Tío de 16 y su depósito de semen.

Marco de 16 entrena a su sobrinito a ser un buen mamador..
Este es un relato de un seguidor mío, recuerden que pueden compartir sus relatos conmigo y acaban aquí como los anteriores.

 

Hola, mi nombre es Marco, tengo 16 años y soy de México. Hace un tiempo descubrí este mundo y les platicaré mi historia con mi sobrinito de 8.

 

Me describo antes, mido 1.72 y voy en prepa, soy flaco, tengo el abdomen marcado porque todos los días juego fútbol cada que puedo, no soy mamado, pero considero tener buen cuerpo. Soy moreno claro, ojos cafés claros y pelo ondulado. Mi sobrino se llama Ángel y tiene 8 años, es más claro que yo y es chaparrito, es delgado pero tiene unas nalgas grandes de genética. Es hijo de mi único hermano mayor, él tiene 28 y vive en su propia casa con mi cuñada.

Mi relación con mi sobrino es muy cercana, desde que nació lo he cuidado y eso ha hecho que se sienta muy apegado a mí. Él es super extrovertido, le encanta preguntarme TODAS las dudas que le surja porque además es muy curioso y me cuenta todo lo que le pasa. Somos confidentes el uno del otro.

Conocí este mundo porque desde los 13 me encanta ver porno, me metía a grupos de telegram, seguía cuentas de Twitter y así, cuando cumplí 14 en un grupo de telegram pasaron contenido y fue mi primera vez viéndolo. Así, desarrollé una obsesión por ver esos videos y porno gay incluso, desde eso no paro de ver a los morritos con otros ojos, me encanta verles el culo más cuando se ponen esos short infantiles bien pegados.

Desde eso empecé a morbosear a Ángel, ya que mi hermano y su esposa trabajan y suelen dejarlo conmigo, mi mamá también trabaja de enfermera y sale o muy tarde o hasta el día siguiente. Yo lo cuido completamente de las 3pm a las 10pm cuando sus papás pasan por él.

A partir de eso, me encanta espiarlo mientras se bañaba o descubrirle el culo cuando está dormido, nunca intenté nada más porque me daba miedo que me cachen y se acababa todo para mí. Pero, todo cambió cuando por azares del destino descubrí esta página y sus relatos.

Me la pasaba de grupo en grupo de Signal, Telegram y más, viendo videos de ese estilo y compartiendo. En uno de esos chats, un vato compartió el enlace a esta página y fue descubrir oro para mí. Ahora solo me la paso leyendo en esta página, deslechándome y fingiendo ser yo quien protagonizaba esas historias. Las leía en mi casa, incluso en la prepa y eso me llevó a querer mi propia experiencia.

Así, hace unos meses empecé mi perversión con mi sobrinito.

 

Lo dejaron a las 3pm, jugamos xbox como siempre y fútbol en el patio. Se fue al antiguo cuarto de mi hermano a ver tele y yo me quedé en el mío. Al cabo de un rato se durmió.

Mi plan consistía en hacer ruido para que se levante e investigue que pasaba, pretendiendo que yo no me daba cuenta.

Dejé la puerta de mi cuarto abierta, me bajé los shorts deportivos azules que llevaba y saqué mi verga. Me mide 17cm, es morena y con la punta redonda y rosadita, es muy gruesa a mi consideración, además no soy velludo por lo que solo tengo en la base de mi tronco.

Puse un video de telegram, mi favorito. Un chico colombiano de rulitos se la mamaba a un wey con una vergota.

Mi propia verga estaba a reventar, subía y bajaba lentamente cubriendo mi glande con mi prepucio en cada movimiento. Cerré los ojos y bufaba de la excitación, era una paja lenta y deliciosa. Abrí los ojos y miraba la escena de mi teléfono, pero de reojo veía la puerta abierta.

Ahí se encontraba Ángel, escondido viéndome fijamente sin hablar, yo no lo miraba, mi intención era hacer como que me descubrió. Sentir su presencia hizo que mi verga se hinchara de más, aumenté mis movimientos y con ellos, mis gemidos. Me sentía muy caliente, mi huevos estaban repletos de leche y sentía palpitar mi verga. Al ritmo de mis movimientos, sentí la leche subir a mi cabecita. Cinco chorros golpearon mi pecho desnudo, bajé el celular y cuando vi la puerta, Ángel ya no estaba.

