Perdí la cabeza por un nene de 13 – Parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mario888
¿Le gusta cómo me veo, señor? – Dijo Camilo con una voz femenina bajando las escaleras del sótano. El pequeño de 13 tenía puesto el traje de colegio de mi hija. Mi cabeza explotó en ese momento.
Para resumir lo que ocurrido en el primer relato: Perdí mi trabajo, tengo 45 años, me besé con el mejor amigo de mi hija, se llama Camilo, tiene 13 y esa noche me hizo una paja mientras le aplastaba el culito y le comía la boca.
Siento sus labios mientras le nene acaricia mi verga.
Mis manos aún se encuentran en su colita levantando su shorcito.
-Camilo… – respondo en un suspiro, tratando de calmarme y pensar con la cabeza fría y no cometer un error del cual me pueda arrepentir en un futuro -.
Es tarde.
Ve a dormir…
– ¿No me querías dar más lechita? – Me mira triste y haciendo un puchero.
No puedo resistirme más y lo beso fuerte mientras lo cargo e intento subir a mi cuarto.
Cuando estamos subiendo el nene se separa de mí y me dice mientras besa mi cuello: “Arriba, no.
María duerme.
Además creo que haremos mucho ruido si subimos”.
Miro a los ojos de Camilo mientras busco su boca, pregunto: “¿Quieres ir a fuera? ¿Es tarde pero creo que podremos encontrar un lugar donde estemos solos…?”
El pequeño sonríe mientras me besa.
-No.
Tengo un lugar mejor – Baja sus piernas, me toma de la mano y me guía al sótano.
Fue grande mi sorpresa al notar que el nene había preparado una especie de habitación allí abajo.
-A veces cuando usted está ocupado bajamos aquí con María – Toma mis brazos y los enrieda en su vientre, mientras levanta la cola para que sienta mi verga – Aquí jugamos muchas veces y nos maquillamos.
Había en el suelo unas mantas extendidas y velas aromáticas alrededor.
Camilo levanta la cabeza y empieza a besarme mientras se voltea y coloca sus brazos en mi cuello.
Tengo la misma sensación que tenía cuando perdí mi virginidad con mi novia de la escuela.
Empiezo a bajar su shorcito y aplastar fuerte ese culito que me tiene loco.
Muerdo sus labios suavemente mientras el pequeño hace lo mismo con mis boxers tocando mi verga que se encontraba durísima.
-¡Ya sé! – Grita el nene, mientras me besa la nariz – ¿Espérame aquí, si? Tengo una sorpresa más.
-Te espero, Cami… – El nene me besa y sube apresurado
Cuando Camilo sube las escaleras muchas dudas llegan a mi mente.
Mientras camino hacia las mantas en el piso, me cuestiono: “¿Qué estás haciendo, Miguel? No puedes hacer esto.
Es un niño, el mejor amigo de tu hija.
Tiene 13 años.
Eres el adulto aquí.
Debes detenerlo antes que sea muy tarde.
Guárdate la verga.
Hazte una paja y deja que Camilo vaya a dormir antes que sea muy tarde.
”
-¿Señor? – Una voz femenina interrumpe mis pensamientos.
Volteo y veo unos pequeños pies bajando las escaleras.
Era Camilo con las medias de colegio de mi hija.
Escucho la puerta cerrarse.
El sótano solo queda iluminado por las velas en el piso.
Baja y noto que la falda de mi nena, le queda corta, apenas y cubre ese culito que tiene.
Tenía la blusa de mi hija amarrada dejando ver su vientre.
Se había maquillado un poco.
-¿Le gusta cómo me veo, señor? – Dijo Camilo con una voz femenina bajando las escaleras del sótano.
El pequeño de 13 tenía puesto el traje de colegio de mi hija.
Mi cabeza explotó en ese momento.
– No quiero que se moleste con María.
No es su traje de este año, es de cuando tenía 12, me lo dio porque yo se lo pedí.
No se moleste con ella.
– Me dice mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
– ¿Por qué me mira así, no le gusto?
Me acerco lentamente y lo beso de la forma más tierna que puedo.
-Te ves hermoso, Camilo.
– No.
– Me dice y oculta su rostro en mi pecho – Camila, llámeme Camila.
¿Si?
Tomo su rostro y repito mientras lo beso dulcemente: “Te ves hermosa, Camila”
Acaricio sus muslos y siento su mano acariciando mi verga.
Trato de pensar de una forma madura, trato de pensar en como detener esto; pero se me hace imposible.
Me quito la camisa lentamente.
Me quito los zapatos.
Cargo a Camila y vamos hacia las mantas.
La acuesto delicadamente mientras beso su cuello.
El nene tapa con la falda su entrepierna.
Puedo notar los arreglos que le hizo al traje.
No paro de besarlo.
El aroma de mi hija está en él y la ropa que trae puesta, eso me pone más dura la verga.
Sus gemidos son adictivos.
Acaricio su culito lentamente.
Mi verga no puede con tanto y cada momento se endurece más en mis pantalones.
Me levanto.
Trato de quitarme los pantalones y Camila se arrodilla, preguntandome: “¿Puedo?”
Acariciando su cabeza le digo que sí.
Desabrocho mi pantalón y el nene se encarga del resto.
Me quita lentamente el pantalón y me quedo solo con mi bóxer, empieza a besar mi verga encima de mi ropa interior.
Nota que está un poco húmeda y empieza a saborearla mientras sonríe.
Baja lentamente mis bóxers y puedo notar una sonrisa que no se borrara en mucho tiempo de su rostro.
-¡Es enorme! – dice con un rostro sorprendido, apenas puede sostenerla en su mano, mientras la acaricia como puede.
-¿Por qué no la besas? – Pregunto de forma picara
-Sí, papi – responde y empieza a besarla con timidez, para luego lamer todo el tronco de mis 20 cm de verga.
Se me escapa un gemido y empiezo a acariciar su mejilla.
-No le tengas miedo, Camila.
Solo besala como si fuera una paleta.
Cuando termine de hablar el nene se la mete a la boca como puede, succionando fuerte como si el mundo fuera a acabarse.
Estaba en el paraíso sintiendo esos labios carnosos comerme la verga como si no hubiera mañana.
Mi cabeza va a explotar cuando el nene se lo mete hasta donde puede que es más de la mitad.
Me mira a los ojos como si pudiera hacerlo mejor e intenta meterla más.
Me mira como si pidiera ayuda para poder comerla toda.
Tomo su cabeza en mis manos y lentamente nuevo mis caderas.
Logramos meterla toda.
Camila me mira orgullosa y es cuando bombeo a un ritmo moderado dentro de su boca.
Aplasto fuerte su cabeza contra mi vientre y es allí cuando exploto.
De un par de abundantes chorros lleno la boca de Camila.
Ella cae pesadamente sobre su cola.
Camila tose fuerte es en ese momento cuando empieza a reír.
Preocupado y con la verga al aire voy a ver si se encontraba bien.
-Lo logré.
Lo logré.
¿Pude metérmela toda, no? ¿Papi?- sonríe orgullosa al verme
-Lo hiciste, mi amor.
– sonrio al verla tan linda, perfecta con los labios manchados de leche.
Limpio sus labios con mi pulgar y empiezo a besarla lentamente.
Mi verga vuelve a endurecerse, siento las manos de Camila.
La noche aún no ha terminado.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!