Empecé jugando y terminé de puto XVI
Mejor que te limpies las piernas del semen que te sale del culo antes de salir, no querrás que te vean tirando leche de tu macho por el culo..
Al escuchar a Maty se me congeló la sangre, de repente sentí un frío helador que se apoderaba de mi y comencé a temblar.
Qué…, qué me estas diciendo Maty, no habíais terminado? Eso es lo que entendí… -Mi voz sonaba temerosa.
Sebastian, solo eran chismes de la gente que habla mucho sin saber, todo mentira y al revés, Anabel esta embarazada de mi.
Pero no puede ser Maty, ella es una niña aún. -Según había escuchado la chica tenía solo 15 años.
Pues sí lo está sin duda y no hay vuelta atrás.
Y como sabes que has sido tu?, igual ha sido otro chico, no se… -En mi miedo buscaba algún fórmula para evitar la verdad.
Ella era virgen y yo la desfloré, no ha estado con alguien más, lo que tenga dentro, sea hembra o macho, es mío. -Todas mis ilusiones se habían derrumbado como castillo de arena.
Tu la amas? -Pregunté temeroso de saber la verdad.
Sí creo que la amo, la quiero un montón y voy a casarme con ella, mi hermana quiere evitar el escándalo ya que Anabel estudia en su colegio.
Y en qué lugar quedó yo Maty? -Después de hablar me arrepentí de mi pregunta que no tenía sentido.
Tu eres mío, eso no cambia nada, a ella la quiero y a ti te necesito, siempre serás mío Sebastian, tu lo sabes bien.
Eso es lo que piensas de mi, soy solo un agujero donde deposites tu esperma cuando lo necesites? -Me había dado rabia su respuesta.
No seas estúpido Sebastian, o es que pensabas que había algo más…, qué iba a casarme contigo, acaso yo soy maricón? jajaja.
No podía soportarlo y me tiré con rapidez de la cama, rápidamente recogí alguna de mi ropa, me puse el calzoncillo y me dirigí a la puerta, Maty sentado en la cama me observaba sin intervenir mirándome con sonrisa sarcástica.
Mejor que te limpies las piernas del semen que te sale del culo antes de salir, no querrás que te vean tirando leche de tu macho por el culo.
Salí furioso dando un portazo y a grandes pasó me dirigí a la habitación de Pablo, pude entrar porque no tenía el seguro, el bulto de su cuerpo se veía tendido sobre la cama, me dirigí al baño y como me había dicho Maty, limpié los regueros de semen que escurrían por mis piernas, desde luego mi tío era un auténtico semental, luego me senté en le inodoro y expulsé el resto que me quedaba dentro, no quería tener conmigo nada que le perteneciera.
Después de limpiarme bien volví a la habitación, mi primo dormía como un tronco, su pelo como manto de oro le tapaba el rostro, al respirar un mechón de pelo se movía impulsado por su aliento, su aspecto era de querubín dormido, me tumbé a su lado sintiendo correr las lágrimas por mis mejillas.
Al día siguiente pude constatar que Maty me rehuía y cada vez que cruzábamos la mirada solo veía su cínica sonrisa.
*
Unos días después recibí una carta de mi hermano Lucio, era corta y me decía pocas cosas, él ya no estaba en el pueblo, ahora vivía con su padre que lo había reclamado, había dejado sola a mamá, sola con su pareja Alfredo.
Por otro lado también me decía que Teresa, la madre de nuestro primo Francisco (Paco), se lo había llevado a vivir con ella.
No me decía nada sobre mis amigos, tampoco de mi negro Ismael, solo hablaba de como también a él le había cambiado su vida el que su padre decidiera rescatarlo de la vida en el pueblo.
Me alegré por él ya que seguramente tendría más oportunidades para estudiar en una ciudad, pero también me daba pena que mamá se hubiera quedado tan sola.
Mi amistad con Guillermo se iba consolidando, no era un chico exigente y se conformaba con que nos diéramos algunos besos y pasáramos el tiempo juntos.
Mi contacto con Maty prácticamente se interrumpió, solo nos llamábamos por teléfono para resolver las dudas que me surgían, si papá le había pagado una cantidad de dinero tenía que responder a su obligación y ganárselo.