Me limpié y salí del cuarto. Ángel estaba acostado en la cama de la otra habitación, se miraba nervioso. Ese putito sí le gusta la verga, o al menos le da curiosidad. Me acosté a su lado y sentía lo tenso que estaba.

– ¿Qué quieres cenar? -le pregunté mientras me acostaba a su lado y cruzaba mi brazo sobre sus hombros-. ¿Pizza o pedimos tacos?

– Pizza está bien, de peperoni. -Ángel no suele ser un niño penoso, de hecho es muy extrovertido, pero de notaba a leguas su nerviosismo-.

A eso de las 8 pedí su pizza, cenamos y lo mandé a bañarse.

– ¿Te puedo preguntar algo, Tío? -Ahí estaba, sabía que tarde o temprano caería, yo lo conozco incluso más que sus padres-.

– Dime, enano.

– ¿Qué hacías en el cuarto hace ratito? Cuando estabas solo.

– ¿De qué, enano? No entiendo. -Intentaba que sonara lo más natural posible, ya lo tenía en mis manos-.

– Tenías tu pene afuera y lo jalabas con tu mano. -Ángel finalmente se atrevió a mirarme pero lucía apenado-.

– Ahh, eso es masturbarse. Lo hacen los grandes.

– ¿Por eso se te pone así de grande?

– Ándale, por eso y porque yo ya estoy grande, cuando crezcas también tu pene crece.

– ¿Y qué veías en tu celular, tío?

– Ahh, es de grandes, enano. No puedes verlo.

Aunque, si te lo muestro, ¿se lo dirías a alguien?

Negó con la cabeza.

– Ven, enano.

Nos dirigimos a mi cuarto, saqué ni celular y le reproduje un video porno gay, en la escena había un vato moreno cogiéndose a un chico más pequeño y delicado.

Los ojos de Ángel se abrieron, no despegaba los ojos de mi teléfono. Mi verga estaba dura, necesitaba sacarla.

– Esos videos son donde cogen, ¿Sabes qué es eso? -pregunté sacándolo de su trance-.

– Sí, he escuchado a papá decirlo con sus amigos. ¿Es cuándo 2 personas tienen relaciones?

– Ándale. ¿Quieres ver otros videos? Pero estos son más confidenciales, no le puedes decir a nadie, sería nuestro secreto. ¿Va?

Él y yo teníamos una relación demasiado estrecha, sabía que confiaba en mí y yo en él.

– Sí, tío. No le diré a nadie.

Cambié a Telegram y le coloqué un video. Un adolescente como de 15, en su cama con la verga parada, a su lado, su hermanito de unos 6 también desnudo. Él le pedía que se meta su verga a su boca, el niño se negaba pero terminó aceptando y se metió la verga a su hermano en su boca.

– Estos videos no los puede ver nadie, solo tú y yo. ¿Oíste? -Ángel asintió-.

– ¿Por qué le chupa el pene, tío? Si ahí hacen pipi. -dijo riendo-.

– Del pene, también sale lechita, es como la materna pero sabe más rica. Cuando tienen relaciones el que chupa el pene, se la toma.

– ¿A qué sabe?

– Es más saladita, pero está buena.

– ¿Todos la sacan?

– Solo los hombres mayores… de 13 ponle.

– ¿También tú, tío?

Ya cayó este putito.

– Sí chaparro, ¿quieres verlo?

Ángel asintió muy nervioso. Era su primer contacto con temas sexuales pero sabía que lo que estábamos haciendo estaba mal, y aún así continuó.

Apagué mi teléfono y lo dejé en la cama.

Me bajé mi mismo short azul con mi bóxer blanco, cuando ambos estaban en mis pantorrillas, me acosté en la esquina de mi cama y tiré de mi camisa para dejar mi pecho descubierto. Mi verga ya estaba bien parada e hinchada, se encontraba recostada en mi abdomen. Aquella situación me traía los huevos bien cargados nuevamente. Ángel estaba perdido en el tamaño de mi verga.

 

– Tío, está muy grande tu pene, el mío es pequeño. -Ángel tiró de su pants negro que traía, después bajó también trusa de spiderman que llevaba dejando ver una verga pequeñita, máximo unos 10 cm, tapada completamente con su prepucio y unos microhuevitos-. ¿Así me va a crecer también, tío?

– Sí, y vas a botar lechita.

– ¿Puedo ver la leche, ándale tío?

– Métetela en la boca, pero sin morder y va salir.

