Mi primera experiencia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Nunca había sentido atracción alguna por un hombre.
Si bien es cierto que de pequeño tuve alguna experiencia con otros niños, eso no fue condicionante para que sintiera ningún tipo de atracción hacia los hombres.
Era sin ninguna duda, 100% hetero.
Tenía novia.
Comenzamos bastante jóvenes y por lo cual éramos bastante inexpertos en el ámbito sexual.
Los primeros años fueron maravillosos.
Juntos nos comenzamos a descubrir, a conocer y saber más el uno del otro.
Nos ayudó a saber más de nuestro propio sexo, de nuestro propio cuerpo y también del opuesto.
Esa práctica día a día se traducía en un mejor sexo, en un mayor disfrute de ambos y en unas relaciones más placenteras.
Poco a poco, íbamos probando cosas nuevas que se nos iban ocurriendo.
Probar posturas que habíamos visto o se nos habían ocurrido, compramos su primer consolador, teníamos sexo mientras veíamos películas porno.
Pequeñas novedades que algunas nos gustaron y otras no.
Pero novedades al fin y al cabo y que daba un punto de morbosidad que a mi me encantaba.
Todo iba bien hasta que un día me di cuenta que mis ganas por seguir experimentando eran mayores que las suyas.
Ya no me servía una película porno mientras follábamos.
Ya buscaba probar un trio, un intercambio de pareja, una orgía.
buscaba vídeos por internet de ésa temática y me masturbaba.
No podía dejar de pensar en ello, me daba muchísimo morbo y yo quería probarlo.
Ante la repetitiva negativa de mi pareja, comencé a visitar una web de contactos.
Primero por curiosidad y morbo al ver que contactos habían.
Hasta que un día me decidí poner un anuncio buscan una pareja para trio.
Pasaban los días y ninguna pareja se puso en contacto conmigo.
Mientras pasaba el tiempo, comencé a indagar las secciones de prostitutas, lesbianas y gays como simple espectador.
Y fue aquí donde cambió todo.
Posiblemente lo que más me llamó la atención era la cantidad de anuncios gay ofertando sexo gratis y sin compromiso que vi.
De todas las edades, de todos los tipos.
Cada minuto habían varios mensajes nuevos de hombres buscando sexo.
Nunca me había planteado nada con un hombre, pero cada vez visitaba más la sección gay y menos la de parejas liberales.
Era más dinámica, más entretenida y más jovial.
Y con algunos mensajes me llegué a excitar mucho y el interés en ellos cada vez era mayor.
Pasaron los días y ya casi a diario visitaba la web de contactos gay.
Algo había cambiado en mi, ahora ya casi solo me interesaba esa sección.
Hasta que un sábado por la tarde, con un calentón enorme y mi pareja trabajando, decido buscar algo en serio.
Entré en la web de contactos y encontré un anuncio de apenas un linea y media, sin foto ni más información personal.
Simplemente era un chico joven con ganas de mamar y adiós.
Le escribí un mensaje expresando mi interés y en apenas un par de minutos, ya tenía su contestación: -Donde quedamos? Quedé alucinado.
No esperaba un reacción tan pronta y decidida.
No sabía nada de mi, ni mi nombre, ni mi edad, ni mi físico.
Alucinaba simplemente le bastara un tio interesado para quedar
Debido al calentón, me daba igual quien fuera.
Total me lo iba a hacer el.
Así que acordamos un sitio que ambos conocíamos.
Un polígono industrial bastante poco transitado a las 17.
00h.
El camino en coche fue muy extraño.
Iba muy nervioso.
Nunca había estado con un hombre y no sabía si me iba a gustar o no.
A ratos me daba mucho morbo cuando pensaba que me la iban a mamar de una forma tan fácil.
Pero otros ratos pensaba ¿Que estoy haciendo?
Llegué a ese polígono.
Allí no había nadie.
Estaba muy nervioso, no sabía como comportarme.
No sabía como se actuaba en esas ocasiones.
Al fin y al cabo nunca había hecho nada parecido.
Cinco minutos más tarde llega un coche el cual se para detrás mío.
Sale un chico de él y yo hago lo mismo.
Nos saludamos con un cordial "hola que tal" y yo pienso ¿Y ahora que?
Casi sin dar tiempo a nada después del saludo, le pregunto si quiere comenzar.
El chico me dice "si claro".
Me desabrocho el cinturón mientras el se arrodilla.
Me quito los botones de mis baqueros y me bajo los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos.
El de rodillas delante de mí, sin un segundo que perder comienza a mamarme la polla.
Los primeros instantes fueron confusos.
Por un lado me daba mucho morbo estar en mitad de la calle mientras me la comían.
Además lo hacía de una forma perfecta.
Es lo que tiene saber como hacerlo y saber que da placer y que da dolor.
Pero aun así, si miraba, veía a un chico y no me resultaba agradable.
Por lo cual debía evitar la mirada.
Me apoyé sobre su coche para estar más cómodo.
El se bajó el pantalón y se comenzó a masturbar mientras me la comía.
Le pregunté si me podía correr en su boca y me dijo que si, pero que no iba a tragar.
Y que por favor le avisara.
Durante unos minutos me la estuvo comiendo.
A ratos se me hacía incomoda la situación y tenía que pensar en mi novia.
Por suerte el chico era una fenómeno comiendo pollas y lo hacía perfecto.
Me agarraba del culo y se la metía todo lo que podía hasta la garganta.
Y aunque no podía metérsela toda, lo intentaba una y otra vez.
Me comía los huevos, me la lamía de arriba a abajo.
Se notaba que le encantaba hacerlo y estábamos los dos disfrutando al máximo.
Llegaba el momento de correrme.
Le avisé que me corría, el quitó sus manos de mi pelvis para cogerme la polla con una y con la otra se agarró su polla y empezó a pajearse a tope.
Me comencé a correr en su boca y vi que al mismo tiempo el también se estaba corriendo.
Me dio tanto morbo que ya me gustaba la situación y me quedé mirando como se corría mientras yo descargaba.
Me corrí bien a gusto, no dejé ni una gota dentro de mi.
Sin duda el chico era un experto y le gustaba hacerlo.
Cuando terminé, el se levantó y escupió mi semen.
No me importaba, al fin y al cabo lo que quería era descargar en su boca.
Me ofreció un clinex para limpiarme.
Cogí uno y el cogió otro ya que sus dos manos estaban repletas de semen.
Una de mi polla y la otra de la suya.
El también se había corrido con ganas, el suelo estaba lleno de su semen.
Nos limpiamos con prisa, nos subimos los pantalones y me dijo: Me ha encantado.
Quiero volver a repetir.
Si otro día quieres volver a descargar o follarme, te dejo mi número en la web de contactos y me dices.
Tu dime donde y cuando y voy
Les contesté con un OK y ambos nos despedimos con un adiós.
Nos subimos al coche y cada uno por su lado.
Fue un día lleno de sorpresas.
Ya no solo por tener mi primera experiencia con un hombre y que me gustara.
Sino lo que posiblemente más me gustó, que fue al facilidad por la cual se puede follar con un gay si tienes ganas.
En 5 minutos estás follando.
Desde ese entonces he quedado con el y otros chicos más.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!