Jeff Mi primo hermano me cogió a la fuerza
Mi primo hermano, a quién le gustaba mucho el fútbol, vino a mi casa para jugar a las escondidas y me hizo suyo..
Esta anécdota es real y ocurrió cuando yo tenía 10 años y mi primito 8 años. Yo siempre he sido de mentalidad un poco atrasada en lo sexual. Aunque era mayor, no entendía porque a mi primo le llamaba la atención mi parte de atrás. Como todo niño, era inocente pero me gustaba, de cierta manera que me deseara. En cambio mi primo, de esa mínima edad, estaba influenciado por su padre machista que decía que él iba a ser mujeriego como su progenitor y que el cul0 de las tías eran lo mejor para un hombre.
Todo empezó cuando Jeff vino de visita a casa, yo sabía que a él gustaban las niñas ya que con una amiguita lo ví manoseandose.
Allí estaba él con un porte varonil, de aspecto educado. Aunque era mi primo, me gustaba, era muy lindo, tenía el pelito negro con ondas, su piel era blanca bronceada y su sonrisa inocente hacía que todos piensen que era un niño correcto. En cambio Yo tenía el cabello lacio, castaño, mi piel era entre rosa y muy blanca. Aunque yo tenía rasgos femeninos, nunca fui amanerado ni tenía actitudes que mi primo pueda sospechar.
Estábamos jugando en el patio trasero, entonces el quería cargarme, lo que se hace en la espalda, el típico juego de chicos. Al hacerlo sentí su pn apretándose en mi culo. Yo estaba con pantalón de algodón y él con un jean azul. El grosor del jean me hizo imaginar que estaba erecto. Y entonces por ratos restregaba mis nalgas con su pelvis. El paró y me dijo que no sea «maricon» una palabra despectiva para los gays. Yo me aleje también insultandolo. Luego, se me acercó y dijo que era broma. Jugamos otras cosas y lo tomamos como un juego más. A él le gustaba mucho el fútbol, típico de los heterosexuales pero yo no quería jugar eso y entonces le dije que para jugar a las escondidas.
Aunque éramos solo unos niños sabíamos lo que nos atraía.
Me escondí primero, el lugar era tan pequeño que cabía la mitad de mi cuerpo. Cuando el llegó, me descubrió por qué mi trasero y mis piernas se veían. Río y me dió una palmada.
Así fueron algunos minutos, yo no me daba cuenta que él ya estaba excitado hasta que me dijo que nos escondamos juntos. Se me hizo raro ¿Quién nos iba a buscar? No me negué y nos escondidos en un lugar cerrado donde cabiamos los dos.
Me dijo que me acostara y luego el se acostó a mi lado, los dos mirando hacia arriba.
Había un hueco en la pared de cartón de mi lado, entonces me voltié para ver desde allí. Entonces mi primo se recostó a mí y empezó a frotar su pelvis en mi culo. Yo voltee un poco la cabeza para verlo pero me dijo, con voz de orden, que me quedara así. Bajó mis pantalones mientras yo facilité el momento con mis movimientos.
Se desabrochó su pantalón jean y se lo bajo un poco. Su pn pequeño y caliente se posó en mi rajita para luego, con ayuda de su mano, meterse a orillas de mi ano rosado. Los jadeos detras de mí, empezaron:
Qué rico, q rico… Decía en voz baja, cerca de mi oído.
Yo sentía algo extraño en mí ¿Por qué me gustaba tanto ese momento? Sus movimientos se iban acelerando.
En ese momento se me vino un recuerdo de mi madre que decía que las mujeres mestruaban cuando ya eran señoritas, y yo , como el niño inocente que era, pensé que eso pasaba por que los hombres hacían » el amor» con las mujeres. Entonces le dije, casi susurrando:
y sí luego mestruo? O sale sangre?…
El me respondió entre sus excitaciones:
No me importa, ya eres mía.
No recuerdo las demás palabras que me dijo pero me convenció que no pasaría nada malo.
Su pene hacía el intento de ingresar a mí an0 pero solo lo rozaba, ya que mis nalgas eran un poco grandes, aunque yo era un niño flaco las tenía muy paradas.
-que rico, tu potito(culito) blanquito.
Susurraba, acariciándome mis nalgas y viendo como su pene desaparecía de su vista.
Sus jadeos y susurros, me hacían desear besarlo. Voltié mi cabeza para encontrarme con su boca pero solo recibí su aliento como gratificación. Entonces entendí que el nos estaba conmigo, en esa posición, por amor sino por deseo de mis nalgas.
Dejé que siguiera con el mete y saca porque me gustaba mucho ese momento. El sentir a mi primo detrás de mí, deseandome tanto y hablando que le gustaba tenerme así me hacía desear nunca separarme de él.
Hasta que se corrió, creo que fue solo una gota, porque no sentí mojado. Solo sentí que paró y dijo: Ya!…. cesando y un poco cansado.
Se acomodó el pantalón y yo me subí el mío….
Así empezaron nuestros secretos de juegos a escondidas, fueron pocas, a veces en mi casa y otra en la suya. El seguía siendo el «machito futbolero heterosexual» mientras yo esperaba que algún día me bese…
En la otra parte les contaré, como tuve el placer de meterle el dedo mientras dormía, porque años más tarde me enteré que también me gustaba su culo.
gran relatocomo sigue
Son 4 relatos/anécdotas que he escrito. En todos los títulos llevan el nombre de Jeff 🙂