Memorias, Deseos & Secretos (Parte VI)
El momento más erótico de mi vida.
11.- El Escaparate Al Paraíso…
Así continuaron ellos por varias semanas, un catálogo de fotos eróticas coleccionamos, hasta que, para no abusar de nuestra suerte, decidimos terminar con esa falsa amistad argumentando que a esta falsa amiga le iban a castigar el teléfono por malas calificaciones, lo cual coincidió con el momento en que también abandonó la clase extracurricular que compartía con mi hija, la cual nunca supo quién era en realidad esa amiga con la que inocentemente compartió su intimidad. Ahora era mi turno, por conveniencias y para facilitarlo, tuve que desplazarme hasta la ciudad donde vive mi amigo, un viaje de trabajo fue el pretexto perfecto para no levantar sospechas en casa, solo estaría fuera un par de días. Llegué en automóvil a un centro comercial donde quedamos de vernos, la nena de mi amigo había accedido a estar conmigo, no sabíamos hasta donde, pero ella libremente fue la que me invitó y propuso el día de nuestro encuentro, así como las condiciones del mismo.
Lo primero que ella quería hacer era ir al cine. Al llegar saludé a mi amigo con un abrazo, me agaché un poco para darle un beso en la mejilla a su nena al tiempo que le entregaba un pequeño peluche que había comprado para ella, me lo agradeció, tomándome de la mano mientras caminábamos a la entrada de la sala donde proyectaban la última película animada del verano. La nena de mi amigo estaba próxima a dejar los 10 años, llevaba un vestido blanco a tirantes que le llegaba casi a las rodillas, unas sandalias y el cabello suelto que le llegaba a media espalda, no llevaba corpiño alguno, podías ver claramente la forma de sus nacientes senos, compramos algunos dulces e ingresamos a la sala en la cual habíamos seleccionado unos asientos en medio, por ser la primera función no había mucha gente en el lugar.
Tratamos de no llamar mucho la atención para no levantar sospechas, a los ojos de los demás parecíamos una familia homoparental, ya que, con total astucia, la nena de mi amigo me llamaba papá para esconder mis verdaderas intenciones. Se apagaron las luces, la nena se sentó en medio de los dos, mi amigo me dijo al odio que podía comenzar a divertirme, pero realmente quería pasar tiempo con la niña, relacionarnos de alguna manera genuina, no quería asustarla ni adelantar cualquier situación, además de que los nervios se habían apoderado de mí y no estaba seguro de como avanzar.
Antes de que concluyeran los cortos que dan paso a la película, la nena de mi amigo tomó mi mano y la puso sobre uno de sus muslos, volteo a verme con esa mirada que saben hacer las mujeres para provocar a los hombres, deje mi mano en el mismo lugar sin moverla ni un centímetro, no era el lugar más seguro para hacerlo sin ser descubierto, en algún momento, las luces se apagaron por completo, aproveché para sutilmente subir mi mano hasta llegar a la zona intima de la nena, toque rápidamente por encima de su calzón su vagina, puede sentir como se estremecía ligeramente, retiré mi mano en cuanto la luz de la pantalla iluminó la sala, la niña volteo y me dio un beso en la mejilla, muy cerca de los labios. Vimos la película como si fuéramos una familia, reíamos y nos divertíamos dejando de lado el morbo por un momento.
Después del cine, nos dirigimos a comer, hablábamos de todo y nada, se respiraba un ambiente de mucha confianza e incluso cariño. Algo en mi quería prolongar la estancia en el centro comercial, aún estaba muy nervioso y una parte de mí no estaba segura de ir a casa de mi amigo, sentía algo de culpa por lo que estaba a punto de hacer, suena hipócrita, pero es verdad, a pesar de que la niña sabia el motivo real de mi visita, no podía dejar de pensar, por todos los miedos y prejuicios que la sociedad nos infunde, que estaba haciendo algo malo e ilegal. Una cosa es el morbo a través de una pantalla o un relato, otra muy diferente tener la oportunidad enfrente de ti, con el consentimiento pleno de las partes y aun así, hay culpa. Creo que eso es lo que nos diferencia a los amantes de las nenas de los monstruos que solo les importa su placer y destruir lo más hermoso que existe en este mundo, la inocencia de los niños.
Insistí en llevarla a un par de tiendas por algo de ropa o algún juguete, mi amigo dijo que no hacía falta agradeciendo el gesto, nos retiramos en mi automóvil rumbo a la casa de mi amigo, en el camino la nena iba en la parte trasera del auto, descaradamente abría sus piernas para que por el retrovisor pudiera ver sus calzones y como estos marcaban su vagina, eran color azul cielo con detalles de corazones en rosa. Llegamos a la casa, al ingresar me mostraron la habitación donde pasaría la noche, llamé a casa para avisar que todo estaba bien. La nena de mi amigo me mostró su habitación, pude ver enfrente de mi la cama donde mi amigo tenía sexo con ella, esa habitación que tantas veces había observado por video y donde tantos orgasmos se habían vivido. Le conté a la nena que yo tenía una hija un poco más chica que ella, hizo una leve mueca de celos sabiendo que su papá disfrutaba de verla desnuda, mi amigo calmó cualquier reproche con un beso lleno de amor en los labios.
