PLACER EN EL RANCHO DE DAVID PART 16
Justo en el momento en que llegaban a la orilla del rio, Javier y Manuelito, se toparon con dos personas que también salían de unos arbustos. .
Los cuatro, se quedaron viendo por unos segundos e intentaron ocultar su desnudes, pero esto era demasiado tarde, pues, ambos hombres se vieron rápidamente a la cara y sin reconocerse alzaron la mano para saludarse.
Por otra parte, Manuelito de inmediato grito muy eufórico las siguientes palabras “Alberto te estaba buscando, ven a este lado” en ese momento y ante la invitación que se le había hecho, el otro niño cruzó rápidamente hacia el otro lado del rio y ahí, ambos niños dejaron tiradas sus ropas en la arena y para jugar el agua en la orilla de ese rio.
En ese momento, cada uno de aquellos hombres fue a amarrar a su respectivo caballo, después, ellos también se metieron al rio, pero estaban un poco incomodos, así que ambos se vieron nuevamente y enseguida uno de los dos rompió el gran silencio diciendo ¡que hay amigo, mi nombre es Marcos! ¿Y tú?
Javier: ¡qué tal, me llamo Javier! ¡mucho gusto!
Marcos: “no te había visto” ¿no eres de por acá cerca o sí?
Javier: “no, que va” “yo soy de la ciudad, pero estamos trabajando en el rancho del señor David”
Marcos: “ah, ok” ¿y de que trabajas?
Javier: “soy albañil y le estamos construyendo una casita a Alex”
Marcos: “ah pues que bien he” ¿y cómo vas con la obra?
Javier: “muy bien, de hecho, ya estamos terminando”
Marcos: ¿faltara mucho por acabar?
Javier: “de hecho, terminamos en unos días, pero el señor David nos habló para que dé una vez le pongamos techo y piso” “así que nos quedaremos una semana más”
Marcos: ¡qué bien! ¡entonces estarás más tiempo por estos rumbos!
Javier: “claro” ¡así podré seguir disfrutando de las grandes maravillas que proporciona este magnífico rancho! (volteando a ver a Manuelito)
Marcos: ¡genial! ¡así podrás seguir cogiendo a Manuelito! “jajaja”
Javier: ¿qué? “pero” ¿Qué dices? (con cara de asombro)
Marcos: ¡tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo! (guiñando un ojo)
Javier: ¿me viste cogerlo? ¿o tú también te lo has cogido?
Marcos: “jajaja” “que va, a ese niño se me ha escapado, porque no hemos coincidido” ¡pero ya no será por mucho tiempo! (apretando su verga en el agua)
Javier: ¿y tú que haces aquí con el hijo del señor David? (pensativo)
Marcos: ¡pues lo mismo que tú! (llamando al pequeño Alberto) “jajajaja”
El pequeño niño inmediatamente acudió a su llamado y se paró frente a Marcos, el cual estaba sentado y sumergido en el agua, así que, Alberto preguntó ¿para qué lo había llamado? En ese momento, Marcos lo vio directamente a los ojos y le empezó a acariciar los abrazos, después, sin decirle nada y como acto seguido, sus dos enormes manos se posaron directamente en esas pequeñas y blancas nalguitas.
Alberto: ¡noooo, aquí no! (apartándose de aquel hombre)
Marcos: “pero” ¿Por qué dices que no? ¡si apenas te cogí! (sorprendido)
Alberto: “nooo, ahora no” “porque esta Javier y Manuelito” (tímido)
Marcos: “pues ahora te jodes” oh ¿acaso quieres que le vaya a decir a tu papa que me buscaste para que te diera verga por tu culito? (en tono amenazador)
Alberto: “noooo” ¡no le digas por favor! ¡se va a enojar mucho conmigo!
Marcos: “ok” ¡entonces tienes que hacer todo lo que yo te diga! ¡además ellos también vinieron a coger como nosotros y no dirán nada!