Por mi primo Pablo me enteré que el abuelo le había comprado una casa, no para que se fuera a vivir con su novia cuando se casaran, únicamente porque Maty quería independizarse, para ello también el tío Guido le consiguió un trabajo de media jornada en su hospital como camillero o algo así.
También me dijo Pablo que algunos domingos Anabel, la novia de Maty, iba a su casa para comer con ellos. Nuestras charlas sobre ese tema se reducían a lo que Pablo quería hablarme, en realidad yo no deseaba ni escucharle ya que sentía celos de Anabel.
Mi único consuelo, si puedo llamarlo así era Guillermo, con Jorge todo seguía igual, de verdad que a veces lo necesitaba ya que era la única verga de que disponía para calmar ni necesidad de macho, pero solo era sexo lo que teníamos y no era más de una vez a la semana aunque ese día eran tantas las ganas que sentía que me montaba por dos horas al menos y luego se marchaba bien contento para su casa.
Guillermo era un amor, solo que aún no teníamos nada, y durante todo aquel trimestre fuimos novios únicamente de besos y agarradas. Él era bastante bueno en ciencias, en lo que yo más fallaba, aprovechábamos algunos descansos entre clases y él me explicaba lo que no había entendido, un día que nos encontró en clase el profe de matemáticas le pareció de lo más bonito que Guille me estuviera ayudando, en su siguiente clase le pidió a mi compañero de pupitre que se cambiara con Guillermo para que fuera mi compañero.
La verdad que intentábamos que no se notara que éramos novios, pero no sería ocultarlo durante mucho tiempo, sobre todo porque Guille es muy expresivo y a veces me daba un beso en la mejilla sin darse cuenta que había gente a nuestro lado. Al final creo que todos sabrían lo nuestro y a mi novio lo le importaba, eso pensaba entonces, yo me sentía protegido por él y su fama y eso me salvaba de que alguien intentara golpearme o meterse conmigo además que ser sobrino de la directora me otorgaba beneficios, alguna vez sí escuchaba alguna palabra ofensiva y homófoba como putito, maricón, cosas de ese tipo, pero lo decían en voz baja, los profesores no iban a permitir que a Guille, el modelo del colegio, alguien lo cuestionara.
Como decía pasaron algunos meses de lindo e inocente noviazgo, pero luego buscamos experimentar cosas nuevas juntos, Guillermo un día trajo unas revistas a escondidas, eran revistas pornográficas de hombres homosexuales, maricones los llamaban, o putos, o jotos, pero lo mas común era el trato vejatorio de la palabra maricón, la que más proliferaba.
Había encontrado un lugar poco frecuentado en uno de los pabellones deportivos, Guillermo tenia acceso a la llave por colaborar con uno de los profesores, y allí pasábamos algunos ratos que se podía con besos que cada vez se volvían más apremiantes, mi novio de verdad que no sabía mucho de sexo, o al menos nunca lo había probado según él, pero si que tenía muchas ganas de experimentar, para él era una guía lo que se miraba en las páginas de las revistas.
También yo tenia ganas de hacer algo con él, pero claro que deseaba que fuera Guille quien tomara la iniciativa ya que me interesaba aparentar que yo no sabía nada del asunto, ni en sueños quería que mi novio supiera de mi vida sentimental.
Y un día de esos, donde las ganas le mataban, a mi también, las imágenes de las revistas terminaron por incendiarnos.
Mira amor, te gusta como se cogen?, debe ser bueno por la cara que ponen. -Había dos chicos jóvenes donde uno le metía la verga en el culo a su pareja.
No se Gille, se le ve muy grande la pija y tiene que hacerle daño…
Mira, aún queda bastante rato para que toquen el timbre, mejor si nos desnudamos, quiero verte sin ropa si no te importa.
Yo dudaba de hacerle caso, él me dio un beso que me hizo decidirme y me quité la ropa bajo su atenta mirada, al quedar desnudo me puse las manos tapándome los genitales.
No sientas vergüenza, somos novios y es normal que nos veamos desnudos, mira como ahora me la quito yo.
