Memorias, Deseos & Secretos (Parte V)
Descubriendo Morbos Nuevos Con Mi Hija.
Memorias, Deseos & Secretos (Parte V)
9.- El Consultorio…
Terminamos de comer, caminamos al estacionamiento para acudir a nuestro segundo compromiso del día, la visita al doctor. El consultorio del médico que desde bebé trataba a mi hija estaba a unos 20 minutos en automóvil, durante el camino íbamos cantando las melodías que sonaban en la radio. Llegamos al lugar, estacionamos el auto y subimos por el ascensor hasta el piso correspondiente. Al ingresar una amable recepcionista nos dio la bienvenida, éramos la última cita de esa tarde. Pasaron 10 minutos antes de ser llamados a ingresar, el doctor nos saludó de manera cordial, el medico era una persona cercana a los 50 años, con un cuerpo gordito y tan empático que rápidamente generaba confianza. Nos hizo sentar en las sillas que se encontraban frente de su escritorio, tomo el expediente de mi hija para comenzar con las preguntas rutinarias de cualquier consulta: ultimas vacunas, alguna enfermedad reciente, dolor o molestia que la aquejará, negué lo anterior limitándome a responder que el motivo de la consulta era un chequeo anual.
Se levantó de su escritorio para pedirle a mi niña que se quitara sus tenis y subiera a la báscula para pesarla y medirla, yo me quedé en sentado para no estorbar ya que el espacio era algo reducido, mi niña se agachó a desatar las agujetas de sus tenis para poder sacarlos, avanzó hasta el lugar donde la balanza se encontraba, el medicó tomó nota de su peso y altura. Al terminar la mando a sentarse en la camilla de observación para revisarla, una vez que mi niña se acomodó en el espacio indicado, el doctor comenzó a escuchar su corazón, sus pulmones, mirar su garganta y oídos, le pidió recostarse en la camilla para palpar su estómago e intestinos al tiempo que hacía maniobras para verificar que no hubiera algún problema con sus articulaciones.
Sin voltear a verme, mientras continuaba revisando ahora los ojos de mi niña, me preguntó si había notado algún indicio de desarrollo sexual en mi hija, me dijo que, por el sobrepeso, la altura de mi hija y su edad, en ese momento tenía 8 años, era probable que desarrollara pubertad precoz. Le respondí que hasta el momento no había notado algún indicio de ello. Alejó el estetoscopio de su oído para preguntarme si no tenía ningún inconveniente en que pudiera explorarla completamente, respondí que por mí no había ningún problema, después se dirigió a mi niña y le explico que debía de hacer una revisión completa de su cuerpo para verificar que todo estuviera bien, que probablemente sería algo incomodo pero que trataría de hacerlo lo más rápido posible.
Mi niña asintió sin cuestionar ni mostrar resistencia o temor alguno. Me pidió que me acercara a la camilla para ayudar a mi niña a retirar su ropa, al llevar puesto el overol tenía que desnudarla por completo, me pidió dejarla únicamente con su ropa interior. Al terminar de desnudarla, le pidió que se acostara nuevamente en la camilla, al hacerlo pude ver como su vulva y sus labios gorditos se marcaron en su calzón color amarillo, el cual tenía como detalle unas pequeñas flores bordadas en el resorte del mismo.
Levantó sus brazos para mirar sus axilas, buscando algún crecimiento de vello, la sentó en la camilla para con una cinta, medir el tamaño de sus pechos, soltó la cinta y comenzó a palparlos libremente, en ese momento mi lado morboso despertó nuevamente, los apretaba y movía de un lado a otro de manera cuidadosa, estoy seguro de que para el pediatra era un proceso cotidiano, pero a mí, me estaba regalando la mejor de mis tardes. Se detuvo para tomar notas en el expediente de mi hija, anotando las medidas y características del pecho de mi niña, me dijo que definitivamente estaba creciendo su botón mamario ya que se comenzaban a sentir firmes.
La recostó nuevamente en la camilla, con sus manos comenzó a bajar el elástico del calzoncito de mi hija, ella levantó sus pompas para hacer más sencillo el proceso, lentamente bajó las pantaletas de mi hija, dejando sobre un taburete la prenda junto con la demás ropa de mi hija, ahí estaba mi niña completamente desnuda a la vista de su pediatra esta vez, a diferencia del probador, no intento cubrir su intimidad, el medico se colocó un par de guantes de látex, me pidió que por protocolo debía colocarme cerca de mi hija para que pudiera observar que el procedimiento de revisión genital era completamente profesional.
