LA HISTORIA DE MI VIDA 9. “Le Dije a Mi Madre Que Soy Gay y Mi Padre me Compenso”
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Elcoyoludo.
Ya había pasado aproximadamente un mes que mi padre se había ido a trabajar.
Lo echaba mucho de menos, no solo como amante sino como mi padre.
En mi vida todo seguía normal e inclusive con mis suegros y a veces pasaba por mi mente lo bien que mi suegro hacia pasar a mi suegra.
En fin.
Un día viernes a eso de las 5pm.
Mi madre estaba haciendo que comer y yo viendo tv como de costumbre.
De pronto la puerta principal de la casa se abrió y una voz varonil dijo:
– ¿hay alguien en casa?
Mamá: ¡ayyy…mi amor!
Yo al escuchar a mi madre voltee mi cara y mi sorpresa…
Yo: ¡papá!
Mi madre rápido corrió a la puerta, y yo no me quede atrás.
Mi madre se abalanzo a mi padre y lo abrazo y beso sus labios, un beso algo extenso, y mi padre dejo sus maletas en el piso y también abrazo a mi madre y la levanto del piso.
Papá: ¿Cómo has estado, mi vida?
Mamá: extrañándote mi amor.
Y se dieron otro beso y después lo salude yo con un fuerte abrazo y él a mí.
Mi padre fue recibido como que haya venido de la guerra.
Mi padre sacudió mi cabello como de costumbre.
Papá: ¿te has portado bien?
Yo: pues sí.
Después, mi padre me envió a dejar su equipaje a su cuarto, yo obedecí y rápidamente lo fui a dejar y regresar donde él estaba.
Mi padre y madre en la cocina estaban; mi padre abrazaba de la cintura a mi madre por atrás, haciéndole cosquillas con su barba en su cuello y diciéndole no sé qué cosa, mientras caminaban hacia donde mi madre estaba cortando unos vegetales.
Parecían dos enamorados, que se acaban de conocer.
Al escuchar que yo ya estaba en la puerta de la cocina mi padre dejo de abrazar a mi madre.
Mamá: ¿Por qué no avisaste que hoy venias?
Papá: quería darles la sorpresa.
Mientras se afianzaba de espaldas a la mesa.
Mamá: ¿así?
Papá: ¿o no me querías ver todavía?
Mamá: pero como no, si yo tengo otra sorpresa.
Dejando los vegetales y cuchillo a un lado.
Viendo a los ojos a mi padre con una sonrisa.
Papá: ¿sí? Y ¿Cuál es?
Mamá: ¡estoy embarazada!
Papá: ¿Qué? ¿Hablas enserio?
Mamá: sí, mi amor.
Estoy embarazada, estoy esperando un hijo.
Diciéndolo con alegría.
Los ojos de mi padre se iluminaron y en su rostro se dibujó una sonrisa y fue a abrazar a mi madre y le dio un largo beso y la levanto del suelo y hasta una vuelta dio con ella mientras la abrazaba y reían.
Papá: ¡mi amor que feliz me haces!
Mamá: ¡y tú a mí, mi vida!
Mi padre estaba muy feliz del embarazo de mi madre.
Y esa felicidad yo no se la podía dar; no podía competir con eso.
Mi padre acariciaba el estómago de mi madre y le dio un beso a sus labios.
Mamá: ¿te gusto la sorpresa?
Papá: por su puesto mi amor.
Todavía no creo que vayas hacerme padre por segunda ocasión.
Mamá: y tú me vas hacer engordar otra vez.
Ambos sonrieron, inclusive yo.
Papá: ¿estas segura, que estas embarazada?
Mamá: claro.
Y como no iba a estar feliz mi padre, si era su segundo heredero, pues, ya habían pasado más de quince años que no le daban una noticia así y el recibirla lo hizo muy feliz y mi madre también lo estaba.
Papá: ¿y cuando te diste cuenta? Mientras se afianzaba de espaldas a la mesa y rascaba su barba de tres días.
Mamá: hace poco.
Ya llevo casi cuatro semanas de embarazo.
Ambos sonrieron y se miraron con una mirada disfrazada.
Papá: Alex…ya vas hacer hermano mayor; no te da gusto.
¿O no querías un hermano?
Mamá: Alex ya estás muy grandecito para que te pongas celoso.
Yo: no, de hecho estoy contento de no ser el único.
Sin embargo, mi madre había mencionado que casi tenía cuatro semanas de embarazo, que era aproximadamente la última vez que había venido mi padre y yo los había escuchado haciendo el amor en su cuarto.
Pero también una noche antes que eso, mi tío Diego había dormido con ella y definitivamente no habían pasado toda la noche sólo durmiendo y yo estaba seguro que mi tío no había usado condón.
Así que pensé que mi tío Diego podía ser el padre del retoño que mi madre llevaba en su interior, no sé quién podría ser el padre de esa criatura, si mi tío Diego o mi padre Andrés.
Había un 50% de probabilidades de que tanto mi padre como mi tío fueran el padre de esa inocente criatura.