El cuerpo de mi novio es una maravilla, perfecto como lo mires, todo en su lugar y muy bien puesto, los músculos se le marcaban, no demasiado pero para mi se le veía muy lindo, su pene me pareció grande para un chico de su edad, como el de Jorge pero ligeramente más gordo en el centro, no tenía mucho vello, solo algunos pelos en el pubis arriba del pene, sus huevos recogidos en una bolsa gruesa pegada a la base del pene, arrugadita y casi negra, tenía una media erección y no terminaba de salirle el capullo, solo la puntita roja y brillante.
Nos quedamos los dos embelesados mirándonos, él me retiró las mano con las que me cubría y me cogió la polla delicadamente, al sentir su mano mi polla dio un respingo y comenzó a ponerse tiesa.
Es muy bonito tu pene. Me dijo con la cara toda roja. Dejó mi pene y me sujeto mis huevos, al contrario que los suyos colgaban un poco bajo mi polla. Pero no hacíamos nada más y le pregunté.
Y ahora qué hacemos?
Si no te molesta puedes besarme el pene y ver si te gusta.
Su pene estaba ya re duro aunque no terminaba de salirle la cabecita, una gota de líquido seminal aparecía en la boquita. Su pene así todo erecto no pasaría de los 16 o 17 centímetros.
Sin pensarlo más me puse de rodillas, se agarré el pene tirando de él para bajarle ya que estaba pegado a su tripa, y me lo metí en la boca, pensaba que estaba totalmente duro pero al poco tiempo noté que se le ponía más duro y crecía un poco en mi boca, comencé a pasarle la lengua por el glande después de retraerle el pellejo que lo cubría, se lo lamía como hago con los helados o los pénjamos de caramelo, mi novio enseguida empezó a gemir y me pidió que le pasara la lengua por los huevos, le obedecí, me gustaba la rugosidad de la bolsa y traté de meterla entera en mi boca sin lograrlo, en realidad los dos huevos a vez eran demasiado.
Al poco tiempo me pidió que tratara de meterme toda su verga en la boca, sabía que podía comerlo entero pero simulé que me venía una arcada cuando me la metí todita hasta la garganta, y como vi que le había gustado continué con el juego de metérmelo y sacarlo, hasta que se puso a temblar y acto seguido sentí los chorros de su semen inundarme la boca, lo dejé en mi boca tragando lo menos posible y cuando me sacó la verga lo escupí en el suelo. Guille se inclinó y me besó la boca buscando su esperma con la lengua. Aún quedaba tiempo y nos tendimos en unas colchonetas esperando la llamada a clase.
Te ha gustado como te la chupo. -Le pregunté escondiendo los ojos de él.
Ha sido delicioso, nunca pensé que me gustaría tanto, no quiero asustarte pero también tengo ganas de que me des tu culito.
No se si será posible, eso debe doler mucho, además que no creo que tu pene me entre. -Me abrazó volviendo a besarme muy excitado.
No tiene que se así, he leído que no es tan difícil, solo hay que prepararte tu culito, dilatarlo y luego ya se puede meter.
Pero si me haces daño?, igual me rompes algo por dentro, nunca hemos hecho eso. -Yo me mostraba tímido y como temeroso, y él intentaba convencerme.
Mira amor, yo voy a cuidar de ti y que no tengas dolor, todos los novios lo hacen y luego quieren más, tienes que confiar en mi.
Sonó el timbre, nos vestimos y echamos a correr para llegar antes de que el profesor cerrara la puerta de la clase.
A Guillermo mi mamada le había gustado demasiado y casi todos los días me lo pedía, y comenzamos a coger confianza pensando que nadie se enteraba, empezamos a besarnos en los descansas entre clase y clase, la mayoría de las veces era solo un piquito en los labios, otras teníamos que apartarnos disimulando ya que el beso se nos había ido de las manos, pero una vez nos cogieron mientras se la chupaba. El profesor encargado se había llevado la llave y Guille no se aguantaba las ganas, nos metimos en los vestuarios pensando que ese día no se utilizarían, nos fuimos en el rincón más apartado tras las taquillas y allí comencé a hacer mi trabajo, por la excitación y los nervios no nos dimos cuenta de que alguien había entrado, solamente cuando Guille gimió anunciando su descarga de semen escuché algunas voces, rápidamente él se guardó la verga aún cubierta de su semen y mi saliva, tratamos de arreglarnos la ropa y sentimos las voces que se alejaban y el golpe de la puerta al cerrarse; respiramos intentando calmar los nervios, por poco nos cogen mientras se la chupaba. Cuando salimos de los vestuarios en el salón estaban algunos miembros del equipo de fútbol, compañeros de Guille, comenzaron a hablar sin que nadie hiciera mención a que nosotros aparecíamos de repente, solo algunos de ellos me sonrieron como sabiendo lo que estábamos haciendo y ahí se quedó todo.