Al terminar de colocarse los guantes, el doctor se situó al borde de la camilla frente a los pies de mi hija, flexiono sus piernas, separándolas en forma de mariposa para tener visibilidad completa de los genitales de mi niña, su vagina quedo abierta y expuesta, comenzó explorando su área púbica de cerca, ningún vello se podía observar, me preguntó si había notado algún flujo blancuzco o denso en sus pantaletas, algún olor diferente en su cuerpo o cambios de humor drásticos, lo cual negué nuevamente, después me dijo que separaría los labios vaginales de mi niña, tomándolos con sus dedos y acercando una linterna para poder observar su canal vaginal de mejor manera, en tono de reproche juguetón le dijo a mi hija que debería de mejorar su higiene ya que podía ver restos de orina solidificada y papel higiénico dentro de su vagina, sin retirar su vista del conejito de mi hija, con su mano alcanzó un pañuelo desechable, lo tomó para limpiar con toda dedicación y paciencia lo restos de suciedad de mi hija, le explicaba cómo debería de limpiarse de ahora en adelante. En ese momento ante mi sorpresa y sin ninguna explicación comenzó a masajear la vulva de mi niña de manera circular con uno de sus dedos buscando su clítoris, mi niña apretó sus puños, se sonrojó un poco al tiempo que su respiración se aceleraba, el pediatra introducía ligeramente su dedo, la humedad en la intimidad de mi hija se hizo presente, el guante del medico comenzó a relucir por el liquido que expulsaba mi niña. Se detuvo de repente, paró en seco su movimiento antes de volver a tomar notas en el expediente, en la cara de mi hija se podia ver la frustración del placer interrumpido. Se limito a decir que ya era capaz de responder a la estimulación sexual y producir lubricante natural para una penetración. Volvió a tomar un pañuelo y limpio los mojados la mojada vagina de mi hija.
En ese momento pasó algo que jamás había vivido, sin tocarme comencé a eyacular ferozmente, había tenido un orgasmo sin tocarme, excitado de ver cómo, sin morbo alguno, alguien exploraba y tocaba la intimidad de mi hija. El pediatra concluyó la exploración validando que el himen de mi niña continuaba intacto y su área genital, salvo por la higiene, se encontraba sana. Nos envió una crema que la ayudaría con la irritación generada por la acides de la orina. Descartando que mi niña pudiera estar iniciando su pubertad, diagnosticando como sano el estado de salud de mi niña. Nos recomendando hacer visitas semestrales para seguimiento, en casa estar atentos a cualquier cambio en mi hija, en especial el aumento en tamaño de sus pechos o algún cambio en el flujo vaginal natural de la niña y sobre todo revisar que no hubiera crecimiento de vello en pubis y axilas. En caso contrario hacer una cita de inmediato para comenzar con el tratamiento endocrinológico para frenar lo más posible el inicio de su pubertad y con ello sus primeras menstruaciones.
Sali del consultorio preocupado de que la mancha abundante de semen pudiera ser notoria, pagamos la consulta, avanzamos rápidamente al estacionamiento y salimos de la torre de consultorios. Nos dirigimos camino a recoger a mi esposa de la iglesia donde la habíamos dejado en la mañana, en el trayecto mi niña se durmió en el asiento trasero, no si antes discretamente tocar su vulva para continuar con el placer que el pediatra despertó en ella, por su ropa notaba que no le era fácil masturbarse, se saco la parte de arriba del conjunto argumentando que sentía comezón en su estomago, dirigiendo sus manos a su entre pierna donde claramente podías escuchar como sus dedos entraban y salían de su conejito, fue cuestión de minutos antes de que cayera dormida, en un semáforo en alto, voltee para acomodarla en el asiento, me lleve sus dedos a mi nariz, aspirando el dulce aroma que su néctar acababa de emanar, no había duda, se había masturbado.
Al llegar por mi esposa, ella nos estaba esperando, subió al auto, comentamos a grandes rasgos lo que habíamos hecho en el centro comercial y le comenté con detalles todo lo que me había explicado el pediatra, ella se preocupó un poco, ninguno de los dos queríamos que mi hija menstruara a tan temprana edad, nos comprometimos a estar atentos a su desarrollo.
