Negros de buen corazón y buena verga VIII
Ryan finalmente llega a la base militar, sin embargo si quiere volver a tener el culo de su niño favorito, tendrá que someterse a la gran verga de su hermano Constantine. .
Ryan llegó a la base militar cuando el sol estaba en lo más alto del cielo, el ruido de los soldados ejercitandose y la maquinaria siendo transportada aturdió sus oídos, saludó a dos hombres negros uniformados que lo esperaban en la entrada.
—Debes ser el hermano del general, ven con nosotros, te llevaremos con él—habló el hombre de bigote estrechando su mano con el musculado, aceptando el gesto caminaron hacia el interior de las instalaciones.
Algunos ojos curiosos se fijaron en el porte de Ryan antes de volver a sus labores, recorriendo su vista por el edificio, el mayor pudo visualizar la eficiencia que había, cada actividad era hecha con responsabilidad y habilidad, casi como si los hombres del lugar hubieran perfeccionado su labor.
Curioso por el ambiente observó como pasaba de estar entre cuatro paredes a tener un extenso terreno con una casa de grandes ventanales, el reflejo de la luz solar hacia difícil ver desde afuera, pero en el interior Constantine pudo observar lo que hacía su hermano.
Apretó su agarre en las caderas de su niño mientras lo obligaba a tragarse toda su monumental verga, el chico movía su culo en círculos disfrutando de como ese pedazo de carne se impregnaba en su piel, la puerta fue abierta dejando pasar a Ryan con su maleta, los guardias se quedaron afuera haciendo guardia.
La decoración obstentosa fue lo primero que llamó la atención del hombre, cortinas doradas, retratos familiares y jarrones en pedestales estaban dispuestos en gran parte de los pasillos, una escalera de vidrio resistente llevaba hacia un segundo piso, pero el mayor no tuvo tiempo de seguir mirando, un carraspeó hizo que girará su cabeza hacia la izquierda.
Una sonrisa adornó su rostro al observar aquel cuerpo pequeño qué tanto extrañaba, el niño agitó su mano saludando mientras daba brinquitos encima de las caderas de alguien.
Ryan admiró la figura estoica de su hermano, sus piernas fornidas estiradas en el sillón como dos moldes de marmol indestructibles, luego seguía su pelvis llena de vellos oscuros que se hundian en la piel suave del menor, sus testículos descansaban con elegancia entre el pliegue de sus muslos y lo que debería ser su hombría había sido tragada completa por el culo del infante, sus abdominales marcados se estiraron mientras el mayor se inclinaba hacia él, sus pectorales duros e inflados se hincharon mientras dos pezones negros descansaban, sus fuertes brazos cubrían la figura del niño en su pelvis agarrando con sus grandes manos las caderas del chico.
El iris de color gris y el iris café se observaron, una intención devoradora hizo que Ryan bajara la mirada, aquel hombre que tenía sometido a su pequeño era más fuerte, su mandíbula estoica con esos labios suaves, su nariz perfilada, las cejas delineados y el cabello bien alineado era un símbolo de estatus, estaba ante un rey, uno con un ejército a sus espaldas.
Notando la debilidad del hombre, Constantine sonrió, sus labios se curvaron mientras sus ojos se estrecharon, esperó hasta que su hermano volviera a mirarle para moverse.
Ryan evitó sus ojos, pero si observó como el cuerpo negro de gran tamaño de Constantine se estiraba y amoldaba al pequeño niño que tenía, la piel blanca fue tomada mientras una verga de proporciones mostruosas era liberada de su agujero.
Centímetro a centímetro fue sacado haciendo que las pupilas de Ryan se agudizaran, su hombría empezó a despertar y un deseo intenso comenzó a invadirle.
Reconociendo cada gesto y mirada del hombre, el general se tomó su tiempo para liberar a su niño de su polla, la piel se estiraba mientras el calor sofocante se deshacia de la carne interna del chico.
El pequeño disfrutó de cada movimiento en su interior, una sonrisa adornaba su rostro mientras sus ojos anhelaban al hombre en la puerta, Ryan también quería acercarse, pero decidió esperar.
