Memorias, Deseos & Secretos (Parte III)
Un nuevo personaje llega a desatar fantasías y recuerdos… Memorias, Deseos & Secretos (Parte III).
Memorias, Deseos & Secretos (Parte III)
5.- Una Amistad Inesperada…
Estas situaciones me llevaron a buscar en la web, sitios donde pudiera encontrar gente similar a mis gustos, aprovechaba cuando mi esposa tenía que salir a cuidar de sus padres o mandados, para regístrame en foros o páginas de relatos eróticos y navegar en ellos, aunque la red está llena de trampas, gente sin escrúpulos, estafadores y mentirosos, quienes realmente no aman a las niñas. Creo firmemente que quien solo busca lastimar a un niño para su propio placer debería de estar preso y condenado, bajo ninguna circunstancia se deben de comparar con los que realmente amamos y procuramos a las niñas y los niños y que jamás haríamos nada por lastimarles. ¡No somos iguales!
En mi búsqueda, me topé con una persona que poco a poco fue ganándose mi confianza, él vivía en un estado cercano al mío, era apenas un año mayor que yo. Al principio y después de muchas decepciones, con un dejo de desconfianza, comenzamos intercambiando algunos videos y fotos que coleccionábamos de los foros y grupos con los que de vez en vez nos topábamos, nunca he sido fanático de la pornografía fuerte, me gusta más lo erótico y lo sugestivo. Él compartía ese pensamiento por lo cual congeniamos muy rápido y nos ganamos la confianza del otro. A los 3 meses de chatear, me confeso que tenía una hija, dos años mayor a la mía, es decir de 10 años y que desde los 8 mantenía relaciones anales con ella, debo confesar que en un principio me sentí decepcionado nuevamente y creí que solo era un aprovechado como los que abundan en los sitios prohibidos.
Me sorprendí cuando al momento de nuestra video llamada, frecuente y natural practica que teníamos, ya que nos gustaba vernos masturbándonos mientras morbosamente hablábamos de alguna fotografía o video, de fondo puede ver la silueta de una pequeña muy diferente a mi nena, una pre púber, muy delgadita, sin formas de mujer aun, con el cabello lacio apenas llegando a su hombro jugando con sus muñecas vestida con una camiseta interior y calzón de color azul. Sin más le pidió a la nena que se acercara a la pantalla a saludar, con más obligación que ganas, la nena me emitió un tímido “Hola” mientras uno de los tirantes de su blusa interior resbalaba por su hombro dejando al descubierto el inicio de su pechos, mi amigo me presentó como un primo lejano y la envió de nuevo a jugar, mientras se retiraba, al dar la vuelta pude ver un par de nalgas bastante llamativas para alguien de su edad, visión que se hizo más atractiva ya que la tela de su calzón se metía entre la raja de esos glúteos.
Mi amigo me pidió mucha discreción, hasta ese momento yo no había dicho que también tenía una hija, no quería exponer su seguridad e intimidad, pero la situación y la confianza que ese amigo deposito en mi me hizo confesarlo a manera de estar en igualdad de condiciones, no sabía hasta dónde íbamos a llegar con esa variable nueva en nuestra relación. Con mucho respeto pidió conocer a mi niña por foto, ya que en esos momentos ella se encontraba con su madre visitando a los abuelos. Yo le compartí una foto de mi niña en traje de baño conmigo en la playa, pero fui un poco más atrevido y di un paso adelante para saber hasta dónde podríamos llegar, en esa foto mi niña no tenía puesta la parte de arriba del bikini, mi mano se posaba descuidadamente sobre uno de sus pechos tapándolo y dejando su otro seno completamente expuesto, su calzón dibujaba claramente la forma de su vulva. Mi amigo se sorprendió y me pidió permiso para masturbarse con esa fotografía, a cambio me dejaría verlo masturbarse mientras decía que haría si tuviera la oportunidad de estar con mi hija, su descripción del acto estuvo tan llena de morbo, cuidado y cariño lo cual me hizo sentir cierta seguridad de que no había riesgo alguno y aunque los dos estallamos en un orgasmo, sabíamos que seriamos respetuosos y cuidaríamos de las ahora protagonistas de nuestros morbos.
