Mi chico cubano 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por BABYBOY.
Esa tarde camino a casa de Nico, recordé el día que hicimos el amor en el acantilado de piedras planas, mi mente se perdió en el recuerdo de sus fuertes brazos, de sus peludas axilas, de su porte de macho cachondo y orgulloso, de su pecho amplio y fuerte, donde me perdía del mundo y era el culpable de mis sueños eróticos y mis anhelantes fantasías.
Nico ya venía desnudo sentado en el bote y jalándose muy rico su peluda y larga verga, sus peludos y gordos testículos colgaban como dos racimos de una fruta extraña y tremendamente cachonda dispuesta a ser mordida.
Cuando llegamos Nico se tumbó sobre mí y sin previo aviso comenzó a penetrarme, su morena tranca no le costó trabajo entrar ya que mi culo venía mojado y muriéndose por ser penetrado por este tremendo macho y su instrumento insaciable, aun así dolió un poco y traté de olvidar el dolor para dar paso al gozo, me mordía la nuca y el cuello, tan deliciosamente que pensé que moriría ahí mismo de placer, su verga cubana entraba y salía de mi dilatado culo, mientras sus gordos huevos chocaban contra mis nalgas, y su pecho peludo se frotaba encendido contra mi espalda.
Nico no paraba de morderme y besarme y decirme cosas al oído como: -¿te gusta mi nenito putico? Esto te mereces por ponerme tan caliente chico, tu culo es una delicia, no me canso de darle verga hasta que pida tregua, toda la tarde has estado contoneándote con ese lindo culo para provocarme, pero ahora vas a ver como te cojo ¡ohhhhh sí!- gemía descontrolado mientras con una de sus manos amasaba uno de mis pezones y con la otra me apretaba mis glúteos.
-Ahh ¡siiii! ¡Dame tu verga papi! ¡Por favor! ¡Te lo suplico! ¡Soy tuyo, ¡hazme sentir tu putito! –le decía con mi voz entrecortada y llena de placer, me sentía el más puto del mundo y un tremendo deseo animal surgía de mi interior, mientras el moreno instrumento de Nico me perforaba el culo.
De pronto Nico sacó su vergota morena de mi culo y cuando intentaba protestar debido a que interrumpió el gozo que estaba sintiendo, puso su lengua en la entrada de mi culo y comenzó a llenarlo de besos, chupetones, lamidas y mamadas, que me dejaban sin aliento, y en eso volvió a meter sin aviso su gorda pinga morena, Nico alternaba su lengua y su tranca en mi culo y yo solo podía arañar la piedra con mis ojos perdidos de tanto placer.
Nico me acomodó de lado y elevó una de mis piernas con su mano, esta posición le encantaba porque decía que le gustaba mucho como mi culo apretaba su verga y era como si estuviera masturbándose con mi colita.
Yo giraba mi cabeza y lo besaba desenfrenadamente y él metiendo su lengua en mi boca me correspondía, como queriendo tocar el fondo de mi alma con cada beso.
Sus embestidas empezaron a ser cada vez más fuertes y Nico aferrado de mis caderas no paraba de taladrarme –¡ohhhhhh! ¡Mi bebito rico! ¿quieres que tu macho te embarace, nenito lindo?-¡siiiii!- le gritaba yo a punto de aventar toda mi leche –¡pues ahí te va mi lefa putico mío! ¡Ahhhhhhhh ahhhhhhh! ¡te estoy preñando amorcito! ¡Aghhhh! ¡que rico!- y casi al mismo tiempo ambos terminamos yo con mi leche en las piedras y él con la suya dentro de mi culo destrozado.
Luego de tan agotadora cogida, y aun sin sacar su verga de mi culo caímos rendidos en un profundo sueño, hasta que la marea nos despertó mojándonos los pies y las piernas.
Iba ensimismado en estos pensamientos, tratando de comprender porque Nico me había alejado así de su vida y mi temor más grande era que ese maravilloso sexo que gozaba con él y el amor que me profesaba, no volviera a experimentarlo jamás.