Resongó un poco, pero le aseguré que mi verga estaba limpia y no olía a pipí. Ángel tomó con mucha seguridad mi verga, la olió y sonrió.

– Jaja, pues no huele a nada, Tío. -Aquella escena me tenía bien caliente. Mi sobrinito al que le doblaba la edad con sus manitas en mi verga bien dura-.

Solo pudo metérsela hasta el glande. Uff cabrón, la sensación fue una locura, sentía su boquita calientita y húmeda en mi cabecita, era la primera mamada que recibía y me la estaba dando mi sobrinito de 8.

Solo succionaba mi glande, como niño que lame un helado lleno. Se sacó mi verga y la dejó super babeada. Con su lengua limpió los restos de saliva de todo el glande. Me estremecí, pegué un pequeño brinco acompañado de un gemido.

– ¿Te lastime, tío?

– No, enano. Es que cuando chupas mi pene, se siente muy rico y es eso que saca la lechita.

– Dale tío, quiero probarla ya. -dijo con la sonrisa más inocente y morbosa que he visto-.

– Sigue chupándola entonces, pero sin usar dientes, eh.

Ángel pasaba su lengüita de un lado de mi glande al otro. Yo cerraba los ojos y gemía. Sentía los huevos impulsar la leche a mi uretra.

– Pon tu boquita enano, ya va salir.

– ¡Yei!

Colocó su carita detrás y abrió la boca. 7 chorros espesos brincaron a su boca, barbilla, cachetes y nariz.

Ángel rió y tragó.

Mi verga tenía restos de semen, ya iba perdiendo poco a poco su tamaño.

– Sabe raro, salado pero está espeso. Uhmm, no sé si me gusta. -puso una cara de insatisfacción mientras seguía saboreando el contenido en su boca-.

– Es para crecer chaparrito. Luego le agarras gusto, de verdad.

– Si hace crecer, ¿por qué nadie lo puede saber, tío?

– Porque los grandes piensan que es malo, como cuando no les dices que insultas.

– Ahh. Con razón.

– Entonces, ¿Te gustó?

– Uhm, capaz no lo probé bien.

Sin verlo venir, Ángel se inclinó y se llevó a su boca mi verga que iba deshinchándose y seguía

sensible. Succionó los restos de mi semen y yo me estremecí al placer.

– Sí tío, sí está rico jajaj.

– ¿y vas a seguir comiéndola?

– ¡Sí!

– Hay más juegos que hacen que salga ma lechita del pene. Pero, tienes que prometerme que no le dirás a NADIE.

– Ay tío, sabes que nunca le he dicho nada a mis papás.

– Hay que practicar cómo chupas, porque tu dientes me lastiman, enano.

Le expliqué como meterse mi verga sin lastimar. Ángel tomó mi verga ya flácida y la insertó en su boca nuevamente, tapaba sus dientes con su labio y su lengua lo que lo hacía ver chistoso. Mi verga volvió a hincharse al tacto de la húmeda boquita de mi sobrinito. Ángel comenzó a chupar suavemente y ahora con más técnica. Cerré mis ojos y me dejé llevar. Sabía que para volverme a venir tardaría más porque me acababa de, pero mi verga respondía con más dureza a cada lengüeteazo de Ángel.

Escuché el carro de mi hermano estacionarse. Rápidamente saqué mi verga de la boca de Ángel y me subí mi short. Ángel salió del cuarto y se fue a la sala.

Mi hermano entró y abrazó a Ángel, quién de igual manera abrazó a sus dos papás. Mi corazón latía fuertemente, mi mente daba vueltas sobre pistas que les de darse cuenta de lo que estaba pasando o que Ángel dijera algo.

Pero no, Ángel les contó todo lo que hicimos pero sin decir lo último. Cuándo estábamos solos en mi cuarto guardando sus cosas me dijo:

– Tío, nos vemos mañana. -Me abrazó y dio un beso en el cachete-. No le voy a decir a nadie jiji. ¿Mañana me vas a dar más lechita?

– Sí enano, vamos a jugar otras cosas de grandes donde también sale lechita.

Aproveché y viendo que nadie venga, le dí un beso de lengua. Él me correspondió con una sonrisa y se fue a su casa.

Mi fantasía estaba hecha realidad, aún no creo que sí haya pasado. Me latía el corazón, pero la verga más.  Me masturbé recordando cada detalle, pasé de espectador a protagonista y lo aprovecharía muy bien.