Sexo de los Dioses
Cada embestida se hacía con delicadeza, evitando asustar al menor, desde los dedos gruesos que amasaban las nalguitas hasta la manera de curvar la pelvis para reducir la fuerza de sus penetraciones, aquel espécimen masculino era un experto en cogerse al bebé al punto que parecía una danza erótica..
Como todas las noches el grupo de hombres vestidos de toga caminaron por las calles oscuras de Grecia, las antorchas apenas dislumbraban el camino que seguían, las estrellas eran su consuelo ante la ira de cualquier monstruo que pudiera atacarles.
Sonidos constante de pasos los llevaron hasta un rincón escondido en la ciudad, apenas siendo ocupado por un vagabundo borracho, el mayor del grupo tocó una puerta de madera, estat fue abierta.
«¿Qué quieren?» Cuestionó una voz grave en la penumbra, era difícil ver lo que había en el interior, pero los hombres sabían que era por seguridad, por tanto no se quejaron.
«Los Dioses nos han llamado, venimos a complacerlos «refirió un chico apretando su entrepierna a través de la tela de su toga, sus compatriotas hicieron el mismo gesto.
Apenas perceptible para el guardia de la puerta los dejo pasar.
Cerrándose la entrada con un tablón pesado siguieron a la figura hasta el interior de la casa de adobe, caminaron unos cuantos metros antes de percibir otra entrada, la luz pasaba por la rendija de la cortina.
Pasando de ella adaptaron su vista a la luz de las antorchas, el olor a afrodisíaco masculino, gemidos, gruñidos y el calor sofocante del pasillo junto a la testosterona en el aire provocó una descarga eléctrica en sus cuerpos.
«Ya se dieron cuenta que los pequeños están ocupados, si gustan pueden verlos en acción con un módico precio» hizo un gesto de la cantidad de monedas que quería el guardia, cada hombre dio lo pedido antes de entrar en una habitación de su gusto.
En el interior de la primera solo había una cama de madera con telas encima, lo primero que se veía era la figura Hérculea de un soldado de la ciudad, sus glúteos redondeados y parados, aquellos brazos fornidos, espalda musculosa y ancha que se contraía con cada penetración, el impulso de los pies en cada arremetida era acompañado por un gruñido, además del choque potente de pieles.
Sudor perlaba el cuerpo de aquel espécimen masculino que aceleraba el vaivén de sus caderas, la respiración se tornó errática y el olor a sexo impregnó con mayor fuerza la habitación.
Intoxicado por la escena el hombre de toga saco su verga para empezar a masturbarse, no podía evitar admirar el poder del soldado de piel bronceada, pero lo que más morbo le daba era a quien le entregaba todo su esplendor.
Un pequeño de 12 años, de cabello rubio platinado, de piel blanca cubierta en sudor, con los ojos cerrados, jadeante, era lo que más le encantaba al hombre, de vez en cuando podía escuchar sus gemidos y el como su agujero se tornaba rojo por la fricción.
El nene se movía con maestría siguiendo el ritmo de su semental, el cual solo se dejaba llevar por su bramura.
Mientras tanto en otra habitación dos compañeros de toga que habían llegado quedaron facinados por la orgía del recinto, la mayoría eran jóvenes, teniendo a un hombre mayor entre ellos quien les chupaba la verga con gula.
Los gemidos se tornaron gritos cuando empezaron a penetrarse, algunos practicaban la penetración doble, otros el sexo oral y anal, cada quien encontró a su gusto el disfrute de la orgia.
Por ultimo estaba un cuarto silencioso al final del pasillo, en el solo un hombre de toga entró y fue por recomendación del guardia.
Exceptico la figura accedió al recinto, no pudo evitar jadear al confirmar que la sugerencia era cierta.
Aparte de dos hombres recios y de gran panza penetrando a una chica de 4 años en una esquina, había una pequeña multitud de hombres masturbándose alrededor de una figura imponente que estando de pie follaba a un pequeño.
El hombre de toga jamás había visto a un ser de aquellas proporciones, era alto, muy alto, de ojos pardos, cabello rubio, mandíbula cuadrada, la piel bronceada se remarcaba en músculos que parecían bronce pulido, cada fibra en la piel de aquel espécimen masculino denotaba testosterona, desde las piernas fornidas de gran tamaño, sus hombros anchos con un delineado exuberante de fuerza, su bíceps enormes al igual que sus pectorales como dos muros impenetrables, aunque era raro de ver aquel hombre tenía cinco pares de abdominales.
Sin embargo, pese a quedar maravillado por la masculinidad del individuo, su sorpresa provenía de la monumental verga de 20 CM que en un vaivén lento penetraba el agujero de un bebé de 1 año.
Ver cómo aquel pedazo de carne venudo y rojo perforaba el ano del pequeño era hipnotizante, lo curioso era que el nene solo sonreía con cada roce de piel, sus manitas se aferraban a los músculos de su hombre mientras esté le regalaba sonrisas morbosas.
A pesar de no ser un sexo frenético la escena cautivo al hombre de toga el cual olvidó la razón de su estadia y decidió disfrutar de la vista hasta el final.
Cada embestida se hacía con delicadeza, evitando asustar al menor, desde los dedos gruesos que amasaban las nalguitas hasta la manera de curvar la pelvis para reducir la fuerza de sus penetraciones, aquel espécimen masculino era un experto en cogerse al bebé al punto que parecía una danza erótica traída por los Dioses.