Llegué a su casa y toqué la puerta varias veces pero no obtenía respuesta, sólo escuchaba los ladridos de Fénix en el interior, y cuando decidí entrar por la puerta semi abierta mi corazón latió descontroladamente lleno de pánico.
Nico estaba sentado en el suelo en una esquina de su modesta sala, con la cabeza en sus rodillas, llorando desconsolado con una tristeza tan amarga que hacía calar los huesos y abrazando con la otra mano a Fénix como si fuera en el mundo lo más preciado que existe.
El perro no se movía y de vez en vez le regalaba unos tiernos lengüetazos, pero al verme caminó a recibirme moviendo su rabo y lamiendo dulcemente mi mano.
-¿Nico? ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras así? ¡Dime que sucede por favor!- le dije mientras me acercaba a él inclinándome de cuclillas y poniendo mi brazo sobre su hombro.
-Es mi madre- por fin contestó después de una larga pausa, -murió esta mañana, está en su recámara, estamos esperando a que el forense venga por ella-
Tan solo de imaginarme la escena hizo erizar mi piel, el cuerpo sin vida de la madre de Nico tendido sobre su cama esperando pacientemente la llegada del médico forense para prepararla para ser enterrada, nunca había visto un cadáver en mi vida y la sola idea de que aquella dulce señora que tantas sonrisas y alegrías me había provocado, estuviera muerta en la recámara de junto hizo helar mi cuerpo y comencé a temblar nervioso, me pareció vivir una mala versión de una telenovela Mexicana.
-¿Cómo es posible? ¿Qué sucedió Nico?- ella estaba enferma- respondió suavemente a mis preguntas, secándose las lágrimas –lo sé, ¡pero no pensé que fuera tan grave!- ella siempre quiso negarlo, ya que no era una simple afección del estómago, tenía un cáncer muy avanzado, y ayer después de mucho dolor comenzó a serenarse y lentamente a dejar este mundo-
Las palabras de Nico hablando tiernamente de su madre hicieron conmoverme hasta las lágrimas y caí en su hombro abrazándolo fuertemente, llorando su desdicha como si fuera la mía.
En ese momento Nico habló y me dijo: -Ángel, no sé porque llegaste precisamente hoy, cuando más te necesitaba, y ¡te lo agradezco muchísimo! -quise decir algo pero Nico no me dejó: -quiero decirte toda la verdad…. el tipo aquel tenía razón si fui jinetero, me dedicaba a buscar turistas para engañarlos y sacarles dinero, no solo me acosté con varios sino que a veces los robaba o les cometía fraudes, y no sé si me creas pero desde la noche en que te conocí, me sentí diferente, y no quise hacértelo a ti, ¡algo cambiaste en mí, mi Ángel! ¡Después de eso ya no fui el mismo!-
-Shhh- le dije tratando de calmarlo y abrazándolo fuertemente -Nada de eso importa ya mi nene, yo te quiero demasiado, me enseñaste un mundo completamente diferente al mío, me liberaste de mi pasado y pude volver a amar a alguien, ¡por eso siempre te estaré agradecido!-
-Este es sólo un mundo pasajero mi vida, es duro, pero hay que aprender a desprenderse, incluso de la gente que más amamos-
-Ahora lo importante es preparar a tu mami, para darle su último adiós, y acompañarla hacia el lugar de descanso final y celebrar su vida y la dicha que nos regaló a todas las personas que la conocimos, ¿ok?-
Nico asintió con la cabeza, con una leve sonrisa, aunque no podía parar de llorar completamente, si se tranquilizó un poco, nos incorporamos y al poco rato el forense había llegado, hizo su trabajo muy rápido y en menos de 15 minutos se llevó a doña Silvia a la casa funeraria, y Nico observaba todo a veces con cara de angustia y otras con cara de pregunta.
El funeral de doña Silvia pasó sin pena ni gloria, muy pocas personas fueron a darle el último adiós, entre familiares muy lejanos y amigos, y a sepultarla después en el cementerio local.