Cuando la punta del glande fue vista por todos, Ryan dejó caer su bolso, Constantine tomó al pequeño y lo acercó a su rostro, acarició los labios del niño con los suyos iniciando un beso caliente, ambos pares de belfos se amoldaron mientras compartían aliento, sus lenguas se abrazaron y suaves sonidos de satisfacción salían de sus bocas al ser liberadas.
Apretando el contorno de su verga Ryan se acercó, el general dejó de besar al pequeño y le ordenó qué esperara sentado, el chico hizo una mueca, pero aceptó.
Levantando la magnificiencia de su cuerpo quedó al descubierto el poderío que tenia en cada músculo, caminó hacia Ryan quien se detuvo nervioso, la figura del mayor caminó por los alrededores del hombre mientras sus manos tocaban ciertas zonas, analizandolas.
El iris de color gris se tornó oscuro cuando Constantine metió su mano en el pantalón de Ryan, buscó la hombría del hombre y la acarició, su hermano respiró excitado.
Después de comprobar su tamaño la soltó, movió su mano hacía el trasero hundiendo sus dedos en el pliegue entre las nalgas, un juguete sexual lo detuvo de meterlos en el ano del adulto.
Entendiendo lo que había, el general se retiró, hizo un gesto al pequeño para moverse.
Ryan recibió con alegría al niño en sus brazos, ambos se besaron anhelando la presencia del otro, Constantine observó todo sin decir nada, esperó hasta que el beso terminará para hablar.
Con una risa traviesa el niño tocó la entrepierna dura del adulto, Ryan sonrió, pero evitó continuar con el manoseo, bajó al menor mirando a su hermano.
—Ponté algo de ropa y ve a la enfermería con mis guardias, necesitó hablar algo con Ryan, cuando vuelvas podrán disfrutar del tiempo juntos—ordenó el general al niño con su voz grave, cada palabra causó un escalofrío en los presentes, el chico aceptó mirando una última vez a los adultos antes de correr a su habitación.
Constantine le hizo un gesto a su hermano para que lo siguiera, Ryan agarró su maleta caminando hasta llegar al segundo piso, abrieron la puerta de un cuarto bien ordenado, nadie parecía vivir en él.
—Aquí dormirás, si necesitas algo puedes buscarme o decirle a mis guardias—comentó indiferente el mayor, aceptando sus palabras Ryan entró, el general despidió al pequeño quien bajaba las escaleras, cuando notó que ya había salido de casa, sonrió.
Mientras Ryan se acomodaba Constantine cerró la puerta del cuarto, su hermano entendió lo que pasaría, era una práctica común en la casona.
Ambos hombres se miraron, esta vez Ryan no bajo la cabeza, Constantine agarró su cuello con una mano y acercó los labios de su hermano a los suyos, se quedaron a punto de besarse mientras sus respiraciones incrementaban, el palpitar de sus corazones se aceleró mientras un calor crudo impregnaba sus pieles.
Incapaces de resistir sus labios se tocaron, un deseo incontrolable los sumergió en la agonía de sus cuerpos, la musculatura de Ryan fue amoldada al físico magnanimo de Constantine mientras era desvestido.
Sus pieles desnudas se tocaron cuando la camisa fue retirada, sus pectorales chocaron mientras sus manos se agarraban de sus hombros y caderas, sus belfos se fundian en besos largos, mantenían el calor de cada uno mientras delineaban el contorno de sus bocas, el sabor de cada uno era compartido mientras sus ojos seguían mirándose.
Comprendiendo el poderío que tenían empezaron un vaivén de lenguas, profundizaron en la cavidad de cada uno probando cada rastro que tuvieran, Constantine pudo entender por el sabor de la saliva de su hermano que Ryan se había tragado el semen de su padre antes de venir, Ryan en cambio percibió la cantidad de veces que el adulto se había comido la boca de su pequeño.
Dejando que sus gruñidos inundaran sus oídos, sus pelvis chocaron, Constantine le bajo el pantalón, mientras Ryan ayudaba sacando sus piernas de la tela, quedando solo en calcetines.
