Escuela para aprender a follar I
«Tu primera clase es en media hora, el profesor Terry te asignará un compañero de estudios, ahora vete y cierra la puerta al salir» ordenó la figura masculina tomando al pequeño a su lado, beso sus labios mientras dejaba que este lo montará, su verga fue tragada por el ano del chico, ambos gimieron..
Jeremy sonrió a sus padres antes de entrar a la escuela, había sido trasladado desde una pública a una privada, la diferencia de ambas es que la segunda tenía dormitorios donde los alumnos debían pasar el tiempo hasta las vacaciones, esto con el fin de garantizar un ambiente escolar libre de distracciones.
Su familia siempre había ido a ese recinto por generaciones y cuando el cumplió la edad de 7 años fue trasladado por petición del abuelo.
Lo primero que hizo el niño pelo castaño fue dejar su maleta en su cuarto, tenía anotado todo en una hoja suelta, ya había venido la semana pasada a conocer, hoy era el momento de mudarse.
Saludo a los maestros que encontraba, no le pareció extraño que estos tuvieran buena condición física y que fueran solo hombres, después de todo era una escuela solo de niños, su hermana había ido a otra por esa razón.
Cuando llegó a su habitación escucho ruido al otro lado, tocó la puerta por educación.
«¡Pase!» Grito la voz de un niño, cuando entró encontró a un chico rubio peinando su cabello enfrente de un espejo, sin embargo lo que le sorprendió fue ver a un adulto salir del baño acomodando su corbata.
«Debes ser nuevo, soy Marcus, profesor de biología» se presentó el hombre fornido, su tez morena era atractiva para quien lo viera.
«Jeremy, mucho gusto» dijo el menor, luego el hombre se despidió saliendo del cuarto, el joven se quedó mirando la puerta sin saber que decir.
«¿Te sorprende que un maestro entre al cuarto? Es rutina, siempre vienen a supervisar lo que hacemos, a veces incluso duermen con nosotros, es su forma de cuidarnos, muchos aquí tenemos familias poderosas detrás, no quieren problemas, me presento soy Tobías» dijo el rubio, Jeremy solo saludo sin presentarse, el ya sabía su nombre de antes.
«Esa es tu cama, cuando termines debes ir a presentarte al profesor encargado, Lucas, debe estar en su oficina, no entres sin tocar, el odia las sorpresas» comentó el menor, Jeremy acepto dejando sus cosas donde le había señalado, luego se retiró.
Caminando por los pasillos notó como los chicos se jugaban en tríos o dúos para charlar con los maestros, era raro que hubieran grupos de niños jugando como en su anterior escuela.
Se detuvo al llegar a la oficina de maestros, entró notando varias puertas en un largo pasillo, leyó los nombres hasta encontrar la del profesor Lucas, luego tocó la madera con sus nudillos.
Cuando está se abrio un hombre corpulento de baja estatura le dejo pasar, no se encontraba solo, un chico le saludo desde un sillón chupando una paleta.
«Cierra y siéntate, hay cosas que debo explicarte sobre este lugar» dijo el hombre quitándose el saco, desabotono su camisa dejando expuesto su velludo pecho, el menor se sorprendio, nervios invadieron su cuerpo, hizo lo ordenado poniendo atención a lo que hacía el adulto.
Este soltó el botón de su pantalón antes de dirigir su mirada a el, la sonrisa que le regaló le causó escalofríos, parecía un depredador.
«Soy Lucas Gale, profesor de Matemáticas y el jefe de los cuartos H, cada semana debes venir a mi oficina a la hora acordada, serán tus sesiones de estudio, además se te asignará un chico mayor que tú para prepararte en los exámenes expeciales ¿Entiendes?» Dijo con voz demandante el hombre, el chico asintió, Lucas metió su mano en su pantalón apretando su verga.
«Ahora te diré algunas cosas que pueden asustarte, pero son normales aquí, nadie te obligará sino quieres, pero debes saber que tus padres ya estaban notificados de esto cuando te inscribieron» comento el profesor quitándose el resto de ropa, totalmente desnudo exhibió un cuerpo marcado por músculos tensos, su figura masculina causo un espasmo en la ingle de los jóvenes, pero Jeremy no sabía cómo reaccionar.
«Tranquilo, es normal desnudarse aquí, no te haré nada ¿De acuerdo?» Dijo el adulto caminando hacia el sillón donde estaba el otro niño, Jeremy observó cada movimiento que hacía hasta que se sentó, luego su perplejidad aumento cuando aquel pequeño le dio su caramelo al hombre y agarró su verga para chuparla.
