Negros de buen corazón y buena verga VII
Tomándome con sus dos manos, empujó su pelvis hasta hacerme tragar toda su verga de golpe, mi garganta se estiró disfrutando del calor que impregnaba mi boca, miré con adoración el cuerpo tonificado de mi padre apretando mis labios en su polla, le escuché gemir de gusto.
Amasé con mis manos la carne suave del chico blanco en mi cintura, moví mis caderas al ritmo de sus sentadas hundiendo mi polla en su culo, la voz aguda y agitada de Tobias me hizo estremecer mientras besaba su cuerpo dejando marcas en su piel.
Respiré el aire pesado y caliente de la habitación escuchando ruido afuera, los niños bajaban de las escaleras para ir a comer, lo ignoré concentrandome en devorar el cuerpo del menor.
Tensé mis músculos a su alrededor, besé sus labios entrebiertos saboreando con mi lengua la pared interna de su boca, su respiración se volvió erratica mientras sus pequeños belfos acariciaban los míos.
Apreté el agarre en su cuerpo acelerando las embestidas, mi cuerpo de tono negro estaba bañado en sudor, cubrí al pequeño con mi aroma disfrutando del contacto de nuestras pieles, el contraste de color fue un deleite para mis ojos.
Mi polla taladraba su agujero con tanta eficiencia que el pequeño era incapaz de hablar, sus manos se agarraban de mi cabello mientras su cabeza estaba levantada, sus párpados cerrados y el ceño fruncido fueron la señal de que el placer lo consumía.
El calor de mi carne se impregnó en el pequeño, gimió mi nombre mientras mi pelvis golpeaba sus nalgas con fuerza, el chapoteo de mis bolas mojadas fue agradable de escuchar.
Solté un gruñido de satisfacción mientras lamia el rostro del niño, dejé un beso en su mejilla antes de concentrarme en follarlo mejor.
Levantándome de la cama, me senté en ella estirando las piernas del chico, su agujero se amplio con mi verga perforandolo, gimió en voz alta mientras lo agarraba de los hombros.
Empujando mi pelvis y serpenteando mis caderas enterré mi hombría con mayor cadencia, el glande aplastó la próstata del niño con cada embestida, lágrimas salieron de sus párpados mientras sus gritos de placer se agudizaron.
Pasos se acercaron a mi cuarto, ignorando el ruido tensé mi cuerpo para eyacular en su interior.
Solté mi leche con un gruñido alto mientras la puerta era abierta, uno de mis compañeros de la casa observaba lo que hacía con una sonrisa perfida, sin embargo se limitó a esperar que terminará.
Mi semilla lubricó el culo de Tobias, el niño cayó desplomado en mi cuerpo con fuertes espasmos, besé su frente antes de sacar mi polla de su culo, semen se escurría de sus nalgas.
—Ponte ropa interior y acompañame Ryan, el jefe quiere hablar contigo—dijo el hombre, asentí vistiendo un bóxer blanco.
El contorno de mi hombría dormida se marcaba en la tela, mis nalgas duras se apretaron por detrás.
Caminé a paso firme hacía la salida escuchando la suave respiración del pequeño, una sonrisa orgullosa adornó mi rostro mientras seguía a mi compañero hasta el segundo piso.
Algunos niños me vieron y me saludaron, devolví el gesto antes de entrar a la oficina.
Lo primero que noté fue a mi jefe desnudo, estaba de espaldas a la puerta observando el jardín frontal por la ventana detrás del escritorio, admiré su cuerpo tonificado pese a la edad y me quede esperando a que hablara.
Observé como bajo su mano hacía su entrepierna masturbando su hombría, se dio la vuelta con una mirada seria.
—Escucha Ryan, mi hijo Constantine acaba de llamarme para pedirme un favor, al parecer le ha gustado mi regalo, pero aun así desea a alguien más, a ti, desconozco la razón, sin embargo asumo que tiene que ver con ese pequeño que tanto te gustaba follar—comentó el mayor sin dejar de estirar el prepucio de su verga, fruncí el ceño por sus palabras.
