No daba para seguir hablando, me dijo que siguiera como estaba con mis ideas porque lo estaba logrando de maravillas y me quedé tranquilo, escucharla resultaba un bálsamo para cualquier duda que yo tuviera. Me despedí y me reí condoliéndome del pobre tipo que las estaba bancando a las dos y así me encontró Haydee cuando entró en mi oficina. “Buen día Gustavo, ¿qué raro tan temprano?”, -preguntó luego de saludarme con un beso-. Le conté que había dormido mucho desde temprano y había decidido venirme porque me aburría en casa.
- Jefecito, -me dijo poniendo cara de deseos-, necesito que me dé verga, mi culito está un tanto desesperado, esta mañana casi me pongo mimosa con mi mamá, la presencia de Julito arruinó todo, hoy no tiene clases y estaba jodiendo desde temprano.
- Estás muy putita mi cielo, ya sabés que tu culito me puede, pero tengo miles de cosas que debo hacer, aunque, después de almorzar debo ir al departamento grande que está en alquiler, ¿por qué no te venís conmigo?, -le dije mientras acariciaba sus nalgas desnudas por debajo de la minifalda-.
- Listooo, a las dos de la tarde estaré allí, no tardes mucho porque me cojo al portero, jajaja.
- No hagas esos chistes porque sabés que no me gustan, si querés acostarte con alguien más, dedicate a eso, pero yo te “bajo la cortina”.
- No mi cielo, fue un chiste de mal gusto, vos sos mi único hombre, ya te lo dije, lo que vos desees yo lo acato, nunca te voy a fallar, -expresó apresuradamente y se acercó a besarme con cierto temor-.
No me molestó lo que dijo, pero aproveché para darle un apretón al torniquete y seguir probándola, me gustaba que me demostraran esa entrega absoluta, de todos modos, tocarle las piernas esbeltas y las nalgas sólo tapadas por la tira de la tanga, me puso al borde del “polvo” y casi accedo al “rapidín”, sin embargo, otra idea que me satisfaría más me pasó por la cabeza. El culo exigente de Dora, su madre y el culito de su hijo Julito que sólo era putito conmigo me interesaron más, además, haría posible la fantasía pervertida de la abuela que, al haber descubierto el culito dilatado de su nieto, se lo quería coger y ver como lo penetraban.
Cuando Haydee salió de la oficina para ir a buscarme las novedades, aproveché para acomodarme la verga que se sentía aprisionada por la mala posición y la llamé a la madre de mi Secretaria. “Hola Doctor, buenos días, ¿cómo está?”, -preguntó sin el “toque de eroticidad” que provocaba mi “deseo”-. “Hola Dora, llamaba para decirte que a las diez de la mañana pasaré por tu casa pues “deseo” cogerte a vos y a Julito, quiero que lo vayas preparando”, -se lo dije de un tirón y escuché una exclamación de placer desde el otro lado del teléfono-. “Sí, sí, te estoy esperando con ganas, yo creo que se lo cogió un vecino, pero hoy va a sentir lo que es una verdadera verga, trataré de tenerlo listo”, -contestó con indudables ganas-.
Corté la comunicación pensando en que Dora se convertía en una verdadera hembra desatada necesitada de sexo cuando el “deseo” imperaba y eso me ponía bien. No me importaba lo que hiciera cuando estaba así, ya me ocuparía de hacerla olvidar de todo, pero, mientras tanto, a los dos les saldría humo de sus culos. Haydee regresó con las novedades de los otros Abogados y estuve un rato enfrascado en los posibles juicios y pactos que había pendientes. Todos eran normales y se encarrilaban por los pasos correctos, no había ninguno en los que fuera necesario aplicar mi “poder de convencimiento”.
Estaba mirando las novedades cuando llamó Greta, la llamada la recibió Haydee y me preguntó si podía atender a su amiga Greta porque se la notaba alterada. Atendí con cierta preocupación, pero lo alterado de la conductora televisiva estaba dado por su alegría, se atropellaba con sus palabras y no sabía cómo agradecerme por lo que había logrado con el Productor, “no lo puedo creer, me ofrece la posibilidad de un programa fantástico y los ingresos son espectaculares, no sé cómo agradecerte todo esto”, -dijo prácticamente a los gritos, aunque se notaban que eran de alegría-.
Le dije que tratara de apurar todo para dentro de una semana y que nos invitara a Haydee y a mí a los festejos por la inauguración del programa, algo a lo que accedió gustosa y más que complacida. Mi mente pervertida y calculadora iba por otro camino pues no me disgustaría en absoluto el hacer un cuarteto con Haydee, Greta y su hija Azul, es más, cabía la posibilidad de “amigar” en demasía a las dos mujeres y me sacaría de encima la desesperación diaria de Haydee con mi verga, ya vería como lo manejaba.
