Mi vida (17)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fue entre semana luego de salir de la escuela cuando mi mamá me llevó a casa de mi tía política, madre de Joaquín, a ver unas telas y unos modelos de vestidos para llevarlos a la costurera, por lo que conocía de las reuniones, presumía que iba a estar toda la tarde hasta que anocheciera y merendando en la casa de Joaquín.
Mi tía nos recibió y con Joaquín estaba sentado distante frente a frente en la sala, nos miramos con picardía, al disimulo sin que nos vieran le hice la “o” con el dedo índice y el pulgar introduciendo mi otro dedo índice en el hueco, Joaquín miraba sonriente, también abría mi boca diciendo sin emitir sonido a forma de mimo abriendo bien los labios y formando las sílabas “ cu – le – a ”.
De inmediato me llevé la mano a mi pene escondido en mi pantalón sobándolo y volviéndole a decir que culiemos él me observaba y me seguía sobrándose con su manito su penecito que ya se notaba abultado y puntiagudo por su shortcito de tela ligera que llevaba acompañado de una camiseta de tela muy fina. Joaquín se volteó poniéndose a filo de su sofá mostrándome su moldeado culito, haciendo pensar que una moneda se había caído. Movía tanto su culito que mi pene se me paró rapidito, pude ver que lo hacía a propósito, porque me regresaba a ver y con su manito sobaba sus glúteos.
Le pedimos permiso a mi tía para jugar en el cuarto de Joaquín lo cual aceptaron y fuimos corriendo al cuarto, para nuestra sorpresa nos encontramos con la empleada que hacía el aseo, una morena de cuerpo grueso y mirada severa, salimos corriendo de la habitación. Joaquín me llevó al trastero, un cuarto muy alejado en el extremo de la casa, acomodamos unos cartones y unas lonas del camión a manera de cama, cuando nos disponíamos a desvestirnos vimos unos bichos por el suelo también había mucho polvo y nos podíamos delatar de lo que estábamos haciendo así que decidimos salir en carrera.
Esperamos a que salga la empleada y nos metimos en el cuarto de Joaquín poniendo seguro a la puerta, me desabotoné despacito mi camisa, Joaquín suavemente me ayudaba bajándome la cremallera (cierre) del pantalón y sacándome la correa, me bajé el pantalón quitándomelo junto con mis zapatos quedándome sólo con las medias.
Joaquín estaba parado, levantó sus brazos en señal que le alzara la camiseta y se sacara, pude oler su piel sudada y su pecho con respiración acelerada deseosa de culiar, unió un poco las piernitas para que le baje el short y alzaba cada pie al contacto con el short. Fue en ese momento que Joaquín me mostró su pene parado, se lo cogió con una mano agitándolo y mirando al mío que también lo sobaba con mi mano, ambos nos reímos, con mi brazo lo acerqué a mi cuerpo uniendo nuestros penes y moviendo nuestras blancotas caderas, la boca de Joaquín chupaba mi pecho y mi piel se puso de gallina tanto como coloradote se puso mi pene.
Lo acosté suavemente boca arriba sobre la cama, en lo acostado que estaba, su pene era bien parado, me detuve unos segundos a verlo a costado, quería grabarme en mi mente su cuerpito desnudo, sus manitos delicaditas y de lindo manicure posadas sobre su cama, los deditos de sus piecitos que arrugaban la sábana haciendo circulo cuando levantaba sus piernitas, su pelito que se amoldaba a las almohadas y volvía su respiración acelerada pidiendo culiar en el acto, sus labios rojos de pasión acompañados de un pequeño hilo de saliva, yo agitaba mi pene a todos lados, Joaquín se reía al verlo, quería tenerlo en su culo.
Me acerqué a Joaquín, puse mis rodillas a los costados de su cadera quedando mi cadera a cierta altura, en un subir y bajar de mi pene, éste chocaba con su pene, mis manos estaban apoyadas en su cama estando estirados mis brazos a cierta altura para que Joaquín vea lo que le hacía, él alzaba su cabeza y miraba el roce de nuestros penes, le dije: “Mira” él se reía, le dije: “Esto es culiar” Joaquín me respondió “Si, si, culéame Eduardo”.
Joaquín estaba tan excitado que me abrazó la espalda llevándome a su pecho uniendo nuestros penes y caderas y culiándonos arriba abajo y a los costados, a Joaquín le gustaba que le culee el pene moviendo mis caderas a los lados, sentía su pujar en su aliento por mi pecho, eso me excitaba más y nuestros movimientos de caderas y penes se aceleraban, le pasaba la lengua por su cuello y gemía de placer, estuvimos por largo rato así, besando nuestros labios, mejillas, frente y pelo.
Lo puse boca abajo y pasé como de costumbre mi pene por su espalda y glúteos, esta vez le puse las almohadas por debajo de su abdomen para que pueda levantar más su culito y me pudiera mostrar su hoyito más abierto, era fascinante sentir con mi dedito medio la tibieza del interior de su culito cuando se lo dilataba, Joaquín me había comentado que le gustaba hasta que le ardía, con mi dedo medía la profundidad de su anito y le comenzó a salir un hilito de baba, creo yo.