Así pasaron más meses, donde ambos ya no compartimos imágenes de la web, ahora nuestras hijas eran las protagonistas de sesiones de fotografías encriptadas que intercambiábamos y con las que fantaseábamos. Él, al ser papá soltero tenía mayor facilidad de que su nena posara de manera sugestiva o utilizara ropa que ni en sueños mi esposa me dejaría ponerle a mi hija, yo en cambio le mandaba fotos de mi niña dormida, o de descuidos al momento de sentarse donde mostraba su ropa interior, fotos de la bañera, de mi hija en uniforme.
En septiembre del siguiente año, mi amigo tuvo que viajar a la ciudad donde vivo por un evento familiar, quedamos en vernos para por fin conocernos en persona, acordamos no llevar a las niñas para no forzar una situación para la cual tal vez aun no estuviéramos del todo convencidos o preparados, él jamás había exhibido, menos compartido a su nena hasta que me conoció. Una semana antes de su visita, le propuse que si bien no llevaríamos a la niñas con nosotros, podríamos llevar algo de ellas, en este caso alguno de sus calzones, mi mayor fetiche, por lo cual durante toda esa semana vestí a mi hija con interiores relativamente viejos, para que mi esposa no sospechara cuando no los viera entre su ropa, incluso tuve la fortuna que en una tarde mi hija retomo sus sesiones de exploración frotándose contra uno de los cojines del sillón mientras mirábamos una película. Cuando ella fue a bañarse aproveche la
oportunidad para tomar el calzón del cesto de ropa sucia, una fresca y tibia mancha amarilla se podía ver en el puente de la prenda, su olor era indescriptible.
Un día después a manera de juego con mi hija, mientras le hacía cosquillas en su cama, se me ocurrió retarla y decirle que no era capaz de aguantar 3 minutos de cosquillas sin orinarse, ella aceptó cuando supo que el premio si ganaba era una visita al centro comercial para comprar ropa nueva, le dije que por el tipo de recompensa debíamos tener evidencia para evitar cualquier trampa. Sin más levante su falda de mezclilla, y con mi celular tomé una foto de ella, centrándome en su calzón, un calzón que al frente tenía un delfín y era de color violeta, claramente el calzón estaba limpio y dibujaba sutilmente su hermosa vulva, quedé hipnotizado por esa visión, me sacó del transe cuando me dijo: “así no papá” y sin darme tiempo a nada, bajo su calzón y separó toscamente sus labios vaginales diciendo: “así está mejor, puedes ver que está súper seca” sin dudarlo tomé la foto sorprendido por la inocencia de mi niña viendo su pequeño canal rosado y puro coronado por su capullo. No llegamos a los 3 minutos, creo que solo habían pasado dos minutos de cosquillas en las axilas y plantas del pie, cuando mi hija se tensó, cruzó sus piernas apretando y rindiéndose, un ligero chorro de orina se escurría sobre sus piernas, ella continuaba riendo, tome el celular lo más rápido que pude para captar los últimos momentos de su orina, volviendo a hacer cosquillas en sus pies para que ella soltara todo, y así fue, dejo salir todo lo que pudo, tuve la fortuna de video grabarlo, levante su falda, su calzón estaba claramente empapado, otra fotografía capturó esa evidencia, ella continuaba riendo como sin nada. La limpié, y la vestí de nuevo con ropa limpia, juntos arreglamos y secamos su cama y piso.
Reflexioné sobre lo que acababa de pasar, por un lado, una situación de intenso morbo, pero por el otro una memoria de uno de los días que más habíamos reído juntos, esta era mi vida ahora y mi conflicto seguía creciendo, pero poco a poco quedaba silenciado al saber que ella no veía ninguna mala intención en mis actos, corrí a masturbarme, tomé un calzón sucio de mi hija, lo olí mientras imagina que ella orinaba mi pecho, eyaculando fuertemente.
6.- Una Apuesta Arriesgada…
Llego el día de la cita con mi amigo, nos quedamos de ver en un lugar público, creo que ambos de alguna manera teníamos miedo de que fuera una trampa policiaca, aun así, nos atrevimos a dar ese paso. Nos reconocimos en seguida en el área de comida del lugar, entramos a un sencillo restaurante para desayunar y comenzamos a platicar como si fuéramos amigos por años, no solo nos unía el morbo, habíamos descubierto que teníamos muchos temas en común de los que podríamos conversar. Terminó el desayuno, nos despedimos y quedamos de vernos de nuevo más adelante, le entregué en una cajita las 3 pantaletas de mi hija que había preparado, al dárselas, él me entrego las de su nena en una sencilla bolsa de regalo. Antes de salir de la plaza, le dije que tenía un contenido sorpresa que venía de regalo en su paquete, le entregué una memoria USB donde venía el vídeo de mi niña orinando al igual que algunas fotografías cotidianas de días pasados donde mostraba que ella era la dueña de esas prendas.