*
Pasaron los exámenes trimestrales y mis notas resultaron suficientes para que papá me felicitara, también llamó a Maty para darle las gracias, ahí si dije que no necesitaba seguir gastando más dinero, que yo me las arreglaba y no necesitaba más ayuda. La verdad era que Maty había hecho muy poco para facilitarme las cosas.
El día 22, tres días antes de Navidad Maty y Anabel se casaban en una ceremonia que sería fastuosa y con cientos de invitados. Ese día me sentí derrotado y lleno de rabia pero tuve el arrojo de felicitarles deseándoles lo mejor.
El día anterior llegó mi abuelo Fernando, acompañado de mis tíos Fernando Jr y Yolanda, también vino mi primo Roberto, a Luis excepcionalmente solo le daban permiso en la academia militar para la ceremonia de boda y la comida, después tendría que regresar. Decidieron que mi abuelo y mis tíos durmieran en casa de mi tía Inés y que Roberto estuviera en nuestra casa. A la abuela tuvieron que dejarla con Mario ya que prácticamente ni se movía de la silla de ruedas o la cama.
Cuando lo supe sentí saltar mi corazón, igual podía darse la oportunidad de poder estar a solas con mi primo.
El día que llegaron fueron directamente a la casa de mis tíos, papá y yo fuimos para verlos y a la vez recoger a Roberto, la tía Inés se opuso que marcháramos sin cenar en familia y papa tuvo que llamar a Miguel para comunicárselo.
Por supuesto que Maty también estuvo en la cena, pero intenté evadir estar a solas con él en todo momento y me dediqué a hablar con Roberto observando la mala cara que ponía mi tío al darse cuenta que lo rehuía. Roberto se sentó a mi lado y era palpable el cariño que me mostraba y consecuencia de que Maty se pusiera más molesto.
Ya durante la cena Roberto acariciaba mi pierna protegido por el mantel, los dos sentíamos la necesidad de sentirnos cerca, su actitud para los demás era de lo más natural y consecuente, pero para Maty que nos observaba sin perder detalle era diferente, quizá intuyera lo que Roberto me hacía y deseaba.
Nos despedimos enseguida de la cena ya que Miguel estaba solo en casa, al día siguiente no participaría en la boda a pesar de que la tía sí lo había invitado, pero no quería que surgieran problemas con mi tía Yolanda.
Cuando nos fuimos a la cama papá acompañó a Roberto para enseñarle su habitación, justo al lado de la mía, en unos segundos se despidió dejándolo allí.
Estaba dispuesto a meterme en la habitación de mi primo cuando fuera posible para darle el recibimiento que se merecía, prudentemente tenía que esperar un tiempo por si mi papá volvía, me entretuve tomando una ducha y lavándome la boca, por supuesto preparándome por si surgía algo en mi visita nocturna.
La impaciencia me podía y una vez listo me decidí a realizar la visita, salí al pasillo y llamé con los nudillos a la puerta de mi primo, tardaba en responder y pensé si ya se habría dormido, pero entonces escuché un ruido y abrí la puerta, Roberto no me había escuchado ya que en ese momento salía del baño secándose la cabeza.
Perdona, he llamado y como no contestabas… -Le dije mientras cerraba la puerta a mis espaldas.
Sí, jejeje, no podía oírte estando bajo la ducha. -Los dos nos quedamos mirándonos, él aún con la toalla en la mano y desnudo, volví a recrear mi vista en su musculoso cuerpo de hombre de campo, yo llevaba mi ropa de dormir acostumbrada, una camisita sin tirantes y escotada y pantalón corto ceñido a la cintura.
