El Seminarista caliente IV: el vergón desconocido de Oaxaca
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Borgia85.
Ese oaxaqueño vergón me dio una buena friega.
Ya sé, ya sé los deje algo abandonados, espero que comprendan que mis múltiples actividades me absorben; pero bueno sin más aquí les dejo lo último que escribí y al final me gustaría leer sus comentarios.
A principios de este año se presentó la oportunidad de ir a Oaxaca, a nadie le caen nada mal unos días de asueto.
En las vacaciones decembrinas aproveché para irme del 2 al 6 de enero a tierras oaxaqueñas, y disfrutar al máximo de los oaxaqueños, que por cierto me trataron muy bien.
Salí el día 2 de enero de mi tierra natal cerca del mediodía, en Oaxaca me esperaban mi padrino y un compañero del seminario a quien llamare Pedro.
Lo que les relataré ocurrió el jueves 4 de enero.
Por la mañana después de desayunar pase a la oficina de mi padrino a saludarlo, y mientras hablábamos de varias cosas, mi padrino me comento:
-ahijado, ¿qué tal te han tratado mis paisanos? ¿Ya comiste carne oaxaqueña?
Respondí:
-pues me ha ido bien padrino…
Interrumpió:
-por cierto, ¿ya fuiste a los cuartos oscuros…?
-pues no sé dónde están, además no sabía que había cuartos oscuros aquí en Oaxaca…
-pasa en la tarde por mi después de las 6 y te llevo.
Agregue:
-será que puedo invitar a mi amigo Pedro.
-pues si no se espanta, adelante.
Seguimos platicando trivialidades por un rato más, después yo me retire para que siguiera trabajando y así regresar por la noche para irnos a divertir.
Ya por la tarde pase a la oficina de mi padrino, claro que primero pase por mi amigo Pedro al parque central de Oaxaca.
Llegamos a la oficina y mi padrino nos pidió que lo esperásemos unos minutos para terminar atender a sus clientes y cerrar su negocio.
Caminamos varias calles, hasta llegar a un zaguán negro, mi padrino dijo:
-preparen su $$$, son $50
La verdad yo estaba algo nervioso, en todos mis años de desmadre jamás había estado en un cuarto oscuro, conocía la dinámica pero no había entrado.
Mi padrino toco el timbre y no tuvimos que esperar mucho, alguien abrió la puerta y entramos, subimos las escaleras y llegamos a una especie de cuarto con luz roja, el encargado nos cobró y nos dio un par de condones a cada quien.
Mi padrino giro la cabeza y me dijo diviértete, mi amigo también andaba nervioso porque al igual que yo era su primera vez en un lugar como ese.
No sé decir cuántas personas había pero era un buen número, toqué algunas nalgas, mame una que otra verga, alguno que otro me la chupó.
Era un departamento a decir verdad y lo mejor es que tenía acceso a la azotea y eso me permitió subir al menos dos veces a fumar.
Al principio me sentía extraño pero poco a poco me fui acostumbrando a la oscuridad además de que comencé a entender aquello y me la estaba pasando muy bien.
La noche trascurría sin mucha novedad ni nada extraordinario, en la azotea pude disfrutar de ver a tres chicos haciendo un trenecito a otros fajando, el ambiente estaba muy bien.
El lugar lo cerraban a las 11 de la noche y eran cerca de las 10, la verdad creí que me iría de ahí sin disfrutar de un buen hombre oaxaqueño, para esa hora ya había poco menos de la mitad de la gente que vi cuando llegue (como las 8 de la noche), ya sólo unos cuantos caminábamos entre los cuartos y los pasillos, entonces opte por subir nuevamente a la azotea, ya arriba me dirigí a un extremo y en ese lado estaba una pareja fajando a punto de coger, me acerqué y con un gesto de la cabeza me hicieron la señas que me alejara.
Caminé hacia el otro extremo de la azotea y entonces lo vi, era un hombre delgado, de no más de 35 años (eso creo, jamás le pregunte su edad ni su nombre), media como 1.