Ambos hombres se separaron para admirarse, Ryan seguía incrédulo por el físico de su hermano, Constantine disfrutaba de ver la curva que tenía Ryan desde sus pectorales, pasando por sus caderas hasta su trasero, era un deleite para sus ojos.
—Date la vuelta y pegate contra la pared—Ordenó Constantine, Ryan frunció el ceño, pero acepto, hizo lo pedido exponiendo su culo, un plug anal evitaba ver su interior. El general lo sacó de un movimiento brusco admirando la humedad que había, semen seguía goteando mientras una textura carnosa invitaba a devorar ese agujero con su verga.
Alineó su polla mostruosa en aquel hueco acercando sus labios al oído de su hermano.
—Padre fue muy amable de prepararte, pero no lo suficiente—se burló el mayor introduciendo el glande, apretando sus dientes Ryan sintió como un pedazo de carne estiraba cada centímetro de su culo hasta el límite, la zona se tornó roja mientras el semen envolvia al intruso, lubricandolo.
Ryan cerró los ojos, respiró con pesadez mientras sus manos se apretaban en puños una risa seca acompañó la voz grave del general mientras hundía más de su polla en el agujero de su hermano.
Se había acostumbrado tanto a su pequeño que por un momento había olvidado la reacción natural que tenían otros a su polla, era grande, demasiado para muchos, pero para el general era perfecta, su mayor orgullo.
Disfrutando del contorno apretado del culo de Ryan, Constantine empezó las embestidas, solo un tercio de su verga había sido metida, pero por lo tensó qué estaba su hermano, no podría soportar más.
Ryan maldijo en voz baja mientras sentía como aquella monstruosidad le limpiaba el culo en cada vaivén, el glande golpeaba sus paredes internas al punto de marear, y al sacar aquella polla de su agujero sentía un vacío que deseaba llenar, eran sentimientos tan contradictorios que solo pudo quejarse.
Sus gruñidos acompañaron los resoplidos del general, a diferencia del sexo que tenía con su pequeño, esta vez era más brusco con sus estocadas, no le importaba dejar laceraciones en su hermano, solo demostrarle quien manda.
Ryan lo tenía claro, todo de él le pertenecía a su hermano a partir de ahora, podía disfrutar del pequeño tanto como quisiera, pero al final, debía rendirle cuentas a Constantine.
Aquel deseo se incremento ante la idea y ambos cuerpos se fusionaron en una danza de músculos, sus figuras se amasaban friccionando las pieles negras hasta tornarlas moradas, venas se hinchaban por el esfuerzo mientras el olor masculino se intensificaba.
Embriagados por el aroma que liberaban, los adultos aceleraron sus embestidas, Ryan movió su culo hacía la polla de su hermano, Constantine tensó sus piernas para dar mayor fuerza a sus penetraciones.
Con el culo rojo y fruncido Ryan sintió como el general se deslechaba en su interior, respiró pesadamente el poco aire limpio que había mientras observaba el desastre de sus cuerpos.
Bañado en sudor, con el pecho moviéndose agitado y su polla mostruosa llena de semen era la imagen que mostraba Constantine a su hermano, para el general Ryan tenía una figura fornida con unas curvas bien delineadas que invitaban a seguirlas hasta su trasero, en donde dos glúteos gordos escondían un agujero carnoso.
Se besaron una última vez antes de escuchar la puerta de la casa ser abierta y los pasos de un niño corriendo hacia donde ellos estaban.
La manija de la puerta se movió mientras alguien entraba, un pequeño niño de piel negra se mostró ante los dos adultos desnudos, Ryan sonrió al ver la cara de sorpresa del infante, Constantine frunció el ceño.
—Jonathan ¿Qué haces aquí? Vete si no quieres que te castigue—ordenó el general, el chico sintió un escalofrío en su cuerpo por la reprimenda, pero una mano le detuvo de irse, Ryan tomó al pequeño acercandolo a su cuerpo.
—No seas tan duro hermano, él no sabía nada, seguro aquí jugaba antes de que me instalara—comentó Ryan con el chico cerca de su polla erecta, el menor no dejaba de mirarla mientras tragaba saliva.