Roberto tiró la toalla al suelo y abrió los brazos, corrí a refugiarme en ellos, mientras me besaba en la boca me elevó dándome un par de vueltas.
Ah Robert que ganas tenía de estar solos…
Yo también lindo primito, toda la tarde aguantando a la familia cuando lo que quería era tenerte así conmigo. -Volvió a unir nuestras bocas besándonos desesperados.
Lentamente deshicimos el abrazo y le cogí de la mano llevándolo hacia la cama, vi que su polla que antes estaba en su mínima expresión ahora se iba soltando. Le empujé para se recostara y me puse a su lado, me abracé a su pecho besándole el cuello, quería preguntarle tantas cosas de la hacienda, de su vida, hasta de su novia, pero no me atrevía. Me quedé echado y Robert se arrodillo junto a mis rodillas, me levanté un poco y puse mis manos sobre su nuca, lo atraje hacia mi y lo abracé, él quedó echado encima de mi, cubriéndome con su cuerpo por completo, notaba la presión de su enorme pecho encima del mío, mis piernas estaban abiertas quedando cada una a sus costados, lo abrace más fuerte con las manos y las piernas, también él me abrazaba, me estrujaba contra él.
Tenía la cara oculta en mi cuello. -Suspiré sintiéndolo todo él pegado a mi.
Que bien estoy así Robert, he pensado en ti muchas veces, en lo bien que me lo hacías pasar y al final no sabía si te habías molestado. -Me besó el cuello sacándome un escalofrío.
No me digas eso pimpollo, nunca podré enfadarme con lo que quiero tanto.
Me dijo abrazándome contra él, sintiendo mucho más su cuerpo, su polla y la mía se refregaban separándolas solamente la fina tela de mi pantalón, estaban duras, yo sentía la suya grande y caliente lo mismo que él notaba la mía. Comenzó a mover la pelvis contra mi, como si me estuviera follando a la vez que metía la lengua en mi oído moviéndola rápido, bajó por mi cuello, me agarré más fuerte a él y lo dejé hacer.
Me empezó a quitar la camisilla mirando mi abdomen y empezó a darme lenguetazos, hasta que llegó lamiendo a mis pezones succionándolos.
Ahhhh…, ummmmm… Robert. -Gemí sin control.
Roberto me morreaba y terminó de quitarme la camisa tirándola sobre mi cabeza volviendo a morrearme, su lengua buscaba la mía, abrió más mis piernas y empezó a lamer mis ingles y la polla por encima de la tela de mi pantalón, mi respiración estaba muy agitada y se dedicó a quitarme los pantaloncillos, la última prenda que me quedaba.
Cuando vio mi polla dura se la metió en la boca, tragándola tanto que mis huevos chocaron con su barbilla, me la estuvo mamando un buen rato hasta que no puede aguantar más y empecé a escupir mi semen, pero Robert continuó chupando mientras mi semen iba saliendo, chupaba y lamía con más ganas, se comió todo lo que expulsé mientras mis gemidos inundaban el cuarto, me dejó exhausto de placer y algo cansado.
Tenía que devolverle el favor, hice que se sentara en el borde de la cama y yo me arrodillé en el suelo frente a él, entonces pude ver bien su verga, no la recordaba tan grande de aquella noche en el río, me quedé atónito y sorprendido, era una polla morena y venosa, el tronco era tan ancho que el glande parecía pequeño, le pude calcular 23 o 25 centímetros, por su grosor no podía abarcarlo con la mano que se la cogía, sus huevos eran también grandes y se les veía negros del abundante vello que los cubría, ahora entendía que me hiciera gemir de aquella manera cuando me cogía con semejante verga, se la comencé a lamer y traté de meterla en mi boca, pero la sentí llena de verga con solo meter el glande, me esforcé en meterla más hasta sentirla en mi garganta, únicamente me había metido como la mitad y me estaba reventando la garganta, después de meterla y sacarla varias veces de mi boca le empecé a dar lametones, le lamía todo el tronco, la cabeza, los huevos que se le habían relajado y me los metía uno a uno en la boca, los succionaba con fuerza para que gimiera.