Le dije que abriera lo más que pueda sus piernitas, le sobaba la cabecita apenas desforrada de mi pene en sus glúteos y coxis, escupí saliva y le introduje de a poquito mi pene por el hoyito, sentí la tibieza de su piel interior, cuando sacaba la cabecita d emi pene, me agradaba el sudor de su culito al contacto con mis pelotitas, al volver a penetrar apenas su culito, observé cómo Joaquín estiraba sus brazos y arañaba las sábanas con sus manos, estrujando de placer el colchón, Joaquín me dijo: “Yaaa Eduaaardooooo” “Me dueeeeleeeee” “Sácamela” se la saqué muy suavemente, Joaquín continuaba boca abajo, por unos cuantos minutos procedí con mi aliento y mis labios a besarle muy lentamente su culo y a chuparle el cuello, sabía que si le hacía esto se volvía a excitar y me daría de nuevo su culo, le pregunté “¿Quieres que te culee?” Me respondió “si” le dije: “Dame tu culo” Me respondió: “Si, pero despacito, me duele” “Quiero que me guste”
Le cogí su culito con una mano abriendo su hoyito y con la otra dirigía mi pene para apenas penetrarlo suavemente, metía y sacaba, metía y sacaba suavemente, cada vez que hacía el movimiento de meter y sacar penetraba un poquito hasta que de nuevo sitió dolor y ya no seguí culiándolo por el culo, Joaquín se viró. Nos quedamos boca arriba viendo el techo por unos minutos, desnudos con nuestros penes parados y nuestra respiración que se aceleraba, nos miramos y sonreímos, Joaquín estiraba con su manito mi penecito masturbándolo, yo hice lo mismo con el suyo, se montó sobre mí culiando mi pene con mis manos le sujetaba su culo y con mis dedos medios le sobaba la rajita de su culito, sentí en mi pecho su piel y respiración así como su aliento que movía mi pelo, se cansó de tanto mover su cadera y su pene quedando sobre mi cuerpo un largo rato, yo le hacía masajes circulares con mis manitos.
Se puso de lado a lo que aproveché en levantarme y le pasé mi mano por su culito, por entre las almohadas me miraba cómo me ponía el calzoncillo de botones y cuando estaba poniendo mi pierna sobre una de las mangas del pantalón observo que Joaquín coge una almohada, se monta sobre ella y empieza a culiarla moviendo su cadera arriba y abajo, mostrando su culito, me regresaba a ver con mirada pícara diciéndome: “no te vayas” “culéame” “ven, culéame mi pichita” Se refería a su penecito, y me saqué rápido la ropa, de un salto estuve sobre su cuerpito sudado de placer y deseo, Joaquín se estaba convirtiendo en una joyita sexual, era un chiquillo muy rico en sexo, me gustaba porque se dejaba hacerlo.
Lo primero que hice fue besar sus labios; con mis labios iba besándole su mentón, garganta, pecho, ombligo, hasta que llegué a su pene, se lo le chupé repetidas veces, sabía a orina. Sus pelotitas estaban rojas de deseo, me monté sobre su pene poniendo mi culo en movimiento sobre sus caderas, luego lo viré introduciendo mi pene, Joaquín me dijo “culéame mi verga” Lo puse boca arriba, lo abrí de piernas lo más que pude y con mi pene le rozaba por entre sus pelotitas y su penecito que ya estaba bien rojo, fue tanto el movimiento que estuvimos muchos segundos así, miraba la cara de satisfacción de Joaquín que a esa edad ya le gustaba el sexo y yo fui su primer culión, al recordar eso mientras lo culiaba, se hacían más fuerte mis movimientos, le dije “eres mio” “culea” “culea” sentía por debajo de mis caderas, sus caderitas, alzándose con dificultad culiando mi pene, al encuentro del suyo y al mío de arriba a abajo.
Sentí la necesidad de orinar en la bacinilla y observé a Joaquín sentado sobando el tronco de su pene con un dedito topándose la puntita de su pene viéndome orinar, se acostó y vi sus brazos tendidos en la cama, su boca abierta inhalando y exhalando aire, su pelo lacio amoldarse sutilmente en la almohada, sus piernitas a filo de cama, viendo sus pies suspendidos en el aire moviéndose a los lados, pude observar con más calma lo lindo de sus piernitas y piecitos tan bien formaditos, tuve un sentimiento diferente en mi segunda culiada, creo que me enamoré en ese instante del cuerpito de Joaquín.
Mi primo se levantó y orinó en la bacinilla, agitó su pene y con sus dedos se lo estiró, le ayudé a ponerse la camiseta y cuando le iba a poner el short primero le besé su penecito y culito, Joaquín se rió, él me ayudó a ponerme el pantalón. Nos besamos y salimos abrazados del cuarto, mientras caminamos Joaquín me dijo: “Quiero que me enseñes más a culiar” yo le respondí con una sonrisa: “Si Joaquincito” “Te voy a culiar rico” “eres mio” Joaquín me dijo: “Me gusta cómo me culeas” “Me gusta tu culito” yo quise responder pero duró poco la plática porque a lo lejos vimos a la empleada limpiando el piso.
Esa tarde marcó mi existencia sexual, había probado el manjar sexual en el cuerpo de mi primito y me fascinó que le gustara que lo culee. Con el tiempo los desvirgaré.
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