Memorias, Deseos & Secretos (Parte II)
Conoce a la protagonista real de esta historia… Mi Hija. Memorias, Deseos & Secretos (Parte II).
Mi Hija. Memorias, Deseos & Secretos (Parte II)
3.- Deseos Prohibidos…
Pasaron los años, llegando al punto sin retorno, la verdadera protagonista de esta historia: Mi hija. Había cumplido siete años, siempre la había visto como una nena regordeta hermosa que llamaba mucho la atención, pero nada más, hasta ese viaje a la playa que hicimos para celebrar su cumpleaños. Al llegar al hotel que habíamos reservado, nos topamos con la sorpresa de que nuestra habitación sólo tenía una cama matrimonial, muy diferente a lo que habíamos reservado, al ser temporada alta el hotel no pudo ofrecer ninguna alternativa, pasamos por alto el detalle y poco nos importó.
Mi esposa y yo llevábamos varias semanas sin tener sexo, estábamos más que cachondos y nos dijimos que ya encontraríamos oportunidad de hacer el amor, incluso ella jugando dijo que podíamos hacerlo en el balcón de la habitación o en la tina del baño cuando vimos la habitación que nos habían asignado. Siempre encontrábamos la manera de vivir plenamente nuestra sexualidad, no teníamos ningún reparo de tener sexo cerca de nuestra hija cuando nos tocaba compartir habitación. Algo que tenía claro mi esposa en la educación de nuestra niña, era que no quería que nuestra hija viviera la misma represión e ignorancia que ella vivió desde niña, si bien no nos exhibíamos directamente, entre nosotros tres no había pudor, era común estar sin ropa o en ropa interior en la casa, bañarnos juntos y nunca ver el cuerpo como algo malo. Fomentábamos su curiosidad propia de la edad e incluso los inicios de exploración de su cuerpo, respondíamos a sus preguntas con la mayor naturalidad posible, hasta este momento sin morbo alguno de mi parte.
La niña pasó gran parte del día en la playa y en las albercas del hotel jugando, vestida con su bikini rosa y su cabello en cola de caballo. Al saberla una niña atractiva y por su edad aprovechaba para quitarle el top del bikini y dejarla libre en la alberca, con el pretexto de que no se le marcaran las líneas del top, de alguna manera me gustaba ver como levantaba las miradas y el interés de más de uno.
Al término del día regresamos a nuestra habitación para prepararnos para la cena, al momento de bañarla nos dimos cuenta de que el sol había hecho de las suyas y había quemado la piel de mi niña, le aplicamos crema hidratante y decidimos vestirla solo con su calzoncito y un vestido holgado. El restaurante tenía juegos y como es natural a esa edad, corrió a ellos, subía por las resbaladillas, los columpios, las barras sin importa cómo iba vestida, haciendo de su descuido el deleite de un señor que no le quitaba la vista de su cuerpo, especialmente de su entrepierna cuando dejaba ver lo que llevaba por debajo del vestido, me recordó las veces que yo me perdía en los parques disfrutando imágenes similares. Recuerdo desde muy niño disfrutar de como las niñas enseñaban su ropa interior sin importar ser vistas al sentarse con las piernas abiertas, o como sus mamás las cambiaban delante de cualquiera, ahora con mi hija, me gusta regalar esas imágenes a los que gustan de la niñas, en una línea muy delgada entre el deseo y la fantasía, me hace preguntar que deseos despierta ver a una niña mostrar sus pantaletas con tanta naturalidad, ¿se excitarán? ¿nos juzgaran como padres? ¿desearan a mi hija? ¿se masturbarán recordando esas imágenes de mi hija con su calzón blanco y su vulva marcada? En esos momentos, pensé hasta en interactuar con alguno de esos testigos en silencio, lo cual era un riesgo que no podía correr aun, esa situación me puso algo cachondo e inmediatamente comencé a seducir a mi esposa.