Volví a preguntarle si estaba segura de lo que haríamos, si ella no quería hacerlo no pasaba nada, podríamos convivir de muchas maneras, ella me dijo que si estaba segura, que quería intentarlo, solo pidió que tuviéramos paciencia o la disculpáramos si las cosas no salían del todo bien, era muy madura para su edad, noté algo de miedo e inseguridad en su mirada, me hinqué para quedar a su altura, besé su frente para y le dije que era muy valiente, añadiendo que esta noche se trataba de que todos disfrutáramos por completo sin importar que hiciéramos, haría todo de manera respetuosa, con mucho amor y cuidado, me dio un abrazo sincero, volviendo a asegurar que estaba lista, solo sentía algo de miedo y pena. Hice un par de chistes que le arrancaron unas risas al tiempo que se tranquilizó, su personalidad risueña volvió a florecer en ella. Me mostró toda su habitación, sus tesoros, su ropa favorita, sus películas, juguetes y peluches con los cuales jugamos por unos momentos, nos sentíamos como si nos conociéramos de toda la vida. Salí de la habitación para bañarme, estaba algo sudado por los juegos y el viaje, pero antes de meterme a la regadera le pedí a ambos que me acompañaran a mi habitación, saqué de mi maleta una bolsa con un calzón de mi hija, le pregunté a la nena de mi amigo si era posible que lo llevara puesto al momento de nuestro juego, ella aceptó sin decir más, al salir de la habitación pude ver sus nalgas contonearse, eran más grandes que las de mi hija, la abrace por detrás aprisionando con mis manos sus pechos, los cuales se sentían en pleno desarrollo, giro su cabeza para plantarme un beso de piquito en los labios mientras continuaba sobando sus infantiles senos.
La nena de mi amigo era una niña delgadita, de piel blanca, cabello claro y ojos color miel, era de estatura baja, daba la impresión de tener menor edad, muy reservada y seria en su personalidad. Sobresalían las duras y redonditas nalgas que poseía, sus senos comenzaban a crecer, sus pezones eran rositas al igual que su aureola, la cual era pequeña. No es una nena con una belleza común, pero tenía un atractivo particular. Cuando salí del baño, mi amigo acababa de preparar algo de cenar, su nena usaba un camisón rosa para dormir con detalles de Barbie impresos en toda la tela, levantó coquetamente un extremo de este para dejarme ver cómo le habían quedado los calzones de mi hija, cenamos juntos para después movernos a la sala, donde comenzamos jugando cartas y un par de juegos de mesa, había llegado la hora, la nena se acercó a mi para comenzarnos a besar, era una experta metiendo la lengua y entrelazándola con la mía, mi amigo se retiró a un sillón algo alejado de nosotros donde podía ser testigo de los cachondeos de su nena, se sirvió un trago, bajó su pantalón quedándose únicamente en bóxer, dedicándose a observarnos. La sesión de besos con la nena ha sido uno de los momentos más eróticos de mi vida, mientras nos besábamos apasionadamente, metía la mano por debajo del camisón acariciando sus nacientes senos, pellizcando con suavidad sus pezones, bajaba por su cuello mientras ella abrazaba mi espalda, la despojé del camisón, dejándola vestida únicamente con los calzones de mi hija, unos calzones de color blanco de algodón con un dibujo de conejito en el centro, una clara mancha de humedad podía verse, seguimos besándonos, me quité la playera al tiempo que ella me hacía recostarme para bajar mis pantalones, la erección era evidente así como la macha de líquido preseminal en mis bóxer, con una maestría la niña metió su mano por el elástico de mi ropa interior comenzando a jugar con mis testículos, ese día me había depilado por completo para dar un aspecto más limpio, me masturbaba con su suave mano como toda una experta, me provocaba, apretando mi pene y jugando con mi glande.