Revivir la revisión del pediatra en mi mente al tiempo que narraba a mi esposa lo ocurrido, hizo que nuevamente me pusiera caliente, cerca de nuestro hogar hay un discreto aparcamiento donde algunas parejas van a pasar un buen rato. Sin preguntar me estacioné en el lugar, antes de que mi esposa dijera algo, comencé a besarla y manosear sus tetas, ella me siguió le juego, le dije que la niña acaba de dormirse, que la dejáramos descansar un poco mas ya que había sido un día pesado. Así tendríamos un momento para nosotros, con mucho cuidado hice para atrás el asiento del piloto para que mi esposa se pudiera montar sobre mí, levante su vestido e hice de lado su tanga, baje mi pantalón con algo de dificultad, mi pene busco su entrada, la cual comenzaba a mojarse al penetrarla, ella ahogó sus gemidos al tiempo que nuestros movimientos se sincronizaron hasta hacernos estallar en un orgasmo que nos dejó satisfechos. Regresamos a nuestros asientos, acomodamos nuestra ropa y dimos marcha a nuestro hogar. Llegando a casa mi niña se levantó y a manera de queja, cuestiono el olor del coche, mi esposa y yo nos limitamos a emitir una leve risa. Entramos a la casa, mi niña corrió a la sala y sacó de las bolsas la ropa que se había comprado en el centro comercial, se despojó de su overol y comenzó a presumirle a su mamá cada una de las prendas adquiridas.
Antes de dormir me dirigí al cesto de ropa sucia, busque sus calzones, estaban aun mojados, con una clara mancha en el puente vaginal de sus fluidos, recordé todo lo vivido en el día, baje mi pantalón, puse las pantaletas de mi hija en mi erecto pene y comencé a masturbarme ferozmente, eyaculando en ellos, son uno de mis trofeos mas preciados al día de hoy.
10,- El Regalo…
9 años acababa de cumplir mi niña, de regalo su mamá y yo le regalamos su primer teléfono móvil, muy sencillo pero lo suficientemente útil y novedoso para que pudiera jugar y comunicarse con nosotros. Pusimos reglas claras, no dar el numero a nadie, no añadir contactos y nada de redes sociales por el momento, de vez en cuando se lo pediríamos para revisar las descargas y el contenido del mismo, ella aceptó sin reprochar nada.
Pasaron unas semanas, por curiosidad mientras se bañaba, entré a su recamara para preparar su ropa limpia, en la cama vi el teléfono, lo tomé y comencé a revisarlo, todas las aplicaciones eran inofensivas y las búsquedas en la red típicas de cualquier niña de la edad: grupos coreanos, dibujos, recetas, etc. Grande fue mi sorpresa cuando revisé la galería de fotos, encontrándome con dos vídeos de ella bailando de manera sugestiva, el primero de ellos seguramente lo había copiado de algún vídeo visto de alguna cantante pop, lo más sorpresivo fue ver que solo traía puesto uno de sus corpiños y el short de su pijama lo había acomodado de tal manera que se metía entre sus nalgas y marcaba su vulva por delante, posiblemente no llevaba ropa interior puesta.
El movimiento de la cámara era torpe ya tenía sostenido el móvil con su mano, pero dejaba ver claramente su sensualidad al bailar imitando lo mejor posible la coreografía que la había inspirado, movía sus nalgas de manera sugestiva, haciendo acercamientos a su pecho y zona púbica, el baile continuo, antes de finalizar la grabación mi niña mandó un beso a la cámara de su celular. En el siguiente vídeo, de menor duración, el teléfono se encontraba fijo en el piso, a una distancia cercana a mi niña, quien imitaba algunos pasos de vídeos virales de la red, debido a la posición del celular podías ver claramente la ropa interior de mi niña, quien en esa ocasión vestía únicamente una falda y una blusa, la cual amarró con un moño enfrente dejando al descubierto su gordito y sensual estómago, marcándose los pezones de sus crecientes pechos, en algunos movimientos descuidados podías ver sutilmente el inicio de la vagina de mi niña, eran videos llenos de erotismo puro.