Al finalizar la cenar, regresamos a la habitación, nos pusimos nuestros pijamas y acostamos a nuestra niña a dormir, ella solo usaba un camisón ligero y su ropa interior. Mi esposa y yo salimos al balcón a beber algo y a platicar. Pasaron un par de horas entre cachondeos, besos y tocamientos hasta que nos metimos a la habitación. Mi esposa iba escurriendo y yo con una erección firme, nos desvestimos y acostamos al lado de mi nena que dormía boca arriba en una de las orillas de la cama, la cubrimos con una sábana y comenzamos nuestro acto sexual. Primero un poco de sexo oral a mi esposa, mientras apretaba mi cabeza y me hundía en su sexo yo jugueteaba con mi lengua y su clítoris, después mi esposa se colocó abajo y yo sobre ella. Tomaba la píldora, por lo cual no teníamos mucho riesgo de otro embarazo. Bese sus pechos, talla 38D, su cuello, baje mi mano a su sexo que estaba súper lubricado, producto del sexo oral antes practicado, 1, 2, 3 dedos le metí, ella sólo se revolcaba y ahogaba los gritos mientras la masturbaba para no despertar a la niña. En un momento, como regalo, ella me detuvo y me pidió que me sentara en la cama mientras ella se hincaba para comenzar una breve sesión de sexo oral a mi miembro, con mucho cuidado sin dejar de masturbarme jugueteaba con su lengua y mi glande mientras succionaba mi pene y el líquido preseminal resbalaba por sus labios.
Comencé a penetrar de misionero a mi esposa en cuanto ella lo pidió, al hacerlo pude notar como habíamos tirado la sábana que cubría a nuestra hija, se colaba algo de luz por las ventanas y algo majestuoso apareció ante mí, mi nena dormida, con el camisón levantado hasta la mitad de su torso, sus piernas descubiertas, su ombligo al aire y sólo cubierta por un tímido calzoncito blanco con unos dibujos de pajaritos cubriendo su conchita infantil, la cual al ser regordeta resaltaba y marcaba por completo la hendidura de su vulva.
Esa imagen despertó mi perversión oculta, recordé a mi prima, a todas esas niñas que veía en el parque jugar y
en sus descuidos mostrar su ropa interior o algo más, niñas en bikini en las albercas, niñas en las fiestas de mi
hija, al señor que la miraba con morbo mientras cenábamos, mi excitación creció al tiempo que bombeaba a mi
mujer, mi mano cuidadosamente se posó en el estómago de mi nena y poco a poco fue bajando hasta rozar el
resorte de ese calzón infantil.
Intenté detenerme, pero no pude, sin notarlo mi mano ya se encontraba sobre su conchita infantil, ese bultito que emana un calor que sólo quienes lo hemos experimentado sabemos la calidez que representa. Con mi dedo índice comencé a sobarla, marcando sus labios por encima del calzón, cuidando que no despertara o que mi mujer me descubriera. Las emociones y el morbo que eso me provocó son indescriptibles. Sentí que estaba a punto de terminar y entonces si pensarlo, por entre sus muslos deslicé mis dedos y separe la tela que cubría su intimidad, quedando al descubierto parte de sus labios vaginales, busque la entrada a su vagina libre de vellos, limpia de cualquier contacto sexual. Ella se movió un poco y separó sus piernas, facilitando la acción, me detuve sin retirar mis dedos, hundí sin penetrar un poco más uno de mis dedos hasta sentir su humedad y comencé a moverlo delicadamente. En ese momento estallé dentro de mi mujer y ella llegó a su clímax, sin salirme de ella, me besó al tiempo de sonreírme, me dijo que había sido espectacular.
Mi mujer se levantó al baño a limpiarse y darse un baño, yo me quedé en la cama, desnudo con la culpa y la excitación aún despierta. Aproveché la estancia de mi esposa en la regadera, me levanté y me puse al lado de mi nena, terminé de levantar su camisón y pude ver con morbo sus pechitos, esos pechitos diferentes a los de sus amigas, cuando eres papá tienes acceso a muchas nenas y a su intimidad por la confianza de otros padres, ya que no eran rositas, mi nena tiene pezones oscuritos y una aureola grande como su madre, además como es rellenita siempre ha dado la impresión de que ha comenzado su desarrollo. Los besé muy rápido, pero los besé, pasé mi lengua sobre sus pezones mientras mi mano se recargaba en su estómago.