Me desnudé por completo, ella de inmediato se prendió a mi pene comenzando a succionarlo salvajemente, saliva y liquido preseminal goteaban por la comisura de sus labios, con mi mano dirigía su cabeza y con la otra acariciaba su
espalda y algo de sus nalgas, mi amigo desde su rincón había comenzado a tocarse suavemente, la detuve antes de eyacular, volvimos a besarnos apretaba y sobaba ahora sus nalgas por encima del calzón, a veces lo hacía de lado buscando con mi dedo abrir la entrada de su esfínter. Nos cambiamos de habitación, el sillón comenzaba a ser incomodo, la llevé cargando a su recamara mientras la seguía besando y tocando sus nalgas, mi amigo nos siguió, deposité el cuerpo de esa nena en su cama, al verla semidesnuda me sentí profundamente afortunado de vivir ese momento. Me acerqué a ella, comencé a besar sus pies, subí por sus piernas, hasta llegar a sus muslos, besé eróticamente la parte interna de estos, ella tenía los ojos cerrados y sus puños apretados, pude ver que la mancha en el calzón se hacía más grande, besé por encima de la prenda infantil su vulva, su olor era delicioso, restos de orina infantil y flujo de mujer hace una combinación dulce al olfato, bese su estómago, metí mi lengua en el ombligo de la nena dando un masaje en circulo, la hizo estremecer aún más, devoré sus pechos, succioné uno a uno sus pezones como si de una mujer adulta se tratara, llegué a su cuello, pase la lengua por el y volví a perderme en sus labios.
Detuve nuestra sesión de besos, la besé en la frente y le pedí permiso para retirar la última ropa que vestía, me dijo que si de inmediato. Con mis dos manos tomé el inicio de la pantaleta para comenzar a bajarla, el resorte se había quedado marcado en su cintura, deslice lentamente el calzón descubriendo de apoco aquel tesoro que tanto deseaba: una vulva limpia, blanca, sin rastro de vello alguno, cerradita, algo abultada se dejó ver en cuanto baje la prenda hasta la mitad de su muslo, un rastro de flujo quedó suspendido en el aire entre la prenda y su piel, así mismo un olor a sexo llenó el ambiente de la habitación, primero retire una de sus piernas, al separarlas la entrada de su vagina se hizo visible, una abertura que brillaba por la humectación provocada por la excitación del momento. Sin retirar del todo la prenda, hundí mi cabeza en esa vagina, comencé besando y mordisqueando de apoco su monte de venus hasta que mi lengua se topó son sus labios vaginales, se abrió paso entre ellos, comenzando a buscar su clítoris, en cuanto hizo contacto mi lengua con el botón de placer de aquella nena los gemidos no dejaron de retumbar en la habitación, sabía que su papá no había jugado con ella en 10 días para que el deseo se acumulara en ella. Comía como loco aquel conejito virgen, con mis manos buscaba sus pechos para tocarlos, 5 minutos después la niña estallo en un orgasmo llenando mi cara de fluido, pidió descansar unos minutos, mi amigo se acercó con la niña completamente agotada en la cama, le acercó su pene a su boquita, el cual comenzó a ser succionado por su hija tal y como lo había hecho conmigo momentos antes, poco tiempo bastó para que mi amigo comenzará a llenar la boca de su hija con su espeso semen, el cual fue tragado por completo si mueca alguna de rechazo.
Dejamos que la niña se recuperara por unos momentos, de repente ella se puso en 4 ofreciendo sus nalguitas, mi pene no había perdido su firmeza, en el buró al lado de su cama, un tubo de lubricante estaba listo para el momento, tome un poco del mismo, con una mano sobaba su vagina, intentando introducir mi dedo, la molestia de nena era notoria, pero seguí intentando al tiempo que mi otra mano dilataba primero con uno, después con dos y por ultimo tres dedos su esfínter anal, me coloque detrás de ella, con mis manos tome sus caderas, su papá se colocó enfrente de la nena para que esta le hiciera otra felación, en esos momentos pasó lo inimaginable, mi lado paterno golpeó mi conciencia, con ello la culpa y el arrepentimiento se hicieron presente, de inmediato perdí la erección y me detuve de golpe. Salí de la recamara rápidamente, disculpándome por lo sucedido, mi amigo me alcanzó de inmediato para tranquilizarme, intenté argumentar con excusas mi comportamiento para nada era mi intención juzgar lo que, hacia mi amigo con su hija, fue parte activa de ese morbo entre nosotros muchos meses.
