EL DETECTIVE PRIVADO. 16)
Algunas cosas quedan más que claras con Andrea. Luisa consigue “su sueño” y no me apuro ni con la madre y la hija ni con la “gritona”, hay un Caso que resolver y alguien pagará con la misma moneda..
EL “SUEÑO” – EL CASO DE LA “GRITONA”. (16).
Pasaban apenas las tres de la mañana cuando estacionaba en el edificio, Ramón se despidió con un “hasta luego” y se fue enseguida hasta su departamento, yo todavía tenía un trecho hasta el pent-house y necesitaba darme un baño con urgencia. El agua caliente actuó como un bálsamo y me quedé un rato bajo la flor de la ducha, me recuperé al sentirme más fresco, aunque esa recuperación me sirvió sólo para secarme el cuerpo, pues, no bien llegué al lado de la cama, se me hizo que me abrazaba y me acunaba, me olvidé del mundo.
Desperté cerca del mediodía, descansado y con las energías a pleno, estaba más que satisfecho por el resultado del “allanamiento” y con ganas de comerme un caballo. Como la losa radiante en el lugar funcionaba a pleno me puse sólo un bóxer para cubrir mi desnudez y puse el agua a calentar para prepararme un capuchino instantáneo que luego acompañé con un emparedado recargado de jamón y queso, esto me resultaba más rápido que preparar el mate.
Mientras comía me puse a pensar en Ramón, había sido un acierto el contratarlo, el hombre desbordaba profesionalidad, no sólo había actuado bien, sino que, además fue expeditivo, concreto y, estaba más que seguro, letal. Mi falta de experiencia habría actuado en mi contra y hubiese perdido un tiempo que nadie regalaba. La chica que fuimos a buscar fue, relativamente fácil de encontrar y, tal como me lo hizo ver, no se podía ni debía perder tiempo en un interrogatorio que no hubiese aportado nada a nuestros intereses.
Yo aprendía a pasos agigantados, acumulaba vivencias y experiencias y traté de olvidarme rápido de ese trabajo. El sonido del teléfono ayudó a salirme de mis pensamientos, era Candela para preguntarme como estaba y para avisarme que pasaría en la tarde para que Andrea la ayudara con el tema de la computadora, hubo algunos arrumacos telefónicos y le dije que la esperaba, pero que se arreglara con ella, había muy buena onda entre las dos.
Después de esto me vestí con ropa cómoda y bajé a la oficina. Ramón, Luisa y Andrea estaban allí y me preguntaron cómo nos había ido, lo miré a Ramón y sólo alzó los hombros dando a entender que era yo quien tenía que decir o no al respecto… «Salió todo bien, no sólo rescatamos a Elizabeth, sino que, de yapa, nos encontramos a dos chicas más, que ya deben estar con sus padres».
La alegría de las chicas fue indisimulable y Luisa no pudo dejar de demostrármelo además con un abrazo. Me reí con esto al acusar el “apretón”, parecía, se sentía y se veía muy mujer, pero la fuerza de su abrazo era más de hombre que de mujer, aunque preferí no hacer ninguna referencia.
Andrea amagó y se quedó a mitad de camino, entonces fui yo quien la abrazó y sentí que se abandonaba en mis brazos y esbozaba con Luisa una sonrisa cómplice, pronto fuimos un ramillete de tres, Ramón no participó, aunque se sonreía satisfecho y se me ocurrió sacar a colación algo que me venía rondando desde hacía rato…
El repiqueteó del timbre del teléfono de línea me cortó la inspiración y previendo que podría ser algún conocido, le hice señas a Luisa para darle a entender que yo no estaba. Atendió enseguida y resultó ser el padre de Elizabeth, al contestarle que yo no me encontraba, le preguntó si quería dejar algo dicho, entonces éste le pidió que me avisara que ya había hablado con los otros padres y todo había salido bien. “Quédese tranquilo señor, apenas regrese, le comunico esta novedad”.
Respiramos con Ramón, el círculo se había cerrado de forma conveniente. Era un “Caso cerrado” para nosotros y, de seguido, apenas cortó la comunicación, le dije a Luisa que quería hablar con ella en relación a lo que había emprendido con Ramón, la tomé desprevenida, se puso un poco pálida al contestar, pero se recuperó enseguida y acotó:
- Jefecito, antes de que diga nada, déjeme agradecerle porque Andrea me dio la mitad del dinero que nos dejó por el tema de Lolita, me viene bien para ahorrar algo para “mi sueño” y respecto a lo de Ramón, ninguno de los dos lo esperaba, se dio así y nos sentimos bien, tenga por seguro que hay sentimientos de por medio y queremos que se vayan consolidando, hablamos mucho al respecto y bueno, “otras cositas”, pero, de eso no pienso decir nada, ya está, ya dije lo mío, ahora que vengan los “palos”, ¿qué le hace una mancha más al tigre?. –Ramón se sonreía, sabiendo lo que yo pensaba-.
- A mí me gustaría averiguar porque cuernos te adelantás a lo que yo quiero decir, Ramón sabe lo que pienso y no hay tales “palos”, queda en ustedes hacer las cosas bien, algún día te voy a poner un tapón en la boca cuando yo quiera decir algo.
- Jajaja, perdón jefe, es que soy ansiosa, pero si el tapón es en la boca está todo bien, peor sería que fuera en otro lado, jajaja. Listoooo, no digo más nada, -dijo cuando vio la cara de los tres-.