Envié ambos videos a mi teléfono, en esos momentos un mensaje de mi amigo apareció en mi pantalla, no dude en compartir con él mi reciente descubrimiento aprovechando que mi niña aún se estaba bañando y mi esposa estaba en casa de unos amigos. Después de masturbarnos a distancia viendo a mi hija, mi amigo me hizo una propuesta que jamás espere recibir. Su propuesta era poder compartirle el número de teléfono de mi hija, para que él se pudiera hacer pasar por alguna compañera del colegio, para ello necesitara algunos detalles de las amigas de mi hija para que su coartada pudiera coincidir lo mejor posible, a cambio él me prestaría a su nena para que estuviéramos juntos. Mi amigo era consciente de que en mi caso no podía hacer lo que él hacía de manera libre con su nena, por nuestras conversaciones él conocía que mi único interés es que mi hija descubriera su sexualidad de manera natural, a veces sola o a veces acompañada de alguien de su edad, propiciando algunas situaciones que solo resultarían morbosas ante mis ojos, pero sin la intención de que alguien le hiciera algún daño.
Mi amigo provocó una nueva curiosidad en mí, saber que tanto había despertado en mi hija su deseo sexual, o al menos, erótico después de las libertades con las que crecía, hasta donde sería capaz de llevarlo y por otro lado la posibilidad de tener abiertamente un acto sexual con una niña pre púber. Lo dude por unos instantes, él me tranquilizó diciendo que solamente exploraríamos que tanto conocía mi hija de sexo, que no pasaría de mensajes y conversaciones que compartiría conmigo en cuanto sucedieran. Así mismo, me dijo que el límite con su hija era sexo anal y oral o hasta donde ella quisiera, que de momento su vagina seguiría permaneciendo virgen. Acepté compartiendo el número de mi hija, de todas maneras, yo tendría acceso al teléfono y podíamos parar cuando algo comenzara a salirse de control.
Las primeras semanas las conversaciones entre mi amigo y mi hija fueron casuales, él se hizo pasar por una compañera de una actividad extraescolar de mi niña, ya que la convivencia entre ellas era más limitada, nos pareció menos riesgoso, ya que, si por alguna razón llegaba a comentar en la escuela con la supuesta amiga algo de lo platicado, nuestro plan podría venirse abajo. Robé una de las fotos de la supuesta amiga de la red social del papá para que mi amigo la pusiera en su perfil de la aplicación de mensajería. En cuanto mi hija recibió el primer mensaje, corrió a pedir mi permiso para añadirla en sus contactos, con algo de miedo le dije que sí.
A mi amigo no le costó trabajo hacerse pasar por una niña de 9 años, al vivir con su nena era fácil conocer los temas de moda y utilizar el lenguaje cotidiano propio de la edad. Por mi lado, mi amigo dejaba que su nena interactuara conmigo en nuestras videollamadas, al principio con algo de vergüenza, poco a poco me gané su confianza, en algunas videollamadas ella estaba desnuda, su papá ya le había preguntado si estaba de acuerdo en que formara parte de sus juegos, ella aun no estaba segura, pero le gustaba provocarme en los videos.
Mi amigo me aseguró que no presionaría a mi hija a hablar de sexo ni le mostraría imágenes pornográficas, pero que tomaría cualquier oportunidad para no soltar el tema, tal oportunidad llegó una tarde que mi hija le preguntó si tenía novio o si le gustaba algún niño, mi amigo hábilmente llevó la conversación al terreno que tanto ansiaba, primero en su papel de amiga, lo negó incluso dijo que le daban asco los niños, mi hija le confesó que a ella le gustaba un niño de sexto, dos años más grande que ella. Mi amigo respondió, que si tenía alguna foto o algo para poder verlo, mi niña lo negó, le preguntó qué era lo que más le gustaba de este compañerito, ella solo dijo que su cara, que parecía cantante coreano, mi amigo le dijo que un niño grande seguro solo quería besarla y tocarla, soltando de inmediato la pregunta si ya había besado, mi hija le respondió que sí, un beso de piquito a uno de sus compañeros de curso en un reto, mi amigo jugó el papel de niña inocente, quería ver hasta donde era capaz mi hija de comportarse como adulta ante una supuesta infantil amiga.
Continúo haciendo preguntas que genuinamente lo hacían parecer una nena curiosa: “¿qué se siente besar?, ¿te dio asco? ¿fue con lengua?”, cuando mi hija le respondió todo, él hábilmente cambio de tema, no quería agotar en una sesión las posibilidades que esas preguntas habían abierto. Sin embargo, mi hija retomó la conversación al insistir en saber si no le gustaba nadie, mi amigo no resistió y le dijo que no, porque sus papás le habían dicho que los novios solo querían tener sexo, por fin soltó la palabra mágica.
