Mi primo y mi vecino el de enfrente.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por inde.
Mi primo y mi vecino el de enfrente.
Bueno, mi primer contacto sexual fue con mi primo, él vivía con mis abuelos, con su mamá y 2 tías más y éramos vecinos, como era el único niño en casa de la abuela y como no lo dejaban salir, y lo sobreprotegían mucho, a veces me mandaban a jugar con él para que no se aburriera solo, aún que él era 2 años más grande que yo, casi estábamos del mismo tamaño él era flaco y yo era gordito, al principio empezábamos a jugar bien pero siempre terminábamos peleando por sus juguetes, así paso mucho tiempo.
Pero todo cambio, cuando él tenía 9 años y yo 7 años, la mayoría de las veces estábamos solos, ya que todos trabajaban solo la abuela se quedaba a cuidarnos y para hacer los quehaceres de la casa.
Entonces un día que estábamos solos, mi primo me dijo.
Jugamos al doctor.
¿Cómo se juega eso?.
Pues yo era el doctor y me ibas a visitar por que tenías un dolor en la panza y yo te revisaba.
Bueno.
Entonces mi oficina es el baño vas y me tocas, órale. Cerro la puerta del baño y toque, me abrió pase, que le duele y cerró la puerta.
Y le dije que la panza.
Bueno vamos a tomarte la temperatura, bájate los pantalones.
¿Para que quieres que me baje los pantalones?.
Pues por que te voy a tomar la temperatura, como a tu hermana, no te acuerdas.
En ese tiempo, tenía una hermana de un año y mi mamá cuando se enfermaba le ponía el termómetro entre las nalgas, bueno eso creía yo.
Así que en ese momento, pensé que era lo normal, así que me los baje hasta las rodillas.
Hágase un poco para adelante.
Pero si apenas cabemos los dos, como quieres que me haga para adelante.
Apoya las manos en la taza del baño.
Lo hice y se puso atrás de mí, sentí su mano temblorosa tocándome las nalgas, apenas si me tocaba, pero poco a poco sus dedos tomaron más confianza y me agarro con las dos manos, y me apretaba las dos nalgas, dejo de apretarme un momento, y me iba a voltear para preguntarle que pasaba, cuando note que trataba de meterme un cepillo de dientes en mi culo, al principio no le atinaba, de por si era yo muy nalgón y él no me abrió las nalgas, ni me lubrico ni nada, por lo tanto me lastimo, así que me salí del baño diciéndole.
Le voy a decir a la abuela.
Él, casi llorando me dijo, no le digas nada a la abuela, por favor, me va a pegar; y cuando la abuela pegaba se ponía muy salvaje, todos le teníamos miedo a la abuela, así que opte por callarme.
Después de un tiempo, otra vez me dijo que si jugábamos al doctor y me regalaba unos carritos, como lo consentían mucho y le compraban todo, tenía una colección muy grande de carritos que estaban muy bonitos, y como en casa éramos 6 niños pues no había mucho dinero para juguetes, así que le dije que si, pero que no me lastimara.
Nos metimos al baño, me baje los pantalones y empezó con las caricias, ya con más confianza, no como la primera vez, me las apretaba y bajaba sus manos para acariciarme las piernas, me dijo.
Abrete las nalgas, con tus manos.
Lo hicé, vi que agarro un tarro de crema que estaba ahí, la abrió y metió dos dedos y me los puso en el culo, sentí escalofrió por lo frio de la crema, me masajeo un poco el ano y agarro el cepillo y lo puso en mi culo y lo empujo, entro sin problemas y al sentir que entraba apreté el culo, no sentí dolor pero si me sentía extraño.
Y me dijo, no aprietes por que el termómetro todavía no entra hasta el fondo, afloje un poco y entro hasta la mitad, y otra vez apreté.
Ya no quiero que entre le dije.
Si quieres los cochecitos deja que entre, si no ya no te doy nada.
Bueno, afloje y metió todo el cepillo, me dieron ganas de hacer del baño, me lo saco y estaba un poco lleno de excremento.
Me limpie y fuimos para que escogiera el carrito; esa segunda vez, aún que sentí algo extraño, no le di mucha importancia, solo quería tener los cochecitos.
Esto paso muchas veces, al inicio me acariciaba, cada vez le metía más ganas a las caricias, sentía su respiración en mi cuello, y durábamos un poco más, después me metía el cepillo y empezaba a meterlo y sacarlo, también poco a poco empecé a sentir algo extraño en la panza, me gustaba lo que me hacía, pero nunca le dije, además cuando no jugábamos al doctor. nos seguíamos peleando por los juguetes.
Una vez metimos a mi hermana un año más chica que yo, y pude ver como le metía el cepillo a mi hermana, todavía en ese tiempo no me excito lo que vi, me gustaba que me lo hiciera a mí; varias veces la abuela nos encontró en el baño y nos regañaba y nos sacaba de las patillas del baño.
La última vez, ya teníamos como 6 meses jugando al doctor, la abuela se fue al mercado, apenas salió y nos metimos al baño me bajo los pantalones, me hecho crema y me metía un cepillo, lo metía y lo sacaba, al rato sentí que me quería meter otro cepillo, al principio apreté para que no entrara.