A pesar de la triste situación Nico se veía guapísimo, con un traje viejo de color negro, que le quedaba a la perfección, camisa blanca y peinado impecablemente, y cuando volteé a verlo, éste miraba ausente el cielo, con una mirada llena de tristeza, cuando de pronto una hermosa ave se posó en una rama y una suave música, serena y melodiosa se despedía de la que en vida había sido su madre.
Por ese tiempo, seguí frecuentando a Nico, varias veces a la semana, y poco a poco fue recuperando su ánimo, y siempre tratábamos de mantener vivo el recuerdo de su madre, contando sus historias y sus chistes y así Nico sentía que su amor por ella siempre estaría presente en su vida, tenía que salir adelante y estaba dispuesto a ayudarlo.
Para mi sorpresa Nico lloró muy poco el duelo a su madre, se repuso en unas cuantas semanas y volvió a la normalidad de su trabajo en el puesto de mercado y pescando con los lancheros y poco a poco volvió a ser el de antes, una vez me confesó que su duelo lo lloraba por dentro y que la gente no tenía la culpa de su tristeza, así que su alegría no menguaba, cada vez admiraba más y más a este bello hombre, por dentro y por fuera que hacía estremecer mi corazón.
Pero al pasar los días Nico no volvió a tocar el tema de nosotros, y si me imaginación no me traicionaba lo notaba distante e indiferente cuando intentaba tocar ese tema, y comencé a pensar que ahora solo me veía como un amigo, esto y el hecho de que la fecha que debía regresarme a México se acercaba me causaba una enorme tristeza.
Una tarde mientras revisaba el correo, me encontré una carta sin remitente y una nota dentro que decía: “nunca me diste la respuesta bebé, te invito a cenar hoy en el café cantante mi Habana, que esta en el hotel Habana libre, te espero a las 9, Nico”
Emocionado me preparé para esa noche responder a mi hermoso machito cubano lo que hacía tiempo estaba pendiente.
Llegue al lugar puntual, y me senté en una de las mesas mientras un cantante en el amplio escenario entonaba una hermosa melodía.
Cuando Nico apareció me quedé sin habla, estaba más guapo que nunca, con el mismo traje con el que fué al funeral de su madre, limpísimo, impecable, sexy y tremendamente varonil, y sin exagerar puedo asegurar que todas las miradas se volvieron hacía Nico cuando éste puso un pie en la puerta.
-¡Hola Ángel! ¡Perdón por el retraso chico, pero se me atravesó un charco!- lo dijo mostrándome sus zapatos llenos de lodo, provocándome una sonora carcajada.
Disfrutábamos la cena y la buena música que llegaba a nuestros oídos, y de pronto tuve la sensación de que Nico era el de antes, ese chico alegre y sonriente que me conquistó en esa cafetería, aquél mágico día.
Cuando el músico tocaba una suave canción con su guitarra, me volví a ver a mi compañero y le dije: -si quiero Nico- él un poco confundido me contestó -¿perdón chico, que dijiste?- con una amplia sonrisa en su boca.
-¿Tu querías la respuesta a aquella pregunta que me hiciste ese día en mi hotel? Pues la respuesta es Sí, si quiero ser tu novio- Nico me miró confundido y tratando de arreglar la situación le dije antes de que me contestara -¡perdón! ¿no era eso lo que querías que te contestara? ¡que pena! ¡lo siento yo… – de pronto con una enorme sonrisa en su rostro y su mano debajo del mantel posándola en mi rodilla me respondió: -ja-ja-ja ¡caíste! ¿verdad que soy muy buen actor? – ahora el confundido era yo, y él al darse cuenta me dijo: -gracias bebé, era todo lo que quería escuchar-
Esa noche mi hermoso novio no dejó de regalarme tiernos guiños y bellas sonrisas, mientras la música se tornaba rítmica y alegre, y muchas parejas empezaron a llenar la pista, una amiga de Nico se acercó a él y lo invitó a bailar, él acercándose a mi oído me dijo: -este baile es para ti mi vida- y los vi bailar desde mi mesa muy divertido, al tiempo que Nico no dejaba de verme susurrando suaves palabras al viento que solo él y yo entendíamos.
