Soldados con buen armamento II.
Saludé a mi amigo Michael de 11 años mientras montaba la verga del segundo oficial Martines, este sonrió complacido besando el cuello del chico..
Mire por el ventanal las habitaciones de los soldados, las puertas se encontraban abiertas pudiendo saber lo que hacían, desde hacer ejercicio, cambiarse de ropa, dormir, leer e incluso follar con alguno de los cadetes de mi edad.
Saludé a mi amigo Michael de 11 años mientras montaba la verga del segundo oficial Martines, este sonrió complacido besando el cuello del chico, retire la vista cuando escuché sus gemidos y recordé el motivo por el que estaba aquí.
«Sí quiero ser el más deseado de la base debo conocer los trucos que usa mi enemigo, la mejor forma es aprendiendo de la persona quién lo inicio, su padre» pensé tocando la puerta del mayor Hudson.
Una figura imponente salió del recinto observándome con suspicacia, sonreí inocente observando su entrepierna, luego metí uno de mis dedos en la boca, el soltó un gruñido bajo haciéndose a un lado.
«Pasa» habló con voz ronca, con rapidez accedí a su habitación la cual tenía un fuerte hedor afrodisíaco masculino, sudor y tabaco.
«¿Qué quieres niño?» Preguntó cruzando los brazos, su bigote se agitó en cada palabra y sus cejas se juntaron.
«Escuché que ha tenido problemas con su hijo y quería ayudarle» comenté quitándome la camisa, captando lo que decía el hombre sonrió revelando dos dientes de oro, abrió la bragueta de su pantalón antes de volver a su postura inicial, mientras me arrodillaba el me observaba con hambre.
«¿Y qué tienes pensado hacer para lograrlo?» Habló con tono ronco, dió un suspiro cuando su verga morcillosa fue liberada, presemen salía de su orificio el cual lamí gustoso, pase mi lengua por todo el tronco disfrutando del sabor salado.
«Es muy indisciplinado, siempre llora cuando recibe órdenes y no se deja dominar por sus mayores, es una puta difícil» gruñó el padre empezando un vaivén lento, su hombria despierta de un grosor admirable se amoldaban a mis labios en una danza erótica.
«Ya lo sé señor, por eso quería recomendarle un truco que usó mi padre conmigo» respondí metiendo toda su verga en mi boca y succionando con fuerza, un gemido ronco salió del hombre, luego dejé de chuparla quitándome el pantalon de vestir.
Me di la vuelta poniéndome en cuatro y abriendo mis nalgas, un agujero rosado con un pedazo de piel que colgaba de este se veía, las paredes internas de mi ano palpitaron cuando el aliento del mayor llego, solté un gemido encantado.
«¿Y cuál es ese truco si se puede saber?» Cuestionó el adulto metiendo su lengua, recorrió cada zona lubricandola para luego chupar provocando descargas de placer en mi pelvis, detuvo su juego masturbando su verga y posicionandola entre mis dos nalgas.
«Cada vez que me portaba mal mi padre traía a un niño de la base y lo follaba enfrente mío, me obligaba a mirarle hasta que terminaba para luego regalarle a su amante lo que quisiera como recompensa» murmuré con cierto rencor, ignore el sentimiento cuando aquella hombría forzó su entrada en mi agujero, las paredes se estiraron lo más que podían aceptando con satisfacción aquel pedazo de carne palpitante, moví mis caderas dejando que más centímetros entrarán, ambos nos perdimos en un momento de placer, luego empezaron los vaivenes.
«Eso no funcionará, ese mocoso odia el sexo» gruñó el mayor penetrandome con fuerza, apreté mis dedos cerrando los ojos, me era difícil acostumbrarme al tamaño de semejante pene, pero con la respiración pausada y estimulando mi propio miembro logré relajarme.
«Al principio talvez, pero si algo odio es que otro niño se lleve lo que por derecho es mío ¿Qué menor aceptaría que su padre trate de mejor manera a otro que no sea el? Le aseguro que con unas cuantos encuentros lo tendrá a su merced» dije con la voz entrecortada, gemi cuando el glande tocó cierta zona de mi ano lo cual me causo descargas eléctricas placenteras, las embestidas aumentaron y la respiración del hombre se volvió erratica.
«Lo malo de ese truco es que se volvera manso y los soldados adoramos a las putas difíciles de domar» habló el hombre dejando escapar un gruñido, asentí gustoso de obtener la respuesta que tanto buscaba, de pronto su vaivén se volvió lento lo cual me extrañó, le mire notando que su atención estaba en otro lado de la habitación, fijé mi vista en esa dirección encontrando a Isaac parado delante nuestro.
Sonreí encantado moviendo mis caderas, un gemido involuntario salió de los labios del adulto, el joven notó eso poniéndose nervioso.
«Pequeño ¿Porqué no vas a jugar con tus amigos? Papá debe terminar unos asuntos urgentes» comentó el mayor embistiendome con fuerza, su verga apretó las paredes de mi agujero lo cual me causo un placer inexplicable, deje salir un grito de satisfacción.
Isaac no se movió de su lugar ignorando la orden de su progenitor, este pareció no darle importancia volviendo su atención a mi culo el cual lo taladro con penetraciónes certeras.
Después de varios minutos entre golpeteos de piel y sonidos obscenos el semen del hombre lleno mi ano, ambos suspiramos aliviados, luego nos separamos.
El señor Hudson se acercó con la verga morcillosa llena de semen a su hijo, este reacciono corriendo lejos del lugar, el mayor se dió la vuelta con el semblante serio.
«¡¿Ves niño?! ¡No servirá tu consejo! ¡Lárgate antes de que te folle en cólera!» gruñó el hombre, sonreí terminando de vestirme, me acerco al adulto dándole un beso a su hombria dormida, lamí el semen que quedó en mis belfos mirando con hambre al padre de Isaac, este trago saliva deseoso de tocarme.
«Confíe en mi y hágalo, talvez usted no lo vio, pero su pequeño tenía una erección en su short» hablé con una sonrisa saliendo de la habitación, escuché una maldición del señor antes de cerrar la puerta.
Continuará…
Gracias por haber leído, pronto sacaré otro capítulo de esta saga, espero les esté gustando a ustedes leerla como a mí al escribirla, si tienen recomendaciones o desean charlar conmigo pueden hacerlo por telegram.
Telegram:@AlexanderTL28.
Hasta pronto.
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