Cuidando a mi hermanito 01
Una hermana mayor inicia el incesto con su hermano menor..
Presente
V: «¡Ay…! ¡Ayyyy que ricoooooo…! sigue así hermanito… así mi amor… no pares… cómeme bien mi vagina…»
Valeria de 26 años gemía sentada sentada en la orilla de la cama con las piernas abiertas, mientras su hermano Paulo de 20 años estaba entre sus piernas comiendo la hermosa vagina con unos pocos pelitos en el pubis de su hermana.
Comenzó a lamer, con cada lamida podía saborear el delicioso néctar de Valeria, el mismo sabor que sentía años atrás cuando era un niño curioso, que gracias a su hermana mayor conoció el verdadero placer.
Las lamidas con su lengua comenzaron a hacer que Valeria se estremeciera del placer de disfrutar de ese rico sexo oral que le estaba dando su hermano. Al igual que hace años atrás cuando todo comenzó cuando su hermano era un niño inexperto.
Valeria no paraba de gemir y jadear como perra en celo, sin control mientras con sus manos empujaba la cabeza de su hermano contra su sexo.
Valeria: «Ayy si… sigue mi amor… cómeme muy rico… lo estas haciendo excelente… ya estoy por venirme… dios… eres mi favorito…»
Paulo motivado por las palabras de su hermana comenzó a lamer con mas ganas y fuerza la vagina de Valeria, la lamia, la besaba, recordando cuando era un niño de 10 años saboreando su primera vagina, la cual es la misma que esta saboreando en estos momentos.
Paulo con sus manos empezó a frotar los labios vaginales de Valeria, el fluido vaginal no paraba de brotar y mojar toda la vulva, lo que hizo que sus dedos resbalaran al interior, en ese momento Valeria comenzó a gemir con mas fuerza.
Valeria: «¡Eso mi amor! ¡¡¡Así!!! Chúpame y méteme tus dedos… me encanta… me haces sentir muy ricoooo…»
Paulo: «Mmm… estas muy rica… tu vagina sabe muy rica… igual que siempre…»
Valeria estaba en éxtasis, tiraba su cabeza hacia atrás y ponía sus ojos en blanco, su hermano estaba dándole más placer que el imbécil de su novio.
Valeria: «Mierdaaa… me vengooo…»
Todo el cuerpo de Valeria comenzó a estremecerse, con espasmos y dando un tremendo gemido de placer, Valeria se vino. Tuvo un orgasmo potente, un gran chorro de tibio liquito broto sin control de su vagina y baño toda la cara y cuerpo de su hermano Paulo, a quien le gusto volver a sentir ese jugo de su hermana en su cara.
Valeria gemía y jadeaba sin control, no lo podía creer, jamás había tenido una eyaculación así en bastante tiempo, y que su hermano se la hubiera provocado, era increíble para ella.
Valeria: «Ay mi amor… que ricoooo… eres increíble… has mejorado… tu técnica de lamer…»
Paulo sin perder el tiempo se acomodo entre las piernas de su hermana y con su duro pene en su mano derecha lo guió a la húmeda vagina de su hermana.
Paulo: «Ahora te haré olvidar al imbécil de tu novio…»
Sin esperar que Valeria respondiera, debido a que se estaba recuperando del orgasmo, sintió el duro pene de su hermano entrando en su estrecha vagina.
Valeria: «Ayyy… que grande… has crecido bastante hermanito…»
Paulo: «Y tu vagina sigue igual de estrecha que siempre…»
Paulo comenzó a cogerse duro y rápido a su hermana… reviviendo viejos tiempos…
10 años atrás
Soy Valeria, tengo 16 años, soy venezolana pero por lo vivido en mi país, cuando yo tenia 5 años, yo y mi madre nos vinimos a vivir a Chile. Para así poder seguir nuestras vidas sin las complicaciones que nos estaba dando mi país.