Alberto: ¿enserio no dirán nada? (temeroso)
Marcos: ¡verdad Javier que no le dirás nada al señor David!
Javier: “no, no” ¡yo no voy a decir nada! “jajajajaja” (inquieto)
Alberto: ¡ya vez! ¡ven y siéntate en mis piernas que quiero abrazarte!
Ante estas últimas palabras, Marcos separó las redonditas nalguitas de Alberto y en ese momento, Javier no perdió detalle de aquel hermoso culito, el cual tenía un color rojizo, se veía hinchado y además de él brotaba leche, pues no había duda alguna, de que aquel enorme hombre se lo acaba de coger.
El pequeño niño poco a poco se fue sentando en las piernas de Marcos, así que este, rápidamente le empezó a acariciar las pequeñas tetillas y prosiguió a pasarle la lengua por todo el cuello, de esta manera, a Alberto se le erizó la piel y de inmediato cerró los ojos por tan agradables caricias.
Marcos: ¡ya vez Javier, uno tiene que poner rigor con sus hembritas o no te van a complacer! (volteando a ver a Manuelito el cual estaba observando muy atento)
Javier: ¡sí, claro! ¡estoy viendo que ha quedado bien sumiso! (sonriente)
Marcos: “bueno” ¡es hora de irnos, pues ya se nos hizo un poco tarde!
Javier: “cierto, ya nos tardamos un buen rato” “jejejejeje”
Diciendo esto, Marcos aparto a Alberto de su regazo y ambos hombres se pusieron de pie, en ese momento, Javier no pudo evitar ver a aquella enorme verga morcillona, la cual, sin duda alguna, era demasiado grande a comparación a la suya.
En cambio, por otro lado, Javier rápidamente tapo con sus manos la erección que le había provocado aquel hombre y no era para más, ya que él acariciaba a ese pequeño niño de una manera tan excitante, que, en ese momento, su verga había reaccionado de inmediato, y entonces, esa situación había pasado de ser incomoda a ser demasiada morbosa.
Marcos: “jajajaja” ¿porque te tapas hombre? ¡si aquí todos somos machos! ¡bueno, solo tú y yo! “jajajajaja” (riéndose a carcajadas)
Javier: ¡cierto, pero me dio pena que me vieras con la verga dura!
Marcos: “no te preocupes por eso” ¡que mañana no te va a dar pena cuándo te vea coger! (en tono serio)
Javier: ¿qué? ¿coger? ¿cómo que me veras coger? (sorprendido)
Marcos: “pues si” ¡mañana nos vemos aquí a esta misma hora y nos cogemos juntos a estos dos putitos!
Javier: “pero” ¿cómo será eso? ¿Cómo los hacemos venir?
Marcos: “pues tu sabrás” ¡además no creo que ellos se hagan del rogar, pues les encanta que les metan la verga! “jajajaja”
Javier: “no puede ser, en que lio me quieres meter” (sorprendido)
Marcos: “en ninguno” “sino al contrario” ¡vas a disfrutar de estos ricos culitos! ¿o no te gusto cogerlo?
Javier: “este” “este” “eh”
Marcos: “ya no digas nada” ¡solo los cogemos y ya! “no va a pasar nada”
Javier: ¡ok, entonces nos vemos mañana! (estrechando las manos)
Aquel hombre partió muy a gusto en diferente dirección, así que, cuando los tres llegaron a la casa de David, los pequeños niños corrieron rápidamente a la cocina, pues sinceramente, ellos necesitaban recuperar la energía que habían gastado por haber satisfecho los deseos carnales de aquellos dos hombres.
Por la noche, Javier no podía dormir bien, pues había algo que le inquietaba y no sabía, “cómo actuar ante aquel acontecimiento que había presenciado con aquel hombre desconocido” y esto no era para más, ya que el temía por su integridad física, a consecuencia de lo que les habían hecho a esos pobres niños.