Durante unos segundos solo el ruido obseno de una verva siendo succionada por unos labios se escuchó, aclarando su garganta el profesor continuo hablando.
«Como verás, aquí tenemos libertades respecto al sexo, seguro ya te han explicado en que consiste, es obligatorio si quieres estar en esta escuela, algo muy recurrente es que los jóvenes se ganen el favor de sus maestros ofreciendo sus servicios, a cambio serán mejor vistos y ayudados con sus deberes, esta es una medida que ha funcionado para incentivar a los chicos como tú a estudiar con mayor interés ¿Tienes alguna pregunta?» Comento Lucas apretando sus dedos alrededor del cabello del niño en su entrepierna, este se ahogó con la verga del adulto soltando saliva de su boca, dejándole respirar el hombre soltó un gruñido grave, Jeremy negó anonado por la escena.
«Entonces vete, tu primera clase es en media hora, el profesor Terry de educación física te asignará un compañero de estudios, ahora vete y cierra la puerta al salir» ordenó la figura masculina tomando al pequeño a su lado, beso sus labios mientras dejaba que este lo montará, su verga fue tragada por el ano del chico, ambos gimieron gustosos.
Jeremy cerró la puerta escuchando el golpeteo de pieles, su cuerpo temblaba mientras caminaba hacia su cuarto, algunos niños le miraron y sonrieron burlones, como si supieran lo que había vivido.
Cuando llegó a su habitación encontró vacío el lugar, se sentó en la cama y dejó salir un largo suspiro.
«Este lugar me da miedo, papá y mamá sabían de esto y aún así me metieron ¿Qué se supone que haga?» Se preguntó el chico, ignoró sus miedos poniéndose su uniforme de educación física.
Mojó su rostro en el baño mirándose en el espejo, sus mejillas estaban rojas, un brillo peculiar salía de sus ojos.
«No puedo creer que lo diga, pero me gustó lo que vi»pensó el pequeño, una leve sonrisa adorno su rostro, una idea cruzó su mente, la excitación le hizo temblar de la emoción.
«Talvez yo también deba hacerlo, aunque no estoy seguro» se dijo saliendo del cuarto, dejo su mochila debido a que no la ocuparía.
Pasando por varios edificios se encontró con un grupo de estudiantes que iban al gimnasio de la escuela, cuando llegaron encontraron a tres maestros desnudos, estos exhibían con naturalidad sus cuerpos fornidos, de musculatura envidiable, con venas remarcadas y vergas flácidas de gran tamaño.
«¡Todos en fila! ¡Soy el profesor Terry! ¡Ellos son Gabriel y Louis! ¡Estarán supliendome cuando sea necesario! ¡Buen día!» grito un hombre grande, tenía barba recortada y alguna canas en su cabello, los otros dos eran más jóvenes, uno con nariz romana, cabello de militar, el otro sin cabello exhibiendo una cicatriz en la mejilla.
«Los nuevos seguro ya saben de qué va esto, en mi clase además de mantenerlos en forma les enseñaremos la mejor forma de usar sus cuerpos, si quieren sobrevivir aquí, deben mostrar lo que tienen» ordenó el adulto, los niños gritaron al unísono emocionados, el deseo recorría sus cuerpos.
«Dividanse en tres grupos, los de la derecha con Gabriel, los de la izquierda con Louis, los de en medio irán conmigo, vamos» apenas termino de hablar los jóvenes se separaron, Jeremy quedó con el profesor Terry, este los llevo a una sala del gimnasio con varios colchones, en fila chicos mayores que ellos les esperaban con un boxer puesto.
«Ellos serán sus compañeros de estudio a partir de ahora, todos en fila» dijo el adulto, cuando hicieron caso Jeremy quedó con un asiático de buena figura, esté le sonrió coqueto.
«Hoy seremos suaves con ustedes y les daremos un regalo de bienvenida, quitense la ropa y acuestense, los muchachos se encargarán de ustedes» apenas termino de hablar la mayoría empezó a desnudarse, exceptuando unos cuantos que tenían pudor, pronto sus jóvenes cuerpos estuvieron dispuestos para ser usados.
«Relájate, seré gentil contigo» dijo un muchacho a un niño de antejos, este se sonrojo aceptando sus palabras, el asiático se acercó para hablarle, sin embargo Jeremy no apartó la mirada del maestro Terry, sabía que era una locura, pero desde lo ocurrido con el profesor Lucas, las ganas de ser tocado por un hombre experto lo habían consumido.