Nunca conocí a mi padre, el abandono a mi madre una vez supo que ella estaba embarazada, desde entonces éramos sólo mi madre, mi abuelita y yo. Hasta que mi abuelita enfermo y por la salud que presentaba mi país, no se pudo salvar a mi abuelita, por esos motivos y sin nada que perder mi madre tomo el dinero que dejo mi abuelita y se dispuso a que emigraramos a Chile, por que por amigos de mi madre le decían que ahí tendría trabajo y dinero para poderme criar.
Al llegar a Chile, mi madre y yo nos asentamos en un departamento que pudo pagar con el dinero que le heredo mi abuelita. Mi madre comenzó a trabajar como niñera en los departamentos en donde vivíamos.
Gasta que mi madre a solo unos meses de que llegamos al país, comenzó a salir con un hombre que vivía en unos departamentos cercanos al nuestro. Mi madre llamada María en aquel entonces tenia 24 años, y aquel hombre de nombre Alberto tenía 26 años, él vivía en estos departamentos por que estaba terminando su carrera universitaria de Ingeniería Civil.
Alberto siempre fue amable conmigo y mi madre, hasta que meses después mi madre me dijo que tendría un hermanito. Al parecer mi hermano fue creado en una de las muchas salidas que tenia con Alberto.
Luego cuando nació mi hermano, Alberto compro una casa y nos llevo a vivir con él, como una verdadera familia.
Desde pequeña tuve que aprender a ayudar a mi mama con las cosas de la casa y con el cuidado de mi medio hermano, siempre fui colaboradora hasta la actualidad que ya me convertí en una niñera profesional, cosa que hizo que tuviera una relación muy estrecha con mi hermanito, aunque a veces teníamos nuestras buenas peleas.
Eso nos lleva al presente de donde comienza la historia…
Físicamente yo a mis 16 años tenia una cuerpo bastante desarrollado y atractivo, todo esto adquirido por la genética de mi madre y porque a mi siempre me ha gustado hacer deportes, de hecho yo pertenezco al equipo de Voleibol de mi colegio. Con mi uniforme de Voleibol era la chica más observada del partido, tanto por jóvenes como adultos e incluso abuelos, me gustaría pensar que me miraban por mi forma de jugar, pero todos sabemos que no era ese el motivo de su atención.
Yo soy de piel morena pálida, cabello liso color castaño oscuro que me llegaba hasta la altura de mis hombros. Mido 1.58cm de estatura, abdomen delgado y plano gracias al deporte, a mi me encanta mi abdomen y como se me marcaban los huesos de mi cadera. Mis pechos no son muy grandes, son una copa B, pero si son redonditos y firmes al tacto. Hay dos cosas en mi cuerpo que mas me encantan, una de esas cosas son mis piernas gruesas que siempre han sido bien torneadas y definidas producto de mi actividad física que exige el Voleibol. La otra cosa que me encanta de mi cuerpo, sin duda son mis nalgas, gracias a la genética de mi madre nunca necesite ejercitarlo para que creciera, pero de todos modos gracias al deporte que practico se mantiene muy redondo, firme y respingado.
Creo que eso esta bien para arrancar mi descripción.
Como mi mama y mi padrastro siempre trabajaban, yo pasaba de Lunes a Viernes la mayor parte del tiempo en mi casa, si es que no me tocaba entrenamiento de Voleibol o algún partido para representar a mi colegio que por lo general eran en la tarde después de las clases.
Evidentemente mucho de ese tiempo en casa era compartiendo con mi hermanito que a sus 10 años era todo un angelito. Antes mi madre lo cuidaba todo el día hasta que cumplió 8 años y mi madre decidió volver a trabajar en un trabajo que le encontró mi padrastro, para así tener más ingresos para el hogar.
Pero los problemas iniciaron hace unos meses, cuando mi hermano se hizo amigo de un chico que era un año mayor que él pero que iba en su mismo colegio, que además también era mi mismo colegio solo que en diferentes cursos debido a la edad, mi hermano iba en 5° básico o de primaria como le llaman en otros países, mientras que yo iba en 2° Medio o de secundaria.