Al día siguiente, Javier y su padre empezaron a realizar sus actividades correspondientes, como de costumbre, después del desayuno, ellos descansaban un rato y posteriormente volvían a su jornada laboral, pero en ese momento, aquellos dos hombres vieron como Alex y Manuelito se acercaban hacia ellos.
Alex: ¡buen día señores! ¿descansando?
Javier: ¡buen día! ¡sí, apenas terminamos de desayunar! (tragando seco)
Alex: ¡qué bien! ¡buen provecho!
Javier: ¡gracias! (temeroso)
Milton: ¿se le ofrece algo patrón?
Alex: “sí, quiero preguntarle algo a Javier”
Javier: ¿dígame patrón? (Sudando mucho)
Alex: “pues el dueño del rancho vecino necesita de un trabajo y quiere saber el presupuesto” ¿puedes ir conmigo a checarlo por favor?
Javier: “pues la verdad, mi papa es el que sabe más de esto, mejor que vaya el” (evadiendo la invitación de trabajo)
Milton: “a caray” ¡si tú también le sabes, vete cabron y haces el trato si nos conviene! “jajajaja”
Javier: “está bien papa” (incómodo y temeroso)
Con la partida de aquellos hombres y el niño, Javier se puso muy pensativo y nervioso, pues pensaba, como le explicaría a Alex, que se había cogido a Manuelito, además, pensaba que Marcos iba estar furioso por no haber llegado a aquel lugar en el ya habían quedado.
Los minutos fueron pasando y entonces, como Javier aun no regresaba del rancho vecino, Milton tomó la decisión de irse a bañar al rio, así que, con toalla en mano y silbando, partió hacia aquel lugar lleno de mucha vegetación.
Pero, unos minutos después, cuando Milton estaba llegando al rio, él empezó a escuchar algunas palabras pronunciadas por una vos gruesa, las cuales venían acompañados de gemidos y jadeos de una vos fina e infantil.
Milton, al escuchar esto muy raro, de inmediato se puso en alerta y entonces, muy cautelosamente se fue acercando al rio, en donde se llevó una gran sorpresa, pues vio, una escena impactante que nunca jamás en su vida la había visto.
Alberto: “aaahhh” “aaaaahhh” ¡despacio!
Marcos: “shhhhhh” ¡tranquilo, que después te gusta y lo disfrutas! ¿o no?
Alberto: “siiii, me gusta” ¡pero hazlo más despacio!
Marcos: ¡bueno, si no quieres que te abra el culito con mis dedos, te meto mi verga de una vez!
Alberto: “noooooo” “así no” ¡así me duele mucho y por eso solo te aguanto la puntita!
Marcos: ¡bueno, entonces deja que mis dedos jueguen con tu culito, porque hora si te voy a romper completamente!
Alberto: “nooooo” ¡no la voy a aguantar toda! ¡la tienes muy grande!
Marcos: ¡claro que sí, hoy por primera vez te voy a romper completamente con mi verga y serás por siempre mi mujercita! ¿te gustaría ser mi mujercita?
Alberto: “siiii” ¡pero eso me va a doler mucho!
Marcos: ¡no Albertito, hoy no te va a doler! (riéndose)
Milton no podía creer lo que estaba viendo y escuchando, pero en ese momento se le abrió enormemente la boca, pues claramente escucho lo siguiente.
Marcos: ¡tu culito ya está casi listo! ¡en cuanto llegue Javier dile que te meta la verga, mientras tanto yo, voy a preparar el culito a Manuelito!
Alberto: ¡está bien! Pero ¿acaso ya no me vas a coger?
Marcos: ¡por supuesto que sí, pero primero quiero que lo haga Javier para que te abra un poco y después, él verá cómo te rompo completamente con mi pequeña verga!
Alberto: ¡pequeña, si esta enorme! ¡más grande que la de mi papa!
Marcos: “jajaja” ¡eso si no se y ni lo quiero comprobar! “dime” ¿te gustaría probarla un poquito? “digo” ¡en lo que llega Javier y Manuelito!