El general enarcó una ceja esperando que su hermano siguiera hablando.
—Sin mi pequeño aquí, estaré muy solo ¿No quieres ayudarme a sentirme mejor? Te prometo que seré suave contigo—susurró el mayor al joven besando la mejilla del chico, Jonathan se sonrojó antes de observar el semblante estoico de su padrino, al ver aquella verga monstruosa apuntar hacia él retrocedió asustado, se sintió seguro abrazando la pierna musculosa de ese hombre desconocido.
—Lo hare—murmuró el pequeño metiendo su rostro en la entrepierna del adulto, los testículos de Ryan se pegaron a sus labios mientras el menor aspiraba el olor rancio del mayor, Constantine sonrió curioso.
Notando el interés de su hermano, Ryan tomó al pequeño llevándolo a la cama, lo acostó suavemente bajandole el pantalón que llevaba, unas nalgas redondas deleitaron al mayor mientras estiraba la piel, un agujero rosado tierno estaba a la vista, por lo abultado que se veía se podía notar que había sido estrenado muchas veces, por lo que Ryan solo pudo maravillarse.
Acarició aquella carne suave antes de acercar sus labios al contorno, sacó su lengua lamiendo el interior, un suspiro se escapó de la boca del niño, Constantine observó como el cuerpo musculoso de su hermano se inclinaba para meter su rostro entre aquellos pliegues infantiles, devorando el pequeño ano.
Pasó la lengua por sus belfos cuando el culo de Ryan se mostró, la carne exterior era de un color rojizo mientras goteaba semen, dio unos pasos estirando sus músculos inflados y se agachó hasta estar a la altura de aquellas nalgas masculinas.
Abrió los pliegues exponiendo un agujero maduro y usado, el interior era una caverna húmeda de carne, un ligero hedor a semen llegaba a sus fosas nasales deleitando al general, escuchó los gemidos de su ahijado antes de acercar su boca al ano de Ryan.
Metió su lengua hasta el fondo escuchando un gruñido del adulto, una risa verbero en la estancia causando escalofríos al pequeño y al adulto encima suyo, la voz del general hizo que un deseo insaciable empezará a crecer en sus culos.
La humedad de la saliva y el aliento de la boca impregnó el agujero del chico, el placer era distinto al de otras veces, era más suave, intenso pero armonioso, no rudo y cruel.
Gimiendo, el menor observó a su padrino comerle el culo al hombre que se follaba su ano con su lengua, un brillo cubrió sus ojos.
«Tan grande, fuerte y caliente» pensó en un suspiro, Ryan sonrió, el pequeño lo había susurrado sin darse cuenta, Constantine también lo escuchó.
Jugueteando con las paredes internas, el general disfrutó de comerse el semen que su verga había dejado, limpió todo lo que pudo hasta que el sabor de su semilla era lo único que sentía, luego se levantó. Alineó su hombría aún cubierta de su deslechada anterior, con una embestida llenó el culo de su hermano hasta meter un tercio de su polla.
Ryan gruñó apretando sus manos en los glúteos del niño, el menor gimió mirando a su padrino, aquella figura estoica de gran tamaño se movía en un vaivén lento pero certero, estiraba cada musculo en una danza sensual, desde sus caderas, su pelvis y sus abdominales hasta llegar a sus pectorales que se hinchaban en cada penetracion.
Era un espécimen masculino bestial, como una pantera negra forjada para el sexo, su polla monstruosa era signo de su poderío mientras que su cuerpo era el templo por el cual podía maravillar al resto, sus ojos plateados se fijaron en su ahijado mientras taladraba el culo de Ryan, el chico se sintió intimidado por aquella mirada hambrienta.
Ryan seguía chupando el agujero del menor mientras sentía aquel pedazo de carne retorcerse en su ano, pasó su lengua por cada pared interna del menor hasta llenarla de su saliva, luego se separó resistiendo las ganas de acostarse y sucumbir a las sensaciones en su trasero.