El nuevo amigo de mi hermano resulto ser un acelerador para la infancia de mi hermano, ya que me tomo un tiempo darme cuenta de que las cosas estaban cambiando. Como siempre fui muy apegada a mi hermanito, soy como su segunda madre, teníamos mucha confianza cosa que me parecía normal.
Hacíamos muchas cosas juntos en casa para ahorrar tiempo, desde doblar la ropa, hasta bañarnos juntos, cosas que jamas compartía con nadie, pues a pesar de que para mi era algo super normal ver a mi hermanito desnudo o que el me viera a mi, quizás para otros eso representaba un taboo. Pero eso no tenia nada que ver, porque desde que nació siempre estaba a su lado, ya sea para dormir juntos en las noches que él tenia miedo, le ayudaba a vestirse en las mañanas cuando estaba muy adormilado para hacerlo por si solo y lo de bañarnos juntos siempre fue algo cotidiano.
Muchas veces desde que mi hermano era pequeño, cuando nos metíamos a bañar, en ocaciones jugábamos en la ducha con las cosas mas tontas, como el jabón o las burbujas o hacíamos bromas de nuestros cuerpos, también nos nos hacíamos peinados con el shampoo. Incluso muchas veces su pene pequeño se ponía duro y yo le hacia bromas de eso y el jugaba a acercármelo como si fuera un arma y evidentemente me daba asco terrible porque nunca lo miraba con la maldad de mujer, ni él me miraba a mi con maldad de hombre.
Hasta que un día que íbamos a bañarnos, el entro primero a la ducha y yo me quede fuera en ropa interior. Yo ya tenia unos años en mi adolescencia y mi cuerpo había cambiado muchisimo, más aún pues hacia 6 meses atrás había tenido mi primera relación sexual con el fue mi novio por 4 meses, el era un año mayor que yo y realmente lo habíamos hecho varias veces, yo siendo una inexperta en el ámbito sexual, pero mi ex novio si tenia experiencia.
Volviendo al baño con mi hermano, me estaba cepillando los dientes, pues habíamos terminado de cenar y al día siguiente, como era sábado pensaba ir a la piscina con unas amigas, así que decidí depilar mi entrepierna para usar mi traje de baño nuevo y para que no se traslucieran mis vellos púbicos decidí depilarlos.
Mi hermanito estaba en la ducha jugando como era costumbre pero con la puerta abierta esperando que yo entrara, le ordene que se pusiera shampoo y yo me quite la mi ropa interior, una calzón y un brasier deportivo color negro.
Al quitarmelos dejé mi cuerpo totalmente desnudo, tome un poco de crema de afeitar de mi padrastro en mi mano, me senté sobre el excusado que esta a un lado de la bañera, abrí bien mis piernas y me llene toda mi rajita con crema de afeitar, la esparcía uniforme y suavemente por toda el área, me gire para tomar la afeitadora nueva que había comprado. Por lo que iba a comenzar a afeitarme mi pequeña mata de vellos, hasta que muevo mi mirada hasta mi hermano y me topo con la cara de mi hermanito que me veía fijamente mi vagina y mi cuerpo.
No puedo explicar lo que sentí, porque en ese momento jamas había visto esa reacción en él, pero fue como un frió y vergüenza, pero no morbo, jamas se me habría ocurrido.
V: «¿Que miras tanto?» – quede en una pausa de como 4 segundo, mi hermano subió su mirada hasta mis ojos y la bajo rápidamente, por lo que volví a preguntar pero con un tono un poco mas fuerte, quizás sonando como si estuviera molesta – «¿¡QUE MIRAS!?».
El me miro y me dijo:
P: «Nada… es solo que quería ver que harías, casi ni tienes pelitos, no se que te vas a afeitar».
Eso era verdad, pues a mi no me salen muchos vellos ahí abajo, de hecho casi nada, pero me gusta que este siempre bien depiladita y suave.