- Lo que quiero hablar es sobre tu “sueño”, ¿cuánto es lo que hay que gastar para que se haga realidad?
- Vaya con esa pregunta, es muy difícil, por eso sólo es un “sueño”, tendría que viajar a Chile, allí está permitido y están los mejores cirujanos, hay que vivir en el lugar, algo así como un mes para los controles y curaciones, entre pitos y flautas, insumiría algo así como cuarent… pero, pero, ¿por qué me estás preguntando esto?
- Porque tengo una duda y quiero sacármela, seguí contando, no te frenes, hasta ahora venías bien.
- Bueno, pero yo no jodo con eso, la operación de cambio de sexo es algo que me toca muy adentro y no lo tomo “a la chacota”.
- Ya lo sé, por eso quiero que sigas contando, yo te lo estoy preguntando muy en serio.
- Bueno, que joder, sale unos cuarenta y cinco mil dólares y puede que un poco más.
- Ramón, ¿vos que opinás de esto?, -le pregunté-.
- Lo único que sé es que es algo que ella desea con el alma y lo mío es apoyarla, además, se quiera o no, una cosa es muy cierta, nos allanaría muchos caminos.
Yo preguntaba y ellos contestaban prácticamente mirándose a los ojos, mientras tanto Andrea me daba una serie de facturas para autorizar y fue la única que se percató de que yo estaba haciendo un cheque, tenía los ojos grandes y la sonrisa le llenaba toda la cara, pero no dijo absolutamente nada. Terminado lo que dijo Ramón, Luisa lo tomó de la mano y me miraron como interrogándome, la incertidumbre era evidente.
- Está bien, ya me enteré lo que quería saber.
- Gracias por entendernos jefe, pero… ¿Por qué viene esto de querer saber?, ¿Candela te dijo algo?, -preguntó Luisa-.
- Pregunto porque para vos es complicado, pero para mí esto tiene la simpleza de un dos más dos. Candela me dijo que vos tenías desde hace tiempo todos los datos de la Clínica y del cirujano que podría hacer la operación, ¿es verdad eso?…
- Sí, Candela lo sabía desde antes de que muriera mi mamá, pero insisto, ¿Por qué querés saber?…
- Porque quiero que se tomen el día los dos, que vayan a abrir una cuenta para depositar este cheque de cincuenta mil dólares y para hacer una cita con ese cirujano del cual tenés los datos. Quiero que a partir de la semana que viene ya estén en Chile para que se cumpla tu sueño, eso sí, si después de esto se casan yo quiero ser el padrino de bodas.
Ramón no dijo nada, me estrechó la mano con fuerza y su rostro demostraba una gratitud enorme, lo de Luisa fue distinto, tampoco dijo nada, miró el cheque que tenía en la mano, se dejó caer como una bolsa en el sofá y comenzó a temblar, tenía los ojos llorosos cuando nos miró a Andrea y a mí y estalló en un llanto que nos conmovió a los tres.
“La ratita” casi salta el escritorio para ir a abrazarla y fue bastante difícil hacer que parara de llorar. Tenía un nudo en la garganta imaginando todas las peripecias por las que había pasado Luisa para tratar de cumplir “su sueño” y yo solamente aportaba un granito de arena para que así fuera, me sentí bien.
Había cosas que tenía claro, no iba a gastar repartiendo el dinero a cualquiera que viniera a golpear mi puerta, pero el caso de Luisa era distinto, a los que me rodeaban yo los consideraba “familia” y para mejor, de la que se elige, además, la cantidad que había puesto en el cheque era apenas un 7 u 8 % de lo que recibía mensualmente en calidad de intereses bancarios por el efectivo que me habían dejado mi padre y mi tío. Intereses que nunca llegaba a gastar y que re-depositaba en una cuenta anexa del mismo banco.
Me movía muy cómodo con lo que me dejaban los alquileres de los casi cuarenta departamentos y la felicidad, la sorpresa y la ilusión de Luisa no había dinero que lo pagara. Cuando estuvo un poco recuperada y se aprestaba a decir algo que, seguramente, me sonaría a agradecimientos y/o a algo similar, le dije a Ramón que se la llevara, “lo único que quiero escuchar de vos es cuando van a viajar y cuando te vas a operar, las demás son boludeces que no me cuadran”. No tuvieron más remedio que irse, lo hicieron abrazados y haciendo planes. Faltaba lo de Andrea y esperé a escuchar lo que me quería decir.
Se aclaró la garganta cuando me giré para mirarla y le dije serio que le tocaba hablar a ella y que estaba esperando que me dijera lo que pensaba decirme… Me costaba mantener una actitud seria, tenía ganas de reírme cuando la noté un tanto aturullada y, por otro lado, tenía encima un “tilín” raro, comprendía lo que había hecho, pero también me jodía…
- Quería pedirte disculpas, porque me fui de la fiesta sin avisarte e hice algo contrario a lo que te había dicho y demostrado más de una vez. Te dije desde mi corazón y sentimiento que mi cuerpo era sólo tuyo y me dejé tentar.
- En realidad, no iba a decirte nada por eso, sos una mujer adulta y sé que yo no te ofrezco ninguna seguridad a nivel “pareja”, ni soy dueño de tus decisiones, pero ahora que me lo planteas así, no sé si sentirme herido en mi ego porque me reemplazaste por una mujer, dejando entender de alguna manera que lo mío no te alcanza y/o no te alcanzó nunca o desilusionarme y perder la confianza pensando que ayer fue con una mujer, mañana será con otro tipo y pasado mañana con varios, según te habías acostumbrado con tu novio.