Tomó las nalgas del menor mientras alineaba su verga erecta, el pequeño cerró los ojos esperando la penetracion, con un suave vaiven la polla del adulto entró sin dificultad en el agujero húmedo del chico, Jonathan se sorprendió al no sentir dolor, pero pronto no tuvo tiempo de pensar, el calor de la carne adulta empezó a embriagarlo.
Perdido ante el ambiente febril el chico se limitó a gemir en voz baja, su cuerpo estaba a merced de Ryan quien lo empujaba hacia su pelvis para profundizar las embestidas, mientras tanto Constantine lo tenía agarrado de las caderas hundiendo su gran herramienta viril con fuerza, ambos hombres se besaron disfrutando del contacto, el olor que desprendian pronto volvio a invadir la habitación, el más afectado fue Jonathan.
El chico estaba confundido, se sentía atrapado en un mar de emociones y el aroma le decía a su mente que estaba en las garras de dos bestias hambrientas, ya no podía escapar.
Llorando de placer, el menor hundió su rostro en las sábanas de la cama, Ryan aceleró sus penetraciones mientras Constantine ponía una de sus manos en los pectorales de su hermano, inclino su cuerpo hacia un lado y apoyo una de sus piernas en la cama, luego procedió a hundir más centímetros de su gran polla sacándole un gruñido al hombre, aguantando la carne palpitante, Ryan sintió como su culo se rompía, maldijo en voz baja mientras su piel ardía.
El general disfruto de meter más de su polla mientras se follaba el culo de su hermano.
Choque de pieles llenaba la estancia, el calor era infernal y el ruido obsceno que salía de sus labios era música para ellos, Jonathan gimió una última vez antes de perder la conciencia, Ryan se preocupo, pero Constantine lo sujetó para evitar que se soltara, acercó sus labios a su oído.
—Tranquilo, es normal, por eso siempre que tiene sexo ordenó que le duela, cuando es mucho placer, tiende a desmayarse—susurró el hombre, su voz ronca hizo que su hermano olvidara sus preocupaciones, aceptó lo que dijo el hombre continuando con sus embestidas en el culo del infante.
Siendo profanado mientras dormía se podía escuchar suaves gemidos del chico, Ryan sonrió mientras la gran polla de su hermano seguía hundiendose en él, la fuerza era tal que tenía que agarrarse de la cama para no caer y aplastar a Jonathan, Constantine reía divertido por lo que hacía.
Parecía un gato descubriendo un nuevo juguete, una pantera enterrando su polla en un nuevo agujero.
Ambos adultos se detuvieron cuando sonó el ruido de la puerta de la casa volver a ser abierta, escucharon pasos suaves mientras una voz los llamaba.
Esperaron espectantes hasta que de la entrada del cuarto se percibió una silueta, el mismo pequeño que les había robado el sueño estaba ante ellos, con un bote de lubricante en la mano, pero sobre todo, excitado.
Constantine sacó su polla de Ryan, rastros de heces estaban dispuestos, tomó una camisa que estaba tirada en el suelo y limpió su hombria con ella, luego acarició la cabeza de su pequeño, Ryan terminó de deslecharse en Jonathan antes de caminar a paso lento a donde estaba el niño.
El joven admiró a los dos hombres macizos enfrente de él, ambas vergas erectas apuntaban hacia él, sus ojos admiraron cada musculo hinchado y venudo, el sudor qué perlaba sus cuerpos, además del olor masculino que desprendian.
Sonrió tomando la puerta y cerrandola detrás de él, lo último que se vio fue la figura de un niño ser tomada por los cuerpos de dos negros dotados y musculosos.
Continuará…
Gracias por haber leído, deseo les haya gustado el capitulo tanto como a mi el escribirlo, si desean hablar pueden contactarme por telegram.
Telegram: @AlexanderTL28.
Quería anunciar que he vuelto al trabajo, por lo que no publicaré muchos relatos como antes.
El siguiente relato que publicaré será sobre Fiesta de disfraces para niños traviesos (Serán dos partes, por lo que lo menciono igual en este capitulo)
Nos leemos luego.
Extraño que publiques seguido, muy buen encuentro entre los 4 personajes, quiero toda la felicidad para Ryan, Constantine y sus niños