«Jamás imagine que ese niño haría algo como esto» pensé curioso, noté a mi jefe acercarse acariciando mi cuerpo con una de sus manos.
—Todos ustedes son míos, cuando eran jóvenes los eduqué con la carne que sostengo en mi mano, incluso mi hijo recibió el mismo trato que ustedes, pero como sabes, soy muy complaciente con mi familia, así que deberás ir a su encuentro, no obstante, debo despedirte apropiadamente—murmuró el adulto mayor apretando el agarre en su polla, forzó su otra mano sobre mi hombro arrodilladome en el suelo, golpeó su carne viril en mi cara manchandola de presemen, ambos nos miramos con cariño disfrutando del gesto.
—Haré lo que órdenes, padre—susurré abriendo la boca, saqué la lengua recibiendo con amor aquel pedazo de carne que me había criado desde que era un bebe.
—No sabes cuanto te extrañaré, hijo mio, se fuerte, papá siempre estará aquí para ti—habló el mayor acariciando mi rostro, su polla se hinchó estirando los pliegues de mi boca, mis labios se amoldaron a la carne palpitante, saliva brotaba como agua lubricando la zona.
Succioné la verga del mayor recibiendo una maldición de su parte, envolví mi lengua alrededor de su piel mientras tragaba más de su monumental hombría, la carne se estiraba en mis labios mientras la jalaba hacía mi garganta, tragué saliva sintiendo su glande golpear mi campanilla, respiré por la nariz aspirando un leve olor a orina.
Tomándome con sus dos manos, empujó su pelvis hasta hacerme tragar toda su verga de golpe, mi garganta se estiró disfrutando del calor que impregnaba mi boca, miré con adoración el cuerpo tonificado de mi padre apretando mis labios en su polla, le escuché gemir de gusto.
—¡Oh Ryan! ¡Mi hijo! ¿Te gusta la verga de papá? ¿Extrañabas tenerla en tú boca? ¿Recuerdas cuándo eras un bebé y te la daba de mamar? — su voz ronca acompañó cada una de sus preguntas, asentí en afirmación a todas ellas disfrutando de como movía su pelvis lentamente, permitiendo que cada centímetro de su mástil de carne se marcará profundamente en mi piel.
—Siempre llorabas cuando te quitaba mi polla para chupar, sino te daba de mamar tres veces al día era difícil que durmieras en las noches, hijo mio, cuanto extraño eso—murmuró el mayor sacando su polla, la carne húmeda salió de mi boca hasta tener la punta del glande en mis labios, acarició el contorno con su verga palpitante antes de volver a follarme con ella.
—Pasó mucho tiempo antes de que dejaras de mamar mi polla, casi ocho años, pero mírate ahora, teniendo la verga de papá en tú boca, eres todo un hombre hecho y derecho, sin embargo, la carne que te crió jamás dejara de cuidarte—murmuró el mayor empujando sus caderas en mi boca, su vello púbico rozó mi nariz causandome picazon, su hombría erecta golpeaba las paredes de mi garganta mientras aumentaba la velocidad de las embestidas.
—Cuando cumpliste ocho años empezasté a desear que te follara más el culo que la boca, como buen padre acepté tus deseos, cada noche en que tú agujero fruncido se llenaba de mi hombría sigue vigente en mi memoria, tus lágrimas de dolor, aquella carita qué ponías cuando deseabas qué me deslechará en ti, dime Ryan ¿Quiéres la leche de papá? ¿Deseas tragartela toda? —Preguntó el mayor con una sonrisa paternal, hicé un gemido de afirmación agarrándome de sus piernas.
Empujó toda su polla hasta el fondo soltando un gruñido bajo, espasmos surgieron del cuerpo de mi progenitor, tiras de semen eran disparadas en mi interior, se reunían en mis paredes convirtiéndose en un charco espeso que amenazaban con quitarme el aliento, tragué cada gota con satisfacción.
Un ronroneo bajo salió de los labios del mayor antes de sacar su herramienta viril de mi boca.