Robert no paraba de gemir en ningún momento, me acariciaba la cabeza y el cabello, a veces me lo agarraba y tiraba de él cuando por descuido mis dientes lo raspaban, después de un tiempo comiendo verga me agarró la cara y me acercó a él para morrearme de nuevo.
Cuando se cansó volvió a tumbarse en la cama y me pidió que me subiera, me colocó paralelo a él y me pidió hacer un sesenta y nueve, volví a meterme su polla en la boca todo lo que podía, hasta me forcé para conseguir metérmela más consiguiendo que me atragantara, pero continué chupando aquel sublime mástil de carne dura, estaba cachondo perdido, enloquecido por todo lo que me estaba pasando, gozaba chupándole la pija y a la vez deliraba cuando le sentía a él darme lametones por toda mi polla y llegando ya a mi ano.
Los rugidos que a Robert se le escapaban a veces, aumentaban mi lujuria y ganas de darlo todo. Las lamidas en mi culo pasaron a ser una auténtica comida de culo, me dio varios lametones y sentí las puntas de sus dedos acariciar mi agujero, luego me terminó metiendo la lengua mientras me abría con fuerza las nalgas, la movía con rapidez, vaya comida que Robert me estaba dando logrando que mi culo ardiera.
Ohhhh Robert, no puedo más primito. Fóllame ya! -Le gritaba cachondo perdido.
Entonces él me agarró y me dio la vuela quedando de frente cara a cara, me puso sobre él que estaba acostado, me sentó en su abdomen, yo busqué con la mano su verga, la puse en la entrada de mi culo.
Es toda tuya primito, disfrútala pero no te hagas daño. -Me dijo risueño haciendo referencia a su pollón y sacando una risita.
Quiero que tu polla me abra y que me revientes el culo. -Le respondí, también sonriéndole divertido pero con miedo. Mordí mi labio inferior y mirándole fijo a los ojos comencé a sentarme sobre su pija.
Ahhhhhhgggrrr. -Grité al momento que esa barra de carne se abría camino en mi interior, me incliné y apoyé las manos en su pecho, no entendía aquel dolor después de haberla tenido ya dentro de mi en otra ocasión.
Robert suspiraba y yo iba flexionando poco a poco mis rodillas, dejándome caer para atravesarme en su verga, hasta que sentí como mis glúteos tocaban los pelos de su polla, Robert me tenía sujeto por la cintura evitando que cayera de golpe, no dejaba de gemir y suspirar, cuando ya estuvo entera en mi culo me quedé quieto mirándole con dos lágrimas corriendo por las mejillas que él arrastró con los dedos, pasados unos segundos metió las manos bajo mis muslos elevándome y comenzó a mover sus pelvis, metiendo y sacando su verga de mi ano.
El pequeño dolor había desaparecido.
Ahhhhhh, ahhhhhh, ahhh. -No podía dejar de gemir del gusto tan rico que sentía.
Aumentó el ritmo, la sacaba y la metía con rapidez, hasta que llegó un momento en que todo mi cuerpo temblaba, tenía la boca abierta y me resbalaba la baba cayendo sobre mi pecho. Sin sacarme la verga, cogido de la cintura como me tenía, me elevo ligeramente y me dio la vuelta pegado a él, quedando sobre mi y yo debajo con las piernas abiertas, así la sacaba entera menos la cabeza, dejando el glande dentro, y me la metía de golpe en una penetración muy rápida y seguida.
Ahora si notaba como me llegaba al fondo de mis entrañas haciendo que mi gritos y gemidos fueran constantes, estuvo un buen rato así, hasta que sujetándome con fuerza se levanto de la cama bajando al suelo, yo temiendo caer me agarré de su cuello con los brazos y pasé las piernas por su cintura cruzándolas, y de esta manera donde me cogía de las nalgas me hacía bajar y subir sobre su polla, él de pie se movía por la habitación en una demostración de la gran fuerza que tenía, también de esa forma la penetración resultaba tan profunda cuando me bajaba, que temía que me metiera los huevos de un momento a otro.
Ahhhhhggg, ahhhhhh, ahhh. Si, sí Robert, ahhh, ahhhh, dame Robert, dame más primito, no te pares, ohhhh que bien, ahhhh…
Yo no podía parar de gemir, comenzaba a tener calambres en los pies. Robert también gemía pero de forma más callada. Me agarré muy fuerte a él cuando sentí que el orgasmo me llegaba.