- No me digas así Martín, estoy muy dolida porque sé que hice algo que no debía. No sé qué me pasó, no se me ocurre pensar en otro hombre y ni hablar de repetir lo de antes con los amigos de mi novio, quizás fue “cholulismo” de pueblerina estúpida porque es una mujer famosa, además, ni siquiera me sentí cómoda ni lo gocé, te tenía a vos en la cabeza.
- Eso es más o menos que decir “no lo quería matar, pero ya que estaba apreté el gatillo” … Lo del “cholulismo” no me termina de cerrar, con ese criterio mañana aparece un actor conocido o un político o un deportista y lo vas a querer “probar” porque es famoso. No sé, no sé qué pensar, hasta hace un rato no pensaba decirte nada por el “desliz”, ahora me hacés dar cuenta que mi confianza tambalea y no quisiera trasladar esto a la parte laboral.
- No Martín, ¡por Dios!, no me digas así.
“La ratita” estaba a punto de estallar en lágrimas y me di cuenta que lo mío no era un placer sádico por hacerla sufrir, estaba exponiendo lo que pensaba, eso era el “tilín” que me rondaba. Muchas veces, como en este caso, puede que por crianza o por personalidad o porque me vi obligado a cambiar mucho, me daba por pensar, que “yo era yo” y se imponía el “lo tomas o lo dejas”. Era yo quien fijaba las reglas y éstas, o se aceptaban y se cumplían o el otro caminaba por una vereda distinta. Este caso era especial porque nunca me lo había planteado, pero había que buscarle una solución y, acorde a mis pensamientos, encaminarlo para dónde yo quería.
- Te lo digo tal como lo pienso, mirá, yo comprendo que puedo resultar un tipo egoísta y, posiblemente “machista”, pues resulta que no me importa lo que los demás piensen. Creo tratar con adultos que saben discernir, estar a mi lado implica aceptar “mis reglas”, sentirse bien con lo que doy y dejar de lado cualquier tipo de exigencia, tanto en lo personal como en lo laboral. No quiero esclavos a mi lado y no creo ser un ogro gritón ni “machaco” a los golpes, entiendo que se pueda pretender otra cosa o pensar distinto y, como quien dice, “hacer la suya” lo cual puede diferir con mi modo de ser, lo acepto, no me vuelvo loco por eso y jamás voy a meterme en las decisiones del otro, pero… el otro ya no caminará por mí misma vereda, algo que se agravaría si hay engaños o deslealtades de por medio.
- Yo lo sé, lo tengo asumido y me demostraste todo lo que podés dar y lo que podés seguir dando, acepto todo eso, no vas a tener nada más de que quejarte y sólo quiero que me perdones la “cagada” que me mandé, sé que no tengo excusas, es más, entiendo que, si alguna vez pienso distinto, vas a ser el primero en saberlo, jamás te traicionaría. Sos “especial”, sos nuestro “Alfa” y te acepto como tal, aunque difiero con los que te puedan llamar egoísta, de hecho, lo que hiciste recién con Luisa, no es de un tipo egoísta, tampoco lo que hiciste antes con Gerardo, cualquier otro lo hubiera dejado tirado sin que nada le importara, o lo de las joyas de tu nodriza, ni hablar de la mano que le diste a Ramón y a su auto estima.
- Bueno, demos una vuelta de página a esto, ya me tocará “vengarme” por lo que hiciste, más tarde va a venir Candela a tomas lecciones de computación o algo así por el estilo, creo que ya habló con vos para eso.
- Estaré esperando tu “venganza”, -dijo secándose un par de lágrimas que asomaron y siguió- Lo de Candela ya lo sé, va a venir en un par de horas, me encanta Candela, es tu pareja ideal, tiene dinero, un físico impresionante y no es para nada “creída”.
- Lo tengo claro, a más de los sentimientos, creo que es la primera que entendió lo de las “no exigencias” y lo de las “lealtades”.
Me vino bien ponerle en claro algunas cosas a Andrea, era algo que, de alguna manera, lo tenía “atragantado”. No me quedó más que subir a mi departamento y encargué comida, vinieron rápido y me comí todo el estofado con carne que había pedido. Lo llamé al Sensei para darle la novedad de la habilitación y le pedí que no viniera, pero me puse de acuerdo con él para concurrir al dojo dos veces por semana. El tiempo que restaba hasta que viniera Candela, lo ocupé despatarrado en la cama, tal que, si había novedades en la oficina me avisarían.
Antes de que llegara mi novia me llamó por teléfono Olga, estaba de lo más excitada y entró a contarme lo que había pasado en el Estudio Jurídico…
- Me atendieron de maravilla y ya fui con uno de los Abogados a realizar la denuncia, le presentaron las pruebas al Fiscal que atiende el Caso y no lo van a dejar escapar por ningún lado, abrieron un Caso conjunto en lo Civil, Penal y Económico, junto con el Caso del divorcio vincular, esta noche o mañana lo van a detener. Cuando quiera podés pasar por casa o decirme dónde, compré una crema especial y ni mi hija ni yo pensamos en pagar “cuotas” o “agradecer”, nos hiciste sentir tan bien que no hay “polvo” que pague todo esto, nuestra entrega debe ser total.