Yo no sabía de quien fue el esperma que fecundo el ovario de mamá, si era de mi padre o de mi tío y estaba seguro que mi madre tampoco lo sabía.
Mi padre seguro de sí y su último encuentro carnal con mi madre; equivalente al tiempo que mi madre llevaba de embarazo, no dudaba que de él fuera el niño que mi madre esperaba; no lo culpo; hasta yo lo creería si no hubiera encontrado a mi tío y mi madre en su cama.
Mi padre no se imaginaba a mi madre con otro hombre que no fuera él y mucho menos con su propio hermano menor y por eso no dudaba ni un poquito en creer que él era el progenitor de aquel feto.
Papá: ¿aún no sabes que va hacer? Hembra o varón.
Mamá: aun no cariño, aún es demasiado pronto para saberlo.
Papá: sí.
Tienes razón.
Eso es lo de menos.
Después de un rato más de charla, entre cosas del embarazo; de cómo le iba a mi papá en el trabajo; de cómo le iba a mi mamá: de cómo me iba a mí en la escuela; y cenar, entre otras cosas; llego la noche.
Mi padre y madre se fueron a dormir temprano.
No dudo que hayan hecho el amor, festejando la llegada de mi padre y el embarazo de mi madre, seguro la iban a pasar muy bien.
Yo me fui a mi cuarto a dormir, pero no podía apaciguar el sueño de solo imaginar que podía pasar si mi padre se enterara que mi madre le fue infiel y con su hermano menor, Diego.
Y yo no podía decir nada.
Al día siguiente (sábado) por la mañana como a las 7:00am me desperté y fui a desayunar; al llegar a la cocina, solo mi madre estaba allí preparando el desayuno.
Yo: y mi papá… ¿no está?
Mamá: todavía sigue durmiendo ¿para qué?
Yo: no, yo pensé que había salido.
Mamá: no…solo está durmiendo…debe de estar cansado de venir manejando durante varias horas y de su trabajo.
Yo: ha…creí que había salido tan temprano porque no lo vi.
Mamá: no…y no sé a qué horas se va a despertar.
Seguro que mi padre no estaba cansado solo de eso; porque seguro que mi mamá lo había dejado débil anoche y lo dejo más cansado de lo que venía.
Mi mama termino de hacer el desayuno y solo yo y ella comimos, porque mi padre aun no despertaba.
Yo: ma´ ¿vas a ir a trabajar?
Mamá: sí.
Yo: ma´ me pasas dejando a la casa de un compañero, es que debo de hacer un trabajo en grupo y quedamos de hacerlo a las 8:00am para terminar rápido.
Mamá: bueno, pero apúrate; porque se está haciendo tarde.
Terminamos de comer y tanto yo como mi madre nos fuimos a bañar, ella a su cuarto y yo al baño.
Después de un rato bajamos.
Mamá: ¿ya estás listo?
Yo: sí.
Mamá: vámonos entonces.
Yo: y mi papá ¿todavía no ha despertado?
Mamá: no y no lo quise despertar…está bien dormido.
Después salimos de casa; mi madre le puso seguro ya que mi padre no había despertado y nos fuimos.
Mi madre me dejo en casa de un compañero de clases; le dije que cuando saliera de su trabajo me pasara a recoger donde mismo.
Con los cinco compañeros de grupo terminamos de hacer el trabajo, comimos y el resto de la tarde fuimos a jugar basquetbol y luego regresamos a la casa de ese compañero y unos minutos más tarde mi madre paso por mí.
Yo no le hacía comentarios acerca de su embarazo, de todas formas faltaba mucho para que naciera su bebe.
Llegamos a la casa y llegamos a la puerta de dicha casa, entramos y allí estaba mi padre en la sala, acostado en todas sus anchas en el sofá más grande viendo tv, incluso haciendo nada se ve hermoso.
Yo: ¡buenas tardes pa´! Dirigiéndome directo a mi cuarto, para luego irme a bañar, pues, había sudado de tanto jugar.
Para eso ya eran casi las 4:00pm.
Mi madre fue a saludar a mi padre como acostumbran ellos; con un beso.
Después de terminarme de bañar baje a la sala donde mis padres estaban.
Mi padre estaba acostado en el sofá con la cabeza sobre el soporte de este; mi madre estaba sentada en el mismo en la otra esquina, con los pies de mi padre sobre sus piernas; haciéndole un masaje a los pies de mi padre con sus manos, mientras veían tv y platicaban más que otra cosa.
Yo me senté en otro de los sillones, observando disimuladamente como mi madre masajeaba los pies de mi padre.
Papá: u, u…despacio ese meñique es el que me duele.
Mientras mi madre masajeaba los dedos de sus pies.
Mamá: ¿Cuál?
Papá: el meñique izquierdo.
Mama siguió masajeando los pies de papá, sus dedos en especial su meñique izquierdo; que de unos masajes más hizo desaparecer su dolor.
Mamá: ¿te duele?
Papá: no…ya no.
¡Qué buena enfermera!
Ambos sonrieron y mi madre siguió toqueteando los pies de mi padre.