«Disculpa pequeño ¿Necesitas ayuda para quitarte la ropa?» Sugirió el joven, Jeremy lo volteo a ver y sonrió.
«No es necesario, gracias» apenas termino de hablar camino hacia el profesor de educación física, su cuerpo temblaba, pero era lo que quería, el adulto le miró con una expresión seria.
«¿Qué sucede?» Cuestionó el hombre, el menor se armó de valor y señaló su entrepierna.
«Disculpe mi osadía maestro Terry, pero quiero recibir el regalo de usted»pidió el menor, todos se sorprendieron al escuchar lo que dijo, el asiático aguanto las ganas de reír, le agradaba ese niño.
«¿Sabes lo que estás diciendo mocoso?» Habló en tono áspero el mayor, acercó su rostro a centímetros de Jeremy, su aliento chocando contra el rostro infantil, el escalofrio en el cuerpo del chico solo le confirmo que realmente quería eso.
«Sí, lose» dijo el chico, fue tomado del brazo por el maestro.
«¡Continúen con el regalo! ¡Volveré en media hora!» grito el hombre, se escuchó una afirmación al unísono antes de ser llevado hacia la oficina de educación física del gimnasio, cuando llegaron Jeremy se percató que no era el único niño que se había atrevido a pedirle a un maestro que le diera su regalo, otros jóvenes estaban retorciéndose de placer con ayuda de aquellas figuras masculinas imponentes.
«Quítate la ropa y súbete a la mesa» ordenó el profesor Terry, masturbo su verga admirando como sus compañeros disfrutaban de los niños, mientras Jeremy se desvestia escuchaba la conversación de los adultos.
«¿Te gusta como te meto mi lengua pequeña zorrita?» Dijo Louis, el joven debajo suyo gimió su nombre con la cara sonrojada.
«Este agujero está apretado, deberías probarlo después Terry» dijo Gabriel follando a un joven en el sillón, su verga monumental martillaba el ano rojo del pequeño el cual gritaba por cada estocada, era difícil saber si era por placer o dolor.
«Claro, no me lo perdería por nada» se rió Terry, luego fijo su vista en Jeremy, este estaba desnudo encima del escritorio, se había puesto en cuatro esperando que el adulto se acercara.
Este masajeó sus glúteos con una sonrisa morbosa.
«Veo que tienes prisas ¿Quieres que sea gentil o vamos directo al grano?» Consultó el mayor apuntando su verga al agujero virgen del niño, Jeremy se asustó, miró lo incómodo que se veía el chico que era follado a diferencia del otro que solo le chupaban el ano.
«Quiero ir suave» pidió con miedo, Terry bufó aceptando a regañadientes, acercó su boca al agujero del pequeño haciendo que este sintiera un escalofrio, el aliento caliente del hombre fricciono con su piel sensible sacándole un gemido.
«Prepárate cachorrito, esto te gustará» se jacto el profesor, luego empezó a chupar con gula, sus labios succionaron el ano del menor creando descargas de placer en Jeremy, este contrajo su pelvis dejando salir suspiros.
«¡Maestro!» gimió con la voz entrecortada, sintió como el adulto metía su lengua en sus paredes anales recorriendo su carne con voracidad, las sensaciones que sentía eran todas nuevas, jamás se imagino a merced de su profesor de educación física, pero ahí estaba, regalándole su culo para complacerle.
Dejándose llevar por sus sentidos Jeremy movió su ano más cerca de la boca de Terry, haciendo que este sonriera.
«Tranquilo cachorrito, hay que ir suaves ¿Recuerdas?» Comentó el adulto con la verga dura, le estaba costando no follarse ese agujero virgen.
«¡Más rápido!» pidió Jeremy perdido en el deseo, aceptando la solicitud la figura corpulenta empezó a follarse el ano del niño con su lengua, los gemidos eran cada vez más altos, todos en el lugar eran concientes del placer de aquel pequeño, lo cual no pudieron ignorar.
«¡Demonios Terry! ¡Tienes una perra muy gritona! ¡Escucha como te pide más!» dijo Louis emocionado, hace rato había terminado con el chico que había traído y estaba descansando un rato, en cambio el otro profesor seguía embistiendo a su estudiante.
«¡Me encanta escuchar sus gritos con los del mío! ¡Estos pequeños son mi perdición! ¡Joder!» gruñó Gabriel apretando su pelvis en las nalgas del niño debajo suyo, dejo salir un grito ahogado mientras su semen era liberado.