En ese momento me di cuenta que en todos esos años él jamas me había visto hacer eso, pues era algo que siempre hacia cuando estaba sola y me di cuenta que él jamas me había visto depilandome. Aunque era costumbre vernos desnudos, jamas fue tan explícito como estar con las piernas abiertas y que viera mi vagina completamente a la vista, incluso tenia las piernas tan abiertas que seguramente veía hasta el agujero de mi ano.
V: «Estas viendo mucho ya…» – dije con una sonrisa en los labios y con tono de risa – «Volteate y no me veas así».
Fue mi primer acto de pena delante de él, me hizo caso inmediatamente, tomo el shampoo y se dispuso a lavar su cabello de espaldas a mi. Mis ojos inexplicablemente se toparon con el fenómeno que jamas había visto de mala manera, pues vi como su pene que poco a poco se ponía duro, se levanto milímetro a milímetro, hasta quedar horizontal completamente y yo lo podía ver perfectamente.
Yo tenia mi cabeza apuntada para abajo, pues estaba a punto de depilarme, una mano en mi abdomen estirando la piel para que la afeitadora pasara perfectamente, pero estaba mi mirada clavada indiscretamente, pero a escondidas entre mi cabello que medio tapaba mi cara viendo como el pene de mi hermanito se ponia cada vez mas grande.
Fue tal el detalle de lo que vi, que detalle como su pequeño glande se descubría, pues su pene estaba tan erecto que la piel que cubría la puntita se estaba deslizando y dejaba esa cabecita rojita al descubierto. Estaba paralizada viendo eso sin darme cuenta que dentro de mi asombro había morbo.
Mi hermano en un momento se giro para preguntarme si mañana iría a la piscina, su reacción me asusto, estaba tan concentrada viendo su pene que tuve un pequeño brinco producto de ese giro inesperado. Reaccione y le dije que si iría, me reí mucho porque le dije que me había asustado y casi me corto por su culpa, de inmediato comencé a depilarme y volví a pedirle que se volteara.
No podía dejar de ver como su pene se agitaba mientras el frotaba su cabello con las dos manos, pero estaba tan rígido que parecía que estaba hecho de hueso. Mientras me depilaba, subía y bajaba la vista rápidamente para tener cuidado de no cortarme, pero sin perder de vista también el pene de mi hermano.
Movía los labios de mi vagina para pasar la afeitadora suavemente, en unos movimientos que generalmente no debía dar ningún tipo de placer, pero en ese momento disfrutaba un montón que mis labios se estiraran así. Y entro en mi mente por primera vez un sentimiento extraño, pues ese gusto lo estaba causando el hecho de estar viendo una erección en el pene de mi hermanito.
Quedandome solo milímetros con cremita de afeitar en mi vagina que ahora estaba perfectamente depilada y suave, con mi piel morena pálida en mis labios vaginales por fuera y en la posición que estaba sentada con las piernas abiertas completamente, dejaba ver lo rosadito de mis labios internos y hasta el agujero apretadito de mi vagina. También se presentaba un brillante líquido en su interior producto de la humedad y se abultaba el agurejo de mi culo que tambien sobresalia por los abierta de mis piernas.
Un diablito entro en mi mente por un segundo y le hice una llamado a mi hermano para que entendiera que había terminado.
V: «¡¡¡TARAAAAAAAAAANNN!!! LISTO» – dije en un tono alto y sorpresivo para mi hermanito que se encontraba lavando su cabello.
Eso provoco que él inmediatamente girara su cabeza para verme, yo mantuve mi pose, e incluso abrí más mis piernas, todo lo que pude y con mi mano derecha la pase desde el agurejo de mi culo, subiendo entre mis labios vaginales, estirandolos suavemente hasta mi vientre.
V: «Viste que si se nota la diferencia, así queda suavecita y cuando me pongo el traje de baño no se me traslucen mis pelitos» – lo dije mientras me pasaba la mano suavemente por los labios externos de mi suave vagina.
Lo mire a la cara, tenia sus ojos muy clavados en mi vagina recién afeitada y abierta para él, como nunca antes la había visto, incluso levante mi cadera unos centímetros de la pose para que viera todo lo que pudiera más cerca. Baje la mirada y su pene estaba tan rígido que parecía que saldría disparado de su piel como un proyectil, palpitaba tan duro que se movía solo, daba brincos pequeños, su pene tenia vida propia.