Luego de pasar una velada fantástica en ese lugar, Nico me dijo que esa noche me haría el amor y que me llevaría a su casa, ambos pagamos la cena y con una enorme sonrisa me dijo: -ya quiero tenerte en mis brazos bebito, vámonos de aquí que muero por besarte-
Cuando llegamos a su casa mi cubanito me pidió esperar en la sala y que él me llamaría cuando estuviera listo, de rato, Nico me llamó que entrara a su cuarto.
Lo que vi me llenó de deseo y excitación: mi hermoso novio estaba totalmente desnudo recostado en la cama con su moreno cuerpo ardiendo de deseo, acariciando sus huevos y su verga y con su otra mano detrás de su nuca, mostrándome su peludo sobaco.
Yo me lancé sobre él y me desnudé frenéticamente, y cuando descubrí mi redondo culo, Nico posó ambas manos en él mientras metía su lengua en mi boca como queriendo alcanzar mi garganta.
En un hábil movimiento Nico me hizo ponerme de pie y poner mis manos contra una pared muy cerca de su cama e inclinar levemente mi cuerpo hacia delante dejando mi culo al descubierto, en eso él volvió a recostarse boca arriba en la cama y su boca quedo justamente a la altura de mi hoyito, mordiéndome suavemente mis nalgas y hurgando con su lengua en mi culo.
Yo jadeante de placer veía como Nico con una mano masajeaba mis glúteos y con la otra se masturbaba su verga que para entonces ya estaba babeante de líquido y más dura que una piedra.
-Ya tienes ese agujerito que me vuelve loco muy bien lubricado mi vida, ahora acércate aquí y cabálgame que ya no aguanto mas las ganas de que me masturbes la verga con ese manjar de culo que tienes-
Me monté en él como un vaquero monta su caballo salvaje, y mi culo engulló su verga al instante, me sentía pleno, satisfecho, caliente y lleno de mi macho.
-¡ahhhh! ¡Cabalgas mejor que cualquier mujercita chico! Muévete así mi vida, date sentones, ¡eso es chico! Ahora muéveme ese culo en círculos, ¡trágate mi verga bebé!-
Mi moreno cubano me cogía como quería, al ser mas bajo de estatura que él y más delgado, Nico le encantaba poseerme y sentirse en control de mí.
Cambiamos de posición y mi macho me puso boca arriba con mi culo levantado y las rodillas flexionadas contra mi pecho y cuando me la metió de un golpe pude jugar con el vello de su pecho con mis pies.
Luego mi cubanito me cogió con mis piernas al hombro, y con sus dos manos apoyadas en la cabecera de su cama me regalaba la visión de sus peludos y sudados sobacos.
Nico acelerando sus movimientos y embestidas furiosas contra mis nalgas me dijo jadeando:
-¿Qué quieres mi bebe? me preguntó gimiendo de placer –¡tus mecos!- le contesté -¿dónde los quieres?- volvió a preguntar, ¡en mi boca papito! ¡quiero comérmelos!- y en un ágil movimiento sacó de mi culo su morena y peluda tranca que lucía brillosa y lubricada, y me la puso en la boca, yo desesperado comencé a mamársela excitadísimo, él jadeando y sin poder terminar su frase me dijo: -ahí están nenito ¡trágatelos! ¡me vengo! ¡me ven….. ¡Ohhhhh! ¡Ahhh!- y su pastosa leche inundó mi garganta y mi boca, eran tantos chorros de leche que se me salían por la comisura de mis labios, y un sabor salado y cremoso llenaba mi garganta.
Con su verga a manera de cuchara recogió un sobrante de leche que tenía yo en mi mejilla y volvió a introducirla en mi boca, yo relamiendo ese cañón moreno de leche degustaba complacido el sabor de sus mecos.
Unas cuantas gotas fueron a parar en su pelo púbico y en sus enormes y peludos huevos, y yo bajándome un poco hacia ellos los chupé hasta que no quedó una sola gota, pero ahora el sabor se mezclaba con el sudor de su sexo.
