Soldados con buen armamento I.
Mi padre quedó desnudo apoyando su cuerpo en el escritorio, su fisionomía dominante captó mi atención sin dejar de masturbarme, el me observaba con gula esperando que terminara mi trabajo. «¿Cuánto tiempo fingiras que no quieres mi pedazo de carne? ¡Ven aquí inmediatamente cadete!»ordenó.
Caminé por los extensos pasillos de la base militar escuchando órdenes y gritos, el ambiente era sofocante, calor se alojaba en mi cuerpo causando que sudor perlara mi piel, la ropa se adhería a mis extremidades provocando incomodidad.
Llegue a la oficina de mi padre escuchando su voz demandante desde el otro lado de la puerta, saludé a sus oficiales quienes custodiaban la entrada antes de pasar.
Ignore los gemidos del chico de 8 años que estaba en cuatro en el escritorio y era penetrado salvajemente por mi progenitor.
«Mauricio ¿Ya terminaste de jugar con tus amigos? Espera termino este trabajo y te atiendo» exclamó el musculoso hombre hinchando las venas de su cuerpo, su barba afeitada con aquella mirada estoica hizo que sonriera lujurioso.
Me senté en el sillón de la habitación observando con atención las expresiones de placer del joven quien recibía gustoso la hombría de su general.
«¡Sigue moviendo tu culo puta! ¡Complace a tu macho como se debe!» Exigió mi padre mordiendo la oreja del menor.
«¡Sí señor!» gimió el chico acelerando el movimiento de sus caderas contra la pelvis del mayor, saque mi pequeña verga erecta masturbandola.
Con unas embestidas rápidas escuché los jadeos de ambos antes de disminuir sus arremetidas, se dieron un beso apasionado antes de separarse.
«¡Vete a bañar! ¡Hueles a zorra!» Dijo mi progenitor nalgeando los glúteos de su inferior, el chico le guiño el ojo vistiéndose, con un gesto de respeto se despidió dejándome solo con mi familiar.
Mi padre quedó desnudo apoyando su cuerpo en el escritorio, su fisionomía dominante captó mi atención sin dejar de masturbarme, el me observaba con gula esperando que terminara mi trabajo.
«¿Cuánto tiempo fingiras que no quieres mi pedazo de carne? ¡Ven aquí inmediatamente cadete!» ordenó con voz ronca el adulto agarrando su verga semierecta, asentí emocionado bajandome del sillón, me arrodille ante el dejando que golpeara su envergadura en mi cara.
«¡Chupa! ¡Quiero que la dejes limpia!» gruñó agarrando unos documentos de su mesa de trabajo, mientras metía su glande en mi boca escuché sus murmullos en desaprobación, dejó los papeles a un lado para tomar su teléfono.
«¡Erick! ¡Trae a Isaac enseguida antes de que te castigue por tu incompetencia!» deje salir un gemido cuando escuché el fuerte sonido del teléfono golpear la mesa, con maestría mi padre tomó mi rostro hundiendo su verga en mi boca, deje que me follara a su gusto para que liberara estrés.
La puerta de la oficina se abrió, el mayor dejo de cogerme alejándose de mi, respiré con fuerza observando quienes habían entrado.
Un chico rubio de ojos verdes menor que yo caminaba con miedo por la estancia, detrás suyo un hombre corpulento de mismo color de cabello y ojos le vigilaba.
Cerrando la puerta, el menor miró el cuerpo tonificado de mi progenitor con miedo, se dió la vuelta negando con la cabeza.
«Hermano, no quiero otro castigo, me duele mucho» lloro el joven, entorne los ojos por lo que escuchaba.
«¡Haz caso a lo que dice el general!» dijo el hombre con voz autoritaria, mi padre recorrió con la mirada al pequeño antes de tocar su rostro.