—Date la vuelta y ponte en cuatro hijo, papá quiere darte amor por última vez antes de que te vayas—ordenó el hombre, estiré los músculos de mi cuerpo y asentí, me giré exponiendo mi culo a mi padre, él observó como mi polla era duramente apresada en mi bóxer mientras mis nalgas se marcaban en la tela.
Agarró la prenda interior que tenía y la bajo hasta mis rodillas, un culo negro lleno de pelo se mostró, mi polla se sacudió siendo liberada de golpe, presemen goteó en el piso.
Con sus dedos, el mayor estiró la piel fruncida de mi ano, tocó las paredes internas y golpeó con maestría la próstata en mi interior, solté un gruñido de satisfacción.
—Estas muy apretado hijo, hace mucho que no te rompen el culo como se debe, tranquilo, papá te ayudará antes de que vayas con tu hermano mayor—habló mi padre abriendo con sus manos mis nalgas, dejo expuesto mi culo y acercó su rostro.
Pasó su lengua por la carne expuesta causandome un escalofrío, mis músculos temblaron mientras mi polla palpitaba de excitacion.
El aliento húmedo y caliente del mayor impregnó mi culo, metió su carne bucal en mi ano limpiando las paredes internas, dobló la punta de la lengua para golpear mi próstata dos veces, un chorro de presemen salió de mi verga.
Sonidos de succión y gruñidos era lo que se escuchaba en la habitación, mi voz era áspera mientras apretaba mis manos en el suelo, cerré los párpados recordando mi niñez.
Las sensaciones eran las mismas, mi padre lubricando mi agujero para ser profanado por él como tantas veces, en ese tiempo era un chico de ocho años con una adoración por el hombre que me crió, sin embargo ahora esa adoración se había transformado en un profundo amor y respeto.
—¡Papá!—Dije en tono áspero, el mayor sacó su lengua de mi culo escupiendo saliva en la zona.
—Hijo mio, se paciente, pronto recibiras todo de mí y sabrás cuanto te quiero—comentó el hombre volviendo a hundir su rostro en mis nalgas.
Fruncí el ceño percibiendo la carne palpitante de su boca explorar con parsimonia cada rincón de mi ano, chorros de su saliva eran introducidos en cada succión mientras usaba su lengua para lubricar.
Mi cuerpo se tensó y un deseo abrumador se coló en mi mente, agarré mi verga erecta con una mano, masajeandola.
—¡Padre ¡Por favor! ¡Estoy listo! —Rogué con la mirada vidriosa, una profunda tristeza se alojó en mi mente al sentir otra vez el placer que me daba.
«Cuanto extrañaba su tacto, el calor de su cuerpo, su voz calmando mis nervios, aún de adulto no puedo olvidarlo, mi cuerpo le pertenece, siempre lo hará» pensé masturbandome con fuerza, mi glande estaba dolorosamente lleno de sangre tornandose morado, las venas en mis músculos se hincharon sintiendo como mi sangre hervía.
El mayor sacó su lengua de mi culo con un sonido de chapoteo, luego estiró su cuerpo tonificado para alojar su carne palpitante en la línea entre mis nalgas.
—¡Ha llegado la hora hijo mio! ¡Recibe todo el amor de papá! —Con la voz ronca, mi padre alineó el glande de su mástil de carne en mi culo, forzó su entrada sin problemas penetrando cada parte de mi ano con su herramienta viril.
—¡Papá! —Gruñí bajando la cabeza, mi mano seguía masturbando mi hombría mientras recibía toda la polla de mi progenitor.
La nostalgia me invadió.
Tenía la misma postura, el mismo hombre follandome, nada había cambiado, seguía amándome como él solo sabia hacerlo, y yo era feliz con eso.
Golpeando su pelvis con mis nalgas el mayor soltó un suspiro de alivio, miró con orgullo como mi culo se tragaba su mástil de carne y sonrió.
—¡Realmente eres mi hijo! ¡La verga que te crió sigue entrando en ti! Resiste un poco más Ryan, papá debe divertirse un rato—habló el hombre detrás mio, sus manos tomaron mis caderas friccionando su piel con la mía, negro con negro se fusionaron en uno.