Era la 1 de la mañana, y después de un breve sueño Nico me despertó con un beso en la mejilla y me susurró que lo acompañara al pequeño patio trasero, yo tomé mi ropa interior y caminé tomado de su mano siguiéndolo.
Al llegar y salir desnudos a su pequeño patio, Nico se sentó en una amplia silla y con su mano me guió a sentarme sobre sus piernas mientras con un fuerte abrazo, me besaba tiernamente la mejilla.
-Quería que vieras eso- me dijo mi hermoso chico cubano señalando el cielo oscuro, y de pronto unos fuegos artificiales comenzaron a iluminar nuestro charquito de estrellas nocturno.
-¿Sabes bebe? Siempre he pensado cuando veo estos fuegos en el cielo, que alguien llegó a la ciudad o alguien esta a punto de irse, y que es la manera en que Cuba les da la bienvenida o la despedida-
-Son hermosos- atiné a decir, -siempre me han gustado- le dije emocionado- el hermoso eres tu chico- fueron las dulces palabras de mi novio, y ambos quedamos en silencio contemplando la magia fugaz ante nuestros ojos, y sintiendo el calor de nuestros cuerpos desnudos.
A la mañana siguiente Nico y yo preparamos el desayuno y con mucho cuidado de que los vecinos no nos vieran salimos cada quien a nuestras actividades diurnas.
Ese día en el centro de ayuda, mi jefe inmediato me comentó que mi permiso en la ciudad estaba a punto de expirar, así mismo el tiempo que debía prestar mi servicio social estaba a menos de una semana de terminar, por lo que decidí buscar una solución al problema que presentaría tener que irme: dejar a Nico.
Una idea vino a mí de repente y lleno de felicidad corrí a ver algunas personas que tal vez podrían ayudarme.
Esa tarde llegué emocionado al mercado local donde mi novio tenía su puesto y en cuanto lo vi le dije emocionado casi susurrando para que nadie excepto él me escuchara:
-¡Tengo la solución amor!- y él con una interrogante en su cara me dijo -¿de que hablas bebito?- me respondió- ¡indagué con uno de mis colegas en el centro de ayuda, y me dijo que una vez necesitó los servicios de un amigo suyo que trabaja en el puerto! ¡mi compañero me dijo que le pidió de favor subir a bordo a escondidas a una prima suya y pasarla a México en un pequeño barco de carga del que su amigo es capitán!-
-Cree que si le damos algo de dinero, podría pasarte escondido en una bodega y llevarte a México! ¿qué opinas?- le dije temblando de emoción.
Claramente mi novio estaba emocionado, pude verlo en sus ojos y después de discutir los pros y los contras de venir a México conmigo y de poder arriesgarse a ser sorprendido escondido y tener que ir hasta la cárcel si algo salía mal, mi novio aceptó mi riesgoso pero emocionante plan.
Durante esa semana que fue una de las mejores de mi vida, Nico y yo preparamos todos los detalles de entrada y como debía llegar al barco, y hacerse pasar por uno de los cargadores de mercancía, y con casi todos mis ahorros pagué “la cuota” para que mi aventurero novio polizonte pudiera atravesar la frontera hacia la libertad.
Una noche antes del gran día y después de haberme acompañado a comprar los boletos de mi vuelo hacia México al aeropuerto “José Marti”, Nico y yo revisamos todos y cada uno de los detalles de la tarde del siguiente día cuando el barco zarparía, para que nada saliera mal.
Mientras la noche avanzaba miraba entusiasmado a mi Nicolás y casi podía saborear las delicias de poder vivir juntos y hacer una vida llena de alegrías con este macho cubano del que estaba perdidamente enamorado.
Ya siendo tarde mi novio se despidió de mí y me dijo que descansara, con una enorme sonrisa me dijo que mañana sería un gran día y que la emoción no le cabía en el cuerpo, que no dudara que lo que más quería en este mundo no era salir del país al que amaba, sino ser mi compañero de aventuras y estar conmigo cada atardecer de nuestras vidas.