- Me alegro que marche todo bien y te agradezco lo que decís, pero, por ahora no puedo ir a visitarlas, tengo un lío tremendo de trabajo, yo te llamo, ¿sí?
- Cuando quieras, bombón, me caliento de sólo escucharte.
Esas dos me tentaban, pero, por las mías, yo buscaría el momento y como no descartaba los gritos, que mejor lugar que el dormitorio del pent-house y, pensando en gritos, recordé a la “veterana gritona” que yo conocía por el nombre de Marisa, era raro que no me hubiese llamado, por un lado, me vino bien porque pude dedicarme a otras cosas sin mezclar los Casos, aunque, por otro lado, me había sonado tan interesada y como ocultando algo que, sin dudas, tenía que ver con la investigación, me había dejado intrigado. Ya se vería, ni loco la llamaba yo o hacía el mínimo intento.
Como fuere, me puse a pensar en lo bien que estaba Marisa, incluso se la veía mejor que cuando la había conocido años atrás, posiblemente había mucho gimnasio de por medio y/o alguna visita a un buen Cirujano Plástico, hasta pensé en llamarla por teléfono a mi “suegra” para preguntarle, pero recordé lo de la diferencia horaria que había con Australia y no quise importunarla.
Dicen los que entienden de esas cosas que, si pensás en ver a una persona determinada, es muy probable que te la cruces, explican algo de las energías y no sé qué otras “yerbas”, el caso es que, la susodicha me llamó por teléfono cuando estaba a punto de dormirme…
- Hola Martín, ¿cómo estás?, disculpá que no te haya llamado antes, anoté tu dirección y borré el mensaje porque mi marido me controla el teléfono, también borré tu número antes de anotarlo.
- ¿Qué contás Marisa?, ¿cómo hiciste para conseguirlo de nuevo, lo adivinaste?, -me sonaba a “verso” el tema del celular-.
- No, no me decidía a ir a tu oficina y tampoco podía pedírselo a mi marido, me salvó Mercedes, la madre de Elizabeth, me llamó para contarme el tema de la hija y el buen trabajo que hiciste y se me ocurrió pedirle el número de tu teléfono. Necesito hablar con vos, tengo un problema enorme, de hecho, si inicías una investigación en la empresa de mi marido puedo quedar involucrada y mi vida quedaría destruida.
- ¿Le estás robando a tu marido o es otra cosa?
- No, no necesito hacerlo, por ahora tengo acciones en la empresa y no es por dinero el problema. Él es un obsesivo del trabajo y me tiene, digamos que “abandonada” desde hace tiempo, además es un celoso imbancable, por eso, a veces me le “escapo” y hay fotos y posiblemente videos que me comprometen.
- Entiendo y seguramente con alguno de los que me “apuntará” en una lista tu marido.
- Está en ese entorno y no me lo puedo sacar de encima, estoy desesperada. Mi marido tiene los datos que le pediste y se quiere reunir contigo, si este muchacho entra en la lista que te va a dar y se toman medidas contra él, expondrá lo que tiene y a mí me dejan en la calle.
- Linda “piedra” resultaste, ¿qué es lo que pretendés que haga yo?, aunque dejé el nombre de lado, si son varios los involucrados, ellos mismos lo pueden acusar y allí ya no puedo hacer nada.
- ¡Ohhh, por Dios!, tenés razón, eso sería espantoso. Ahora no sé qué hacer, no había pensado en eso, -se notaba que la desesperación no era fingida-.
- Parece que son varias las cosas que no pensaste al momento de decidirte a cagarlo a tu marido. Vamos a hacer una cosa. Contale lo que te dijo Mercedes y decile, como cosa tuya, que yo debo estar libre de trabajo y podría aprovechar para contactarme. Después que me contacte y me pase los datos, vemos si tu “amigo fotógrafo” está involucrado. Otra posibilidad en que nos juntemos y me des los datos del tipo para comenzar a investigarlo a él y ver si podemos sacarle lo que tiene de esos “momentos íntimos”.
Ni cuenta se dio, ni siquiera acusó el sarcasmo con que yo le hablaba, esta idea le pareció mejor y me citó para encontrarnos esa misma tarde en la confitería del Hotel Bauen, ella se reuniría para tomar el té con una amiga y yo debía caer de “sorpresa” y encontrarnos de “casualidad”. Mucho que digamos no me gustaba esa idea, pero accedí, aunque le dije que me tuviera preparados en un papel una serie de datos que me tenía que pasar si no se cuadraba el hablar claro frente a la amiga.
Lo que iba a hacer era totalmente ilógico, porque para eso tenía la oficina, pero creo que se juntaron varias cosas, en principio, la iba a saludar a Candela porque tenía ganas de verla, de besarla y de hacerle un par de mimos y recordé que se iba a juntar con Andrea, ergo: tendrían para un par de horas largas con el tema de la computación, además no tenía ganas de “hacer huevos” esperando ni en la oficina ni en el departamento y después, debo reconocerlo, primaba bastante mi fijación con las “veteranas”, recordar que ese “culito” se había “escapado” y ponerme a pensar con la “cabeza sin neuronas”, me decidieron rápido.
Había otra cosa más que me incentivaba y eso también debía reconocerlo, una cierta vena “chusma” o “cotilla” que me rondaba por la cabeza de “arriba”, la de pensar. Si había fotos y videos comprometedores implicaba algún tipo de “reviente” de la “miedosa y gritona” Marisa y me gustaba saber esos entretelones.