Alberto: ¡siiiii! ¡está bien, pero lo haces despacito!
Marcos: ¡lo que tu digas mi noviecita linda!
En ese momento, aquel hombre completamente desnudo acomodó al pequeño niño en posición de perrito, se lubrico muy bien la verga con abundante lubricante que saco de una botella e inmediatamente empezó a empujar su enorme miembro en aquel estrecho culito.
Milton no podía creer lo que estaba presenciando y aunque no podía ver el tamaño o si en verdad esa verga ya había entrado, el notaba como aquel pequeño niño se mordía los labios sintiendo placer o deseando más de ese macho, pero, en ese instante, Milton los interrumpió bruscamente, pues en ese momento, él fue asustado por una serpiente ratonera, la cual iba arrastrándose por donde él estaba.
Milton: ¡puta madre, pinche serpiente! (lanzando piedras y buscando algo para pegarle)
Marcos, inmediatamente lanzo al niño hacia un lado y entonces rápidamente se tiró en el agua para ocultar su gran erección y lo que estaba haciendo con ese niño, en ese momento, Milton se dio cuenta de lo que había pasado, así que no le quedo de otra que actuar normal, así, como si nada hubiera pasado o visto.
Milton: ¡buenas tardes!
Marcos: ¡buenas tardes, señor!
Milton: ¡ya refrescándose!
Marcos: ¡sí, pues está haciendo algo de calor!
Milton: ¡cierto, con este calorón cae muy bien una refrescada!
Marcos: ¡bueno, yo lo dejo porque tengo que ir a buscar unas vacas!
Milton: ¡está bien, suerte!
En ese momento, mientras Milton se desvestía, Marcos aprovecho para salir del agua, así que, en ese instante, Milton no pudo evitar observarle la verga, la cual aún seguía algo morcillona; por otra parte, Marcos se puso toda la ropa rápidamente e inmediatamente monto su caballo y se fue del lugar sin verle la cara a Milton.
Marcos no quiso ser grosero, si no que, en ese momento, el temió que Milton fuera hacer algún comentario del porque “él estaba solo con Alberto y los dos desnudos”, así que, en un instante, Marcos analizó la situación en la que estaba, por eso huyó rápidamente del lugar y dejo ahí al pequeño niño.
Milton no podía creer que ese niño estaba siendo cogido por ese hombre, entonces, ante esta situación y al meterse al agua, su cuerpo reacciono de diferente manera, pues de inmediato, él sintió demasiado calor y entonces se percató, de que llevaba tremenda erección.
Aquel hombre estaba muy excitado y aunque el agua estaba fresca, su virilidad no cedía, y no era para más, ya que la culpa lo tenían ese hombre que se había marchado y aquel niño que aún seguía desnudo frente a él.
Milton: ¡hola pequeño! ¿tú eres Alberto verdad?
Alberto: ¡sí señor Milton!
Milton: ¿te puedo hacer una pregunta?
Alberto: ¡sí señor!
Milton: ¿sabes qué me dijo Marcos antes de irse? (Mintiendo)
Alberto: “no” ¿qué le dijo señor?
Milton: “me dijo” ¡que te gusta que te metan la verga por el culito! (mintió)
Alberto: “nooooo” ¡no es cierto!
Milton: ¡yo sé que es verdad! “porque cuando llegué” ¡vi que te estaba cogiendo! ¿o no es verdad?
Alberto: ¡sí, si es verdad! (agachando la cabeza)
Milton: ¡no te preocupes, yo no diré nada! “solo quiero saber” ¿si te gusta que te cojan o ese hombre te está obligando hacerlo?
Alberto: “eh, pues la verdad es” ¡que si me gusta cuando me coge! ¡pero me lastima cuando es muy brusco y me duele mi culito!
