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Gays

SELVA DE SEMENTO II

Ya conté la razón por la que me terminaron sacando de mi casa y que como pasé la primera noche durmiendo fuera de mi casa ¿qué fue lo que pasó después?.
Estaba comenzando un nuevo turno en el trabajo, había pasado casi una semana desde que mis padres me expulsaron de casa con solo una mochila en la que tenía un par de prendas, mi cargador, mi celular, una bolsa con el poco dinero que me sobraba de mi sueldo en la tienda y mi vibrador favorito que era una bala de 20cm con un grosor exagerado, ese se convirtió en mi compañero nocturno algunas de las veces que tenía que dormir en algún parque para conseguir que me diera sueño más rápido. Los miembros de mi familia continuaban alejados, el único que había intentado ayudarme fue un tio (el hermano mayor de mi mamá) quien de vez en cuando pasaba por la tienda para darme dinero, preguntarme como iban las cosas y prometerme que iba a tratar a convencer a mis padres de que me dejaran volver, así mismo, no le había comentado nada ni a mi novia ni a mis amigos para evitar que se preocuparan por mí. Las noches eran una de las cosas más peligrosas desde que había comenzado a ser un niño vagabundo de 13 años, sobre todo después de cuando me cogió Ulises, un proxeneta que, gracias a uno de sus ayudantes, consiguió que yo durmiera en su hotel que era uno de sus negocios donde prostituía a cualquier persona que llegara pidiéndole ayuda como forma de pago. Eso era algo que me aterrorizaba, había evitado volver a ese lugar porque sabía que Midas (el apodo que le habían puesto a Ulises ya que, según el, todas las personas que llegaban eran obligadas a ser prostituidas con gente que visitaba el hotel) buscaría cogerme de nuevo, y aunque sus 25cm de verga me habían encantado, no quise arriesgarme a que se aprovechara aun más de mí necesidad.

Tal vez se pregunten “¿y que dijiste en el trabajo?”, pues la verdad es que no le había comentado a nadie, el único que sabía era Don Jenaro ya que era un amigo personal de mi mamá desde que mis padres comenzaron a vivir en nuestro departamento mucho antes que yo naciera, por lo tanto, se enteró al día siguiente de que había pasado todo, pero lo mantuvo en secreto incluso para mí, hasta que una noche en la que me estaba encargando de cerrar la tienda junto con él, se me acercó

J- ¿Qué onda chamaco, podemos platicar?- me dijo, Don Jenaro era un hombre de unos 65 años aproximadamente, según me contó alguna vez que nos encontrábamos solos, en su juventud se dedicaba a jugar futbol de manera casi profesional hasta que tuvo un accidente de auto el cual le dejo jodida la espalda afectando la movilidad de sus piernas y truncando sus sueños futboleros, sin embargo, conservaba un cuerpo trabajado, eso era lo único que sabía de su vida personal -no había querido decirte nada porque respeto tu privacidad, pero se trata de un tema que me tiene sumamente preocupado- comentó en tono solemne -no se si lo sepas, pero he sido buen amigo de tus padres desde mucho antes que nacieras y me contaron la situación que esta pasando contigo, se que te corrieron de casa y sé que fue, en cierta parte, debido a Ruben- mire al suelo cabizbajo y apenado, pero aquel anciano me tomo de rostro suavemente para hacer que lo mirara de nuevo -no tengo la intención de regañarte, Eli, de hecho, le deje muy en claro a tus padres que lo que te hicieron estaba mal, pero en cierto punto también los entiendo, se que eres un desmadre chamaco pero eso no les da derecho a hacerte lo que te hicieron- me dijo tomando suavemente mi hombro dándome una sensación de tranquilidad que me hizo comenzar a llorar mientras el me consolaba acariciando mi cabeza, estuvimos platicando sobre cómo estaba pasándola (obvio, nunca le comenté lo que había pasado con Midas) y fue ahí que me dijo algo que me sorprendió -mira, has trabajado aquí por casi 6 meses ya y la verdad es que has sido de muchísima ayuda, así que quiero hacerte una propuesta, se que estos días no has tenido donde dormir ni asearte y yo tengo un lugar que te puede servir, ven- se levantó y me guio a la parte trasera de la tienda que era por donde salíamos a la calle cuando ya cerrábamos la puerta principal y me enseñó que, en esa misma zona había una pequeña puerta que llevaba a un pequeño cuarto de almacenaje que Don Jenaro había convertido en una habitación -este cuarto lo uso cuando quiero descansar pero no quiero ir hasta mi casa, lo que te quiero proponer es que tu vivas acá un ratito porque estoy tratando de convencer a tus papás de que te reciban nuevamente- eso me dejó sorprendido y, sin pensar en que era lo que tenía que dar a cambio acepte, cosa que hizo sonreír a mi jefe.