«No olvides que aquí el macho alfa soy yo, todos ustedes son mis putas ¡Quítate la ropa y abrete de piernas!»ordenó el adulto acercando su rostro al del joven, el chico asintió con lágrimas en los ojos.
Ignorando lo lento que se movía mire con interés la figura musculosa del hermano, este pareció entender lo que quería porque asintió apretando el bulto de su entrepierna.
«Iré a jugar un rato con el mayor Erick papá, ten un buen día» cante con una sonrisa, mi progenitor levantó el pulgar ignorando mis palabras, sus ojos solo estaban fijos en el cuerpo menudo y blanco de su chico rubio, lo cual me hizo sentir celos.
Con un humor de perros salí de la oficina con Erick pasando al cuarto de al lado, apenas se cerró la puerta hundí mis manos en sus pantalones sacando su verga semierecta, el desabotono la camisa de su traje exponiendo su fornida figura, con gula me trage su hombria chupando con fuerza el tronco, un gemido ronco provino de el apretando mis cabellos.
Follando mi boca a un ritmo constante hice presión sobre la piel caliente de su pene causando una fricción placentera, cada arremetida era un gemido tras otro lo cual me llenaba de orgullo.
«No se qué tiene ese niño para que todos los soldados lo quieran coger, yo soy mejor en el sexo» pensé jugueteando con los testículos del adulto, este respiró con pesadez tensando sus musculos, semen se escurría por mi boca al deslecharse, lo cual me hizo sonreír gustoso.
Después de limpiar la zona, me quite el short que tenía dejando expuestas mis piernas torneadas y glúteos grandes, aquellas manos gruesas me agarraron de la cintura, a la altura del rostro de aquel hombre nos fundimos en un beso caliente mientras sus dedos perforaban mi ano, apenas se dió cuenta que estaba listo dejó que su maciza hombría me penetrara, un gemido ahogado salió de mis labios, unidos aún en una pelea para dominar al otro las embestidas fueron lentas, pero profundas.
Apretando las paredes de mi ano logré que el ritmo de las penetraciones se acelera y con un gruñido el adulto se resigno a dejar de besarme empezando un vaivén vengativo.
Sus ojos ardían mientras la fricción de nuestras pieles nos ahogaban en sudor, cada golpe era un logro y pronto nos fundimos en otro beso apasionado.
«¡Eres una droga niño! ¡El mejor calienta pollas de todos!» comentó el hombre cerrando los ojos, apreté sus hombros con mis manos acercando mis labios a su odio izquierdo.
«Entonces ¿Porqué no buscas tener sexo conmigo y no con tu hermano?» Dije, el apretó el agarre en mis glúteos hundiendo más su verga.
«Tu habilidad no se compara con el talento nato, hay niños que nacieron para ser las mejores putas, mi hermanito es uno de ellos, tu no» sentenció el mayor eyaculando en mi ano, molesto deje que chupara mi cuello dejando una marca morada.
Después de sacar su hombria se vistió y salió silbando, me quedé mirando a la puerta un buen rato hasta que escuche que me llamaban, me vestí saliendo del recinto.
Mi padre me esperaba afuera con su ropa de gala, ignore lo que me decía notando la fila de hombres que esperaban para entrar a su oficina, en un momento que se abrió la puerta noté la silueta de dos adultos cogiendo con brutalidad la figura delicada de un chico rubio, sus gemidos me encendieron y el sudor en su cuerpo le hacía ver cómo carne fresca para profanar.
Un sentimiento de malestar se alojó en mi pecho, pero lo ignore, mis ojos brillaron motivados.
«¡No me rendiré! ¡Haré que todos los hombres de aquí me quieran más que a él! ¡Lo prometo!» dije con determinación.
Continuará…
Gracias por haber leído, esta será la siguiente saga que escribiré después del desvirgador de mi familia y tradición familiar, si les gusta no duden en contactarme por telegram, siempre estoy atento a sus mensajes.
Telegram:@AlexanderTL28.
Hasta pronto.
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