70 mts, no había mucha luz y en las penumbras no se distinguía bien su rostro, ciertamente no era muy atractivo pero tampoco estaba para llorar.
Pude notar que recién había encendido su cigarro, se veía casi entero, asintiendo con mi cabeza le salude y comenté:
-que tal…
-qué onda.
-tendrás un cigarro que me puedas dar –y estiro la mano dándome de su cigarro, lo lleve a la boca y jale un poco, aproveche para preguntarle si ya tenía rato ahí, y que si ya había encontrado algo, respondió:
-aun nada, acabo de llegar –le regrese su cigarro y cuando mi mano soltó el cigarrillo en su mano, baje mi mano toqué su entrepierna sobre su pantalón y comenté:
-pues tú dirás… -tiro el cigarro aun sin terminar y agregó: va.
Debo confesar que aunque soy muy hot, hay ciertas cosas que me causan un poco de pudor, por ejemplo el imaginar que mi padrino o mi amigo Pedro me encontraran ahí bien ensartado o mamándole la verga a ese desconocido me causaba un poco de pena.
Recordé entonces que en una de las habitaciones de abajo había un closet donde varios entraban para no ser interrumpidos o disfrutar del sexo sin terceros (irónico, ¿no?).
No estaba muy emocionado que digamos, porque cuando pase mi mano sobre su pantalón no sentí la gran cosa, pero bueno peor era nada.
Así que le pedí que me siguiera, bajamos las escaleras y nos dirigimos al closet de la habitación; en nuestra breve conversación de la azotea note que olía un poco a cerveza, eso me exitó y cuando me dio de su cigarrillo note manos ásperas, por lo que deduje que era un hombre de trabajo rudo.
Mientras tanto llegamos nuestro destino, afortunadamente el closet estaba libre y hasta creo que en la habitación no había nadie.
Le indique por donde entrar y después entre yo, en cuanto cerré la puerta del closet con ambas manos sujetó mi cara y me besó, era tosco y rudo.
En ese momento note que tenía un poco de bigote al igual que yo; mientras me besaba mis manos comenzaron a quitar su pantalón, metí mi mano dentro de su bóxer y encontré una verga flácida un poco pequeña, cosa que me desilusiono un poco, pero que equivocado estaba mi opinión cambiaria minutos más tarde.
Bajé un poco sus pantalones junto con su ropa interior y me puse de rodillas para meterme ese pedazo de carne.
Mientras succionaba su verga el gemía y poco a poco comenzó a crecer su entrepierna, cuando me di cuenta ese verga no cabía dentro del todo en mi boca , era larga y no sabría decir cuánto media, pero como se dice en México, si eran dos puños libres de cabeza, de un grosor un poco más de lo normal (tampoco se decir cuántos cm), además de estar circuncidada (me encantan así, sobre todo por la cuestión de la limpieza) estaba durísima, como brazo de santo y sin mucho bello, (como han leído en otros de relatos de mi autoría, disfruto del sabor, el olor y la textura de una rica verga) en algunos momentos el quitaba mi mano de la base de su verga para poder empujarla hasta el fondo de mi garganta y yo gustoso la metía hasta el fondo, hasta que sus webos chocarán en mi barbilla.
Mi lengua recorría cada milímetro de su glande y de aquel delicioso caramelo, chupe sus pelotas y lamí esa verga como si fuera un helado, estaba en la gloria, pero lo mejor estaba por venir
Después de varios minutos de mamarle la verga, me levantó y me volvió a besar, parece que el sabor de su verga en su boca lo enloqueció, me beso con mayor pasión y me sujetaba fuerte, debo confesar también que mientras mamé su verga aproveché para abrir mi pantalón y preparar el lubricante (siempre traigo en la bolsa una pequeña botella muy discreta para cualquier ocasión).
Bajó sus manos a mis nalgas y al sentirlas las apretó y dijo en mi oído:
-tienes un culo bien rico, estás listo porque te voy a dar hasta para llevar.
Lo volví a besar y acerque mi boca a su oído para murmurar…
-sí, ya quiero sentirte dentro… -mientras le ponía el condón.