Ahhhhhh, Robert, me vengo, ya me vengooo…
Cada salto que Robert daba hacía que un chorro de semen saliera de mi polla, vaya corrida tan rica que me estada dando a la vez que recibía verga hasta volverme loco.
Después de que me había corrido me agarró de los tobillos, Robert estaba de pie, abrió mis piernas dejándome boca abajo, yo tenía las piernas muy abiertas y sostenidas de sus manos, por su altura superior a la mía me tenía en vertical, mis cabellos colgaban llegando al suelo, y comenzó a follarme en esta posición tan extraña, su polla volvía a entrar y salir de mi culo con rapidez, Robert estaba desenfrenado, cubierto al completo de sudor por el esfuerzo que le suponía mantenerme en el aire sujeto de los tobillos, y a la vez follándome con ganas.
Ayyyyy…., ahhhhh… Robert, sí, sí fóllame más, ahhhhhh ah, ah, ah, ábreme bien el culo, dame más duro primito. -Le gritaba sin razonar mientras recibía verga, casi no podía hablar en esa pose haciendo el pino.
Ufffhhhh, que culo tienes nene, aggghhhh que rico y caliente lo siento… -Seguía sin detenerse dándome por el culo y sosteniéndome de los tobillos en el aire.
Ya parecía cansado y me cambió de postura, me dio la vuelta y me llevó contra una de las paredes, allí me puso con las manos apoyadas en la pared, se arrodillo detrás de mi y me abrió las piernas, de repente sentí que me lamía el culo, pero fue poco y se levanto metiéndome otra vez la verga, la seguía tenido dura como al principio o quizás más dura.
Yo estaba de pie con las manos apoyadas sobre la pared, mis brazos estaban estirados, con los pies solo tocaba el suelo con la punta de ellos, con sus empujones de cadera me elevaba a cada penetrada que me daba, Robert me daba duro por atrás y de golpe volví a sentir que me corría, mi polla volvía a tirar semen contra la pared y en el suelo aunque ahora era menos que la anterior vez.
Ahhhhh, ahhhhh, ahhrgghhh. -Mis gritos de placer eran muy altos, temí que se estuvieran escuchando en toda la casa, me sacaba un grito por cada embestida que me daba.
En ese momento la verga de mi primo me pareció que se hinchaba, que se volvía más gorda y dura.
Arrrrjjjjjggggggg… Toma, toma mi leche canijo, ahhhhhhh.
Ahhhhh…, Robert, Robert…. ahhhhhh… ahhhh… La siento Robert, échala toda dentro de mi… córrete macho mío. arrrhhhhhh…. Me… m…
No pude terminar de hablar, Robert me sujetó abrazando mi cintura y me apretó contra él ahogándome, estrujaba sus huevos en mi agujero soltado sus chorros de esperma dentro de mi culo.
Ohhhhhhh, ohhhhh mi nene, mi nene…. -Gemía besando mi cuello. Aun sentía como los últimos chorros se descargan dentro de mi, notaba que era mucha cantidad de semen el que me había inyectado, yo apreté mi esfínter cerrando el culo para ordeñarlo bien y sacarle todo su semen, también lo sentía muy caliente y espeso.
Después de no se cuantos minutos, o quizás habían sido horas, sacó su verga de mi culo, un chorro de esperma se me escapó antes de apretar mi esfínter para evitar que se saliera.
Oooohhhhhh… -Gemi algo dolorido.
Robert me cogió en sus brazos y me llevó a la cama.
Dormirás conmigo o te llevo a tu cama? -Fue lo último que le escuché, me quedé dormido al instante.
A la mañana siguiente cuando desperté estaba solo en la cama, tardé unos segundos en darme cuenta de donde estaba. El recordar lo de la noche hizo que me saliera una sonrisa de dicha, fue maravilloso lo que Robert me hizo pasar, entonces recordé la corrida que tuve contra la pared y me levanté dispuesto reparar mi incontinencia al eyacular de aquella forma, busqué para ponerme mi pantalón y camiseta revueltos entre la ropa de cama.