Al parecer mi madre tenía un fetiche con los pies de mi padre, no la culpo si todo el cuerpo de mi padre es una obra de arte.
Yo no podía con tanta culpa al ver a mi padre tan feliz por el embarazo de mamá, embarazo que posiblemente no fue causado por mi padre.
No sé cómo mi madre no le decía la verdad; acaso no tiene sentimientos.
No pude contenerme más.
Yo: Papá, mamá hay algo que quiero decirles.
Papá: ¿Qué es?
Yo: es que no sé cómo decirlo y no se…
Mi madre cambio de color y dejo de masajear los pies de mi padre.
Mi padre le bajo volumen al tv, quito sus pies de las piernas y se sentó formal mente para escuchar con toda su atención lo que yo tenía que decir.
Papá: que es lo que pasa Alex.
Mamá: no me asustes, que pasa.
Diciéndolo con nerviosismo.
Yo: es que, es, es…
Mamá: ¿Qué?
Mi padre me miro serio y mi madre asustada y muy nerviosa.
Yo: ¡soy gay!
No tuve el valor para decirle la verdad de mi madre a mi padre y que mejor momento que decir que soy gay, ya que mi madre estaba de manos atadas por su engaño a mi padre y no tenía derecho a reprocharme; de parte de mi padre contaba con todo su apoyo y más que eso, pero mi madre no sabía nada de eso.
Un silencio reino un instante.
Sin embargo, mi madre se sintió aliviada de que haya dicho eso y no lo otro.
Papá: ¿Qué acabas de decir? Dijo muy serio.
Yo: so…soy gay y tengo novio.
Mi padre se puso de pie, descalzo como estaba, se rascaba la cabeza y empuñaba su mano.
Mi padre estaba haciendo la actuación de su vida, al igual que yo.
Mamá: mi amor cálmate.
Dirigiéndose a mi padre.
Papá: Alex, ve a tu cuarto.
Mamá: hazle caso a tu papá.
Yo me levante y me fui a mi cuarto y escuche cuando mi madre le decía a mi padre.
Mamá: Andrés, no vayas a golpearlo.
Mi madre descartaba la idea que mi padre ya sabía y que él era uno de los hombres que me hacía suyo y que solo estaba actuando para que no supiera lo nuestro.
Y mi madre hipócritamente “hacia entrar en razón a mi padre” porque sabía que no le convenía que mi padre se enfureciera conmigo y tampoco ella.
Andrés: no, no lo voy hacer.
Después de eso no escuche más y fui a mi cuarto, donde me encerré a simular que estaba triste o en problemas.
Mientras ellos se quedaron convenciendo uno al otro.
Después de un par de horas más, como a eso de las 7:30; tocan mi puerta.
– Alex, sal tenemos que conversar y tienes que cenar.
Dijo mi madre.
Salí y mi madre estaba parada frente a mi puerta.
Mamá: baja…tu padre y yo queremos conversar contigo.
Bajamos, fuimos al comedor, la mesa estaba servida y mi padre estaba esperando por mí.
Mi madre inicio la conversación.
Mamá: Alex, tu padre y yo no nos oponemos a lo que tú quieras.
Papá: espera mujer, yo me encargo.
Dijo muy serio, siguiendo con su actuación.
– tengo entendido que tienes novio.
Yo: sí.
Papá: Alex, está bien lo que quieras, tu madre tiene razón al decir que no podemos decidir qué es lo que te gusta.
Después de unos sermones mas ya parecíamos una familia feliz; con una que otra mentira pero feliz.
Y luego, ya que la cena estuvo más tarde de lo habitual cada quien se fue a su cuarto; mi padre y madre al suyo y yo al mío y todo seguía igual.
A excepción del embarazo de mamá.
Me empecé a desvestir y al quedar solo en mis bóxer color caqui, apague la luz de mi cuarto, me acosté y me cubrí con mi cobija; no sin saludar a ni novio William antes de dormir, le dije que mis padres ya sabían todo y que ahora tenía su permiso para que él me visitara cuando quisiera.
Puse mi teléfono bajo mi cabecera como siempre lo hago y me disponía adormir.
Cerré mis ojos pero no podía dormir pensando en que el niño al que mi madre daría a luz, no sabía si sería del todo mi hermano o una especie de primo hermano; no sabía que genes habían penetrado más en mi madre, si los del primer hombre (mi tío Diego) o el segundo hombre (mi padre) con quien ella se había acostado.
No sé cuál de los dos hombres tenía más probabilidades de ser el padre de la criatura que mi madre llevaba en su vientre y ella tampoco seguramente.
Alguien abrió la puerta de mi cuarto sin hacer mucho ruido y encendió la luz de mi habitación.
Yo me encontraba de frente a la pared, dándole mi espalda a la puerta.
Volteé mi cara para ver de quien se trataba; era mi padre.
Quien se encontraba casi desnudo, sólo llevaba puestos unos boxers negros.
Papá: ¿puedo pasar?
Yo: ya estas adentro?
Mi papa dejo completamente abierta la puerta de mi cuarto y camino hacia mi cama.
Era como si el mismo Adonis caminaba hasta donde yo acostado estaba.