Candela llegó a horario, venía muy modosita en su vestimenta, pero, lo que se tenía que notar se notaba y cuando me echó los brazos al cuello y me besó apretándome con sus tetas duras, casi, casi me tiento y la dejo “pagando” a Marisa. Menos mal que me dijo que ya Andrea la estaba esperando en su departamento y aproveché para hacerle saber que tenía que ir a ver a un cliente, precisamente el empresario que me había presentado en la confitería.
- “Tenía ganas de estar un rato haciéndonos mimos, pero me corre el tiempo porque luego de lo de Andrea me tengo que ir a atender a dos proveedores y ver las reformas que se le hicieron a los baños, en todo caso te llamo y me vengo a dormir con vos, mi casa vacía me parece enorme”, -dijo haciendo “pucheros”-.
Demás está decir que no le puse el mínimo “pero”, poder podía “picar” en uno y otro lado, pero… con Candela de por medio, sobraban los puntos de comparación. De última, -pensé para mis adentros- si se daba, preparaba el “camino” con la “gritona”. Ella se fue a verla a Andrea y vestido de elegante sport me fui a ver que tenía para decir Marisa.
Entré en la confitería del hotel y vi que Marisa estaba sentada en una de las mesas menos expuesta a las miradas y estaba sola, el servicio sobre la mesa era único y se me ocurrió que lo de la “amiga” no se había dado o era un “invento”. No me importó, pasé cerca de la mesa para que ella me llamara, no tardó nada en hacerlo, me sentí ridículo haciendo esa pantomima, aunque ya que estaba en el baile, decidí “bailar”.
La saludé con un beso en la mejilla y le pregunté por la amiga, “suspendí con ella, tengo varias cosas que contarte y sería engorroso”, -contestó-. “Lo de tu marido luego lo vemos, quiero saber cómo puedo solucionarte el problema a vos”, -expresé sin perder tiempo y sentándome frente a ella-.
- Necesito que contestes todas mis preguntas y quedate tranquila que de mí no va a salir nada, hacé de cuenta que soy un cura.
- Con vos no tengo problemas, además sé que tengo una deuda pendiente, jajaja. -No le contesté, la miré para que siguiera-. El muchacho en cuestión es el yerno del Administrador de la empresa, trabaja con el suegro en la misma oficina, es un flaco con “pinta”, agradable, entrador y bastante mujeriego. Hace un par de meses atrás, mi marido estaba enfermo en casa y tuvo que venir varias veces a traerle papeles, uno insoportable porque es así cuando está sano, imaginate enfermo y en cama, el otro con labia y conquistador, el caso es que me dejé endulzar los oídos y salí a tomar algo con él.
- ¿Hay fotos de esa primera vez?
- Si, bueno, como te decía, me dejé convencer, además tenía ganas y fuimos a un hotel, me filmó con el celular haciendo un oral y cuando me penetraba haciendo un “cuatro”, ni siquiera me di cuenta de eso. Para mí era esa primera vez y basta, eso es lo que le dije, pero él insistió y ante mi negativa, al otro día por medio de un mensaje, me mostró fotos sacadas de la filmación.
- ¿Son las únicas que tiene?
- No, tuve que salir cuatro veces más con él y me extorsionó para que me dejara filmar, siempre me trató bien y está muy bien, así que terminé gozando y colaborando en esos actos. Lo que sucede es que no me deja cortar y si está involucrado en lo que quiere averiguar mi marido, va a saltar una “gorda”.
- ¿Cómo es la relación de él con el suegro?
- Le tiene terror, este tarado y extorsionador se casó con la hija y luego trepó en la empresa por la influencia del suegro, ahora éste lo tiene agarrado de los huevos. La mujer está embarazada y, según él, no lo deja tener relaciones, parece que el suegro y la hija lo “basurean” bastante, no deja de ser un hijo de puta porque se aprovechó de mí, pero, en el fondo, me da lástima.
- Aquí no hay “tu tía” con la lástima, el tipo te puede joder muy feo y hay que evitarlo antes de investigar nada para tu marido, después puede llegar a ser tarde.
- Yo no sé qué hacer, por eso recurro a vos, lo que sé es que quiero sacármelo de encima y no tener problemas con mi marido, si se entera de algo me deja en la calle, ya no tengo edad para salir a flote sola.
- Dejalo por mi cuenta, primero hay que ubicar todo lo que te relacione y luego se verá lo que se hace con él. Necesito todos los datos que tengas de tipo, nombre, domicilio, número de teléfono, etc.
- Lo dejo en tus manos, pero decime cuanto me va a salir este tema, -me dijo dándome un papel con todos los datos requeridos-.
- Mis honorarios no te los voy a cobrar en “metálico”, a lo sumo te cobraré lo que gaste si tengo que utilizar a parte de mi equipo, sin que sepan tu nombre, lógicamente, pero… si alguna vez necesito de vos, tendrás que estar al “pie del cañón”.
- Listo, dalo por hecho y, te tengo que decir algo más, desde que te vi la otra noche estoy recaliente con vos, Gloria nunca me dejó resarcirme del papelón que pasé esa primera vez en el departamento de tu tía.
- ¿Y estás segura que ahora no vas a gritar? Mirá que pretendo un “servicio completo”.