Estaba algo nervioso porque la verdad era una verga un poco más grande de lo común, pero como dice el refrán: a rajarse a su tierra; y la verdad no lo dejaría ir vivo.
Eché lubricante en mi culo y también en su verga, me di vuelta y con mi mano tome aquel animal caliente y lo dirigí hacia mi orificio, lentamente su glande comenzó a abrirse paso en mi esfínter, el lubricante ayudaba a que no hubiese resistencia de parte de mi culo y su verga durísima como fierro candente no se detenía.
Sentí algo de incomodidad, y trate de zafarme pero su verga seguía avanzando y en un movimiento bastante ágil pasó sus brazos por mis costados y sus manos tomaron mis hombros por el frente, sabía lo que venía así que respire y me relaje lo más que pude y en unos breves segundos mi culo terminaría por aceptar aquel invasor y en una estocada empujando su cadera y jalando con sus manos mi cuerpo hacia él, metió toda su verga de un solo golpe.
Me sentí lleno, su verga entró hasta el fondo sin dificultad y no pude evitar que de mi boca saliera un gemido bastante fuerte, esperó unos segundos y comenzó a bombear, y como si bailásemos tomamos un ritmo, yo movía mis nalgas al compás de sus embestidas y en cada estocada apretaba mi esfínter,
-que rico te mueves…-logré escuchar entre sus gemidos,
Él jadeaba como un toro y yo gemía como una perra, mientras su verga me hacía disfrutar al máximo.
Giramos y yo quede frente a una de las paredes del closet, me empiné un poco y el siguió partiéndome el culo.
No quería que acabase nunca, me estaba sintiendo en las nubes.
Volvimos a girar y quedamos con en el principio, de espaldas a una de las paredes del closet, había momentos en que tomaba mi cara y me besaba, obviamente era algo incómodo por lo que sólo nos besábamos por unos segundos y después el proseguía con lo suyo.
En esos momentos perdí la noción del tiempo y después de un buen rato de estar cogiendo, susurró a mí oído diciendo:
-ya me voy a venir;
Comencé entonces a masturbarme, quería llegar junto con él, es delicioso sentir como te llenan el culo de leche mientras te vienes, tener la verga dentro del culo mientras me vengo se siente riquísimo; aceleré los movimientos de mi mano y cuando sentí que me venía, le pedí que me cogiera mas rápido y sin dudar aceleró aún más sus arremetidas y en el momento de venirme dio una última estocada hasta el fondo y sentí palpitar su verga dentro de mí, mientras mi esfínter apretaba el ritmo de los espasmos de su verga.
De su garganta salió más de un gemido, casi al ritmo de mis contracciones anales.
Saco y metió su verga varias veces más en mi culo con un poco de calma, lentamente sentí como se iba poniendo flácida y su verga terminó por si sola de salir y sacando papel de mis bolsillos le pasé un poco para que se limpiase y yo hice lo mismo.
Nos vestimos y antes de salir del closet me beso nuevamente, pero esta vez con más ternura y dijo:
-tienes unas nalgas muy ricas, espero poder verte en otra ocasión por aquí
Yo le dije que no era de ahí y sólo iba de visita y que al siguiente día regresaba a la CDMX, me beso una vez más y en silencio abrió la puerta del closet y salió, ni siquiera hubo tiempo de pedir su número o preguntarle su nombre o de donde era, porque de manera inmediata salió del lugar.
Algo cansado pero muy satisfecho y feliz, subí nuevamente a la azotea y ahí estaban sentados mi padrino y mi amigo Pedro, me senté a su lado y después de unos minutos de silencio mi padrino dijo:
-como te fue ahijado, ¿encontraste algo bueno? -suspire, mire a las estrellas y dije:
-muy bueno padrino…
Mi amigo comentó que a el también le había ido muy bien, además dijo que ya tenía hambre y al fijarme en mi reloj eran las 10:55, así que antes de que nos pidieran salir de ahí, nos encaminamos a la puerta.
Ese desconocido de los cuartos oscuros fue uno de los muchos hombres que disfrute en tierras oaxaqueñas, pero esa ya es harina de otro costal.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!