Su cuerpo casi desnudo; su torso es plano unos cuadros se notaban, unos pectorales marcados, dos piernas gruesas como troncos y con algo de vellos, unos gruesos brazos, un bulto muy notable y un rostro hermoso; lucia perfecto sólo en sus bóxers negros.
Mi padre llego hasta donde yo estaba y se sentó al borde de mi cama.
Papá: ¿estás bien?
Yo: sí.
¿Por qué no?
Papá: hazte un poquito para allá.
Más al rincón.
Me pegue más a la pared, sin dejar de darle la espalda a mi padre.
Mi padre, levanto la cobija con que yo me tapaba y se acostó en mi cama, metiéndose entre mi cobija, acomodándose junto a mí; la cobija solo cubría nuestros cuerpos de las costillas hacia abajo.
Su bulto, por lo grande que es, rozo mis nalgas.
Solo sonreí y metí mi mano por debajo de la sábana, tocando su perfecto abdomen y en descenso, hasta topar con el elástico de su ajustado bóxer; metí mis dedos por debajo de este tocando su recortado vello y comencé hacerle piojito a los pelos de su verga.
Esos pelos seguían cortos igual que siempre y me gusta sentirlos en mis dedos; hacia mucho que no los tocaba.
Yo: ¿papá que haces aquí?
Papá: le dije a tu madre que tenía que platicar contigo porque te miraba cabizbajo desde que saliste del closet.
Toque el miembro de mi padre y lo sujete por el tronco.
Incluso estando flácido es muy grande que apenas puedo rodearlo con mi mano.
Yo: pero yo estoy bien.
Mientras pasaba mi pulgar en el ojo de su pene, e intentaba meter mi índice en su meato uretral, pues, su pene es tan grande que casi cabía mi dedo índice en el ojo de su pene, Sin sacar su miembro de su bóxer.
Mientras mi padre ponía su cabeza sobre su mano que se apoyaba a su codo y cama, manteniendo su cabeza levantada, mientras yo lo miraba y él a mí.
Papá: ya sé que estas bien, solo quería saber si no quieres algo.
Con mi mano tome su pene por la cabeza y retire la piel que la cubría; es grande como lo recordaba.
Me gustaba tocar a mi padre y más su gran hombría, la cual en mis manos comenzaba tomar vida.
¿Cómo era posible que un macho tan duro como él tuviese una parte tan suave?
Yo: ¿algo de qué?
Papá: de lo que estas agarrando.
Refiriéndose a su pene y meneando su cintura para tocar con su paquete mis nalgas.
Yo: pero nos puede cachar mi mamá.
No podía creer que mi padre estaba tan caliente que pensaba hacerme el amor a dos habitaciones donde mi madre se encontraba.
Papá: ella está durmiendo.
Yo: y que tal si despierta.
Sin dejar de masturbar su pene que ya casi alcanzaba la erección total.
Mi mano ya no podía rodear la circunferencia de tan grande fierro y también tocaba sus bolas, las cuales estaban depiladas como siempre y son muy grandes.
Papá: no, está muy cansada, que apenas se podía mover, no creo que despierte hasta mañana.
Yo tenía todas las ganas que mi padre mi hiciera suyo, como en mucho tiempo no lo hacía; pero tenía miedo que mi madre despertara y nos encontrara a mi padre y a mi haciendo el amor.
Yo: ¿y si nos escucha y se despierta?
Papá: le puse un objeto a la puerta que cuando abra va hacer ruido y sabremos que despertó.
Su pene estaba tan duro que su bóxer no era suficiente para resistir su gran tamaño, que lo tuve que sacar para seguirlo masturbando.
Mi pene estaba duro y del salía liquido transparente.
Yo: ¿y si no escuchamos cuando haga ruido?
Papá: bueno… ¿quieres o no?
Esas palabras me convencieron, además que yo ya estaba muy cachondo y mi padre igual.
Yo: bien…pero lo haces despacio, para ni hacerme gritar.
Esas palabras le bastaron a mi padre.
Quitó aquellas sábanas que nos cubrían, dejándonos al descubierto, sólo con nuestra ropa interior puesta.
Que bella imagen aquella; un hombre adulto y fuerte de 34 años en la misma cama con su hijo de 15 años, ambos en boxers y las sábanas tiradas en el piso; y más aún porque el pene de mi padre ya había salido del elástico de su bóxer y era enorme y yo masturbaba su pene con suavidad.
Mi padre comenzó a tocar mi cintura y llego al elástico de mi bóxer y comenzó a bajar; me levante un poco para que mi padre me despojara de mi única prenda, hasta quitarla por completo; quede completamente desnudo, dándole la espalda a mi padre solo viéndolo al rostro: luego mi padre comenzó a bajar su bóxer, yo no dejaba de tocar su gran pene, hasta que quito por completo su única prenda.
Tiro los dos bóxers al piso junto a mi cobija.
Ambos estábamos completamente desnudos, uno junto al otro de cucharita.
Yo acerque más mi culito a su hombría y guiado por mi mano mi mano su pene rozaba en medio de mis nalgas.