Oye solo uno puede entrar.
Anda deja que entre el otro y te regalo dos cochecitos.
Pero si me los das, por que luego se te olvida, me afloje y no tardo en entrar el otro cepillo.
Mi primo se agacho para ver más de cerca y hacía un cepillo para arriba y otro para abajo, sentía como mi culo se abría pero no sentía dolor, los juntaba y otra vez empezaba con el mete y saque, y otra vez los separaba, duramos como media hora en eso, cuando oímos la puerta y mi primo se salió rápido del baño, yo cerré el baño para sacarme los cepillos, limpiarlos y limpiarme yo.
Salí del baño y fui a la cocina para buscar a mi primo, que convencía a la abuela para que me quedara a dormir con él, como era fin de semana, la abuela dijo que si, yo no tenía que pedir permiso por que, lo que la abuela decía se tenía que hacer.
Recuerdo poco de esa noche, sentí que antes de dormirnos se me pegaba por atrás, sentía que me picaba las nalgas con algo, pero nunca supe que era además con 7 años no sabía que intentaba hacer, ya al otro día en la mañana me desperto, no se oía que anduviera la abuela cocinando o ruido, y me dijo mi primo.
Oye me dejas agarrarte las chichis.
Estas loco, eso no se hace entre dos hombres.
Solo un ratito, para ver si te sale leche, como a tú mama.
No eso solo le sale a las mujeres, no.
Eso no lo sabes, anda deja te agarro un poco.
Bueno pero rápido, no vaya a venir la abuela; me destape y me agarro los pezones, en ese momento si sentí algo muy extraño, me estaba gustando que mi primo me agarrara las chichis, estuvo estrujando un buen rato y me dijo.
¿Te las puedo chupar como hacen los bebes?
No es que me da pena, en ese momento tuve conciencia de que lo que hacíamos estaba mal, que no era de hombres pero también estaba excitado.
Ándale solo unas chupadas y ya.
Bueno pero rápido, se acerco y me junto los pechos con las manos y acerco su boca a mí pezón, vi todo como en cámara lenta, como sacaba su lengua y me lengüeteaba un pezón y luego el otro, y como se metió a la boca mi pezón y me lo mamaba, no sabía como expresar lo que sentía, sentía el calor de su boca y como succionaba mi pezón de forma delicada, sentía pena pero me gustaba mucho la sensación en ese momento, se saco el pezón y me mamo el otro, oimos ruido atras de la puerta y me solto y me hizo prometer que no le diria a nadie lo que me había hecho, yo se lo prometí.
Después de ese día ya no volvimos a estar solos, ya no me invitaba a jugar, ni a quedarme en su casa y cuando llegaba a ir con mis hermanos o mi papá, teníamos que estar a la vista de ellos; no se si la última vez que estuvimos juntos alguien nos vio. Así que me quede con ganas de sentir esas extrañas sensaciones.
Después de un año, empecé otra vez estas experiencias con mi vecino el de enfrente, nuestro papás eran compadres, ellos tenían varias tortillerías por la zona y les iba bien, mi vecino era el tercero de 5 hermanos y me llevaba 4 años, o sea tenía 11 años, los mas chicos tenían 5 y 3 años, en el patio de la casa pusieron una tortillería la cual atendían, según su hermana y él, pero en realidad solo la atendía su hermana, su mamá se iba a otra con los hermanos más chicos, y su hermano más grande se iba con el papá a otra y aparte su papá les llevaba los bultos de masa y cosas que necesitaran.
No recuerdo como empezó con mi vecino, solo recuerdo que me invitaba a jugar en su casa con el pretexto de que no podía salir a jugar por que tenía que ayudarle a su hermana, no eran todos los días una o dos veces a la semana, al principio juagabamos a los luchadores, a los carritos, etc., a veces él pasaba por atrás de mi y se me pegaba, como ya había pasado casi un año de que estuve con mi primo y solo fue una vez, pues ya se me había olvidado lo que había sentido, y no le di importancía a esos arrimones, normalmente jugabamos en su cuarto que estaba en la parte más alejada de la casa, a veces su hermana iba a darnos una vuelta para ver que no estuvieramos haciendo destrozos.
Poco a poco fueron más seguidos los rozones que me daba en mi culo, yo solo me hacía para adelante, a veces me ponía en sus piernas, según para jugar que él era un caballo y yo el jinete y se movía y no tenía que caerme, y me acomodaba abajo de su verga, notaba como crecia algo en sus pantalones y el roce de algo duro, pero no sabía que era, pensaba que era un juego y nada más.
Un día después de jugar en la calle con todos los cuates, lo mandaron a la farmacía, ya eran como las 7 de la noche y me dijo.
Me acompañas.
Bueno vamos.
Nos fuimos corriendo y él fue a comprar lo que necesitaba y yo me quede viendo el aparador viendo unos coches que costaban como 25 pesos, era grande como de 20 cm., se le abrían las puertas, era convertible, era rojo y era de fricción, se puso al lado mio y me dijo.