Milton: “ok, ya entendí”
Al decir estas palabras, aquel hombre vio a su alrededor y ahí notó que a Marcos se le había caído algo, así que fue a recogerlo y posteriormente volvió a entablar conversación con el pequeño niño.
Milton: ¿y esto para qué es? (Mostrando él tuvo que había encontrado)
Alberto: “no se” ¡Marcos siempre me pone eso en mi culito y le pone también a su pene, luego me dice que es para que resbale con facilidad y no me lastime!
Milton: ¿y no te lastima? ¿por qué si tiene grande la verga?
Alberto: “a veces duele un poco, pero solo cuando es algo brusco”
Milton: “ah mira” ¡entonces si le gusta que le metan la verga! (hablando quedito)
Alberto: ¿Qué dijo Don Milton?
Milton: ¡no, nada! ¡dije que quiero ver si me dejas revisarte el culito!
Alberto: ¿y eso para qué?
Milton: “pues escuche a Marcos decir” ¡que hoy te iba a romper el culito! ¿quieres que le diga a tu papa que te revise el personalmente?
Alberto: “nooooo” ¡mi papa no se puede enterar de esto!
Milton: ¡no te preocupes! ¡yo no diré nada, solo quiero ver si no te hizo daño a tu culito! “te vayan a regañar tus papas”
Alberto: ¿en verdad quiere revisar mi culito? ¡pero estoy bien!
Milton: ¡solo quiero ver que estés bien! “recuerda que, si tu papa se entera, te van a regañar bien feo”
Alberto: “No, no, no” ¡mejor revíseme, señor Milton! “mi papa se puede molestar mucho”
Milton: ok, ¡ponte en forma de perrito para ver tu culito!
Aquel niño obedeció rápidamente, así que, en cuestión de segundos, él ya estaba en cuatro patas esperando a que Milton le revisara el culito.
Milton: ¡órale, sí que está demasiado rojo y muy abierto, he! (Sorprendido)
Alberto: ¿enserio señor? ¿Usted cree que me regañen mis papas?
Milton: ¡no lo sé, aún tengo que revisar más adentro! ¿Me dejas continuar?
Alberto: “sí, señor” ¡pero hágalo con cuidado!
Milton: “está bien” ¡entonces voy a meter mi dedo más chico para no lastimarte!
Ese pequeño niño, solo asintió con la cabeza para dar su consentimiento, de esta manera y de forma apresurada, Milton llevó su dedo índice a la entrada de ese agujerito y ahí inmediatamente comenzó a deslizarlo.
Ante este hecho, Alberto no se quejó en lo absoluto, entonces, Milton fue retirando su dedo hasta sacarlo completamente; una vez fuera, aquel hombre vio que su dedo estaba muy manchado con abundante liquido trasparente y resbaladizo, así que, se percató de que se trataba de algún tipo de gel para estimular el culito de ese niño.
Alberto: ¿estoy bien señor?
Milton: ¡no se! “no pude revisar bien” ¿me dejas meter de nuevo mi dedo?
Alberto: ¡bueno, pero apúrese por favor!
Milton: “solo será un momento” ¡ya voy a revisar de nuevo!
Con el morbo y la excitación al 100, aquel hombre no se percató de lo que estaba haciendo, así que, destapó el frasco que había dejado Marcos y dejo caer un poco en sus dedos indicé y medio, luego los fue introduciendo lentamente en el culito de Alberto.
En ese momento, el pequeño niño se estremeció un poco, pero no sintió ninguna molestia, pues en realidad Marcos había dilatado y lubricado muy bien a ese rico culito, el cual estaba listo para ser penetrado.
Alberto: ¿ya terminó de revisar?
Milton: “No, aun no” ¿te duele lo que te estoy haciendo? (Penetrándolo con los dedos)
Alberto: “nooo” ¡de hecho, se siente muy bien! “pero ¿cómo que ya se tardó mucho revisando mi culito?
Milton: “dime” ¿quieres que tus papás te regañen? ¿Si o No?