El trato era muy simple, mientras yo siguiera esforzándome en el trabajo, Don Jenaro me dejaría vivir ahí gratis hasta que lograra convencer a mis padres de dejarme regresar a mi hogar, fueron un par de días que en los que de verdad deje de preocuparme completamente por todo, respeté mi trato con don Jenaro al pie de la letra dando mi mayor esfuerzo en la tienda, aprovechaba que vivía en la tienda para abrir desde temprano, trataba de siempre tenerla limpia y hasta aprovechaba para siempre dejar todos los espacios vacíos con producto, gracias a eso, don Jenaro comenzó a darme un rato diario para descansar durante mi turno, todo iba de maravilla, pero una noche fui despertado a la mitad de la madrugada por unos fuertes ruidos en la zona de la tienda, fui a ver que estaba ocurriendo y me encontré con un par de tipos buscando cosas en la oscuridad, tome lo primero que tuve a la mano para intentar defenderme en caso de que fuera necesario y prendí la luz descubriendo que los invasores eran don Jenaro y Jaime, su socio (el es un señor de unos 50 años, medio gordo pero muy guapo y ayudaba a don Jenaro encargándose del inventario de la tienda, los pedidos de producto y pagando nuestros sueldos), los tres nos quedamos viéndonos en silencio

J- ¡Te dije que fueras cuidadoso, cabron!- le dijo enojado a Jaime quien, por accidente, había tirado una cerveza al piso, fue ahí que note que ambos venían medio ebrios y, al parecer, querían continuar la fiesta -perdona por despertarte chamaco, solo veníamos por unas cervezas, tu estate tranquilo- comentó mi jefe mientras caminaba a mi cuarto donde se guardaban todas las cosas de limpieza, pero cuando salió venía con la cara roja y no me quito el ojo de encima en ningún momento, le dijo a Jaime que limpiara su desastre extendiéndole la escoba, el recogedor y un trapeador, luego me tomo del brazo y me llevó a mi cuarto -Mira Elias, solo te quiero pedir que seas discreto con las cosas que dejas a la vista aquí, recuerda que cualquiera puede entrar y no quiero que me causes problemas- yo no entendía a que venía ese comentario hasta que vi que encima de mi cama estaba aun mi vibrador el cual había usado para jugar con mi culo esa noche para poder conciliar el sueño, me puse de mil colores por la pena y le pedí mil disculpas al señor, pero este solo me miró por un momento más y salió nuevamente con Jaime quien había terminado la limpieza.

Yo me quede acostado y comencé a llorar por la pena de que Don Jenaro viera esa parte de mi que hasta ahora solo sabían Ruben (el nieto de don Jenaro, 17 años y quien me desvirgo) y Enrique (uno de nuestros compañeros), quienes, directa o indirectamente, eran culpables de toda la situación que estaba viviendo al ser quienes, la noche anterior a que me corrieran de mí casa, me cogieran varias veces, pensé incluso en salirme de ahí pero de la nada escuche que la puerta trasera (la más cercana a mi cuarto) comenzaba a abrirse y alguien toco a mi puerta, me levante a abrir la puerta y vi que era aquel hombre que había visto mi intimidad, ninguno de los dos hablo, solo entró tambaleándose un poco y se sentó en mi cama, miro un rato al suelo en silencio hasta que me miró