Fijé mi mirada en su calzón, sin dudarlo lo bajé lentamente hasta dejarlo a la mitad de sus muslos, primero vi el resorte marcado en su piel, después un pubis limpio de vellos dio paso a su monte, ese monte que culmina en su rajita. Ojalá pudieran ver esa vulva hermosa e hinchada. Unos labios vaginales gorditos y cerrados con un destello de humedad, me gritaron pruébame, así lo hice, pase mis labios sobre ellos, separando las piernas de mi nena para probar su sabor y sentir su olor a orina fresca, recorrí con mi lengua sus genitales desde la entrada de su ano hasta el punto más alto de su clítoris cerca de 7 veces, intentando introducir mi lengua lo más profundo posible buscando su pequeño clítoris, mientras que con mi mano acariciaba sus pechos, vaya que mi hija tenía el sueño pesado, no se movió ni un milímetro.
Me detuve un poco por la culpa y el miedo, ella continuaba dormida tendida en la cama, sin embargo mi pene cobró vida, poniéndose duro de nuevo como pocas veces, la culpa se fue y dio paso a mis bajos instintos, no puede evitar comenzar a masturbarme mientras la observaba con su camisón levantado, su calzón blanco de pajaritos a mitad de sus piernas, viendo ese cuerpo infantil completamente para mí, agradeciendo tener la fortuna de ser el primero en explorarlo, estaba tocando a mi propia hija con morbo por vez primera. Fue cuestión de segundos en lo que llegó el segundo orgasmo de la noche y con ello una lluvia de leche sobre el pecho, estómago y vulva de mi niña.
Con los restos de mi semen entre mis dedos pase por última vez uno de ellos sobre su vulva, la limpié lo mejor que pude y le acomode la ropa para evitar cualquier sospecha antes de que mi esposa regresara a dormir. Al despertar y mientras mi nena y esposa aún dormían, volví a tocarla, puede que haya sido mi fantasía, o imaginación, pero les puedo jurar que su conchita tenía una humedad que no conocía, tal vez producto de mi saliva y leche de la noche anterior.
4.- Un Nuevo Despertar….
A partir de ese día una obsesión se adueñó de mí, ya no miraba a mi pequeña niña solo como a una hija, sino como un ser en la que podía vivir todas mis calenturas y fantasías, vivo en conflicto constante pero también he aprendido a disfrutarla sin hacerle daño o causarle algún efecto traumático. No es mi finalidad tener sexo con ella, estoy convencido de que no me interesa penetrarla, ni siquiera que ella me toque a mí. Solo busco que aprenda a disfrutar sin tabúes de su sexualidad, hacerla dueña de sus placeres para que alguien pueda disfrutarla y que ella esté lista para ese momento.
Disfruto más de verla explorarse, porque si, las niñas entre los 4 y 7 años se tocan todo el tiempo y en todas partes para conocerse sin ninguna malicia o pudor, más que la sensación y el gustito que dan las primeras masturbaciones. Ver como se frota con una almohada, como discretamente introduce sus dedos hasta donde puede y termina colorada y jadeando, me pone a mil y termino masturbándome o teniendo sexo con mi esposa.
En casa somos bastante abiertos, no es raro estar desnudos o en ropa interior, bañarnos juntos como familia, nombrar a las cosas y partes del cuerpo tal como son. Desde que recuerdo siempre hemos fomentado en mi niña la curiosidad para que se explore, que conozca su cuerpo, que la hace sentir rico, en parte para que no viva con los tabúes con los que creció mi esposa y porque me encanta descubrí sus calzones con sus primeros fluidos. Si bien no somos exhibicionistas, mi esposa jamás lo permitiría, mi finalidad era que mi hija viera el sexo de la manera más natural posible, aprovechaba cualquier oportunidad para poner cachonda a mi esposa, metiendo la mano entre sus tetas para sobarlas, juguetear con su culo o darle dedo hasta hacerla mojar.
Estoy seguro de que en más de una ocasión mi hija nos ha espiado al escuchar los gritos de su mamá cuando alcanza el orgasmo, no somos nada tímidos al hacer el amor, al momento de bañarnos los fines de semana es frecuente que mi esposa me practique una buena felación hasta hacerme eyacular para derramar mi semen entre sus pechos, es el único lugar donde se deja poner en cuatro para que pueda penetrar su ano, mientras ella con su mano acaricia su vagina.