Tomé un trago que me hizo sentir mejor, salió la niña vestida con una bata de baño, la cual estaba abierta, podías ver su cuerpo desnudo con rastros de sudor y fluidos. Me tomó de la mano, me sentó en el sillón donde habíamos comenzado a besarnos, con una increíble madurez de su parte, mirándome a los ojos me dijo: “nadie me ha obligado a nada, soy muy consciente de que lo que hago con mi papá es castigado en la sociedad, sé que una niña no debe de pensar en sexo ni dejarse tocar por nadie, pero a mí me gusta, me gusta vivir esta intimidad con mi papá, no solo porque sé que me ama infinitamente, si no por el cuidado que tiene al hacerlo conmigo, desde la primera vez buscó el placer de los dos, a veces yo soy quien lo busca, él ha intentado detenerse pero yo no lo he dejado, yo le dije que aceptaba estar contigo porque tú no podías estar con tu hija o con cualquier otra niña, así como estás conmigo, me has tratado bien en las llamadas, no has sido grosero ni vulgar, me diste mi lugar en el cine y hasta me regalaste un juguete, quiero estar contigo, si tú quieres estar conmigo”. No pude evitar derramar una lagrima, me abrazó y me dio un beso de piquito en los labios, se levantó del sillón, comenzamos a caminar rumbo a su habitación de nuevo, antes de entrar me dijo: “si no quieres penetrarme, no tienes que hacerlo, hay muchas maneras se seguir disfrutando”
Entré de nuevo a esa recamara con decorados infantiles, mi amigo siguió detrás, me dio una palmada en la espalda como diciendo que todo estaba bien. Me senté en la cama, la nena se metió al baño, a los pocos minutos salió portando una faldita negra a cuadros que apenas cubría la parte alta de sus piernas, una blusa tipo top de color blanco, debajo de la falda llevaba una tanguita transparente que su papá le había confeccionado. Modeló para mí con total erotismo, dejándose tocar y tocándonos a su papá y a mí, comenzó a desnudarse de manera provocativa mientras bailaba canciones que comenzaron a sonar en la bocina de su habitación, su manera de seducirnos le permitía controlar la situación adueñándose de su sexualidad. Era mi turno de ver como se entregaban a la pasión entre ellos, me senté en la silla de escritorio de la nena mientras ellos se besaban tal si fueran una pareja enamorada, se decían cosas lindas el uno al otro, podías ver que sus caricias estaban llenas de amor sincero, mi amigo estaba sentado en la cama, la nena estaba sentada sobre él, con sus piernas abrazaba la espalda de su papá, como si fuera una muñeca la cargo y acomodó de tal manera que su pene comenzó a meterse por el ano de la nena, comenzando una cabalgata digna de alguna película pornográfica, cuando mi amigo terminó dentro de ella, la dejo caer sobre la cama, todo el semen escurría por su culo, me invitó a unirme a ellos, mi pene había recobrado su dureza, regresé a besar todo el cuerpo de la niña, concentrándome en sus labios vaginales, intercambiaba mi boca entre su vulva y sus senos, me acosté en su cama, la puse al lado mío para besarla y poder masturbar con mi dedo su vulva buscando
introducirlo en su conejito virgen lo más posible sin hacerle daño.
En una acrobacia digna de cualquier gimnasta, la niña se volteó de tal manera que nos quedamos en posición del 69, sin embargo por nuestros tamaños ella no alcanzaba con su boca mi pene, al tenerla sentada en mi cara, mi lengua llegó a los más profundo de sus paredes vaginales recibiendo mi boca todo el flujo que de ella emanaba, en ese instante pude sentir unos labios jugando con mi glande, era su papá quien ante las risas burlonas de su nena, comenzaba a hacerme sexo oral, no me importó, era una forma de retribuir el placer que le había dado meses atrás en su habitación de hotel, sabía perfectamente como hacer sentir bien a un hombre, con maestría mamaba mi pene mientras yo me comía la vagina y culo de su hija, volví a detener mi orgasmo apartando su cabeza de mi pene. Pedí permiso para acostar a la niña y poner en la entrada de su vagina mi pene, prometí tener cuidado de no penetrarla, solo quería sentir sus labios vaginales en mi glande, bastaron unos cuantos movimientos para que descargara todo mi semen en la entrada vaginal de aquella nena, el cual se escurría por debajo de sus muslos, llegando a salpicar su estómago, en cuanto me retire, mi amigo comenzó a esparcir toda mi leche sobre el cuerpo de la niña, ella reía a carcajadas, se incorporó y con total maestría comenzó a limpiar mi pene hasta dejarlo sin rastro alguno de la eyaculación, dijo que mi sabor era más salado.
Era tiempo de dormir, al día siguiente tenía que salir rumbo a casa, la nena le pidió permiso a su papá para que me pudiera dormir con ella, él aceptó, sin embargo propuse dormir todos juntos en una especie de pijamada, ayudé a acomodar los colchones en la sala, llevamos algunos cobertores, los tres estábamos desnudos, nos acostamos dejando a la niña en medio, casi no dormimos, entre sesiones de besos, masturbaciones, sexo oral me vine tres veces más; dos en la boca de la nena y una en sus pechos. Pasar la noche abrazado a una nena de 10 años sin restricciones, en total libertad, sabiendo que ella siente y busca el placer es completamente recomendable, no había rastro alguno de incomodidad, pena o pudor, sabía bien lo que y como quería el sexo, esas niñas de los relatos, de las fantasías, candentes desde pequeñas si existen, yo estaba con una de ellas, había curiosidad, entrega, pasión, experiencia que cualquier mujer le envidiaría, esta niña a su corta edad había gozado de más orgasmos que nuestras madres, es posible criar niños y niñas sin tabús ni miedos, entregados al placer bajo una estructura familiar de amor y cuidado.