Mi padre solo tocaba mis piernas y nalgas.
Sujete con fuerza su pene y lo pase en medio de mis nalgas, para que sintiera el calor de mi raja, lo pase de arriba abajo, pase su glande en el ojito de mi culito y lo frote.
La temperatura de su glande al hacer contacto con mi caliente esfínter, producía en mí una rica sensación.
El gran glande del pene de mi padre, quería estar dentro, su glande hizo contacto con mi arrugadito hoyito y mi padre al sentirlo hizo precion hacia adentro pero sin lubricación previa es imposible que entre por más fuerza que haga.
Papá: ¿dónde tienes el lubricante, que te di para que lo guardara?
Yo: ahí, en la cajita que está debajo de la cama.
Mi padre giro su cuerpo para alcanzar la caja, la agarro y saco el bote de lubricante y volvió a la misma posición de como estábamos al principio (de cucharita) y nuevamente tome su enorme pene para seguirlo acariciando.
Puso lubricante en su mano y unto todo su duro fierro y yo le ayude con mi mano, todo quedo totalmente cubierto de lubricante; mi padre también abrió mis nalgas y puso un poco en la entrada de mi huequito.
Pare un poco más mi culito y coloque la gran verga de mi padre en la puerta de mi cueva.
Mi padre empujo lentamente hacia adentro, su pene guiado por mi mano; pero este se resbalo en otra dirección, nuevamente lo puse en la entrada de mi agujero y mi padre hizo presión hacia dentro y nuevamente resbalo en otra dirección.
Mi ano se resistía hacer penetrado por esa gran verga; el pene de mi padre es tan grande y grueso que se le hacía difícil el poder entrar en mi interior, mi ano se había contraído desde la última vez que fue penetrado por mi suegro y novio.
Mi padre sujeto su pene con su mano.
Ahora mi mano y la suya guiaban a su pene en su destino que era mi interior y al tocar mi esfínter mi padre sujeto fuerte su pene e hizo presión.
El pene de mi padre, como siempre gano la batalla con mi esfínter; mi ano le cedió el paso a su hombría.
La enorme cabeza de la verga de mi padre había cruzado el anillo de mi ano.
Yo: uhhh… solté un gemido de dolor.
Papá: sshh…
Solté el pene de mi padre con la mano que lo sujetaba y apreté la cobija y cerré los ojos por el dolor que sentía.
Mi padre metió su brazo por debajo de mi nuca y yo al ver su mano, la sujete fuerte con la mía y entrelace mis dedos con los suyos.
Mi padre no hizo más movimientos, ahí se quedó quieto, con su glande en mi interior y el resto de su miembro sujetado por su mano.
Volteé mi rostro para ver el suyo, nos miramos directo a los ojos.
Mi mirada era de entero dolor y la de mi padre de pasión.
Yo: bésame.
Le susurre.
Mi padre como buen macho me comenzó a besar.
Gracias a sus besos sentía que el dolor disminuía, su barba me hacía sentí que estaba con un macho.
Mi padre, mientras me besaba siguió adentrándose en mi interior; sus besos hacían que me olvidara del dolor.
Ya llevaba media verga enterrada en mi orto y mi padre no se detenía seguía metiendo centímetro a centímetro dentro de mí.
Su pelvis hizo contacto con mis nalgas y sentía algo de dolor e intentaba olvidarlo besando los labios de mi padre.
Mi padre ya estaba por completo dentro de mí; ahora me sentía completo.
Sentía como su recortado vello púbico hacia contacto con mis nalgas y sus enormes bolas también.
Sin dejarme de besar hizo un leve movimiento de cadera, sentí un leve dolor; mordí sus labios con suavidad.
Dejamos de besarnos, pero mi padre no hacía movimientos, él sabía que yo aún sentía un poco de dolor.
De cucharita como estábamos, con los dedos entrelazados, mi padre con la otra mano acariciaba mi pacho y yo con mi otra mano acariciaba su pierna y besaba sus bíceps del brazo que tenía bajo mi cabeza.
Unidos por su gran estaca; meneé un poco mi colita, indicándole a mi padre que el dolor ya había disminuido, mi padre entendió y suavemente comenzó con tan conocido movimiento de cadera.
Volvió muy suave, sacando una pequeña parte de su pene en mi interior y de nuevo volvió a meter cuidadosamente.
Sentí como su formidable glande rozaba las paredes sensibles de mi recto y se sentía de maravilla.
El vacío de mi interior era llenado con los 19 cm de hombría de mi padre.
El dolor ya había desaparecido por completo de mi cuerpo, dándole el lugar al placer.
De cucharita como estábamos, mi padre hacia moderados movimientos de cadera, pues, si los hacia bruscamente iba hacer reclinar la cama e iba a despertar a mi madre y teníamos que parar de hacer tan bello acto.
Yo: mmm…mmm…
Papá: hhh…hhh… solo respiraba con gravedad por la boca.
Sentir el escultural cuerpo de mi padre junto al mío es un verdadero privilegio.
El pene de mi padre a pesar de su gran tamaño se movía con toda libertad dentro de mí.