- No esperaba menos y en cuanto a los gritos, no te aseguro nada, pero pretendo aguantar lo que venga. Si te animás, podemos alquilar una habitación.
- Animar me animo, pero no puedo, tengo gente citada en la oficina y no puedo zafar, por otra parte, me encanta escucharte gritar y prefiero que vengas a mi casa, el dormitorio está insonorizado, no hay cámaras allí y podemos pasarla bien, dejame ver cuando puedo.
- Hecho, pasado mañana mi marido va a un Congreso y se queda por dos días, podemos aprovechar cualquiera de esos días, aunque te aclaro que hasta que me llames me voy a hacer una “película” de aquellas, jajaja.
No daba para seguir hablando, ya había notado que la “veterana” estaba “vestida para matar” y más que predispuesta, no me hubiese costado nada alquilar una habitación y darle para que tuviera y guardara, pero… estaba Candela y esa noche todas mis energías estaban centradas en mi novia, no había ni posibilidades de comparación.
Me fui de allí pensando en pedirle a Ramón que hiciera una vigilancia al tipo en cuestión y “alquilar” a una buena escort para que lo engatusara, se lo llevara a un departamento, lo filmáramos y “pastillas mediante” diluidas en la bebida, se metiera también un travesti en la “pelea”, no hay nada peor para un “machito mujeriego” que un culo roto, sin que fuera Luisa, eso ni pensarlo, aunque tampoco habría problemas, “conocidos” tenía a montones.
Al regresar me fui derecho para la oficina y me los encontré a Ramón y a Luisa haciendo planes y más que acelerados, ya habían ido al Banco, habían abierto la cuenta a nombre de Luisa y no perdieron tiempo para comunicarse con la gente de la Clínica privada de Chile. Me dijeron que había una pequeña variación en el precio, el dinero alcanzaba y cubría todo, operación alojamiento, recuperación e intimidad o, como diríamos acá, “Secreto de Sumario”. Como no podría ser de otra manera Luisa me hizo partícipe contando todo con pelos y señales.
Estaba alteradísima y las palabras parecía que se le cruzaban, por momentos me decía que Ramón, Andrea y yo, su madre y Candela en su momento éramos los únicos que habíamos entendido cual era “su sueño”, luego me salía con el tema de que tenían que conseguir el pasaje del avión y de pronto me metía palabras referidas al Cirujano o a la Clínica o al tiempo que tardarían allí. Todo esto tomándome la mano, esto con la anuencia de Ramón que me había guiñado un ojo como diciendo “no la puedo parar”. La alegría de Luisa era contagiosa, hasta las lágrimas que corrían por sus mejillas sin ningún tipo de aspavientos, provocaban una ternura especial.
Cuando en medio de toda esa vorágine de frases y palabras, me dijo que esperaban irse en los próximos tres días, aproveché para decirles que me parecía bien, pero que creía que iban a tener que trabajar hasta el último día porque tenía un Caso entre manos.
- Eso ni se pregunta jefe, si usted tiene un Caso y hay que suspender, sólo basta que usted lo exprese, -dijo Ramón poniéndose serio-.
- Jefe, jefecito de mi alma, vos sólo tenés que sugerir, nosotros estamos a muerte contigo, esperé tanto por esto, que esperar unos días más porque nos necesitás, no admite ningún tipo de discusión. ¿En qué te podemos ayudar?, -expresó Luisa secando su cara y prestando atención-.
- No creo que sea tan dramático, en dos o tres días lo podemos tener resuelto, ante todo te cuento que voy a tener que necesitar la colaboración de tus amigos-amigas.
- Ya me lo imagino, jajaja… ¿Hay que ponerla o poner el culito?, le consigo lo que quiera. ¿Cuál es la idea?…
Luisa pareció olvidarse de lo suyo y prestó suma atención, lo mismo hizo Ramón y me dispuse a desgranar mi idea. Cuando terminé de explicarle, Ramón se quedó pensando y tal como yo imaginaba, sus pensamientos tenían relación con los pros y los contras, entonces lo miré esperando por algún comentario.
- No le encuentro el lado negativo, si es “putañero” y de verdad el tipo tiene tanta dependencia con el suegro y la mujer está embarazada, la “cosa” puede funcionar, daría lo que se le pidiera con tal de no perder el trabajo, el matrimonio y posiblemente la tenencia de su futuro hijo, sin contar con otras “pérdidas”, -expresó el ex policía-.
- Tengo a la chica, es una rubia de cabello largo y lacio, alta, de un metro setenta, más o menos, tiene cara de muñeca, un físico que para el tránsito y una voz entre sensual y de nena que provoca que ninguno se le resista. Es cara, pero tiene el departamento y no va a tener problemas para que le pongamos cámaras, máxime si hay “money” de por medio. Además, si necesita a una “amiga con manija”, está Daniela, la apariencia es como la de la rubia, aunque ésta es morocha y “calza” unos veintiún centímetros bastante gruesos y respecto a las “pastillas” para disolver, sabiendo a quien tocar, se consiguen en cualquier discoteca, es más, si puedo consigo un par de ampollas de “Burundanga”, esa elimina cualquier voluntad.
- ¿Así?, ¡mirá vos!… -Dijo Ramón mirándola a Luisa-.
- No me mires así vida, a ellas las conozco porque alguna vez compartimos departamento, nunca tuve nada ni trabajé con ninguna y tampoco nunca consumí drogas, -le dijo Luisa a Ramón y temí que surgieran problemas de pareja-.