Desperté por la mañana al sentirme observado por la nena, me dio un beso de buenos días, preguntándome si me había gustado y cuando podía volver ya que la pasó muy bien, respondí que fue una de las mejores noches de mi vida, que nunca tendría como agradecerlo, me abrazó siéntenlo la erección de mi pene, típica erección matutina de los hombres, jugo un poco con mis genitales, se acercaba, lo analizaba, lo besaba y chupaba, parecía que tenía un juguete nuevo en sus manos, su papá aun dormía, por sus ronquidos sabíamos que profundamente. La nena me preguntó si quería intentar penetrarla de nuevo por su colita, como dulcemente le decía, bese su frente preguntando si quería, simplemente me dio la espalda y levanto su trasero, toda su intimidad estaba lubricada y viscosa por los fluidos que habíamos depositado en ella, con algo de miedo acerque mi pene a su ano, de inmediato pude penetrarla no hubo resistencia alguna, no hay palabras que describan esa sensación, con mis manos acariciaba sus pechos, sus vulva para buscar su placer al tiempo que mi cadera marcaba el ritmo de la penetración, me vine a los pocos minutos llenando el esfínter de la niña una vez más ahora con mi semen. En ese momento su papá despertó fingiendo molestia por no despertarlo para jugar, para que no se sintiera excluido su hija comenzó a mamar el pene de su papá hasta que lo hizo terminar, en esta ocasión el depositó su esperma en la vagina de su hija.
Nos levantamos, comenzamos a acomodar los colchones, la sala, me dirigí a bañar cuando la niña preguntó si podía bañarse conmigo, su papá aceptó mientras preparaba algo de desayunar, quizá ese fue el momento más íntimo que vivimos, bañé a la niña como si estuviera bañando a mi propia hija, jugando con ella, riendo a carcajadas, tratándola como la niña que era, lavé su cabello, tallé su espalda, con mis dedos retiré los restos de semen que de su ano y vagina escapaban, dándole el mismo masaje que le daba a mi hija, sin ningún morbo añadido jugueteábamos y reíamos como si fuéramos padre e hija. Salimos de la regadera, la sequé, la lleve a su habitación, busque ropa limpia para ponerle, le unté crema, concentraba mis manos en sus senos y nalgas dando un masaje erótico, la vestí con un calzón rosa, era su color favorito que marcaba sus labios hinchados, un vestido que ella seleccionó fue lo último que le puse antes de bajar a desayunar. Al terminar de desayunar nos despedimos con un abrazo, agradecí profundamente a mi amigo haciéndole saber que quedaba en deuda con él, me dio una memoria con algunas fotos que había estado tomando durante la noche, me regaló la tanguita que su niña uso. Le di un último beso en los labios a esa nena que me llevó al cielo permitiéndome cumplir una de mis fantasías más grandes.
Tuvimos un par de videollamadas más antes de perder contacto, en la última de ellas pude ver a su niña usando uno de los calzones de mi hija, le quedaba pequeño, mientras su papá la masturba con un pequeño vibrador que pasaba sobre la vulva de la nena, quien se encontraba acostada en la cama, con las piernas separadas vestida únicamente con la prenda que antes era de mi hija, sus pechos al aire mostraban un claro crecimiento, una pequeña mancha de humedad se podía observar en aquel calzón, el video concluyó cuando su hija emitió un sonido de placer al tiempo que su orina comenzó a salir de esa vaginal para resbalar por sus muslos, mojando por completo su zona intima, dejando que el calzón marcara claramente la forma de aquella vulva.
12.- Lecciones de Amor…
Después de que mi amigo se hiciera pasar por una niña de la edad de mi hija, hasta ganarse su confianza para compartir videos y fotografías, me obsesione más en acelerar su despertar sexual, lo cual me llevó a platicar con mi mujer de darle una educación sexual más abierta, atreviéndome a intensificar el andar todos desnudos por la casa, dejar que nos sorprendiera a su mamá y a mi haciendo el amor, hablando abiertamente de sexo, masturbación o novios, incluso cambiarla de ropa sin importar que alguien nos vea argumentando que el cuerpo es algo natural, quería dejar de lado cualquier pudo en ella, por eso en las salidas a comer o al centro comercial me gustaba vestirla con minifaldas que no dejen nada a la imaginación de los hombres en sus descuidos al separar sus piernas o subirse a los juegos enseñando abiertamente su ropa interior, nunca me gustó que usara shorts debajo de la falda, salía sin corpiños, marcándose claramente sus senos en desarrollo, su mamá y yo éramos los guías en sus sesiones de autodescubrimiento.