Luego de eso la llamé a Elena para avisarle que era probable que no pudiera concurrir a almorzar con ella porque tenía una reunión y se me mezclaban los horarios, mi novia no tuvo ningún problema, mandé besos y salí para irme a la casa de Dora. Lo de la excusa a Elena tenía su razón de ser, después del fragor de los culitos de abuela y nieto, me quedaría tiempo para descansar, recuperarme bastante e irme al departamento para cumplir con mi Secretaria, ese sería un día de rotura de culos familiares y yo andaba con todas las pilas puestas.
Dora me recibió cubierta con una bata corta y ajustada, se notaba que no tenía ropa interior debajo de la misma y se colgó de mi cuello apenas cerró la puerta, luego del beso y del entrechispear de lenguas nos separamos y le pregunté por Julito. “Está en su dormitorio, yo insisto en que se lo cogieron, te aseguro que le vi el culito dilatado, pero él no me quiere decir nada y lo niega a muerte”, -opinó dudando en cómo seguir-. Le pedí que me dejara hablar con él para ver si lograba algo y me contestó, “bueno, yo te espero, si accede tengo un consolador preparado, se lo quiero meter por el culito”, -acotó con cara de viciosa-. Julito se encontraba tirado en la cama, miraba su celular y se encontraba boca abajo, cuando ingresé a su cuarto, esperaba que fuera la abuela y estaba vestido sólo con un bóxer ajustado que resaltaba sus nalgas paradas y duras, tal como yo las conocía, le hablé saludándolo y se sorprendió, “Hola Doctor, mi mamá se fue al Estudio y mi abuela estaba en la cocina”, -dijo girando el cuerpo-. Enseguida se percató que estaba sólo con su ropa interior e intentó taparse el bulto de su pitito de unos diez centímetros totalmente erecto.
- Vine a verte a vos porque “deseo” que seas mi putito, -acoté logrando que su actitud y sus gestos cambiaran y me mirara con inocultables deseos.
- Sí, siempre tengo ganas de ser tu putito, me gusta mucho cuando me metés tu vergota, -dijo acercándose a tocarla por sobre mi ropa y esperando por el beso que no tardó-.
- ¿Estabas mirando porno en el celular?, seguro que te estabas por tocar, -pregunté al dejar de besarlo-.
- Sí, no te enojes Gustavo, yo soy putito sólo contigo, pero me gustan las mujeres, mi abuela tiene la culpa, se desnudó delante de mí y se puso la bata, nunca la había visto así, tiene unas tetotas muy lindas.
Le brillaban los ojos cuando me hablaba del cuerpo de la abuela y gemía porque mi mano apretaba sus nalgas. Yo ya estaba a punto desde el momento en que había entrado en la casa, la libido la tenía a mil y el morbo de cogerme a la abuela y al nieto me tenía al tope. Los siguientes “deseos” tuvieron que ver con que nos cogeríamos a la abuela los dos juntos, que se encontraría muy excitado y se dejaría coger por ella. El muy calentón tembló con lo que le decía y con tan sólo acariciarle la espalda, me dijo que le habían dado las cosquillas y, sin dudas que había sido así, el “polvo seco” se le notó. Recalqué que jamás tendría que decir que yo lo cogía desde antes y se dejaría hacer lo que quisiéramos los mayores. Salí de su cuarto sacándome la camisa, Julito, tal como había arreglado con él, esperaría a que yo estuviera en la cama con la abuela y entraría a participar.
No bien aparecí en la habitación de Dora me la encontré desnuda y presta esperándome tendida boca abajo y con las manos en la barbilla. “¿Y, te contó?”, -preguntó con la voz entrecortada por el deseo-. Le conté que no me había dicho nada, pero que no me importaba, “si quiere coger que venga y lo atenderemos, ahora quiero tu culo exigente”. La veterana se revolvió en la cama y se puso en cuatro diciendo que tomara lo que quisiera y no tardé en desnudarme totalmente mientras le daba el gel para que se lubricara.
Luego de ponerse gel en el culo y de embadurnar toda mi verga se acomodó nuevamente instándome a que la penetrara. Arrodillado detrás de las nalgas espectaculares de la mamá de Haydee apunté el glande y al encontrar el recto me mandé de una, a ella le gustaba como fuera y yo no estaba para tener contemplaciones, menos mal que atinó a hundir la boca en la almohada porque su grito se hubiera escuchado en todo el barrio. Comencé el bombeo sin esperar nada y aparecieron las manos de Julito acariciando las tetas de su abuela que colgaban por su posición. Dora se dio cuenta enseguida y sus gemidos de placer se intensificaron, los orgasmos no tardaron en hacerse notar y le pidió a su nieto que le apretara los pezones, se dedicó a darle instrucciones al nene a la par que movía sus caderas tratando de acoplarse al ritmo que yo imponía. No la dejé pues cambié de hueco y tampoco me anduve con remilgos y luego de varias entradas y salidas por su vagina, volví a cambiar y alterné escuchando sus gritos desesperados exigiendo más verga y más apretones.