Para nosotros es normal que mi niña entre de la nada desnuda al baño con su inocencia para jugar con nosotros o bañarnos juntos, teniendo que esconder mi erección o limpiar los restos de semen rápidamente de mi esposa, aun así, mi niña llega a preguntar a su mamá, que era lo que le escurría de entre las piernas cuando mi eyaculación comenzaba a salir de ella. Dormimos juntos los tres, compartiendo la cama, hay noches que no puedo detenerme y comienzo a montar sin resistencia a mi esposa, sin importar que mi niña este a unos centímetros de nosotros, el morbo de ser descubiertos nos una adrenalina indescriptible. Por supuesto que, con mucha discreción, sobo por donde puedo a mi niña hasta venirme dentro de su mamá. Son grandes momentos morbosos los que vivimos como familia sin que ellas lo sepan.
Se detiene el mundo cuando estamos viendo televisión y ella está tendida en el sillón, de la nada separa sus piernas introduce su mano derecha en el pantalón o si es falda la levanta hasta su cintura dejando al descubierto sus calzones, después lucha por meter su mano debajo del calzón y comienza el mete y saca de algún dedo, pasarán algunos minutos antes de que salga corriendo al baño para orinar y gritarme que necesita otro calzón porque le gano “poquita pipí».
Mi parte favorita del día es cuando la baño, destino un momento de ese tiempo en lavar su zona íntima y a ella parece gustarle el masajito que le doy, separo sus piernas, después sus labios vaginales, con mi dedo índice suavemente rozo su pequeño y escondido clítoris, ella cierra sus ojitos, si tengo suerte, suelta un chisguete de orina, a veces si tengo mucha suerte me pide que “le lave bien” y repito la acción. Como me gusta verla orinar.
Mi hija es una niña como cualquier otra, al final la puedes imaginar como a la niña que más te guste, la que más te haya calentado, puede ser como tu sobrina, tu vecina, tu alumna, tu ahijada, tu prima o tu propia hija. Mi niña es de tez morena, llenita, con una pancita por demás sexy, cabello ondulado hasta la cintura, unas nalguitas propias de la edad, más alta que el promedio, con muslos gordos, piernas largas, un ombligo hundido hermoso, de espalda ancha, pechos que siempre han sobresalido por su aureola café grande, unos pezones aun pequeños, un pubis sin vello que da paso a unos labios mayores gorditos que siempre terminan marcándose sobre su ropa interior, un muy discreto clítoris que enmarca la entrada a su canal vaginal rosado, una cara coqueta. Vestida generalmente con faldas y blusas ajustadas de diseños color vivo o con personajes los dibujos animados del momento, pocos pantalones usa y aunque pudiera necesitarlo, aun no dejamos que use corpiños, solo playeras interiores de tirantes y calzones de algodón de colores claros.
Aprovecho la hora de cambiarla o vestirla o cualquier oportunidad que la intimidad de padre e hija nos permite para admirarla, incluso tocarla y darme ese gusto de disfrutarla sin que ella se imagine todas las fantasías que genera en mí, o cuando duerme darle unos lengüetazos y disfrutar de su imagen tierna, que levanta calenturas y deseos. Me conformo con sólo ver, sentir y probar en la clandestinidad su hermoso cuerpo de niña. También descubrí que me gusta presumirla, la visto con faldas cortas, calzones de algodón color rosa o blanco que marquen su abultada conchita, bikinis de colores claros que al mojarse dibujen su tierna vagina infantil, de ahora 8 años. He de confesar que me da más morbo saber que otros la miran y se imaginan haciéndole lo impensable.
Continuara…
Hasta aquí, esta segunda parte. Gracias por leerme, agradeceré tus comentarios, los cuales me ayudan a mejorar mis relatos. No dejes de compartir tu opinión. Espera pronto una tercera parte.
Que rica historia, me identifico con el aspecto de que quieran que vean a tu tesoro amado con morbo y que fantaseen con ella de una y mil maneras. Y esa identificación no es porque sea papá; sino por que he tenido la oportunidad de chatear o charlar con varios padres, que al igual que tu, experimentan los mismos deseos, culpas, fantasías, temores y necesidades. De hecho esa fantasía de que vean a tu tesorito con deseo, de repente en mi propia experiencia de vida se terminó convirtiendo en mi fantasía secreta, sin yo necesariamente buscarlo; y que de alguna u otra manera he hecho y sigo haciendo realidad 😉
Gracias por tus comentarios y compartir tus experiencias! Que piensas de los otros capitulos?