Mi esposa en algunos momentos se llegó a sentir incomoda de lo explícitos que éramos, le parecía que estábamos dando el mensaje contrario, al tiempo ella sola se convenció que era mejor darle toda la información bajo nuestra supervisión a que se mal informara por amigos o el internet. Hace algunos meses sorprendí a mi hija explorándose en su habitación con su único primo, quien es un año mayor que ella, era el periodo vacacional y ambos estaban bajo mi cuidado. Su primo la tenía acostada en la cama con la falda levantada y los calzoncitos de mi niña en su mano derecha, él con el cierre de su pantalón abajo, su pene de fuera con una mediana erección, un pene aun infantil con muy poco vello, por el brillo en los labios vaginales de mi niña, imaginé que la estuvo tocando o incluso le pudo haber practicado de manera inexperta algo de sexo oral. Sin alterarme reaccioné como si nada estuviera pasando, con toda tranquilidad les pedí que se prepararán para la hora del baño, con algo de maldad les pregunté si se querían bañar juntos, lo habían hecho infinidad de veces anteriormente, su respuesta fue un tímido sí.
Me dirigí al baño de la habitación, encendí la llave de agua hasta lograr templarla, ellos esperaban en la cama sentados, con un semblante de preocupación, pensaron que les iba a regañar, les dije que quitaran la cara de miedo, que no pasaba nada y que se comenzaran a desvestirse. Ambos se acercaron desnudos al área de la regadera, les comenté que tendrían 15 minutos para juguetear en el agua, antes de que regresará a bañarlos, cerré la cortina del baño y me retiré a preparar algo de cenar. Pasado el tiempo, regresé al baño, mi sobrino tenía una erección completa, mi niña no apartaba sus ojos de ese pene, del cual colgaban sus testículos, por la forma y tamaño de estos, pude deducir que ya producían leche. Lavé al cabello a los dos, justo cuando iba a enjabonarlos, se me ocurrió darle el jabón en barra a mi niña y decirle: “ayúdame a lavar a tu primo”, ella le pidió que extendiera sus brazos, paso el jabón por ellos, cuando llego a la axila de mi sobrino este soltó una risa, después lavó su espalda, las piernas, el cuello, el pecho. Me iba a regresar el jabón, cuando le dije que faltaba la parte más importante del cuerpo de un niño, su pene, ella se puso roja, no sé si era la primera vez que lo iba a tocar, por la naturalidad con la que lo hizo, imagino que no.
El pene de mi sobrino había perdido su erección, ella lo tomó con su manita, le dije que primero tenía que retirar la piel de la cabeza del pajarito, para lavar bien, pero que lo hiciera con delicadeza ya que podía lastimarlo, en cuando lo hizo el miembro de mi sobrino creció de nuevo, mi niña frotó el jabón entre sus dos manos hasta formar suficiente espuma y comenzó a pasarlas por el tronco de su primo, de arriba abajo, una y otra vez, pude ver como la cara mi sobrino gozaba con esas caricias. De la nada mi hija lo soltó, pidiéndole que se quitara los restos de jabón, seguramente mi sobrino quedo a la mitad de su orgasmo.
Ahora tocaba el turno a él, le alcancé el jabón y repitió la misma operación que su prima, primero los brazos, la espalda, las piernas, luego el pecho, con total delicadeza y sin que yo lo guiara, formo un considerable volumen de espuma y con ambas manos, cada una dirigida a cada uno de los pechos de mi hija, con algo de maestría, posiblemente aprendida de videos pornográficos, aprisionó por completo con su palma de la mano los botones mamarios de mi niña, dando un masaje en circulo, sutilmente pellizcando sus pezones, los cuales ya se habían puesto duros. Cuando ambos despertaron de su trance, le dije que ahora le tocaba limpiar la rajita de mi nena, que era igual de delicada que su pene, tomo un poco de jabón, de un movimiento bajo su mano a la entrepierna de mi niña, ella separó sus piernas para facilitar el contacto, él solo sobaba por encima de los labios, le dije que era importante que introdujera su dedo para limpiar por dentro la vagina de mi niña, con algo de miedo metió su pequeño dedo índice en la vagina de su prima, fueron solo algunos segundos antes de que mi niña sin entenderlo del todo, soltará un gran chorro de orina. Antes de retirarnos del baño, les dije que tenían que enjuagarse por última vez, por lo cual sin preguntar introduje mis manos, primero en el área anal de ambos, tallando por última vez y presionando con mi dedo su ano para asegurarme que estuviera limpio, después primero a mi niña volví a pasar mi dedo por su vulva, sintiéndola viscosa, ella tembló levemente cuando sintió mi contacto. Después a mi sobrino, su pene seguía en un estado de erección, lo froté por un instante, como masturbándolo, pude ver en su glande algo de líquido preseminal, me hubiera gustado ayudarlo a tener su orgasmo, pero aún no era el momento.