Esos 20 segundos donde lo deje verme así, mientras yo misma me tocaba y lo veía con su pene erecto, me exito tanto, que estirar la piel de mi vagina desde mi vientre me daba corrientazos de placer sin la necesidad de tocármela. Estaba teniendo un morboso placer al provocar la virginal mirada de mi hermanito.
Hasta que decidí que era suficiente y cerré mis piernas, colgué mi paño en la puerta de la ducha y le dije que se apartara un poco para entrar en la ducha.
Al ponerme de pie su mirada recorrió mi cuerpo y yo ahora me daba cuenta de todas las cosas que él hacia claramente cuando me veía, algo que no notaba antes, pero me di cuenta como miraba detalladamente mis pechos, que ahora tenían los pezones tan erectos, que ni yo misma los había visto así jamas. Como ya había arrancado este juego, decidí darle otra vista tentadora, deje caer a propósito la afeitadora con la que me depile, luego me gire de espaldas a él e incline la parte superior de mi cuerpo lo más abajo que pude para alcanzar la afeitadora que había caído al suelo.
Con esa simple acción, hizo que mis nalgas morenas, firmes y redonditas se abriera dejandolo ver mi vagina y mi culo desde atrás. Tras eso decidí levantar una pierna un poco para hacer equilibrio y luego me incorpore, gire para entrar en la bañera.
La cara de mi hermanito era un poema, casi se le salia su baba, y tenia una sonrisa ligada con pena que jamas había visto en su rostro. Fueron muchas cosas nuevas que vio de su hermana en tan pocos minutos, él tenia unos 4 minutos solo viéndome sin decir una sola palabra.
Yo entraba en la bañera lentamente, puse una mano en la puerta y otra en su pequeño hombro para mantener el equilibrio, sentía como sus diminutos músculos se ponían tensos con el contacto de mis dedos. Mientras cerraba la puerta suavemente de la ducha, con una sonrisa en la cara.
V: «Tienes varios minutos que no dices ni una sola palabra» – Intente romper el hielo. – «¿Vas a ir mañana con nosotros a la piscina?».
P: «No creo que pueda, porque va a venir Ricardo a la casa».
Ricardo es el amiguito del que mencioné hace unos momentos.
V: «Ahh pero si hablas, pensé que te habías quedado mundo después que me viste depilandome jajaj ¿Jamas me habías visto así?»
P: «¡NO! hermanita nunca, igual no le veo la diferencia, casi ni te salen pelitos ahí abajo y aparte de que nadie esta pendiente en la piscina de si se te ven o no los pelitos con el traje de baño».
No aguante y me salio una carcajada fuerte.
V: «¡Claaaaro! Tu dices eso porque estas pequeño, pero cuando estés mas grande no vas a opinar lo mismo y te vas a acordar de mis palabras».
El se volteo quedando frente a mí, mientras se quitaba el shampoo y se reía con una picardía virginal que me encanto, no me aguante, me vino una corriente de morbo desde el cerebro hasta los pies y haciendo referencia a su pene, que antes siempre me lo acercaba en forma de juegos.
V: «Cuando estés más grande vas a usar esta arma para otras cosas que te van a encantar…» – diciendo esto le agarre su pene con la mano completamente, era un poco más largo que mi puño, sobre salia la punta de su cabecita.
Lo envolví en mi mano, arropándolo por completo en mi puño, estaba caliente y duro como un pedacito de madera, lo apreté suavemente y sentía como palpitaba por la sangre que pasaba por sus venas que lo llenaban. Le di varias apretaditas, cerrando mi puño suave pero repetidamente, como si le mandara señales en clave morse. Esto se mantuvo como unos 10 segundos en los que él se quedo INMOVIL…
Mi hermanito estaba atónito por lo que estaba pasando, su cuerpo se tensaba y lo podía ver claramente, sus muslos se contraían fuerte y su abdomen se movía aceleradamente mientras seguía apretando suave mi puño con su pequeño pene adentro.