Te gusta.
Si.
¿Que harías si tuvieras uno?.
No se, lo que fuera, lo dije sin pensar.
A mí nunca me lo comprarían, nos fuimos para su casa; como a la semana cuando fui a su casa me dijo.
Mira lo que me compre y me enseño el carrito que habiamos visto en la farmacia.
Me lo prestas, le dije de inmediato.
No es que lo puedes romper, y me pueden regañar.
Andale, lo cuido mucho, pero prestamelo.
Bueno, pero que me das a cambio.
Lo que quieras, en ese momento no pensé en nada malo, solo quería jugar con el carrito.
Bueno, luego pienso en que pedirte. pero lo tienes que hacer sin echarse para atrás.
Orale, prestamelo ya.
Lo puso en la cama, lo agarre y él se puso detrás de mi, aún que me llevaba 4 años, él estaba chaparro y casi estabamos del mismo tamaño, y me empezó a enseñar que tenía el carrito, y por supuesto se me pegaba más, a mi no me importo yo lo que quería era jugar con el carrito, sentí como me picaba algo en las nalgas y cuando se acomodo bien entre mis nalgas se empezó a sobar en ellas, eso hizó que me acordara de lo que mi primo me hacía y que me gustaba mucho, pero no le dije nada, no paso de ahí.
Cada que podía, se ponía detrás de mí y se me pegaba, y me agarraba de las caderas y se movía como si me estuviera cogiendo, como mi vecino me seguía comprando juguetes, ya hasta comida me compraba, y dulces, pues no decía nada, dejaba que me hiciera lo que quisiera, empezó a meter sus manos dentro de mi playera y jugaba con mis pezones, me los pellizcaba y me los masajeaba, hasta que que él quería; su hermana algunas veces casi nos cachaba, pero él rápido se tiraba a la cama y hacía como si estuviera jugando.
Después de 3 semanas de estar jugando así, me dijo.
Oye si me enseñas tus nalgas te regalo el carrito.
Estas seguro, de lo que dices, a mi no me importo lo que me pidio, yo solo quería el carrito.
Bueno eso y otras cosas.
Aceptas o no.
Orale, pero no te vayas a echar para atrás; en donde lo hacemos. que tal si tu hermana viene y nos ve.
Tienes razón, lo hacemos entre la maquinaría y en la parte de atrás, por si ella nos va a buscar, nos paramos y que nos vea.
Pero y la gente que compra tortillas.
Nadie se fija en la parte de atrás, además quien se va imaginar que estaremos ahí.
Orale vamos.
Entras tu primero, te bajas los pantalones y te pones en cuatro y luego yo, orale vamos.
Cuando llegamos, su hermana estaba despachando, así que no se dio cuenta que nos metimos atrás de la maquina, nos pegamos a la pared, primero entre yo y atrás él, se sentía mucho calor y casi no se escuchaba nada por la maquina, se pego a mi oreja y me dijo.
Orale bajate los pantalones y ponte en 4.
Como estabamos en cunclillas, me hinque me baje los pantalones y me puse en cuatro, no supe que hizó él, me abrio un poco las nalgas y sentí el calor de la maquina en mi culo, vi como llegaba la gente a comprar y se formaban para esperar que los atendieran, no se si nos vieron o no, tuvimos suerte de que ninguno de nuestros amigos fuera a la tortillería, después de un rato me dio una nalgada, para que me volteara y él me enseñara sus nalgas, me abroche y con mucho cuidado me gire para quedar atrás de él, se bajo los pantalones y se quedo en cunclillas y se agacho un poco, con sus manos abrio sus nalgas, vi claramente su ano, que era más obscuro que su demás piel y era un poco arrugado y alrededor estaba todo liso.
En eso su hermana le grito, y el rápido de abrocho el pantalón y nos fuimos para la parte de atrás de la máquina y nos paramos, nos regaño por estar ahí, nos dijo que nos podíamos quemar y que nos saliéramos de ahí, y tráeme papel de estraza, por que ya se acabo.
Llegó mi vecino con el papel, y corrimos a su cuarto, él cerro la puerta y se puso detrás de mí y me empezó acariciar todo el cuerpo, yo no dije nada solo deje que me tocara pero parecía como loco, me fue llevando a la cama, y nos caímos en ella, él se quito la camisa sin dejarme de acariciar, me puso encima de él, y empezó con movimiento como de quererme coger pero sobre la ropa y metió sus manos abajo de mi playera y me agarro los pezones y otra vez me llego los recuerdos con mi primo, me los empezó a mamar, me agarraba las nalgas, pero en eso entro su hermana y le grito.
Que haces, suéltalo.
Me soltó, en ese momento sentí mucha pena.
No te preocupes, no le voy a decir a nadie lo que paso, pero eso no se hace, se pueden ir al infierno, me dijo su hermana, ahora vete a tu casa.
Sentí tanta vergüenza que salí corriendo, ni le pedi el cochecito a mi vecino; solo oí los gritos que le daban a mi vecino, pero desde ese día empezaron mis aventuras con él.
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