Mi hija se desconectó por un momento, lo cual asustó a mi amigo, lo que él no sabía es que mientras conversaba con mi hija, ella se encontraba a mi lado en la sala de televisión, pero cuando le hizo esa pregunta ella se levantó para dirigirse a su recamara, imagino para tener más privacidad. Mi niña retomó la conversación respondiendo que no todos los niños buscan eso y que si así fuera, el sexo era una expresión de amor entre dos personas que se quieren mucho, la habíamos educado bien. Mi amigo preguntó si sabía lo que era hacer el amor, ella le dijo que sí, que había visto como sus papás lo hacían, mi hija nos había descubierto a mi esposa y a mi teniendo sexo, añadiendo que debe de sentirse muy bien ya que cuando ella se tocaba su conejito sentía rico pero le daba algo de miedo introducir algo en su vagina, solo lo hacia con sus dedos o frotándose con su almohada cuando tenía ganas de sentir lo que ella describía como cosquillas ricas las cuales le provocaban un fluido que no comprendía del todo.
Mi amigo le dijo, que ella nunca se había tocado, que sus papas se lo tenían prohibido, mi niña no supo que responder, solo le dijo que se sentía como muchas cosquillas y ganas de orinar. En un movimiento arriesgado mi amigo le preguntó si sus pechos estaban creciendo, mi hija con total orgullo le dijo que si, acto seguido mi amigo buscó una foto de su hija, recortó su cara y se la mando a mi hija, en la foto la nena aparecía con la blusa levantada enseñando sus planos pechos, escribiendo “mira, yo estoy plana” de inmediato mi hija le envió una foto, podías ver como se había quitado la blusa para fotografías sus nacientes senos, sin maldad alguna y con total confianza la compartió sin saber quién estaba del otro lado de la pantalla.
No podíamos creer lo fácil y natural que era para mi hija hablar libremente sin tabúes del sexo, de lo que sentía y despertaba en ella, no eran platicas pervertidas, ni siquiera morbosas, mi amigo fue muy empático y supo cómo abordar cada tema. Todas las veces que hablaban mi niña le mandaba fotos probándose algunas prendas de ropa sin ningún pudor, mi amigo le recomendó eliminar las fotografías y las conversaciones para que nadie más las pudiera ver.
Claro que para nosotros todo era un morbo indescriptible, más cuando mi amigo la provocó enviándole la foto de un niño desnudo, que conseguimos en internet, preguntándole que pensaba de esa imagen, mi niña primero preguntó que como tenía esa foto, él le dijo que era un primo que había venido de fin de semana a visitarla y que estuvieron jugando a los besos, mi niña solo dijo que estaba lindo y pregunto si ella se había dejado ver desnuda, mi amigo respondió que sí, pero que le dio mucha pena ya que le estaban saliendo unos pelitos en su vagina, mi niña dijo que eso no era posible ya que a ella aun no le salía nada, mi amigo la retó a enseñarle, mi hija tomó una fotografía de su pubis mostrando que tan lampiña era, también envió otra imagen de sus labios separados, los cuales se veían algo mojados para demostrar que no tenía pelo alguno, mi amigo utilizó una foto de su hija, tampoco había vellos, antes de terminar la conversación mi niña le preguntó; qué tan rico se sentía cuando alguien más te tocaba.
Un día después hablaron un poco de masturbación, mi hija le intentó enseñar como lo hacia ella, un vídeo con sus piernas separadas y uno de sus deditos sobando su vulva, buscando su clítoris torpemente fue lo que le envió a su amiga, tener acceso a esa versión de mi hija, versión que algunos padres no creen posible, me confirmó que, a su manera, a su tiempo, los niños pueden disfrutar sanamente de su sexualidad sin ser obligados ya que forma parte integral de nuestra naturaleza humana.
Continuara…
Hasta aquí, esta quinta parte. Gracias por leerme, por favor regálame tus comentarios, los cuales me ayudan a mejorar mis relatos. No dejes de compartir tu opinión, han sido muy pocas las recibidas, por lo cual no se si ha gustado mi historia. Espera pronto una sexta parte.
Por favor continúa con los relatos, me identifico con algo que me sucedió muy similar entre mi esposa, su hermano y yo. No dejes tanto tiempo por favor, muy excitante
Estoy por retomar el relato en estos días… Espera la siguiente parte. Gracias por los comentarios