«¡Callense antes de que cometa una locura!» ordenó Terry perdido en el placer del beso negro hacia Jeremy, el chico ya no pudo seguir más cayendo desplomado en el escritorio, a pesar de no haberse deslechado, se sentía cansado por toda la experiencia, su profesor se sintió orgulloso por lo ocurrido dándole una nalgada.
«Levántate y vete con tu compañero de estudio, tengo que descansar antes de volver con ustedes» ordenó el adulto caminando con su verga erguida, apartó a Gabriel del niño que estaba follando y se la metió de una embestida.
Este pego un grito antes de empezar a ser follado.
Jeremy se bajó como pudo y se puso su ropa, miró por última vez la escena de su profesor de educación física penetrando a un estudiante antes de salir.
Cuando volvió una escena similar a la que él vivió estaba ocurriendo con sus compañeros clase, todos estaban acostados en los colchones recibiendo un beso negro de los muchachos más grandes.
El asiático platicaba con un amigo mientras esté hacia lo suyo con su compañero, pero cuando vio Jeremy se acercó a él.
«Has vuelto, significa que el profesor no te follo, eso es bueno, muchos tontos creen que pueden aguantar su ritmo el primer día, fui uno de ellos» comentó con una sonrisa coqueta, el chico asintió señalando su alrededor.
«¿Ahora qué? ¿Puedo irme o debo esperar?» Consultó.
«Esperar, aunque si quieres puedo darte un segundo regalo de bienvenida» habló el mayor alzando las cejas, Jeremy aceptó acostándose en su colchón y quitándose la ropa.
«¡Por favor!» pidió con la mirada perdida, el asiático no pudo más que lamer sus labios antes de tomar aquel culo virgen y empezar a chuparlo.
Pasaron varios minutos donde los niños descubrieron el placer de sus cuerpos, pero así como empezó tuvo que terminar, el maestro volvió 15 minutos después, algunos notaron que tenía la verga morcillosa e hinchada, producto de haber follado.
«Ahora que han sido oficialmente iniciados, queda salir a correr, quiero que liberen toda esa tensión sexual antes del medio día, 20 vueltas a la cancha, vamos» ordenó el profesor Terry, todos aceptaron de buena gana, los chicos mayores se despidieron volviendo a sus dormitorios.
El asiático fue detenido por Terry.
«¿Le diste el regalo al chico también?» Pregunto curioso el mayor, el joven asintió.
«Es goloso, se parece a Pedro» comparó el adolescente, un gruñido salió del profesor.
«No me hables de ese culito traidor, vete antes de que te empotre aquí mismo por provocarme» dijo el hombre, el asiático sonrió tocando el cuerpo del mayor.
«Hazlo» pidió en un susurro, fue tomado de la cintura y cayó en uno de los colchones, después su cabeza fue apresada por la fuerza del adulto notando como este le quitaba el boxer.
«Voy a enseñarte a respetar a tus mayores» gruñó Terry, escupió en el ano usado del joven antes de enterrarle su verga de una embestida.
Con fuertes penetraciones se sumieron en un placer bestial.
Jeremy hizo lo pedido por su profesor, sin embargo, después de la décima vuelta no pudo aguantar más y regreso al gimnasio sin que nadie lo viera, apenas cruzó la puerta su vista cayó en la figura del maestro Terry follando salvajemente a su compañero de estudio.
Anonado y excitado miró como el asiático recibía aquella verga de proporciones monumentales de manera brusca, la expresión del adulto era de odio mientras el joven gritaba en cada arremetida.
Terry se dio cuenta del intruso y le miró a los ojos.
El deseo y el hambre de una bestia insaciable fue percibida por Jeremy el cual cayó al suelo consternado, no podía apartar la mirada de aquel hombre que mientras se follaba a su compañero sin compasión le observaba con mucha atención.
Captando lo que este quería decirle, el menor sonrió y asintió, Terry mostró su hilera de dientes blancos, parecía un demonio.
«He encontrado mi nuevo juguete» demandó con aquella mirada oscura y con su voz ronca.
Continuará…
Gracias por haber leído, espero les haya gustado este relato tanto como a mí al escribirlo, un saludo a Luca quién fue el que me dio la idea de esta historia, si desean charlar o compartir anécdotas pueden hablarme por telegram.
Telegram: @AlexanderTL28.
Nos leemos pronto.
Un relato de maricones al final. Qué decepción fue.