- Cariño, mi vida, sólo estoy bromeando para hacerte enojar, jamás te diría nada de tu vida anterior, no se me ocurriría, por lo que hablamos de hacer un “borrón y cuenta nueva”, porque tengo “códigos” y porque los “muertos de mi placard” no me lo permitirían, -acotó Ramón, dándole un “piquito” que derritió a Luisa-.
- ¿Te das cuenta, jefe, porque lo quiero con el alma?…
Quedamos en que Ramón le haría un seguimiento “a full” al día siguiente, por lo menos para saber a qué hora salía de la casa, cuando entraba a trabajar y a qué hora dejaba el trabajo, si solo o acompañado, además si hacía algo después de trabajar, cualquiera de sus movimientos nos servía para desenmascararlo y rescatar las fotos que tenía de Marisa.
Si Ramón entendía que se podía hacer, al otro día, una rubia despampanante “chocaría” con él y le pediría que la llevara a la casa porque se había torcido un tobillo o porque ya lo tuviese engatusado y no se resistiría a una “conquista fácil”, las “armas” que podría emplear una profesional del sexo, serían mortales para un mujeriego que se las creía. Luisa iría esa misma noche a conseguir las “pastilla” o las “ampollas” y ubicaría a las “amigas” para proponerles el trato. El dinero no era problema, yo quería resultados.
En principio tenía que apurar todo por el tema de los contactos que tenía Luisa, me eran primordiales esos dos días, después no me jodía tanto, el trabajo lo podía seguir yo solo. A Marisa le cobraría lo que gastara para armar todo esto, pero mis “honorarios” los empezaría a cobrar en la mañana o en la tarde del tercer día cuando su marido estuviera de viaje, pensaba hacer que pidiera por todos los Dioses o Santos y se me cruzó por la cabeza que era una pena que no estuviera Gloria, se hubiese prendido con gusto.
Imaginando gritos y posiciones me había embalado solo y la terminó de completar Candela cuando me llamó diciendo que subía al pent-house. Llegué casi a la par de ella y no bien entramos la abracé desde atrás apoyándole el bulto entre las nalgas, mis manos, ropas de por medio, se hicieron dueños de sus pezones que no tardaron en endurecerse, “lástima que tenés que irte…”, -le dije besándola en el cuello y las orejas-. “De eso nada amor, que esperen los proveedores”, -contestó ronroneando y moviendo el culo para sentir todo el bulto-.
En definitiva, las ropas quedaron en el camino del dormitorio, me empujó luego sobre la cama, dejó mis piernas colgando, se arrodilló en el borde, fue un parpadeo y se tragó mi verga como si fuera un chupetín bolita, gemía, apretando y soltando sus manos y uñas en mis muslos y aguantar su absorción me resultó una tortura deliciosa. Apenas pude reaccionar para que no me secara de una, me corrí hacia el centro del tálamo y no la dejé “jugar” sola, el “69” se impuso y me esmeré con su “botoncito” erecto después de absorber sus labios empapados.
Ella y yo sabíamos que pasado mi primer sofocón podía aguantar un rato más largo de lo normal y Candela se aprovechaba de eso abandonándose con sus orgasmos. Sus contracciones y sus gemidos me enardecían, usaba sus manos para apretarse y acariciarse sus propios pechos a la par que tragaba verga, entrando, saliendo y tocándome los huevos con la nariz, dos de mis dedos se habían perdido en su agujerito protegido por las nalgas de ensueño y el pulgar se movía como independiente en su vagina, sabía que estaba a punto de tener un orgasmo explosivo y la incentivé absorbiendo el clítoris que parecía estallar.
“Martínnnn”, -gritó mi novia dejando su boca libre y el orgasmo fuerte se sumó al grito no contenido, acompañado de contracciones y una lluvia de jugos que me empapó la cara-, tardó unos diez segundos en recuperarse y se giró en la cama diciendo que quería apretarme con sus piernas. Se imponía el “misionero” y con Candela me encantaba, no la hice esperar, sólo tuve que colocar el glande en la entrada y besarla profundo, ella, empujando con sus piernas en mis nalgas y usando los músculos de su vagina, “manejó” la penetración.
Claro que con un caderazo podría haber apurado todo, pero a ella le gustaba así y su cuerpo, su cara, sus ojos y sus movimientos en la cama me podían. Sobre el final me dejaba dar el último empujón y sabíamos los dos lo que pasaría, su grito de satisfacción, el abrazo de sus cuatro extremidades y el apretón de sus músculos vaginales provocaría que el culito quedara para la noche. Nos corrimos los dos al unísono y quedamos uno sobre el otro, nuestros sexos parecían sellados y aprovechamos a hacer lo mismo con nuestras bocas.
Un rato después, abrazados y riéndonos terminamos nuestra recuperación debajo del agua caliente de la ducha. Candela decía de apurarse para poder llegar a la confitería, pero, como siempre me había pasado, ya seco la esperé con la toalla lista para secarla, siempre, cualquiera de ellas que fuera, tardaba un poco más. “¿No me querés acompañar?”, -preguntó-, sabía que lo deseaba y me cambié para acompañarla. Podría parecer una tontería, a Candela esto le gustaba más que recibir el regalo más caro.
Fuimos en mi auto y le conté lo de Luisa y después de escuchar y ponerse contenta porque, por fin se le daba a Luisa la posibilidad de cumplir con “su sueño”, me dijo que algo le había contado Andrea.
