La instrucción – Parte 2
La historia del pequeño Alex y su entrenamiento continua….
Si desean leer la primera parte, aquí esta el link:
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/la-instruccion-parte-1
– Dos años antes…
Lucas era un tipo de 34 años que se pasaba sus días administrando el viejo hotel de su familia, no era muy grande y a duras penas recibía inquilinos que durarán más de una semana; uno de sus inquilinos más longevos era Ernesto, un viejo que atraía rumores… rumores que Lucas corroboró cada vez que llevaba a su habitación a un nuevo «amiguito» durante los últimos años.
Pese a que no consideraba ético cuestionar lo que realmente hacía su inquilino en la habitación que rentaba (que hecho era la más aislada), pero un día lo mató la curiosidad y valiéndose de una copia de la llave de acceso irrumpió lentamente en el cuarto y encontró a un jovencito de 11 años durmiendo y recostado en el viejo Ernesto.
Ernesto: Vaya, no esperaba visitas y menos la tuya…
Lucas: Bueno, supongo que la curiosidad me gano…
Ernesto: ¿Qué harás? ¿Me delataras?
Lucas: En realidad, solo quería si mis sospechas eran ciertas, de haber querido evitarme problemas te hubiera pedido que te vayas hace mucho.
Ernesto: Ya veo, es interesante saber que no temes a esta clase de «jugadas».
Lucas: Bueno, siempre he estado interesado en probar cosas nuevas…
Lucas y Ernesto dialogaron y entablaron una curiosa amistad, unas horas después el muchacho de 11 años se despertó y procedió a retirarse al lugar de donde lo sacó Ernesto, sin más explicaciones.
– Presente…
Había pasado una semana y medía desde el inicio del «taller de educación física», el pequeño Alex había sido sometido a una ligera introducción a sus nuevos deberes.
Lucas, el recepcionista se la pasaba día tras día viendo como se repetía la misma escena: Ernesto llegaba con el pequeño que presentaba una cara de incomodidad, se encerraban durante unas horas y luego el niño salía sin decir nada con un tono más agitado.
La rutina tuvo una peculiaridad durante este día, Lucas se encontraba aburrido y de la nada baja Ernesto quién sale del hotel durante unos minutos para después volver con una botella de agua.
Lucas: ¡Hey, hey! ¿Todo bien? ¿Buscaste algo para refrescarte en plena acción?
Ernesto: ¡Jajajaja! No tanto, es para mi nuevo «amiguito».
Lucas: Sabía que te gustaban chicos, pero no llegué a imaginar que así de chicos.
Ernesto: Bueno, tuve curiosidad…
Lucas: Y vaya que sí, pero tu «amiguito» se me hace muy interesante ¿Cuántos años tiene? ¿Seis?
Ernesto: Tiene cinco, aunque a veces lo noto un poco alto para su edad.
Lucas: ¿Cómo le hiciste con este? Digo, muy necesitado de dinero no se ve.
Ernesto: Estas muy curioso eh, pensé que solo querías saber lo que hacía y no actuar ¿Acaso quieres probar a mi nueva adquisición?
Lucas: Umm… Bueno, no sé que podría darte a cambio.
Ernesto: ¿Qué tal si entro a detalle a cambio de que me condones el pago de este mes?
Lucas: Está bien, al final y al cabo esta choza se mantiene en pie de pura suerte.
Ernesto le contó sobre el pequeño Alex y el trato con Anabel, esto dejo atónito a Lucas, que no podía creer lo que había escuchado.
Lucas: ¡Es increíble! ¿Entonces eres prácticamente el dueño de este niño?
Ernesto: Algo así, al menos mientras este en la escuela o en alguna actividad de esta, pero planeo ver como explotar mejor mis nuevos recursos.
Lucas: Entiendo, pero dime… ¿Qué planeas hacer exactamente con él?
Ernesto: ¿A qué te refieres?
Lucas: Digo, además de cogerlo ¿Qué más podrás hacer con él?
Ernesto: No tienes ni idea de lo que tengo en mente, pero por ahora solo te diré que lo estoy entrenando.
Lucas: ¿Quieres tener un nuevo juguetito eficiente, ¿eh?
Ernesto: No llevamos ni dos semanas, pero ya tiene un buen progreso, fue algo desafiante al inicio, pero no puede ocultar su naturaleza sumisa… ¿Quieres verlo?
Lucas: ¿Lo dices en serio?
Ernesto: Sígueme…
Lucas cerró el hotel y acompaño a Ernesto a la habitación en donde este se hospedaba, la escena no podía ser más tranquila: El pequeño Alex se encontraba jugando tranquilamente con la consola de Nintendo. El niño no reaccionaba a la puerta abriéndose, puede que por estar concentrado en el videojuego o simplemente por temor.
Lucas: ¿Así que este es tu amiguito?
Ernesto: Bueno, es hora de mostrarte algunos avances… ¡Alex, deja la consola y ven aquí!