Que rico es el poder tener al hombre que me dio la vida dentro de mi cuerpo; y pensar que un día su pene estaba haciendo lo mismo en el interior de mi madre para poder traerme al mundo.
Mi padre se movía lo más rápido que podía sin hacer ruidos bruscos.
De mi pene salía precum y yo no hacía más que recibir placer, placer que era otorgado por mi progenitor.
Mi cuerpo estaba adaptado a albergar el gran cuerpo de mi padre; es como si mi cuerpo fuese hecho para que mi padre disfrutar de el y viceversa.
El pene de mi padre podía llegar a lo más profundo de mis entrañas, tocando hasta mi próstata.
Es increíble que pudiera sentir las venas que recorrían aquel fierro que yacía dentro de mí.
La gruesa verga de mi padre era abrigada por mi recto que le proporcionaba una caliente temperatura y su pene hacía sentir mi interior lleno de gozo.
Yo: mmm…mmm… apretando mis labios para que esos gemidos fueran apagados.
Papá: hhhhh…hhhh… a boca abierta.
Mi padre sacaba y metía una buena porción de su rica verga en mi culo; en un movimiento brusco hizo que su gran verga saliera de su gruta y resbalara por mis testículos.
Sentí un gran vacío y cuando su pene rozo mis bolas se sintieron muy bien, su pene estaba caliente de tanta fricción.
De inmediato volvió a meter su estaca donde pertenecía (mi ano), de nuevo me sentí lleno y completo; mi padre siguió taladrándome el culo tan rico como solo él lo sabe hacer.
Su pene no tenía dificultad alguna en entrar y salir de mis entrañas.
Mi espalda estaba pegada al fornido pecho de mi padre y mis nalgas eran constantemente golpeadas por su pelvis, que rica sensación.
Yo mordía las sábanas de mi cama, no podía con tanto placer que por instinto levante mi pierna como perrito y mi padre siguió con tan ricos movimientos de fornicación.
Mi padre sostuvo mi pierna con su mano y se meneaba como todo un macho y cuando se movía sus bolas también que casi cocaban con las mías.
Papá: fff…fff…
Yo: mmm…mmm.
Ahora viendo nuestros rostros que expresaban todo lo bien que la estábamos pasando y disfrutando de nuestros cuerpos.
Mi padre no se podía mover con toda libertad, ya que si lo hacía estábamos expuestos a que mi madre se levantara y nos encontrara haciendo el amor; y solo se limitaba hacer sus movimientos los movimientos más rápido que podía sin hacer ruido.
Yo frotaba mi pene y también mis testículos y al estar mi mano cerca de las bolas de mi papá no me resistir en tocarlas y lo hice.
Sus grandes bolas se movían bruscamente por las embestidas que me daba mi padre, las frotaba, su escroto era suave y apretaba sus bolas con suavidad para no lastimarlo, al mismo tiempo que su gran mástil me penetraba una y otra vez.
Yo: ahh…mmm…
Papá: ahhh…ahhh…
Mi padre en un movimiento, sin sacármela, me hizo quedar debajo de él a piernas abiertas (de misionero) y siguió clavándome su rica verga.
Se apoyó con sus dos fuertes brazos y siguió con tan esplendidas embestidas, su cadera de macho se meneaba rítmicamente, mi ano estaba que ya no daba para más, la verga de mi padre se movía a gran velocidad dentro de mí.
Que delicia poder sentir como la carne de mi padre rozaba a gran velocidad todo mi recto del amor.
Yo: ha ha ha… ahogando mis jadeos.
Papá: ohhh.
oh.
oh… muy despacio para no hacer ruido.
Yo: ha ha ha…quería dejar salir mis jadeos como debían ser, para expresar todo mi placer.
Mi padre se colocó de rodillas, sin sacar su rico pene de mis entrañas; con sus manos tomo mi cintura y levanto mi cintura un poco y unió más mi cuerpo al suyo, metiendo hasta el último milímetro de su miembro en mi culito.
Incluso su recortado vello púbico hizo contacto con mi esfínter.
Yo: mmm…ahhhh…
Papa: ooohhh…
Mi padre meneo su cintura de adentro hacia afuera.
Yo sentía que mi cuerpo se deshacía de tanto placer, me retorcía de tan rico que se sentía sentir las manos grandes de mi padre en mi cintura, mientras su hombría era envuelta por mi ano.
Yo: aahhh…aahhhh…
Papá: ohh.
oh…
Yo: aaahhh…mmm…
Papá meneaba su cadera suavemente, haciendo que su pene se meneara muy rico dentro de mí.
Mi padre me penetraba una y otra vez, sin soltar mi cintura la cual meneaba en círculos.
Mi padre me comenzó a penetrar fuerte, deteniendo mi cintura para no hacer mucho ruido.
Me penetraba como todo un macho.
El morbo que sentía al saber que podíamos ser descubiertos por mi mamá, hacían del momento mucho mejor.
Yo: ahhh.
mmmm…
Papá: fff…ohhh…oh…oh…
Quería gemir sin tener que silenciar mis quejidos de placer y también quería escuchar los jadeos de mi padre en todo su esplendor.