Esa noche a la hora de cenar, llegaron mi cuñada y su esposo a acompañarnos, con toda naturalidad comenté lo sucedido, omitiendo la aventura en la regadera. Mi esposa sorpresivamente no le dio mucha importancia e incluso le pareció tierno el momento, mientras mi cuñada y su esposo se mostraron asustados y amenazaron con golpear a mi sobrino. Los detuve y de alguna manera tranquilicé al decirles que solo era un juego de niños, niños curiosos que no se hacían ningún daño y que era natural que quisieran explorarse, ambos estaban entrando a la adolescencia. Me atrevía a sugerir una educación sexual abierta y con ellos como protagonistas para enseñarles su cuerpo, antes de que cometieran alguna imprudencia o alguien se pudiera aprovechar de ellos, me comprometí junto con mi esposa a diseñar una actividad que de manera orgánica propiciará el momento, nadie sospechaba que lejos de ser solo una clase sexual, era otra fantasía más que estaba a punto de cumplir. Una semana después, antes de bañarlos los sentamos en la habitación principal de la casa, ellos vestían solo una bata de baño, les habíamos pedido que se desnudaran previamente. Explicamos a grandes rasgos la dinámica de la situación y una sonrisa apareció en sus caritas. Podían hacer todas las preguntas que quisieran y explorar de la manera que ellos lo decidieran.
La primera en ser explorada sería mi hija, le pedimos a mi sobrino que acompañará a mi niña a la cama y antes de acostarla le ayudará a quitarse la batita, al descubrirla desnuda y acostada mi esposa y cuñada comenzaron a explicar cada una de las partes del cuerpo de mi hija, tomaron las manos de mi sobrino para que este tocara, primero sus pechos, teniendo especial cuidado en los pezones al hacerle saber lo delicado e importante que son en una mujer. Mi nena tenía sus ojos cerrados y podías notar el morbo que despertaba, sus pezones se endurecieron y levantaron. Al separarle las piernas una pequeña gota de líquido viscoso se dejó ver, mi sobrino inmediatamente lo intento limpiar con sus dedos mientras escuchaba la explicación de su madre: “Estos son los labios menores, estos los mayores, este puntito aquí se llama clítoris y es la zona más sensible de una mujer” Le pedimos a mi hija que flexionara sus piernas, ayudándola su mamá y yo a mantenerlas separadas y levantadas para que mi sobrino pudiera ver su interior por completo. Mi esposa le enseñó como debe de tocarla para dar placer a una mujer, puede ser con la mano, con la boca, con tu pene introduciéndolo por este canal, o hasta con un juguete complemento mi cuñada. Él cuidadosamente paso uno de sus dedos por el clítoris de mi nena, dando masajes en circulitos, su papá lo motivo a darle un beso y pasar su lengua por la vagina de mi nena, ella al sentirlo se estremeció soltando un suspiro, puso su cuerpo rígido hasta que comenzó a orinarse, tal como había ocurrido el día que se bañaron juntos.
Apenada, la lleve al sanitario para ayudarla a limpiarse acompañándonos mi concuño, mientras mi esposa y su
hermana retiraban las sábanas mojadas del colchón, pude notar en ese momento que el esposo de mi cuñada tenía una erección enorme, así que aproveche el momento para pedirle que me ayudará a limpiar a mi nena mientras llevaba toallas para limpiar la cama. Le pasé una hoja de papel de baño y él temblando comenzó a secar a mi niña, ella al sentir nuevamente el contacto en su vulva, volvió a orinar, por reflejo, mi concuño intento tapar con la palma de su mano el líquido que resbalaba por sus dedos hasta llegar al piso. Rápidamente tomó más papel y terminó de limpiarla. Era notoria su excitación, pidió permiso para utilizar el sanitario, tardo unos minutos, cuando salió y regresé al baño por más toallas, el olor a sexo me invadió de inmediato, era claro que mi cuñado se había masturbado. Al salir del baño me acerqué al cesto de ropa sucia y saque el calzón blanco que mi niña había usado ese día, lo metí de manera discreta en la bolsa de su pantalón, diciéndole al oído que lo considerara como un recuerdo y agradecimiento de ese momento.
Después de limpiar y secar un poco el colchón, tocó el turno a mi sobrino, lo acostamos en la cama, el mismo procedimiento que con mi niña. Mi nena sostenía su pene y jugaba con sus testículos. Encontraba muy chistoso
como un pedazo de piel podía desaparecer la cabeza del pene. Con la erección de mi sobrino a tope, se volvía complicado para mi niña seguir jugando con el prepucio de mi sobrino. Le llamaba la atención los pocos vellos que comenzaban a nacer en la base del pene. Las primeras gotas de líquido preseminal se hicieron presentes, mi nena fascinada no dejaba de jugar con ellas. Mi concuño y yo le explicamos a que se debía y como podía de masajearlo para hacerlo sentir placer, así como ella lo sintió. Mi concuño de dijo que podía hacerlo con la boca, con las manos o con su vagina, sugirió intentara introducirlo en su boquita, con mucho cuidado de los dientes, mi niña así lo hizo, de manera torpe y con algo de asco acercó sus labios al pene de su primo, con la lengua en círculos comenzó a probarlo, poco a poco lo introdujo en su boca mientras que sus labios hacían presión en el tronco de mi sobrino, no pudo
hacerlo más de 5 veces, es la única vez que la he visto practicar una felación. Me preguntó si había otra manera de hacer sentir bien a su primo, le di indicaciones para que lo pudiera masturbar, despacio, subiendo y bajando su mano, acariciando con la otra el escroto del niño, haciendo presión de vez en vez, bastaron un par de minutos para que mi sobrino explotara en una abundante eyaculación, sorprendiendo a mi cuñada quien no podría creer que su hijo se estaba convirtiendo en un hombre. El espeso semen de mi sobrino resbalaba por los dedos de mi niña, sin que nadie le dijera, lo llevó a la comisura de sus labios, en cuanto lo probó, hizo una mueca de desgrado.