Julito me miraba un tanto asustado por las demostraciones del gozo de su abuela, pero también estaba muy excitado y llegaba el momento de su debut. Hice que Dora se sentara con mi verga incrustada en su vagina y atraje su cuerpo hacia mí a la vez que le pedía a Julito que la penetrara a la abuela por el culo, estaba seguro que podría porque lo había dejado muy dilatado. Ni lerdo ni perezoso, el nene embocó el culo veterano con su verguita endurecida, yo sentía sus movimientos, pero apenas si me daba cuenta de su grosor mientras taladraba el culo de Dora con un martilleo constante, impetuoso y apresurado.
La que no pudo tolerar el morbo de sentirse penetrada por su nietito fue la veterana y estalló en un orgasmo devastador, tanto que la tuve que mantener abrazada para que siguiéramos los dos en su interior, parecía electrizada y me costó bastante lograr que no lo despidiera al nene, aunque éste estaba prendido a sus caderas con brazos y piernas. Le costó poco recuperarse y me pidió que la dejara cogerlo, accedí a eso diciéndole a Julito que se dejara besar y penetrar por la abuela, me miró raro diciendo que ella no podía y fue Dora la que contestó… “Sí mi cielo, la abuela va a poder porque tiene un consolador, vení dejame besarte, que feliz que me hacés”, -le dijo y lo abrazó para comerle la boca-. Yo no había terminado, pero eso me interesaba más y me puse a un costado a observar, el morbo era tremendo, la muy puta le comía la boca con desesperación, aunque Julito no se quedaba atrás en sus devoluciones, las lenguas y los dientes se chocaban y ambos gemían como animales en celo.
Dora había dejado el consolador sobre la mesa de noche y, aparte de besarse, sus dedos se ocupaban de llenarle el culito de gel al nieto. Tuve que pedirle que se calmara porque estaba caliente al extremo y temí por el culito de Julito, la actitud de la abuela hacía notar en demasía que lo penetraría sin hacer escalas y yo no quería que lo lastimara porque eso me impediría perder mi verga deseosa en su infantil interior y disfrutar por el conducto estrecho y receptivo del hijo de Haydee…
- Bueno, bueno, está bien, estoy sacadísima, ponémela en la cola y me vas frenando, -pidió parando el culo-.
- Dale ahora comenzá a meterle despacio el consolador, -le dije después de haberla ensartado según le gustaba y de que se recuperara del dolor repentino-.
- Despacito abuela, me duele, me duele mucho, -decía Julito, aunque vi que estaba disimulando porque a la vez que pedía y se quejaba empujaba sus caderas para recibir más-.
- Cuesta bastante, creo que era virgencito, pero le gusta, me parece que lo voy a coger más seguido, es todo un putito, esto me calienta muchísimo, -expresaba con los ojos brillantes de placer morboso-.
- Yo no soy putito abuela, te dejo porque sos vos y Gustavo, pero nadie más me toca, -acotó como si se ofendiera y yo me reía por dentro-.
- Llename Gustavo, llename porque no creo que tu verga le entre en el culito a mi nieto, lo vas a romper todo, -pidió moviendo sus caderas como si perreara-.
- Yo quiero probarlo, dale un poco más y dejame a mí, -le dije sin dejar de bombear en su culo pedigüeño-.
Luego de un rato de ver como se desesperaba y tenía orgasmos repetitivos con mi verga en su trasero y penetrando al culito de su nieto, salí de ella y le pedí que se colocara delante de la cara del nene para que éste la chupara porque yo me dedicaría a su culito, “tené cuidado Gustavo, es muy chiquito”, -pidió un tanto asustada, (si supiera). El caso es que Julito paró más su culito cuando me sintió punzando con mi glande y su ano pareció dilatarse más, igual gritó y estampó su cara en la concha de su abuela que trataba de consolarlo.
El suspiro de satisfacción fue enorme cuando ni un milímetro del tronco quedó afuera de su culito y enseguida comenzó a moverse pidiendo más. Claro que la abuela se olvidó del presunto dolor de su nieto y no lo dejó hablar más, estaba desesperada y a los gritos empujando la cabeza de Julito como si quisiera que éste se metiera dentro de ella, se dio cuenta que no podría y le pidió que le metiera los dedos, es más, activado por mis entradas y salidas y por los gritos de la veterana, creo que le metió toda la mano en la concha, aunque ella estaba feliz con eso.