J- ¿No te vas a sentar tu?- yo no sabía que hacer, pero me aseguré de cerrar la puerta de aquella habitación quedando solo con aquel hombre quien, en su ebriedad, comenzó a hablar -quería pedirte una disculpa, no debí haberte hablado como lo hice- me dijo un poco apenado -lo que tu quieras hacer con tu vida no me importa, solo me… sorprendí… pero también entendí muchas cosas- me miro fijamente y dijo algo que me dejó frio -Ahora entiendo porque te corrieron de tu casa, porque mi nieto de seguro te dio la cogida de tu vida- dijo mirándome, yo estaba paralizado

E- ¿Por… por qué dice eso, señor?- le dije nervioso, el solo me miró sonriendo y soltó una pequeña carcajada

J- No soy pendejo, niño, te corren de tu casa al día siguiente de que te quedaste a dormir con mi nieto porque llegaste oliendo a alcohol y marihuana ¿tu piensas que no sabía de que había tomado con Enrique la noche anterior? Solo fue necesario sumar 2+2- dijo abriéndome espacio en la cama e indicándome que me sentara junto a él, camine a la cama acomodándome junto a el como si estuviera hipnotizado, estaba mudo y no quería mirarlo a la cara pero el anciano volvió a hablar -mira chamaco, como te dije, no me quiero meter en lo que no me importa, solo deberías ser más discreto, esas cosas no se dejan por ahí- dijo poniendo su mano sobre mi muslo -me he dado cuenta de que siempre has mirado a mi Ruben con ojos de puto, y no te culpo, mi nieto tiene un cuerpo delicioso- dijo con un tono de orgullo -aunque tu no estas tan mal tampoco- menciono mientras sus caricias seguían en mi muslo, subiendo poco a poco hasta que sentí como la puso sobre mi pene el cual no me había dado cuenta que estaba durísimo, palpitando debajo de mi pijama, subí lentamente mi mirada para descubrir que aquel hombre tenia sus ojos clavados en mi de manera visiblemente lujuriosa, de la nada tomo mi rostro y me dio un beso suave pero cachondo mientras su mano pasaba de mi pene a mi cadera tomándola para ponerme sobre sus piernas mientras que la otra la puso sobre mis nalgas, podía sentir el sabor a alcohol en su boca mientras que un gran escalofrío recorría todo mi cuerpo, estaba excitado por la situación, pero lo detuve

E- Esto no esta bien, señor- le dije, el continuaba acariciándome el cuerpo lentamente

J- Mira Eli, ya me imaginaba que estas enamorado de mi nieto y ahora que sé que te cogió no me quiero quedar con las ganas- decía -solo quiero que me dejes probar tu culito una vez-

Miraba a don Jenaro confundido, considere el irme corriendo de ahí en ese momento, pero las caricias suaves en mi espalda y el suave movimiento suave de su cadera que me hacía sentir su erección enterrándose en mi culo, lo peor de todo es que la parte de mi que quería escapar comenzaba a ser dominada por mi excitación y calentura haciendo que, sin darme cuenta, mi cadera también comenzara a moverse lentamente haciendo que aquel duro miembro se enterrara mas y, gracias a que debajo de mi pijama no llevaba ropa interior, provocaba que mi placer me comenzara a dominar completamente a tal punto que, sin darme cuenta, aquel anciano y yo estábamos besándonos apasionadamente mientras que sus manos ya se habían encargado de liberar mis nalgas del pijama tocándolas y apretandolas a su antojo