Mi sobrino también quiso probar su propia leche, tampoco fue de su agrado, mientras tanto mi concuño le explicaba que ese líquido, venia lleno de esperma que junto con el ovulo de la mujer podían formar una nueva vida, tomó un poco de los restos de lefa que estaban sobre el estómago de su hijo, con su dedo los embarró en la entrada de mi niña, diciéndole que se convertiría en mamá, ante la mirada de desapruebo de su esposa, mi niña lo contradijo diciendo: “no tío, aun no tengo mi periodo”. Reímos ante su inocencia.
Terminamos de limpiar los restos de semen de mi sobrino, mientras su pene regresaba a su estado flácido, mi niña tenía una mezcla de sus propios jugos y el semen que mi concuño había puesto en ella, por lo cual los enviamos a bañar, no sin antes motivar un abrazo y beso de piquito que nació de ellos, el abrazo hizo que rozaran sus cuerpos con sus genitales dejando sobre ellos más rastros del orgasmo que habían vivido. A partir de ese día les permitimos tocarse, explorase, ellos cuentan con nuestro permiso para seguir jugando a conocerse siempre y cuando no se obliguen ni se hagan daño.
Esa noche fue una de las mejores noches de sexo con mi esposa, quien en cuanto todos se fueron y mi niña se durmió, me tomó por el cuello y comenzó a besarme como cuando éramos jóvenes descubriendo nuestra sexualidad, su sexy tanga estaba empapada y su sexo listo para ser penetrado, no hizo falta desnudarnos, la tiré sobre el sillón, bajé mis pantalones e hice de lado su tanga. No me había percatado que llevaba su coño completamente depilado, tal como el de mi niña, la penetré de inmediato, recordando las imágenes de mi sobrino que tímida y atropelladamente exploraba mi hija, tocando sus senos, separando sus labios vaginales, probando su sexo, tocando sus nalguitas. Después mi hija bajando su prepucio, subiendo de arriba a abajo el tronco de su pene, sus ojos al ver cómo iba creciendo entre sus manos, sosteniendo sus testículos, como lo hizo explotar. Esas imágenes me hicieron estallar casi de inmediato dentro de ella, hace mucho tiempo que mi semen no salía expulsado de esa manera, ella casi al unísono estalló en su orgasmo, provocando el primer squirt de su vida. A terminar me quede con la duda, de si mi esposa, por remoto que fuera, se excitó al igual por lo antes vivido, nunca lo hemos comentado abiertamente, desde ese día ella lleva el coño completamente depilado e incluso cambió sus tangas por calzones con un toque de inocencia infantil.
Era la segunda vez que alguien tocaba morbosa y sexualmente a mi hija, por lo cual la mayor de mis fantasías se alimentó un poco más, querer compartirla y presumirla. Imagino que los juegos con mi sobrino continuaron, ya que cada vez que va a casa de su primo regresa con sus calzoncitos manchados y húmedos. Tomo ventaja de esa situación al vestirla de manera provocativa, no sólo para mi sobrino, sino también para mi concuño, quien no le quita los ojos de encima a sus nalgas o entrepierna. Sin perder oportunidad de sentarla en sus piernas y acariciarla de más en las reuniones familiares. Solo de imaginar como mi sobrino recorre el cuerpo de mi niña o incluso besa su conchita, me lleno de excitación y morbo, más cuando imagino a mi concuño masturbarse pensando en mi hija. Por cierto, cuando esto ocurrió mi sobrino acababa de cumplir 12 años y mi nena estaba por dejar los 10. No sé cómo logré esta hazaña, parece un milagro y lo menos creíble de mi historia, pero fue verdad.
Continuara…
Hasta aquí, esta sexta parte. Gracias por leerme, por favor regálame tus comentarios, los cuales me ayudan a mejorar mis relatos. No dejes de compartir tu opinión, han sido muy pocas las recibidas, por lo cual no se si ha gustado mi historia. Espera pronto la ultima parte.
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