Podía sentir como los 19cm de mi padre se deslizaban en mi interior y su glande tocaba mi próstata, haciendo que mi pene excretara precum.
Mi culito estaba disfrutando del grueso del pene de mi padre y viceversa; sus bolas chocaban con mis nalgas.
Mi padre observaba como su pene era tragado por mi ano y le gustaba ver tan maravilloso acto.
Me penetraba de lo más rico, como no lo iba hacer si tenía mucha experiencia proporcionando placer.
Parecía que el tiempo se había detenido entre nosotros.
Papá: oh oh oh…
Yo: ahh.
ahhh…apretando mis dientes de tanto placer.
Mi padre dejo de sujetar mi cintura y se apoyó de nuevo a dos brazos (misionero), follando a su hijo como si no hubiera un mañana.
Se meneaba rítmicamente, cruzando mi esfínter una y otra vez, el anillo de mí ano ya había aceptado a mi padre como su dueño y señor.
Mi padre se apoyó solo en un brazo y llevo la otra mano a su parte baja, sujeto su pene y lo saco de mí.
Un vacío quedo en mi interior.
Después, mi padre me hizo dar la vuelta, quedando boca abajo; obedecí.
Quede boca abajo, ofreciéndole mi espalda y colita a mi padre, él se acomodó tras de mí.
Mis piernas quedaron en medio de las suyas; con su pene abrió mis nalgas y froto el contorno de mi hoyito e hizo presión, su glande no tuvo conflicto en entrar por completo.
Yo: mmm…
Papá: oohhh…
Y siguió avanzando en mi interior, provocando solo placer en mí.
Sentí como sus grandes testículos cargados de abundante leche tocaron mis nalgas.
Mi padre se apoyó en dos brazos para no dejar caer su cuerpo sobre el mío y comenzó a embestirme.
Podía sentir como la verga de mi padre atravesaba mi vacío, llenándolo completo.
Yo: mmm…mmm…
Papá: ffff…ooohhh…
Mi padre dejo caer todo su cuerpo sobre el mío y metió sus dos brazos bajo mi pecho, me abrazo fuerte y siguió fallándome placenteramente.
Su pecho pegaba a mi espalda, su pelvis en mis nalgas y su miembro seguía enterrado en mi cueva.
Sentir la temperatura de su cuerpo junto al mío se sentía bien, demasiado bien; yo solo podía poner mi cara sobre las sábanas de mi cama, apretar mis dientes y las manos de mi padre, que estaban bajo mi pecho y dejarme hacer por mi padre lo que él quisiera.
Mi padre se movía moderadamente encima de mí, él disfrutaba del cuerpo que me había dado, del cuerpo que su amor y el de mi madre habían creado.
Sentir el voluptuoso cuerpo de mi padre moverse encima del mío, mientras su pene me llenaba de amor y placer es indescriptible.
Solo aquellos que han tenido un hombre que los ame entenderán de esa sensación.
Su pene cabía perfectamente en todas en mis entrañas, sus piernas algo velludas abrazaban a las mías y sus fuertes brazos me abrazaban con fuerza y cariño y con cada embestida podía sentir cuanto me quiere.
Mi pene estaba muy erecto, frotando las sábanas que habían debajo, podía sentir el líquido que del salía.
El pene de mi padre rozaba cada espacio de todo mi recto y su glande me hacía gemir de placer, al igual que cada parte de su gran cuerpo de macho.
Yo: mmm…mmm…
Papá: ffff…aahhh…
Yo: ufff…ammm…
Papá: oohhh…ffff…aaahhh…
La respiración de mi padre cada vez se hacía más aguda y la sentía en mi cuello.
Podía sentir como sus bolas tocaban mi colita y también cada centímetro que yacía dentro de mí.
Yo: ah ah ah…
Papá: oohh…
Yo: ah ah…aaahhh… mordiendo la sábana para no gemir a todo volumen, pues me había corrido.
Me había corrido sin tocarme, de tanto placer concedido por mi padre y la fricción que ejercía mi pene de 12cm con las sábanas.
Yo: aahhhhhh…
Papá: oh oh…
Yo: mmm…ahhhh…
Mi cuerpo se estremeció y mi padre no se detuvo un solo instante.
Papá: ¿te corriste? Me susurro al oído.
Yo: sí.
Con la voz cansada.
Papá: yo también ya casi me vengo.
Asentí con la cabeza en confirmación, cerré mis ojos y apreté mis dientes.
Mi padre se tenía que apresurar, ya que llevaba alrededor de 17 minutos en mi habitación y mi madre podría sospechar.
Aunque yo no quería que se fuera y mucho menos que saliera de mí, mi pene aún seguía duro y estaba disfrutando de la cogida que mi padre me estaba dando.
Papa: fffff…ohhh…ohhh.
ahhh.
Yo: mmm…
Papá: fffff…uhhhfff…
La respiración de mi padre era cada vez más aguda y parecía como un toro bravo y trataba de no hacer mucho escándalo.