Al dirigirnos a la salida del centro comercial, sonó su celular, le habían cancelado el compromiso que tenía en esos momentos, dejándole 3 horas libres. Me dijo que estaba muy intrigado por el contenido de la memoria USB, con algo de pena e inseguridad me pregunto si no quería acompañarlo a su hotel para abrir juntos los paquetes y mirar lo que había dentro del USB, le dije que no quería importunarlo, que me gustaría, pero no quería forzar las cosas.
Finalmente tomó valor y me dijo que estaba seguro, su hotel estaba a unos pasos de la plaza donde desayunamos, por lo cual no tardamos mucho en llegar al lugar. Al llegar a su habitación pidió al servicio al cuarto varias cervezas, según él para relajar el ambiente, me sentía muy en confianza con él, de alguna manera sabía que esa visita terminaría en por lo menos una masturbación, no tenía problema con ello, ya nos habíamos visto en las video llamadas, pero nunca imagine lo que estaba por suceder.
Bebimos un poco mientras el encendía su computadora, antes de ello abrimos nuestros paquetes, en el mío había 3 calzones rosas con la figura de Barbie en la parte de enfrente pertenecientes a su nena, todos manchados de la parte de adelante, e incluso uno de ellos con restos de popo en el área del trasero, olían muy diferente a los de mi niña, un olor por demás embriagante. Él abrió su caja, miro las 3 prendas, el calzón orinado, el que tenía una mancha producto de la estimulación de los dedos de mi hija, y aquel primer calzón de ese viaje a la playa que inició todo. Inmediatamente pude ver como una erección se formó en su pantalón, agradeció el regalo mientras se perdía en una inhalación de las prendas. Conectamos el USB a la computadora, no eran muchas fotos, 15 a lo mucho, donde mi niña en sus descuidos mostraba los calzones que ahora él tenía en sus manos, un par de fotografías donde ella se bañaba en una tina, donde curiosamente no mostraba nada de sus genitales, dejando todo a la imaginación.
Una fotografía más de ella dormida y yo de pie eyaculando en su entrada vaginal, actividad que se había vuelto frecuente por las noches en mi casa, mientras todos dormían, yo me deslizaba a la habitación de mi hija, hacía de lado los cobertores y bajaba su pijama y ropita interior a la altura de sus muslo o solo la hacía de lado, con la linterna de mi celular alumbraba discretamente mientras me masturbaba, al terminar trataba que una parte de mi semen cayera en ella, muchas veces me retire de su recamara sin limpiarla, cuando mi hija se levantaba a la mañana siguiente pensaba que se le había escapado tantita pipi. Otras noches me concentraba en tocar sus pechos, jugar con sus pezones, chuparlos mientras con mi dedo acariciaba su conejito por encima de la ropa. Muchas otras noches a pesar de mis convicciones de no penetrarla, me subía a su cama, poniendo mi cuerpo desnudo sobre ella para apoyar mi glande en su entrada vaginal con sumo cuidado de no lastimarla o penetrarla de más, hasta terminar y ver como escurría mi leche por sus muslos hasta perderse entre sus nalgas.
Por último estaba el video donde mi niña se orinaba, pude ver como mi amigo salivaba viéndolo y discretamente se tocaba, sin más me atreví a decirle que no tenía ningún inconveniente si él se quería masturbar, me dijo que le daba pena, que no era lo mismo hacerlo frente a una pantalla que en vivo, no insistí, fue él que después de reproducir el video por quinta vez y pasar por las imágenes una decena de veces, finalmente me preguntó si yo también tenía ganas de masturbarme, la verdad no dejaba de imaginar a su nena mientras me dedicaba a oler y tocar los calzones que me había regalado, por lo cual necesitaba urgentemente liberar la tensión.