El nene subía y bajaba constantemente soltando pequeñas carcajadas, luego de un tiempo sus risitas se convirtieron en pequeños suspiros, los ojos vivaces que tenían pasaron a ser nublados por las lágrimas, no obstante no era por que quería llorar, la expresión que tenía era placentera.
Su penetrador notó como el niño parecía haber caído en un limbo sexual y decidió aumentar el ritmo de sus embestidas, cuando el pequeño volvió a reír ajusto sus movimientos para no asustarlo.
El proceso se repitió múltiples veces, cuando el pequeño se acostumbraba a la velocidad y fuerza de su hombre caía en un estado de placer, lo cual aprovechaba la figura masculina para aumentar la intensidad del sexo.
La frecuencia cada vez fue más rápida y pronto el pequeño estaba perdido en un placer divino mientras su ano era brutalmente perforado por la verga del hombre fornido, sus testículos chocaban con las nalguitas del menor causando un sonido de pieles obsceno.
Gruñidos que el adulto libero fueron ignorados por el bebé el cual respiraba pesadamente, el color de piel del niño se volvió roja mientras sonidos salían de su boca.
El hombre de toga había perdido la cuenta de cuántas veces había liberado semen en esa noche, pero aún tuvo las fuerzas para una última mientras apreciaba como el sexo suave se tornaba crudo.
Aún era incapaz de aceptar que un nene pudiera soportar semejante hombría de 20 cm en su pequeño agujero de 1 año, pero a pesar de sus dudas la prueba estaba a su vista.
La verga gruesa, larga y venuda friccionaba la entrada roja del bebé con cada embestida, la manera en que las caderas se movían en una danza lujuriosa, el como los dedos se ajustaban al cuerpo del menor para compensar su fuerza, la respiración del adulto que regulaba para mantenerse cuerdo, los músculos que se contraían con una perfección dignas de una máquina, una máquina hecha para el sexo.
Eso es lo que pensó el hombre de la toga cuando admiro la figura masculina delante de él, no cualquiera podría someter a un bebé a su voluntad sin causarle dolor.
Sabía que esto solo podría ser obra de los Dioses, estaba seguro que esa figura fornida quien con habilidad y destreza se follaba al bebé era un Dios, el Dios del sexo.
Contuvo el aliento mientras veía como su figura de adoración terminaba eyaculando en potentes chorros de semen, lo sabía por como el bebé se removió incómodo durante un momento y el como líquido blanco caía por montones del ano del pequeño, una sonrisa satisfecha acompaño al adulto antes de sacar su verga con delicadeza, un gran agujero rojo fue mostrado por parte del culo del niño, las paredes de carne se contraían en fuertes espasmos mientras soltaba la leche masculina a borbotones de su interior.
El Dios del sexo beso la frente del niño antes de cubrirlo con sus fuertes brazos en un manto protector.
«Agradezco que te hayas quedado hasta el final, no muchos pueden» se jacto el hombre fornido limpiando el sudor de su frente con una de sus manos, al hacerlo parte de su axila olorosa se mostró la cual tenía varias tiras de pelo.
«¿Quién eres tu? ¿Cómo hiciste todo eso?»habló el hombre de toga después de un rato de reflexión, guardo su verga morcillosa en sus ropajes, aunque tenía la certeza de que tendría otra erección si seguía de frente de aquella máquina de lujuria.
«Solo vengo aquí como favor de un amigo, si preguntas sobre este pequeño de acá» la figura fornida le dio un beso al niño dormido en su brazo izquierdo «Es mi hijo, llevo perfeccionando mi técnica desde que descubrí el placer del sexo con menores, él afirma es mi mayor orgullo y muestra de que los Dioses han cumplido mi deseo» confesó con una sonrisa mórbida el adulto.
«¿Qué deseo?» Cuestionó el hombre de toga, la figura masculina camino hasta estar a un metro de tocar a su espectador, puso su mano derecha en su hombro y acercó sus labios al oido de su acompañante.
«Ser el Dios del sexo, la máquina perfecta para expresar la lujuria divina, me llamo Adonis, y este es mi hijo Eros, hasta la próxima Filósofo» murmuró con voz ronca el adulto, luego se dio la vuelta saliendo por otra puerta de la habitacion.
Perdido en sus pensamientos el hombre miró a su alrededor antes de darse cuenta que estaba solo, miró su entrepierna despierta antes de jurar en su corazón.
«Prometo por mi nombre que serás mío Dios del sexo, tu y tu hijo lo serán» dijo el hombre de toga antes de salir y buscar a sus amigos.
Continuara…
Me puso la verga bien tiensa.tu relato
Wooow que relato me puso la verga tiesa
excelente este relato !!
como también, casi perfecta tu serie de relatos de la «escuela»
casi perfecta, porque esta ubicada en géneros de fantasía y demás, que no estoy de acuerdo, porque es detallada y da a entender algunas cosas, que no concuerdan con eso de fantasía y demás, ademas otra falta que tiene a mi parecer, es que le faltaría agregar algunos detalles, que condimenten un poco mas, tan agradable y excitante lectura
sigue así, eres un escritor muy bueno, de los mejores que he leído en esta pagina