Alberto: “no, por favor” “no quiero”
Milton: ¡bueno entonces déjate revisar bien!
Aquel hombre continúo penetrando con sus dedos el culito dilatado de Alberto, pero, en ese instante, aquel hombre sintió la necesidad de probar ¿que se sentiría meter su verga en ese culito infantil?
Aquella idea descabellada, inmediatamente libero una gran cantidad de endorfina en el cerebro de aquel hombre, el cual, para este instante, ya tenía un fuerte porcentaje de excitación y deseo sexual.
Milton: “Albertito” ¡el dedo que te estoy metiendo es el más chico de todos y no alcanzo a revisar muy bien!
Alberto: ¿Cómo? ¿creí que ya había metido dos dedos? (sorprendido)
Milton: “claro que no” “no quería lastimarte y por eso solo metí este dedito” (mostrando su dedo meñique y mintiendo por supuesto)
Alberto: “ah” ¡con razón no me dolió nada” “jejeje”
Milton: “Albertito” ¿me dejarías meterte mi dedo más grande? “es que quiero revisar bien tu culito”
Alberto: ¡está bien Don Milton! ¡pero hágalo rápido porque puede venir más gente y nos pueden ver!
Mientras aquel hombre convencía al pequeño niño, su mano ya había exprimido una buena cantidad de líquido que guardaba aquella botella, entonces, al pedirle que se colocará nuevamente en cuatro patas; Milton aprovecho para lubricar su gruesa verga, la cual no dejaba de palpitar en sobremanera.
Milton: ¡Albertito! ¿ya es tas listo?
Alberto: “sí señor, ya estoy listo”
Milton: “está bien, si te duele me lo haces sabe” ¿entendido?
Alberto: “si, Don Milton”
Aquel hombre se acomodó en cuclillas detrás del pequeño niño, separó las piernas a una buena distancia y bajo la cintura a la altura perfecta, a la cual se encontraba el blanco y redondito trasero de Alberto. Estando todo a su disposición, aquel hombre ya no podía echarse para atrás, así que, continuo con el mandato que ejercía su dura verga y no su mente.
Milton estaba muy nervioso por lo que estaba a punto de hacer, pero nada podía detenerlo en ese instante, así que, mientras sentía la sangre hervir, él puso la mano izquierda en la pequeña cintura del niño para sujetarse y con la mano derecha, guio su lubricada verga hacia su objetivo.
La punta de aquella verga hizo contacto con aquel estimulado culito, pero, al momento de ejercer presión para enterrarla, esta se deslizo hacia arriba y no logro su objetivo, así que, Milton volvió a intentarlo una vez más y esta vez logro que la punta atravesar aquel estrecho esfínter.
Como impulso, Alberto apretó el culito para cerrarlo, pero fue imposible, pues en ese momento, Milton había clavado una pequeña parte de su dura verga y entonces, al sentir aquella rica sensación que ya le estaba proporcionando, él de inmediato continúo empujando su cintura para que su verga se fuera deslizando aún más hacia el fondo.
Con cada empuje hacia adelante, aquel culito infantil había logrado alojar la mitad de aquella verga adulta, la cual, debía medir 18 centímetros de longitud y mantenía un grosor considerable para una persona robusta de aproximadamente 170 de estatura.
Milton: “oh, Dios” ¡que increíble es esto! (excitadísimo)
Alberto: “señor”, “señor” ¿se encuentra bien? (intentando voltear a ver)
Milton: ¡no voltees! ¡y si estoy bien, estoy de maravilla! ¿y tú, te como te sientes?
Alberto: “pues bien” ¡siento el culito estirado, pero no me lastima su Dedote!
Milton: ¡perfecto, era todo lo que yo quería escuchar! (estremeciéndose)
Al escuchar estas palabras por parte de la boca de aquel niño, Milton continuó empujando su cintura hacia adelante, descansaba unos segundos y luego volvía a retomar el mismo movimiento (siempre empujando con firmeza hacia adelante).