Con un estiramiento de pelvis la mitad de su polla salió de mi culo, solté un suspiro de alivio antes de que volviera a llenarme con su hombría.
El choque de pieles fue glorioso mientras su semblante se tornó cálido, aquellos ojos brillaron con un cariño especial mientras su cuerpo se amoldaba en el mio, como si yo fuera una parte más de él.
—Recuerdo la primera vez que recibiste mi verga Ryan, todavía eras un bebé, a pesar de haberte preparado durante una semana tu ano no pudo aguantar, estuviste sangrando todo el tiempo mientras te follaba, tus gritos de dolor me hicieron llorar esa noche, pero debía ser fuerte, por ti, por mi, no podía soportar el verte cada noche sin recibir todo el amor que podía darte ¿Puedes perdonarme hijo? —Murmuró el mayor con lagrimas en los parpados, mis ojos se volvieron vidriosos mientras lloraba en silencio, mi cuerpo tembló recibiendo aquella hombría en cada arremetida.
—¡No hay nada que perdonar padre! ¡Hiciste lo correcto! ¡Te agradezco todo lo que has hecho por mí! ¡Sin ti no sería nadie! ¡Por favor sigue amándome como lo haces ahora! ¡No te olvides de mi cuando me vaya! —Supliqué con la voz ahogada, mi mano dejó de masturbar mi miembro, busqué a tientas los testículos del mayor y los acaricié, escuché un gruñido de mi progenitor.
—¡Lo haré! ¡Siempre! ¡Hasta el día que me muera! ¡Tú eres mi hijo Ryan! ¡Yo siempre seré tu querido padre! —Con la voz ronca y lagrimas en las mejillas el mayor se acercó a mi rostro, puso su abdomen en mi espalda tomando mi rostro decaído, pasó su lengua por mi rostro limpiando la zona, luego juntó sus labios con los míos.
Gemí sintiendo su lengua devorar mi boca, su verga seguía follandome con fuerza mientras un lucha entre los dos se daba lugar, ambos nos resistiamos a ser dominados, pero al mirar aquellos ojos tan amables y llenos de amor, decidí rendirme.
Dejé que sus labios expertos se amoldaran en mí, enredé mi lengua con la suya en una danza erotica mientras nuestra saliva era compartida.
El golpe de pieles producto de su pelvis chocando contra mis nalgas aumentó, estiré su escroto ganándome un gruñido de su parte.
—¡Que atravieso eres!—Murmuró entre besos el mayor, continúe el contacto de nuestros labios mientras sentía como su polla se restregaba en mis paredes internas, el calor que irradiaba era sofocante, casi podía jurar qué estaba quemando mi piel.
Ambos nos separamos con un resoplido, respiramos pesadamente el aliento del otro y admiramos nuestros cuerpos.
Mi padre seguía siendo tan fuerte como lo recordaba, sin embargo, esta vez no era un niño pequeño que su cuerpo podría cubrir sin esfuerzo, ahora era un adulto de igual tamaño con músculos en cada parte de mi ser, no obstante, para el mayor, nada había cambiado.
Todo en mí se doblegó a su figura, mi culo lo recibió gustoso y mis labios picaban por besarlo, miré su rostro tensarse sabiendo lo que vendría.
—¡Es momento hijo! ¡Recibe la leche de papá! — Con un rugido gultural el mayor lanzó tiras tras tiras de semen en mi culo peludo, los pliegues de mi ano se tragaron cada gota, solté un gruñido antes de agarrar mi polla, la masturbé con fuerza mientras sentía las palpitaciones de la verga de mi progenitor todavía en mi.
Con un fuerte gruñido me desleché, semen caía de mi polla hacia el suelo, estaba cansado, pero levanté la mirada al ver a mi padre sacar toda su hombría de mi culo.
Se levantó dejándome en el suelo y exponiendo su cuerpo fornido, admiré cada detalle, desde su espalda ancha, glúteos firmes, piernas fuertes, brazos gruesos y manos grandes.