Yo no tenía intenciones de seguir aguantando, me afirmé en las caderas del nene y deposité toda mi descarga bien en el fondo de sus tripas escuchando que a medida que recibía el líquido caliente en sus entrañas gritaba: “Cosquillas, me dan las cosquillas”. Dora no podía opinar, estaba semi desmayada y tenía su cabeza hacia un costado, el trajín y los orgasmos la habían dejado sin fuerzas, aunque tenía una sonrisa complacida y boba en su rostro.
- Me gustó mucho cuando me la metiste hasta el fondo, ya no me duele tanto.
- Me alegro, vas a tener que decirle a tu abuela que compre un consolador más grande.
- Sí, uno como tu verga, ¿puedo seguir cogiéndola a mi abuela?, -preguntó y era lógico, la juventud y la novedad jugaban a su favor-.
- Claro que podés, todas las veces que quieran, eso sí, no la agotes demasiado, van a poder hacerlo todos los días que puedan, pero ahora me voy a lavar y descansaré un rato en tu cama.
Dora ya se había recuperado un poco y el “deseo” para que se cogieran mutuamente se instaló en los dos, lógicamente, al irme de la casa olvidaría mi presencia, pero seguirían con los suyo en el transcurrir de los días, luego vería que pasaba después de las dos semanas, pero ya eso era otro cantar, estaba en mí refrescarles o no las ganas de que se propinaran placer. Estaba bastante satisfecho, miré la hora, eran casi las doce del mediodía, puse la alarma en el celular para que sonara a las catorce y me fui a dormir un rato, sabía que llegaría tarde a verla a Haydee, aunque ella esperaría.
Me levanté totalmente descansado y renovado, Dora y Julito estaban dormidos, ambos mostraban su desnudez y en la habitación reinaba un aroma a sexo que volteaba, los dejé así y puse la alarma en el celular de la abuela para que sonara una hora después, olvidar se olvidarían de mi presencia en esa cama, pero la desnudez, el consolador, el aroma a sexo y los huecos dilatados no les dejarían lugar a dudas sobre lo que habían estado haciendo. Salí de esa casa y me fui al semipiso que antes usaba el anterior dueño del Estudio.
No había hecho ni cien metros cuando vibró mi celular, era Greta, ni idea tenía de lo que podría querer, pero la idea de verla haciendo un “69” con Haydee me pasó como un ramalazo erótico por la mente y apenas me saludó no la dejé hablar, enseguida surgió el “deseo” para que se presentara con urgencia en el departamento (le envié la dirección por mensaje) porque quería cogerla y verla hacer de lesbiana con Haydee, aceptó sin dudar y dijo que ya mismo se tomaba un taxi, para completarla la llamé a mi Secretaria y “deseé” lo mismo para ella. Llegué bastante rápido al edificio y estacioné el auto en la cochera, desde allí podía ver la entrada principal y esperé dentro del auto a que llegara Greta. La vi clarito cuando bajó del taxi vistiendo botas de caña alta y minifaldas con una campera de cuero, se la notaba apurada, tocó el portero eléctrico y Haydee le abrió las puertas para que tomara el ascensor, desde allí la perdí de vista, pero me tomé unos diez minutos más, esperaba entrar al departamento cuando ya estuvieron en plena acción.
Luego de eso llamé al ascensor teniendo el saco en la mano, por si las moscas, era la única manera de disimular el bulto que se había formado en mis pantalones, estaba excitadísimo y no me importaba quedar de cama después de la “batalla” que pensaba librar. Tenía claro cuál era la entrega que me dispensaba mi Secretaria y estaba seguro que Greta no se quedaría atrás, para mejor, le encantaba recibirla por el maravilloso culo que tenía, verdaderamente daba para una película porno mental.
Entré al departamento con mis propias llaves y desde el living me llegaron los gemidos de placer de ambas mujeres. La puerta del dormitorio estaba entornada, la ropa de Greta desparramada por el lugar y no me apuré, visualizar la escena formaba parte del morbo y me puse a mirar mientras me sacaba la ropa. No pude apreciar mucho del rostro de Greta, Haydee estaba sobre ella, la besaba gimiendo y dos de sus dedos ingresaban y salían de la vagina de la Conductora televisiva. Mi verga parecía a punto de explotar y me acerqué a la cama consciente de que iba a ser una tarde tremenda.
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
D verdad quisiera k esta historia nunca acabarac
Lo único que me gustaría que cambiará en esta historia es que le des un poco mas de profundidad a las hechiceras, que nuestro protagonista se involucre con ellas más y se podría desarrollar una trama interesante (sin mencionar exitante) con cosas sobrenaturales, no tiene que volverse una historia de elfos y magia arcana y eso, pero estaría cool agregan más transforndo en eso, incluso podría desarrollar una relación mas profunda de la madre-bruja y su hija-bruja. También me gustaría ver que haya algún culito (ya sea niño o niña) que sea recurrente por tener algo especial o algo así