E- Espere, don Jenaro- le dije separándome de él dejándolo sorprendido, me puse de pie y fui a apagar la luz dejando el cuarto alumbrado solamente por la luz de un faro de la calle que quedaba justamente frente la entrada trasera de la tienda -Solo prométame que Ruben no se enterará de esto- al oír mis palabras el solo dijo “lo prometo”, fue entonces que, ante su mirada, comencé a desnudarme lentamente haciendo que el hombre sonriera poniéndose de pie frente a mi para hacer lo mismo, cuando ambos quedamos completamente sin ropa el me miró sonriendo e incluso se relamió un poco los labios, yo me acerque a el lentamente y pude sentir como puso su mano en mi cadera y me jalo acercándome suavemente a él dejándome sentir el roce de su mano sobre mi piel desnuda, sentí su respiración lenta en mi cuello capturando mi olor para luego pasar su lengua suavemente haciéndome soltar un pequeño gemido, me separe de mi jefe por un segundo, sentía muchas cosas al mismo tiempo, nervios, placer, excitación, miedo, era un vuelco de emociones las cuales se intensificaban al ver la mirada, aquella mirada que me decía que me iba a hacer suyo y fue ahí que todo cambio, un roce accidental de mi muslo desnudo me dejo sentir su naciente erección y al bajar mi mirada quede sorprendido, mis manos lentamente la tomaron sintiendo como mi toque terminaba el trabajo, dejando lucir una verga enorme y palpitante, no creo que pueda volver a encontrar algo similar en tamaño a Midas y sus 25cm, pero don Jenaro se acercaba bastante, a sus 65 años cargaba una verga de unos 19cm, completamente blanca y con una circuncisión que dejaba ver un hermoso glande rosa. Me di cuenta que su verga, al estar completamente erecta, era sumamente gruesa y se llenó de venas de distintos tamaños, no pude evitar que mis manos se movieran solas sacándole un gemido

J- Uffff, chamaco, no sabes lo difícil que fue para todos esperar que Ruben se atreviera a cogerte, pero lo entiendo, eso pasa cuando estas enamorado- estaba atónito ante las palabras de aquel hombre -ahora quiero que pruebes la verga de la que aprendió todo- mire a don Jenaro sorprendido y el con una de sus manos me tomo de la nuca para jalarme hacia él y besarme cosa que correspondí haciendo que fuera algo lujurioso -ay, Elias, no tienes idea de lo mucho que voy a disfrutar esto- dijo mientras me acomodaba en la cama suavemente mientras mis manos comenzaban a pasear por su verga y sus testículos, dándome cuenta que mis caricias poco a poco comenzaban a sentirse cada vez más viscosas dejándome saber que don Jenaro estaba sumamente caliente, el me acomodó dejándome con nuestros penes rozándose, el anciano tomo mi pene de 15cm el cual palpitaba por lo excitado que me encontraba y comenzó a masturbarlo junto con el suyo, esa sensación me hizo soltar un pequeño gemido el cual lo hizo sonreír -que rico sonido ese- dijo mientras continuaba sus caricias en nuestros miembros.

Don Jenaro, incluso con su edad y estando ebrio, mantenía una erección que me parecía increíble, yo solo me podía dedicar a gemir y disfrutar del roce de su mano en nuestros penes los cuales estaban llenos de su liquido preseminal, pero se detuvo de la nada para comenzar a besarme nuevamente con la diferencia de que ahora lo hacía en mi cuello, mi pecho, mis orejas y todas las zonas erógenas que podías sacándome gemidos. Yo solo lo tomaba de la nuca apretándolo a mi cuerpo al mismo tiempo que mi cadera comenzaba a moverse sola rozando mi pene con el suyo, Don Jenaro se separó de mi dejándome sorprendido ya que sus besos comenzaban a bajar hasta llegar a mi pelvis, observó mi rostro en todo momento mientras que poco a poco comenzaba a lamer mi zona pélvica, paso su lengua suavemente por mis testículos bajando por mi perineo hasta que llegó a mi pequeño culo el cual se dedico a lengüetear sin piedad mientras yo me retorcía de placer