Del cajón de su escritorio sacó un plug anal, me miró con una sonrisa antes de meterselo a la boca, lubricó el juguete sexual con su saliva antes de retirarlo.
Agarró mi cadera y alineó el objeto en mi culo, con un poco de fuerza introdujo el aparato haciéndome estremecer.
—Lleva esto contigo durante el viaje a la base militar, necesitarás mantener tu culo bien abierto para cuando te veas con tu hermano mayor Constantine ¡Se fuerte Ryan! —Consoló el mayor con una sonrisa, asentí con la cabeza levantándome del suelo, me subí el bóxer blanco y estiré los músculos resentidos de mi cuerpo.
El mayor se fue a su escritorio y se acomodó en su silla.
—Ve a tu cuarto y guarda tus cosas, el auto llegará a recogerte en media hora, llama a Tobias a mi oficina, debo hablar con él para asignarle un nuevo hombre ¡Adiós hijo! ¡Te amo! —Habló el mayor con la voz suave, me puse firme ante sus palabras.
—¡Yo también te amo! ¡Adiós padre! —Dije en tono débil, me dí la vuelta y salí de la oficina.
Baje las escaleras con pesades en el cuerpo, un nudo se alojó en mi garganta mientras llegaba a mi cuarto, Tobias estaba jugando con su culo acostado en la cama.
—El jefe quiere verte, apresurate o te castigaran—dije forzando una sonrisa, el chico rubio se levantó de un salto y salió de mi habitación desnudo.
Cerré la puerta mientras lloraba en silencio.
«¡Debo ser fuerte! ¡Ya no soy un niño! ¡Padre educó a un hombre! ¡Necesito actuar como tal! «Pensé limpiando mis lágrimas, caminé al armario removiendo mi ropa, debajo de mi cama saqué una maleta de viaje, metí todas mis cosas en ella mientras pensaba en como sería mi nueva vida.
«Constantine y yo nunca hemos sido muy unidos, en realidad, ninguno de los hombres que trabajan aquí ha tenido alguna relación cercana con él, después de todo, nosotros éramos huérfanos que vivían en esta casa a cargo de su padre, no compartimos ningún lazo sanguíneo, sin embargo, el jefe siempre nos cuido como sus verdaderos hijos, talvez como su hijo legítimo tenga cierto recelo por mí, debo prepararme para lo peor»medite.
Puse la ropa que me pondría a un lado cerrando la maleta, ya había terminado, solo era cuestión de cambiarme.
Mientras lo hacía escuche conmoción a fuera de mi habitación, la voz de Tobias era audible.
—¡No pueden separarme de Ryan! ¡Él es mio! ¡Yo lo amo! ¡Por favor! ¡Déjenme verlo! —Gritó el pequeño, suspiré terminando de vestirme, salí del cuarto notando al rubio ser sometido por uno de mis hermanos contra el suelo, niños curiosos miraban a lo lejos lo que pasaba, mi padre estaba cerca observando la escena molesto.
Tobias se fijo en mí y sonrió con lágrimas en los ojos, estiró su mano en mi dirección.
—¡Ryan! ¡Diles que no te iras! ¡Tú y yo siempre estaremos juntos! ¡Tú eres mio! ¡Yo soy tuyo! —Habló el chico con una mirada perdida, fruncí el ceño apretando mis puños.
Hice un gesto a mi compañero para que lo soltara, asintiendo el mayor dejo ir a Tobias quien se levantó con torpeza y corrió hacia mí, sin embargo antes de tocarme le di un duro bofeton en la cara, su rostro giró hacía un lado notando como su mejilla se teñía de rojo.
Cubrió la zona con una de sus manos y me miró con lágrimas en los ojos.
—Ryan ¿Porqué? —Preguntó dolido.
—¡Escucha con atención, Tobias! ¡Tú no eres mio! ¡Yo no soy tuyo! ¿Ves al hombre qué está alla? —Señalé con dureza a mi padre, el niño miró a donde apuntaba dilatando las pupilas, su pequeño cuerpo tembló al ver al jefe observarle molesto.