Nico me dijo que sólo debía tomar un último bote de pesca en la mañana, con la esperanza de pescar algo que vender y así para poder llevarse un dinero extra a México, pero que estaría muy puntual en la tarde del día siguiente en el muelle.
Al salir por mi puerta Nicolás tomó una de mis manos y abriéndola con la otra puso sobre esta un hermoso dije en forma de delfín -era de mi madre- me dijo mirándome a los ojos- cuídalo hasta que yo vaya por él y me reúna contigo, quiero que lo tengas hasta entonces bebé-
Emocionado hasta las lágrimas y disipando cualquier duda de que Nico fuera a arrepentirse de su decisión, lo abracé fuertemente y guardé para siempre en mi memoria el recuerdo de su cuerpo fuerte y su aroma a verano.
Esa noche un fuerte viento azotó la ventana del cuarto de mi hotel despertándome súbitamente.
Me levanté a cerrarla y al mirar afuera recordé la noche en que conocí a Nicolás y también vino a mi mente la misteriosa imagen de aquel hombre tocando la guitarra a lo lejos dedicándome una tierna canción, supe en ese momento que Nico había sido aquel hombre y que a pesar de haberlo escuchado tocar muchas veces la guitarra para mí, nunca me imaginé que fueran la misma persona.
En la tarde del día siguiente llegué dos horas antes de mi vuelo como mi nene y yo habíamos acordado para hablar antes del viaje con el capitán y con él y así ultimar detalles.
El capitán me dijo que todo estaba listo y que debíamos ser muy discretos, y a pesar de que Nico no llegaba me dijo que no había tanto problema y que podían esperar un poco más ya que la noche anterior había caído una pequeña tormenta tropical y que el mar estaba algo picado y debían prepararse un poco más para el viaje.
Esperé y esperé sentado la llegada de Nico, pero mi hermoso chico cubano nunca llegó, cada minuto que pasaba era una puñalada que desangraba de a poco y gota por gota mi desesperado corazón.
Tenía que tomar mi vuelo y tuve que retirarme del lugar con la esperanza de que mi chico Cubano se había demorado un poco y que al llegar a México podría volver a ver a mi lindo novio, ya que tenía mi dirección y le había explicado como llegar a mí.
Pero ese día nunca llegó y la primavera me sorprendió añorándolo una melancólica tarde de domingo.
Años después regresé a Cuba con la esperanza de encontrarte, a ese mismo muelle donde prometiste llegar, e indagando con tus viejos amigos, descubrí que algunos dicen que el mar había reclamado tu vida, y otros que eras feliz con tu mujer e hijos en un pueblo lejano y recóndito, pero nunca quise creer ninguna de esas versiones.
Yo prefiero creer que eres un fantasma morando las viejas calles de tu patria, buscando con tus ojos expresivos de niño grande, el día que yo vuelva a casa.
Mi avión debía salir en una hora así que tuve que retirarme del muelle, y tomando una última mirada al mar y sus misterios, rogué porque Nico estuviera bien, aquel que robó mi corazón, aquel que había visto llorar, aquél quien había bailado para mí, y aquel a quien me había mirado con sus ojos expresivos de niño grande al contarle del mundo de afuera, como queriendo escudriñar de entre mis palabras las estrellas y el significado de la vida, ¡adiós mi amigo! ¡fuiste el único para mí! ¡adiós mi amor!
Tocaste mi cuerpo y mi alma, compartiste tus sueños y te llevaste los míos contigo, pero soy un soñador obstinado ¿sabes? nada puede romper mi espíritu.
Y con el dije de delfín en mi mano de pronto unos fuegos artificiales de una fiesta cercana explotaron en el cielo, iluminando por un momento el oscuro callejón que lleva hacia el muelle de la Habana, y entonces comprendí que junto con él, ella se despide, porque toda ciudad se despide cuando sabe que te vas…..
BABYBOY 😉
israboston@hotmail.com
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