E- Ah, ah, espere, ah, don Jenaro- le decía mientras el me daba un beso negro que me tenía retorciéndome de placer mientras que su mano acariciaba mi erección la cual ahora esteba llena de una combinación de mi liquido preseminal y el de aquel anciano que estaba a punto de hacerme suyo, cuando estaba a punto de venirme me separé de el de manera violenta dejándolo sorprendido -lo siento, pero estaba a punto de venirme- le dije mientras trataba de recuperar mi respiración, él se levantó lentamente acercándose a mi

J- ¿Por qué no lo hiciste? Quiero verte disfrutar- dijo sonriéndome, pero lo detuve poniendo mi mano en su pecho

E- No, don Jenaro- le dije poniéndome de pie -aun no- me acerque lentamente a el y ahora fui yo quien tomo la iniciativa de besarlo de manera sensual pero tierna mientras mis manos regresaron a su miembro palpitante -acuestese- le dije suavemente, el me hizo caso sin dejar de sonreír ante mis acciones

Don Jenaro se acomodó en la cama con sus piernas abiertas mientras que yo hice lo mismo que él, bese su cuello, lamí sus orejas, lamí sus pezones, bajé por su pecho pasando mi lengua hasta que llegué a su erección, levante mi cara pero verlo a los ojos mientras poco a poco comenzaba a pasar mi lengua por su miembro sintiendo sus venas en mi lengua

J- Uffff, chamaco, que delicia- dijo acariciando suavemente mi cabeza y fue ahí que comencé a darle una mamada que lo hacía gemir mientras empujaba su cadera para que su verga llegara hasta el fondo de mi garganta, tuve un par de arcadas pero la verdad es que el sabor de ese miembro me tenía encantado -que rico la mamas, Elias- dijo mientras llevaba su mano de mi cabeza a mis nalgas comenzando a acariciar nuevamente mi ano, sin detener mi felación comencé a acomodarme hasta que quede con su cabeza entre mis piernas sintiendo como su lengua nuevamente exploraba mi culito haciéndome gemir con su verga dentro de mi boca, ambos estábamos perdidos ya en el placer que nos dábamos mutuamente

Tras varios minutos de ese placer mutuo, don Jenaro me tenía moviendo mis caderas mientras que sentía su lengua penetraba mi culo a su gusto, fue ahí que, haciendo uso de su fuerza, me separo de el haciendo que me acostara en la cama para quedar sobre mi con mis piernas en sus hombros, me miraba a los ojos con una sonrisa de oreja a oreja mientras sentía su grueso glande dando puntadas en mi culito el cual poco a poco comenzó a abrirse para recibirlo hasta que sentí como entraba completamente, debido a lo grueso que era solté un pequeño gemido de dolor pero eso no detuvo al anciano, quien utilizando su peso continuo su invasión en mi recto

J- Que culito tan rico tienes, me recuerda mucho al de Ruben- me susurro al oído mientras seguía empujando su cadera, yo la verdad es que no estaba escuchando nada porque me concentraba tratar de aguantar del dolor de aquella verga abriéndose paso por mis entrañas -aguanta, Eli, aguanta- me susurraba al oído cuando de la nada sentí un empujón que me causo un dolor indescriptible, trate de quitarme pero don Jenaro me impedía cualquier tipo de movimiento debido a que tenía su peso completamente sobre mi -listo putito, al fin te hare mio- dijo en mi oído

Don Jenaro se quedo quieto un rato mientras que me besaba la cara, las orejas y el cuello tratando de distraer mi dolor, pero de la nada, mi cadera comenzó a moverse sola de manera lenta y suave sintiendo como llegaba hasta el fondo de mis entrañas aplastando todo mi interior a su paso, fue ahí que don Jenaro me miró nuevamente sonriendo y comenzó a moverse lentamente con un vaiven que me provocaba un dolor mezclado con placer, yo apretaba mis ojos por la mezcla de sensaciones mientras que el movimiento de mi patrón comenzaba a ser más rápido y profundo, haciendo que ambos gimiéramos casi a gritos, pero de la nada don Jenaro se detuvo dejando su miembro en lo más profundo de mí, me tomo de la cadera y me dijo que abrazara su cadera con mis piernas, al hacerlo, me pidió hacer una serie de movimientos gracias a los cuales el quedó sentado en filo de la cama conmigo en sus piernas, mi propio peso fue el que hizo que su verga entrara por completo haciéndome gritar de placer