—¡A él le perteneces! ¡Todos aquí somos sus hijos! ¡Deja de actuar cono un niño berrinchudo y acata lo que te dicen! ¡Ahora largate de mi vista y disculpate con él!—Vociferé en tono áspero, el chico rubio retrocedió aterrado por mi actitud, se dio la vuelta y corrió hacía mi padre, el mayor se agachó con una mirada compasiva, recibió en sus brazos al pequeño que lloraba, exclamó algunas palabras de consolación antes de mirarme, asintió orgulloso de mi actuar.
Se levantó cargando al rubio y se fue a su oficina, le vi apretar el largo de su verga mientras susurraba palabras de amor al menor.
Cuando los perdí de vista fui a mi cuarto por mi maleta, caminé por el pasillo despidiéndome de los niños, cada uno me deseó buena suerte mientras un auto negro me esperaba en la entrada.
Mis hermanos estrecharon mi mano con una sonrisa.
—Nos vemos Ryan, llamanos cuando llegues—dijo uno de los hombres abrazandome
—Lo haré, gracias—respondí aceptando el gesto, nos separamos antes de continuar mi recorrido hasta la puerta del vehículo.
Bajé las escaleras escuchando las voces de los niños y mis compañeros despedirse, me di la vuelta observando el ventanal de la oficina de mi padre.
Un niño rubio estaba pegado contra el vidrio mientras un cuerpo tonificado estaba detrás de él estrellando su pelvis contra el trasero del menor.
Mi padre le follaba el culo a Tobias.
El niño rubio movió su mano diciéndome adiós, sonreí devolviendo el gesto, luego miré a mi progenitor quien bombeaba su verga en el culo del chico mientras me observaba, ya nos habíamos despedido en su oficina, no era necesario una segunda vez.
Subí al auto observando por última vez la casa, los pequeños agitaron sus brazos de un lado a otro, los adultos parados en la puerta esperaban que el vehículo arrancara, mientras tanto miré por última vez el ventanal de la oficina de mi padre.
Tobias estaba encima de la cintura de mi progenitor mientras él lo sujetaba de sus piernas, los pies del niño los tenía subidos hasta los hombros abriendo bien el culo del chico, toda su verga erecta se enterraba en aquel agujero infantil en embestidas furiosas.
Pronto, fui incapaz de ver nada, salí del recinto de la casona rumbo al aeropuerto, apreté mi verga erecta en mis pantalones, un recuerdo vino a mi mente.
«Espero ese pequeño bribon tenga su culo preparado, porque cuando llegue lo follare hasta quedarme seco» pensé con una sonrisa mórbida.
Continuará…
Gracias por haber leído, espero les haya gustado el relato tanto como a mi, si quieren charlar no duden en mandarme un mensaje a mi telegram.
Telegram:@AlexanderTL28.
El siguiente relato será sobre Fiesta de disfraces para niños traviesos.
Nos leemos pronto.
Qué hermoso, qué ternura de relato, hacerle la despedida a Ryan es una de las mejores ideas, la parte sentimental entre padre e hijo, la brusquedad del amor con el dolor, el toque sádico es la cereza del pastel, demasiado rico, demasiado corto, necesito más
La verdad es que toda la descripción del porqué hacen lo que hacen el padre con su hijo es deliciosa.
Que buen capitulo !! Me gusta como con un poco de disciplina el padre educa s sus hijos y los prepara bien espero que tobias aprenda a obedecer y que Ryan por fin se encuentre nuevamente a su niño que tanto le gusta y lo penetre salvajemente así mismo me gustaría que entre ambos hermanos violen al pequeño… impecable continuación de tu saga he tenido la verga parada durante todas tus lecturas. SALUDOS CAMARADA
Me encanta. Tus relatos y la forma q lo relatas desde otros personajes es buenísima de este relato puedes hacer otro de los comienzos del orfanato de negros la verdad genial siempre espero tus relatos me encantan !!!