Nos bajamos los pantalones junto con los calzoncillos, por un momento nos miramos, nuestros miembros eran bastante parecidos, sin circuncisión, vello recortado y de un tamaño que muchos considerarían pequeño pero que en estado de erección crece y se ensancha a más del doble de tamaño que en su estado de reposo, penes de sangre muchos le dicen. En esos momentos ambos teníamos una erección bastante fuerte y la cabeza completamente bañada en líquido preseminal, incluso al momento de desnudarnos un hilo de este líquido quedo unido entre la ropa y nuestro cuerpo. Comenzamos el ritual de la masturbación, cada uno por su lado, pero de vez en vez intercambiando miradas entre la pantalla con las fotos de mi hija, la ropa interior de nuestras hijas y nuestros propios penes.
Para excitarnos más le pedí me contará como fue la primera vez con su hija, nunca lo habíamos comentado, me dijo que fue por accidente, como la mayoría de las veces sucede, su nena cuando era pequeña sufría de muchos estreñimientos ya que tenía una condición de colon perezoso y un canal anal estrecho que no permitía expulsar todo lo que sé que acumulaba. Al principio los medicamentos consistían en supositorios para ablandar el material fecal e instrumentarlo médico que dilataba las venas anales para hacer más fácil la evacuación. Situación que generaba dolor en la nena y era por demás invasiva. Una tarde mientras se bañaban la niña le pidió que ya no llevara al doctor, le pidió si él le podía ayudar.
Buscó alternativas para evitar que el sufrimiento de su nena continuara, lo cual lo llevo a la medicina homeopática, donde le recetaron plantas y ungüentos que tenía que colocar lo más adentro del ano de la nena. Al principio sin morbo alguno, pero una tarde por alguna razón, al momento del tratamiento, su nena lo esperaba en su cama adornada con peluches y sabanas rosas, en posición de 4, esa imagen despertó el morbo en él, al ver su culo al aire, sus labios vaginales asomándose por sus muslos y piernas separadas tuvo una erección de la que se sintió culpable, si bien llevaba 3 años de ser viudo y no había tenido más parejas sexuales desde la muerte de su esposa, jamás se imaginó que su propia hija pudiera tomar ese lugar y generar la excitación que estaba sintiendo, busco serenarse para continuar con el tratamiento, pero nada funcionaba, ni para aliviar a su hija, ni para calmar su excitación, cada tarde su hija lo esperaba en su cama con los pantalones en las rodillas y en posición de 4, al no haber mejoras una idea rondo en su cabeza, recordó que la primera vez que tuvo sexo anal con su esposa, ella al también ser virgen, al terminó del sexo anal ella corrió al sanitario a defecar con nunca antes.
Nunca había pensado en su hija como un escaparate sexual, con una gran culpa se tocó su miembro mientras introducía el supositorio a la nena, a diferencia de otras ocasiones, jugueteó un poco con su dedo y el esfínter de su hija llegando a introducir dos falanges de su dedo. Pensó, preso de la desesperación, que penetrarla analmente podía ser una solución al problema de su nena y de alguna manera al suyo, una tarde antes del tratamiento, se sentó con ella y le explico con lujo de detalles lo que intentaría hacer, le dijo que era algo fuera de lo común y que nadie debería de saberlo, que probablemente fuera doloroso para ella, pero sería la última alternativa antes de una cirugía. Preparó la cama con toallas, pañuelos y un lubricante, ahora era su recamara, lugar donde había dormido y hecho el amor tantas noches con su esposa, le pidió a la nena que se desvistiera por completo y pusiera al filo del colchón en posición de perrito, le pidió que levantara su culo, separando ligeramente sus piernas y que con una de sus manos le ayudara a separar sus nalguitas para poder ver fácilmente su entrada anal, mientras la nena recargaba su otra mano y parte de su pecho en el colchón, la nena obedeció sin cuestionar nada, él se puso detrás de ella, vestía una bata de baño, nada por debajo, la dejo caer, la vista que tenía enfrente hizo lo necesario para que tuviera una erección, puso un poco del lubricante en el ano de su hija, de entonces 8 años y comenzó lentamente a introducir uno de sus dedos para relajar el esfínter cuando intentó introducir un segundo dedo su nena emitió un quejido de dolor, por un momento pensó en detenerse pero sabía que los dolores que aquejaban a su nena eran más intensos que la sensación que producía con sus dedos, poco a poco su ano fue dilatándose, calcula que le tomó casi una hora para lograr que 3 dedos pudieran ingresar, fue en ese momento y con una erección a medias que decidió dar el siguiente paso.