El pequeño Alex no quería obedecer a Ernesto, pero su voz interior le exigía obedecer ya que tenía miedo de las posibles consecuencias, por lo que rápidamente dejo el juego en pausa y se acerco a Ernesto…
Ernesto: Buen niño, sin chistar, te presento a mi amigo Lucas.
Lucas: Mucho gusto Alex, ya nos habíamos visto… Bueno, yo a ti.
Alex se quedó mudo, no tenia idea de por qué el señor de la entrada estaba ahí, pero no esperaba nada bueno.
Ernesto: Mira Alex, le he contado a Lucas que eres un niño muy bueno y obediente, me gustaría que se lo demuestres.
Alex: Umm, está bien…
Ernesto: Quítate la camiseta.
El niño obedeció y se quitó la camiseta, quedando con el torso desnudo; Ernesto no perdió tiempo y comenzó a pasar su mano para acariciar la suave piel del infante.
Ernesto: Eres un niño muy obediente… ¡Ahora ponte en tu posición favorita!
Alex miro a Ernesto con un gesto de desagrado, pero más opciones no tenia y procedió a arrodillarse y ponerse en cuatro patas para posteriormente pegar su pecho al suelo, levantando el culo.
Ernesto aprovecho para acariciar, el aún cubierto culo del chico con sus grandes manos mientras procedía a decirle algunas cosas a Lucas…
Ernesto: Bueno, por ahora solo he estado practicando comandos básicos y una que otra cosa más.
Lucas: Es increíble, es que el mocoso ni se queja.
Ernesto: En un inicio hacía berrinche, pero eso se maneja – procede a darle una fuerte nalgada a Alex – con el tratamiento adecuado.
Alex recibió la nalgada y trató de aguantar el llanto, no entendía por qué Ernesto le hacía esto, pero no tenía más opción, solo le quedaba aguantar lo más que pudiera.
Ernesto rápidamente ordeno a Alex quedarse completamente desnudo, el niño se puso de pie y procedió a quitarse los pantalones para gusto de Lucas; una vez desnudo volvió a su «posición favorita».
Lucas: Vaya, si que es bastante adorable…
Ernesto: Bueno, creo que ahora hay que ver que tanto he podido aflojar este santo grial…
Ernesto sacó una de esas mordazas que tienen una bola en la boca y se lo coloco a Alex, le quedaba perfecto, era como si la hubieran hecho para él, finalmente amarró al pequeño de pies y manos.
Ernesto: Con esto bastará, a veces se pone muy ruidoso e inquieto.
Ernesto se acercó lentamente al culo de Alex y comenzó a devorarlo salvajemente, quería dejarlo super lubricado con su saliva, como ya se estaba volviendo costumbre… Mientras esto sucedía, el niño no se resistía, aunque tenía motivos, solamente sentía un ligero cosquilleo que dejó pasar.
Pasaron quince minutos y Ernesto continuaba metiendo lo que podía de su lengua en el apretado ano de Alex; todo esto sucedía mientras Lucas observaba pacientemente. Finalmente Ernesto decidió detenerse cuando sintió que ya estaba todo listo.
Ernesto: Bueno, es hora de mostrar cómo ha progresado este juguetito.
Ernesto posicionó su dedo índice y procedió a meterlo lentamente en el ano de Alex. El niño no pudo evitar llorar y hacer ruidos, pero esto no importaba mientras se encontraba amordazado. Ernesto tenía el objetivo de llegar hasta el fondo mientras escuchaba el martirio del infante.
Tras unos minutos de lucha, Ernesto finalizó el acto con un triunfo y procedió a ejecutar un leve mete-saca con su índice en el interior de Alex.
Ernesto: Por ahora solo me limito a esto, no es lo más divertido, pero es lo más eficiente, no me gustaría levantar sospechas si voy demasiado pronto.
Lucas: Entiendo, eres todo un experto en la materia.
Ernesto: Mira, me gustaría seguir con esto, pero como verás, este mocoso ya se puso a llorar y a menos que quiera que su mami sospeche cuando lo venga a recoger necesito que se relaje un poco.
Ernesto desató a Alex y le retiró la mordaza para posteriormente darle un grito y ordenarle limpiarse, vestirse y regresar a jugar, cosa que el niño hizo a duras penas pero con una sensación de alivio.
Lucas: Vaya, ese niño tiene mucha proyección ¿Cuándo piensas tenerlo listo?
Ernesto: Es difícil de saber, a este niño le quiero dar su tiempo, no es como los otros a los que usaba y desechaba, este tiene que durar mucho.
Lucas: Bueno, si necesitas mi ayuda para dar clases, solo dímelo – dijo entre risas-.
Ernesto: No te preocupes, a lo mejor puedas ayudarlo en sus clases de lengua – dijo con una sonrisa-.
Alex se pasó la ultima media hora jugando en la consola con el objetivo de olvidar el mal rato, terminó como llegó y sin señal de haber llorado. El pequeño quedó listo para volver a la escuela y ser recogido por su madre para volver a casa, tenía que dormir bien ya que mañana será otro día, con muchos deberes que cumplir…
Siguiente parte, próximamente…
como sigue
Muy bueno, que no sea tan corto, continua👍