Con cada centímetro que avanzaba el miembro de aquel hombre, este quedaba maravillado con la calidez tan acogedora, así como la humedad y estreches tan satisfactoria que envolvía su gran verga adulta, por esta razón y sin percatarse de sus límites, Milton dio una última estocada y con ella, su enorme pelvis se amoldo perfectamente a las redonditas nalguitas que poseía aquel pequeño niño.
Milton: “aaaaaaahhhhhh” ¡esto es maravilloso! (cogiendo al niño)
Alberto: “mmmmm” (girando la cabeza y observando a Milton)
En ese momento, niño y adulto se quedaron viendo directamente a los ojos por unos segundos, entonces, en ese instante, el pequeño Alberto bajo la mirada hacia su traserito y ahí contemplo, como sus redonditas nalguitas amortiguaban aquellas ricas embestidas que le estaba proporcionando la pelvis peluda de aquel hombre maduro.
Sin decir palabra alguna, aquel hombre puso ambas manos en la pequeña cintura del niño y de una vez, empezó a penetrarlo a su entero gusto, por momentos retiraba gran parte de su verga y luego la hundía completamente sin piedad alguna.
El pequeño niño al sentir estas fuertes embestidas, sentía como aquella enorme pelvis chocaba fuertemente contra sus nalguitas, así que, para dar mejor placer a su poseedor, Alberto coloco sus antebrazos en la arena, arqueo la cintura y dejo su culito expuesto para la total satisfacción de ese hombre.
Alberto: “mmmmmm” “mmmmmm”
Milton: “aaaaahhhhh” ¡Que rico culito tienes! “aaaahhhh”
Alberto: “aaaaaaahhhhhhh” (excitado)
Milton: “uuuffff” ¡tanto tiempo sin coger y te presentas tú! «mmmmmm” “que delicia”
El recto del pequeño niño estaba alojando completamente toda la verga de aquel hombre, el cual, disfrutaba con cada embestida, pues rosaba sus paredes sintiendo su la calidez y la estreches que envolvían a su gruesa verga adulta.
Al no tener auto control de si, Milton sintió una gran descarga de adrenalina, la cual inmediatamente le hizo saber, que pronto culminaría aquel acto sexual tan placentero, pues en ese instante, sus embestidas se intensificaron y sus enormes bolas peludas chocaban como péndulo en el diminuto penecito del niño.
Milton: ¡no puedo mas! ¡no puedo mas! “aaaaaaaaaaaaahhhhhhhh”
Alberto: “mmmmmmm” “mmmmm” (gimiendo de placer)
Las grandes manos de aquel hombre se aferraron fuertemente a la pequeña cintura del niño, luego, dio 3 embestidas fuertes y se quedó quieto derramando la gran cantidad de leche que tenía acumulada en sus enormes bolas.
Milton: “no jadas” ¡que rico culito me acabo de coger! “dime niño” ¿te gusto?
Alberto: “siiiiiii” ¡tiene un pene muy rico Don Milton!
Milton: “al contrario” ¡tú tienes un rico culito que quiero volver a coger!
Alberto: ¿me va a volver a coger ahorita?
Milton: “no hijo” ¡mis tiempos de coger a cada rato ya pasaron, pero por si gustas, para la noche ya estaré repuesto nuevamente!
Alberto: ¡claro que sí! ¡me ha gustado mucho su pene! ¡y en la noche iré a verlo!
CONTINUARA…
saludos amigos y seguidores, recuerden cualquier saludo, duda o sugerencia la pueden hacer en telegram @Angelblacks
Saludos cordiales hermano @Angelblacks, soy un fiel administrador de tus relatos en éste portal web hermano uff tú no sabes con cuántas ansias esperaba la continuación de éste relato hermano soy tú fans número 1 desde Venezuela hermano, té deseo mucho éxito en tú vida y un Porvenir llenó de bendiciones