Ubicó su miembro a la altura de las caderas de un nena, busco con cuidado la entrada anal de su hija, recuperó la erección plena cuando se masturbo ligeramente con el pretexto de aplicarse lubricante, poco a poco introdujo su miembro en ese estrecho y virgen ano, primero el glande poco a poco se abría espació, su nena se quejaba, supo que si lo hacía lento solo lastimaría más, por lo cual agradeciendo el tamaño relativamente pequeño de su miembro, tomo valor y lo clavó de una hasta lo más profundo del ano de su nena, solo hubo un grito y después silencio.
Preguntó a la nena si se encontraba bien, la nena dijo que si, él comenzó lentamente con el proceso de meter y sacar, lo hacía de tal manera que parecía imperceptible, lo que menos quería era traumar a la nena, en un momento la nena le dijo que se sentía incomoda, él pregunto si debía de retirarse, a lo que ella contestó “No”, solo que por favor la acariciara el estómago, que era donde más le dolía, mi amigo bajo su mano y la acomodo en el vientre de la nena, suave y tiernamente sobaba su estómago mientras continuaba el vaivén de su pene en el ano de la nena. No supo en qué momento su mano se posó cerca de la vagina de su hija, al notarlo, sitio una humedad que no entendía, se preguntó si su hija, a pesar del dolor y malestar, pudiera sentir algún tipo de placer, por mínimo que fuera, el morbo y la calentura lo invadieron, acelero sus movimientos, y dado que su nena no había mostrado rechazo a su tocamiento, comenzó a acariciar su vulva de manera circular. Mientras continuaba con la penetración, sintió como sus labios mayores se separaban facilitando el acceso de su dedo, al hacerlo se topó con el clítoris de su nena en un estado de erección, tomó un poco de la humedad de sus labios vaginales y concentro su masaje en el clítoris de la nena, ella comenzó a gemir levemente, eso hizo que la erección de mi amigo aumentara, así como sus movimientos pélvicos, en un momento la nena gritó, un grito que jamás había escuchado, sintiendo escurrir entre sus dedos un chorro de líquido que emanaba de la cuevita de su nena. Eso lo hizo explotar dentro de las entrañas de la niña, fueron minutos de confusión para ambos, al terminar se sacó los dedos de la vagina de su hija, espero a que su erección disminuyera para retirarse poco a poco, en segundos su hija corrió al sanitario para defecar, tal como su esposa lo hizo aquella primera vez.
Estas sesiones se repitieron varias veces, hasta que al paso de las semanas su hija fue mejorando, y el perdiendo la culpa, compartiendo con su nena que esa era una manera de demostrarse su amor de manera única y especial, por lo cual tenía que ser un secreto entre ellos. La llenó de información, todo lo que pudo de sexo se lo enseñó, no se guardó nada, respondió dudas, tanto físicas, como morales y se comprometió a detenerse en cuanto ella así lo quisiera, prometió que no la penetraría vaginalmente, que eso le corresponde a ella decidir con quién quiere vivirlo. Sus sesiones de sexo anal y masturbación se repetían varias veces por semana, haciéndose algo cotidiano y normal en su intimidad familiar, poco a poco le fue enseñando algunos trucos y técnicas. Siendo su favorita el sexo oral que ella le hacía.
Coincidíamos en la mentalidad de que, así como les enseñamos a nuestros hijos a caminar, a hablar, a nadar, entre otros ¿por qué no también enseñarles lo que es sexo visto desde el amor? quien mejor que los padres, no solo en la teoría si no en la práctica, quienes te lleven de la mano en este tema, sin prejuicios ni miedos, para que aprendan a conocerse, a disfrutar su cuerpo, a cuidarse y tomar decisiones afectivas sanas.
Continuara…
Hasta aquí, esta tercera parte. Gracias por leerme, agradeceré tus comentarios, los cuales me ayudan a mejorar mis relatos. No dejes de compartir tu opinión. Espera pronto una cuarta parte.
Muy ricos tus relatos, espero con ansias la continuación de tu historia
Gracias! has podido leer la continuación? que te ha parecido?
He leído tu relato más de tres veces y termino exitado,, es muy similar a una experiencia que tuve, de hecho casi igual, estoy en espera de la continuación de tus relatos, felicidades!
Gracias… ya mandé los nuevos…