El lugar estaba limpio, tanto la pared como el suelo, Robert se había encargado de quitar toda evidencia de lo que paso entre nosotros, bueno todas las evidencias no, ya que las sábanas tenían muestras de nuestra desmedida pasión.
Me fui a mi habitación antes de que Angelo subiera para hacer las camas y limpiar, tuve que echar para lavar mi ropa de la noche, el pantalón estaba húmedo del semen que aún me salía del culo, me preparé y me dispuse a bajar ya que el estómago me hacía ruidos.
*
Nada más abrir la puerta de mi habitación comencé a escuchar voces, desde la galería podía ver entera la sala de la escalera. Las voces que escuchaba era las de papá que junto a Robert y Miguel daban la bienvenida a mi primo Luis, el militar. La sorpresa que me llevé al verle fue inmensa, continuaba con el pelo muy corto, llegaba vestido con el uniforme de cadete de la academia militar. Dios!, lucía hermoso como un héroe griego, bajé corriendo las escaleras y me lancé a sus brazos para llenarle la cara de besos.
Sentí sus brazos estrechándome muy fuerte contra su cuerpo, perdí la noción del tiempo influido por la emoción del momento, hasta que sentí como unos brazos fuertes tiraban de mi apartándome de mi primo, ahí me di cuenta del beso que le estaba dando en los labios, miré a todos lados perplejo, allí delante de todos, incluso de Angelo Luis y yo nos habíamos besado con un entusiasmo que sobrepasaba lo familiar, pero vi que todos sonreían comprensivos. Era papá quien me retiro de su abrazo para arroparme en los suyos.
Ya, ya es bastante amor, deja que tu primo suba a su habitación y pueda cambiarse de ropa.
Quedé impactado por mi descuido, aunque también Luis me había respondido al beso sin querer interrumpirlo.
Subió las escaleras precedido de Angelo que portaba una pequeña maleta. Cuando iba subiendo por la mitad papá le dijo: Te esperamos en el comedor para el desayuno. -Y sin dejar de cogerme por los hombros los cuatro nos dirigimos al comedor para tomar el desayuno.
Todos me parecieron personajes de novela cuando nos volvimos a reunir, estábamos vestidos de fiesta, hasta Miguel que solo nos llevaría hasta la catedral se había puesto su mejor ropa.
Creo que para mi fue el momento culminante del día cuando entramos en la catedral, me sentía escoltado por tres hombres que no dejaban indiferentes a nadie, papá y mis primos se llevaban las miradas de toda aquella gente que ya esperaba en la iglesia. Nos habían reservado para la familia los primeros bancos, los de la izquierda para la familia de la novia y para nosotros los de la derecha, después, allí estaban ya el abuelo, y mi tío Guido con mis primos, la tía Inés, madrina de la de la boda, permanecía de pié con Maty al pie del altar, esperando la entrada de la novia.
Después de dos minutos de nervios arrancó la macha nupcial Lohengrin de Wagner, la novia apoyada en el brazo de su padre avanzó hacia el altar donde Matias e Inés los esperaban. Anabel, vestida de blanco inmaculado, como una virgen salida de cuentos de hadas, aún no se le notaba el ser que llevaba dentro. Tenían entonces 18 y 15 años, unos adolescentes casi niños.
La ceremonia fue espectacular toda ella y llena de momentos de emoción, si miraba hacia el abuelo le veía llevarse discretamente su pañuelo blanco a los ojos, por un momento pensé si me gustaría estar en el lugar de la novia, pero enseguida deseché esos perniciosos pensamientos.
La comida y fiesta posterior, la celebramos en un hotel, con la comida servida bajo las blancas carpas en el enorme jardín donde lo habían dispuesto, en la mesa pude hablar con Pablo y Augusto ya que nos habían puesto juntos. Por ellos me enteré que Anabel y sus padres partirían en un viaje largo que se prolongaría casi un año, cuando volvieran la niña-mujer traería un hermoso bebé niño en sus brazos.
La fiesta se prolongó durante toda la noche para los que quisieron pasarla allí, a mi, sobre las doce de la noche, pasó a recogerme Miguel para llevarme a casa.
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