J- Que bueno que no se escucha nada fuera de aquí, me encantan tus gemidos de putito- me decía acariciando mi cadera, por puro instinto comencé a besarlo de manera desesperada mientras mis caderas se movían de arriba hacia abajo penetrándome a mi propio ritmo mientras que don Jenaro, a sus 65 años pero con una erección gordísima y palpitante, apretaba con fuerza mis carnosos glúteos -que envidia que mi nieto te haya desvirgado, pero lo bueno es que te dejó bien abiertito- decía mientras lamia mi cuello -¿ya cuantas vergas han pasado por este culito? No creo que solo lo hayas abierto con ese vibrador-

M- Esta es la tercera- le dije gimiendo mientras aun cabalgaba su verga mientras abrazaba su cuello -Ruben y Enrique habían sido los único en cogerme hasta ahora- le dije sin pensar mientras gemía en su oído, el con sus manos en mis nalgas, me impulsaba para sacarme lo más que podía de su verga para que luego mi peso hiciera que la verga se enterrara de golpe -que rico se siente, don Jenaro- era lo único que podía decir por todo lo que sentía

J- Igual tu culito, chamaco, estas bien apretadito- me decía lamiendo mi oreja suavemente -me encanta saber que me estoy cogiendo el culo que mi nieto desvirgo, ahora vas a tener su leche y la mía dentro de ti- decía mientras me hacía moverme más rápido cada vez sintiendo como sus penetraciones me llenaban, sentía como comenzaba a hincharse en mi interior -voy llenar tu culito con la misma leche que lleno a tu amado Ruben, putito- decía ahora moviendo también su cadera penetrándome más profundo y más rápido hasta que de la nada sentí como 8 chorros potentes de semen invadía mis entrañas -AHHHHHHH- grito apretando mi culo

Yo no podía dejar de temblar al sentir como llenaba a tal punto que me vine sin tocarme en su pecho llenándolo de mi semen, tantas sensaciones no me permitían ni hablar, solo me retorcía y sentía mi culo apretar esa verga en mi interior mientras las manos de don Jenaro fueron de mis nalgas a mi cadera enterrándomela hasta lo más profundo de mis entrañas, me quede en ese éxtasis que me paralizo hasta que sentí que como su miembro comenzaba a perder fuerza hasta salir a mi culo por si solo haciendo un sonido de *plop* mientras que su leche comenzaba a salir de mi ano

A lo pocos segundos perdí la conciencia mientras aun abrazaba a don Jenaro, no se cuánto tiempo abre estado desmayado, pero cuando desperté estaba solo en aquella cama y era más de las 8am por lo que estaba preocupado por no haber abierto la tienda, me vestí lo más rápido que pude sin tomar en cuanta que mi cuerpo olía aun a sexo, pero grande fue mi sorpresa al encontrar la tienda vacia y un pequeño recado en el mostrador, al leerlo vi que era de don Jenaro “hoy no abriremos la tienda ya que tengo que ir a ver unas cosas, así que tomate el día libre, te lo mereces” leí en el pedazo de papel, no pude evitar sonreír un poco, al fin tenía un día libre después de meses de trabajo arduo en la tienda ¿pero como podría disfrutarlo bien?

Pues bueno amigos, aquí otro relato más que espero hayan disfrutado, recuerden que pueden mandarme sugerencias y comentarios a mi Telegram @MMMercury, besos.

56 Lecturas/26 mayo, 2025/0 Comentarios/por MadreJack
Etiquetas: amigos, cogiendo, hermano, hotel, mayor, semen, sexo, tio
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