Mi padre me abrazo fuerte y de una embestida:
Papá: aaaahhhh…ahogando sus gemidos con sus labios.
Sentí como un potente chorro de semen fue enviado a lo más profundo de mis entrañas y como su pene aún se hizo más grueso y como su glande se expandió dentro de mí.
Yo: mmm…
Papá: oohhhh…ohhhh…
Lanzando más de su espeso semen en mis tripas e inundando todo mi estómago, sentía lo caliente que estaba su leche, pues, acababa de ser ordeñado y su semen fue derramado en el interior de mi cuerpo.
Papá: ffff….
hhhh…ahhhh…
Yo: uffff…
Papá: fffff…ahhhh…ssss…aaahhh…
Había Sentido como su semen había sido depositado en mi interior; su pene aun daba las últimas contracciones dentro de mí.
Papá: ohhh…
Mi padre se apoyó en sus dos brazos y separo su pecho de mi espalda, se puso de rodillas en mi cama sin sacarme su miembro, miro lo bien que se miraba su pene dentro de mí, saco la mitad de mi culito y lo sujeto para sacarlo por completo.
Lo saco y me nalgueo con su gran verga, lo paso en medio de mi raja y volvió a meterlo por completo.
Yo: mmm…
Papá: ohhh…
Que rico se sintió volver a tener esa inmensa verga después de haber sacado la última gota de su abundante leche que en sus grandes testículos fue creado.
Mi padre dio un par de embestida más y se salió otra vez y sacudió su grueso pene en mis nalgas y me dio unas palmadas en una de mis nalgas con su mano muy suave y se bajó de la cama y se puso de pie, mientras su semen salía de mi hoyo y resbalaba a mis testículos.
Al ver a mi padre de pie fuera de la cama me di la vuelta, poniéndome boca arriba.
Mi padre recogió mi bóxer y me lo dio.
Yo: ven, te quiero decir algo.
Susurrando.
Papá: ¿Qué? Acercándose más a la cama.
Cuando estuvo cerca, rápidamente extendí mi mano y sujete su pene, el que por supuesto no perdía su firmeza del todo estaba en un 70% de erección.
Yo: ¿te la mamo?
Yo aún estaba deseoso de sentir el sabor de mi padre después de hacerme el amor.
Papá: tengo que ir a dormir.
Yo: solo un poquito.
Mi padre no tuvo otra opción que darme vivieron; se acercó más a mí, dejando su pene cerca de mi rostro.
Su pene estaba súper rojo de tanta fricción con mi apretado culito; me recline, sujete su pene con mi mano y lentamente acerque mi boca a su deslechado pene.
Abrí mi boca y metí el glande a mi boca; mi padre se estremeció al sentir que mi boca había tocado su sensible glande.
Abrió la boca y dejo salir un leve gemido.
Su pene sabía a gloria, tal vez porque había adquirido el sabor de su semen y revuelto con los fluidos de mi culito hacían una rica mezcla.
Seguí metiendo ese delicioso pedazo de carne a mi boca hasta que la punta de su glande toco mi garganta, ya me había tragado media verga.
Comencé a mamar y mamar, mientras tocaba sus bolas ahora secas, haciendo más de su néctar.
Lamí toda la riata de mi padre hasta dejarla completamente limpia.
Papá: ya; es suficiente.
Retirando su pene de mi boca; lo saco y recogió su bóxer, se sentó al borde de mi cama y se puso su bóxer negro y luego se puso de pie.
Yo: pa´ ¿vas a tardar en casa?
Papá: ya el lunes me voy.
Yo: y ¿Cuándo vas a venir otra vez?
Papá: no lo sé.
Recogió la cobija y con ella me cubrió.
Papá: ya duerme, ya es tarde.
Mi padre se dio media vuelta y lo veía salir de mi cuarto.
De espaldas se mira perfecto igual que enfrente; espalda ancha, piernas gruesas y un trasero redondo y fornido igual al resto de su cuerpo.
Mi padre apago la luz de mi cuarto y cerró la puerta.
Yo esa noche dormí muy bien con el culo bien abierto, con restos del semen de mi padre en mi interior y sábanas; y mi cuarto olía a sexo.
Mi padre había dejado su marca en mi cama.
Me quede dormido, seguro con una sonrisa de satisfacción.
Al otro día (domingo) me desperté tipo 8:30am, me vestí y Salí de mi cuarto, fui a la cocina y tanto mi madre como mi padre estaban desayunando.
Yo: ¡buenos días! Salude
Mis padres me respondieron y mi madre me dijo que si iba a desayunar, comí en la misma mesa del hombre que anoche me había hecho suyo.
Actuábamos normal como si nada hubiera pasado y todo ese día paso normal, hasta que llegó el lunes y mi padre tuvo que partir, de nuevo a su trabajo.
no olviden dejar sus comentarios.
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…¿de quién será él bebe que espera mi madre? ¿De mi tío Diego o mi padre Andrés?.
solo el destino lo sabrá.
Y ustedes en mis siguientes relatos.
Y alguien sabe que más sigue de esta hermosa historia?