Tradición Familiar II
«Hoy harás tu primera mamada bebe» confesó sonriendo, mis ojos brillaron emocionados viendo con mi padrastro se quitaba el calzoncillo..
Después de aquel día donde mi padre descubrió mis preferencias sexuales su comportamiento conmigo empezó a cambiar.
Primero me dió una explicación de lo que haríamos y de guardar el secreto a todos exceptuando a quien el me dijera, yo me encontraba nervioso porque aunque fue mi sueño tenia dudas sobre como me enseñaría lo que uno necesita para ser un verdadero hombre.
Comenzó ordenando que en casa me paseará sin camisa, solo con un short, también que debajo del short no usará calzoncillos.
Cuando el llegaba de trabajar se quitaba la ropa quedando aún más desnudo que yo, paseaba su peludo cuerpo por toda la casa asegurando las puertas y ventanas, no quería que alguien entrará durante nuestros encuentros como había pasado con el abuelo, aunque el ya le había dado explicaciones a su padre sobre no llegar.
Después se sentaba en el sillón palmeando su pierna, yo me subía con el cuerpo temblando, algo que el fue quitándome con caricias y besos.
«Los besos son para que aprendas a usar tus labios, es lo primordial para hacer una buena mamada»susurraba con la voz ronca, a veces no podía detener sus manos las cuales entraban por los huecos de las piernas del short apretando mis glúteos.
Mi respiración se entrecortaba oliendo el característico hedor de transpiración de mi padre.
Podíamos pasar media hora besándonos antes de que el me acomodara en el sillón bocabajo.
Me bajaba el short revelando mis voluptuosos y tiernos glúteos los cuales el amasaba con cariño.
Abrió los pliegues dejando entrever mi rosado agujero el cual palpitaba emocionado.
«Lo siguiente que haré será preparar tu ano, necesitarás tenerlo bien lubricado para cuando recibas mi verga ¿entiendes hijo?» Confesaba observando mis gestos, yo asentía feliz de estar así con el.
Su lengua rosaba mi carne sensible dejándola llena de saliva, podíamos estar una hora solo recibiendo sus caricias en mi culo, algo que comprobé mirando la hora en el reloj de la sala.
Con ese contacto inicial paso una semana, mamá no sospechaba nada debido a su trabajo, pero yo podía percibir a mi padre más cariñoso conmigo, le gustaba abrazarme más, darme besos en la nariz o cabello, sentarme en sus piernas para acariciarme.
Era una fantasía para mí que solo tenía 9 años, pero luego un lunes llegó el tan esperado día.
«Hoy harás tu primera mamada bebe» confesó sonriendo, mis ojos brillaron emocionados viendo con mi padrastro se quitaba el calzoncillo que por mucho tiempo llevaba consigo, apenas algunas veces lo veía sin el, pero era para bañarme o darme una explicación sobre el pene.
Lo primero que note fue lo largo y grueso que era, al menos comparado con el mio, tenía un glande rojo brillante, la piel del prepucio se le pegaba por los bordes entreviendo una maraña de venas que lo hacían ver más provocativo, su bolsa de testículos caía con gracia cubierta por una maraña de vellos pubicos que desprendían un olor a transpiración.
«Listo bebé, empieza como practicamos» ordenó cruzando sus brazos detrás de la espalda, abriendo sus piernas para darme acceso y relajando su semblante.
Me acerque con anhelo en mi mirada tomando el pedazo de carne, lo estire lo más que pude admirando mejor su tamaño, me cabía en mi mano, pero si quería masturbarlo debía usar las dos.
Desde la punta liquido presiminal caía cada cierto tiempo, dejando que el sabor se mesclara con su sexo.
Acerque mis labios chupando la punta del glande, escuche un suspiro de mi padre pidiendo que continuará, abrí más mi boca como lo había practicado dejando pasar el glande por mi lengua, llegando hasta un poco menos de la mitad del miembro.
Su verga palpitaba en mi boca dejando que rastros de saliva cayeran al suelo, empecé a mover mi cabeza chupando todo lo que tenía adentro, los suspiros de mi padrastro se convirtieron en palabras sucias.
«Te gusta pequeña zorra, sigue así, vamos se que puedes hacerlo mejor» decía con los ojos cerrados, luego pasaba su mano por mi cabello haciendo presión, su verga entraba con más fuerza cuando el quería y debía aflojar mi mandíbula para permitirle hacer lo que quisiera conmigo.
Los primeros momentos pasaron rápido y cuando me di cuenta ya habían pasado veinte minutos, un gruñido bajo vino de mi padre, levanto la pelvis apretando su mano contra mí cabeza dejando salir un gemido ahogado, luego su verga creció unos centímetros dejando salir un liquido espeso y caliente, trague lo que pude dejando caer el resto.
«Bien hecho hijo, para ser tu primera vez lo hiciste de maravilla, ven aqui» tomándome de las axilas me levanto del suelo donde estaba arrodillado poniéndome en una de sus piernas, luego sin importarle el sabor me dio otro beso caliente, el cual recuerdo por como movía su lengua dentro de mi cabidad bocal, como si quisiera devorar todo lo que encontrara.
Soltando nuestros belfos por un hilo de saliva nos miramos un momento, luego observe como su verga se levantaba de nuevo.
«Ayuda a papá a terminar otra vez ¿Quieres hijo?» Dijo con tono dominante, yo asentí volviendo a arrodillarme y meterme ese pedazo de carne que tanto amaba.
Hasta aquí la segunda parte, espero les haya gustado, si desean compartir sus experiencias pueden enviarme un mensaje por telegram.
Telegram: @AlexanderTL28
Dentro de poco sacare la tercera parte, la cual se que les gustará.
como sigue por favor
Que rico relato, ya me hubiera gustado a mi chuparle la verga a mi padre
Muy buena continuación.
Ufff me recuerda cuando empecé a tener sexo, a mi me llevó de la mano mi papá
Un poco más sosegado sería más satisfactorio. El protagonista iba tan salido que se pajeaba cuando dormía el padrastro y ahora no lo hace?