Y entonces… Salio disparado un chorrito de liquido transparente que fue a dar directamente en mi muslo y el siguiente chorro llego a mi abdomen. En ese momento me quede perpleja mirando su pene, había hecho eyacular a mi hermanito siendo tan joven y aún virgen. Debía ser eso, era la unica explicacion de porque salio ese líquido de ahí.
El agarro mi brazo con fuerza durante unos segundos, había un hilo de ese liquido que salia desde la cabecita de su pene balanceandoce. El empujó mi brazo suavemente, podía sentir el temblor en sus manos. Yo retire mi mano sin aflojar el puño, lo que hizo la piel de su pene se estirara en dirección a su pequeño glande y cortará el hilo de ese primer semen que colgaba en la punta, el cual fue a dar al suelo de la bañera.
Agarrándome aún con sus dos manos del brazo, subió su mirada y me vio directo a mis ojos, yo no podía controlar mi cara de asombro y exitacion por lo que había sucedido, nos miramos un momento.
P: «¡¡¡YAA!!! Que te pasa…» – dijo esto mientras se daba la vuelta. – «Perdón, fue sin querer…».
Tomo el jabón en las manos, lo froto para hacer espuma y enjabono mi pierna desde el muslo hasta mi abdomen, por donde había caído el primer disparo de semen de su pequeña arma. Yo no lo aguante, estaba temblando de lo exitada que estaba, pero hasta sentía miedo, morbo, eran 100 sentimientos en uno y su acción me pareció la reacción más tierna e inocente del mundo, tanto que se me aguaron los ojos. Así que le tome el brazo en mis manos para detenerlo y suavemente me puse de rodillas frente a él.
V: «No tienes porque pedirme disculpas, tu eres mi hermanito y eres lo más grande en el mundo para mí… lo… lo que paso ahorita fue algo bello y mágico, a mi me encanto y eso que acabas de sentir es algo normal…» –dije tomando con mis manos su carita para que me viera fijamente. – «Este será nuestro secretito, no se lo debes decir a nadie, ¿entiendes eso?».
El se dio cuenta de que tenia los ojos aguados, producto de su ternura, pero él pensó que estaba así por algo malo y sus ojos se aguaron también. Sin pensarlo dos veces le di un beso en la boca y lo llene de besos en toda la carita mientras lo abrazaba con fuerza pegando su cuerpo contra el mio, sentía su temblor, su pene que aún estaba algo duro a pesar de que acabar de eyacular.
El respondió a mi abrazo poniendo sus brazos en mi espalda timidamente, duramos así unos segundo.
V: «¿¡¡¡O ACASO NO TE GUSTO!!!?» – le dije separandome de él y agarrandolo por sus hombros, mientras comenzaba a reírme.
P: «¡CLARO QUE SI ME GUSTO!» – me respondió riendo y quitandose las lágrimas de sus ojos con las manos.
V: «Entonces termina de bañarte». – Le dije mientras aún estaba de rodillas frente a él.
Hasta que decidí hacer algo, lo tome por los hombros y lo gire de espaldas a mí, y le dí una nalgada en su nalga derecha, a lo que el pego un brinco gritando. En ese momento habíamos vuelto a la normalidad, después de semejante experiencia erótica que habíamos experimentado.
Nos bañamos normalmente como siempre lo hicimos durante años y al cerrar el agua, tome sus dos manos y las puse en posición de rezo, lo mire fijamente a los ojos seriamente.
V: «¡JURAME QUE ESTE SERA NUESTRO SECRETO! ¡NO SE LO PUEDES CONTAR NI A LA ALMOHADA…! ¡¡¡JURALO!!!» – le dije algo angustiada de pensar que le podría decir algo a mi madre o su padre.
P: «¡LO JURO HERMANITA!»
Juramento que ha cumplido hasta el día de hoy. Desde esa primera vez, fue que inicio mi nuevo morbo… por mi hermanito.
CONTINUARÁ…
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