- ¿Me hiciste hablar para decirme luego que ya lo sabías?
- No, lo hice porque me gusta que vos me lo cuentes, si no me hubieses dicho nada, entendería que no querías decírmelo por algún motivo, pero no por eso iba a pensar mal, de última te preguntaba, ¿no me dijiste que preguntar podía?
- Si mi cielo, pero es importante que sepas que, a veces, no te podré contestar.
- Lo sé, lo entiendo, no hay problemas con eso.
Llegamos a tiempo y arregló los temas con los proveedores, mientras tanto, después de saludar a los empleados que había, fui a recorrer los baños para ver los arreglos realizados. Los habían agrandado utilizando terreno que quedaba libre y me resultaron comodísimos. Estuvimos un rato allí y me entretuve mirando como Candela se movía de un lado al otro dejando todo preparado, se notaba que sabía lo que hacía y lo que quería hacer, cuando salimos del lugar ya era de noche y por la hora, había que ir a cenar.
Le pedí que eligiera el lugar y me contestó que ahora me tocaba a mí, la miré extrañado y, sonriendo acotó que se había dado cuenta que el lugar que ella había elegido anteriormente estaba lleno de “figurones” y que yo no la había pasado bien. “En eso te equivocás, con los de los “figurones” te doy la derecha, pero me basto solo para ignorarlos, por lo demás, comí bien y estabas vos a mi lado, no necesitaba más” … Casi chocamos porque Candela me dio un abrazo y un beso enorme en la mejilla, menos mal que fue allí, un poquito más de “cariño” y hubiese estrellado el auto. Terminamos a las risas los dos.
Al final fuimos a una Trattoría, de buen nivel y comimos hasta pasarle el pan al plato, llegamos a casa un tanto alegres porque el Cabernet nos había dado una buena “paliza”, estaba espectacular y con la temperatura ambiente ideal. El vino, la calefacción que templaba por demás el departamento y las ganas recíprocas de “mimos” influyó para que volviéramos a sacarnos la ropa apenas entramos, para más, Candela me pidió que fuéramos a la habitación y me lo pidió “sin anestesia”, “llevame a la cama, yo te abrazo y vos poneme las manos en la cola”.
Se prendió a mi como garrapata y a mí me encantó caminar mientras le calentaba la cola con mis palmas como soldadas a sus nalgas. La pasamos bien, pero no fue “para tirar cohetes”. Ella gimió, se movió, me pidió que le diera fuerte, tuvo dos o tres orgasmos, que podríamos decir “normales” y quedó “fusilada” apenas acabé en el fondo de sus tripas, nos quedamos dormidos así, con una “media cucharita” y todavía dentro de ella, apenas si sentí en la madrugada como giraba el cuerpo y se abrazaba a mí para dormir con la cabeza recostada en mi pecho.
A media mañana nos despertamos y aplacamos un poco la resaca con un regio baño, bajo el agua caliente “pintó” el “mañanero y la yapa”. No sé cómo hacen ni que hacen las mujeres, aún después del baño y mientras desayunábamos me adivinaba unas ojeras tremendas y las piernas me pesaban, sin embargo, Candela estaba resplandeciente, preparó y sirvió el desayuno con una sonrisa que parecía hacer brillar a la cocina y después de comer se despidió para ir a la casa a cambiarse porque tenía que atender unos requerimientos del nuevo Administrador de las Estancias.
Yo también me cambié y bajé directamente a la oficina a verla a Andrea, estaba con Luisa dándole a los chismes y me tuve que aguantar las “cargadas” de las dos por la cara que traía, preferí no contestarles, sólo le eché la culpa al vino y las dos a la vez me contestaron… “Sí, sí, claro, nos imaginamos, fue por el vino” … Traté de hacerme el serio y le pasé los datos del “fulano” en cuestión a “la ratita”, le pedí que averiguara cualquier tipo de información bancaria, de propiedades que pudiera tener y que viera la posibilidad de hackear su ordenador personal y su teléfono celular, me jugaba la cabeza que tenía las fotos y los videos allí.
Se puso a ello de inmediato, utilizando la computadora que teníamos en la oficina, los equipos estaban conectados en Red y aunque los de ella eran un poco más sofisticados, para lo que quería averiguar, con la máquina de la oficina bastaba. Luisa me miraba ansiosa y me volví hacia ella luego de las indicaciones para Andrea, “bueno, ¿qué tenés para mí?”, -le pregunté-. De una carterita chica sacó un par de ampollas plásticas llenas de un líquido transparente y cristalino.
- Con esto va a querer “ponerla”, colaborará y no podrá negarse a nada de lo que pidan, tiene unas tres horas de eficacia y no le quedarán muchos recuerdos.
- Es importante que se “prenda” en la fiesta, ¿qué averiguaste de las chicas?…
- Saldrá un poco “saladito”, ya te dije que no son baratas, pero están dispuestas, quedaron a la espera de que Ramón nos traiga novedades para que se ubiquen en el lugar, desde ahí en más, te aseguro que a la rubia no se le va a poder resistir.
- ¿Le contaste del plan para encararlo al tipo?
- Sí, algo le dije y me contestó que me quedara tranquila, un “encontronazo casual”, un café, una copa y se lo lleva manso al departamento.
- ¿Qué opinó de las grabaciones?
- Ya debe haberlo hecho antes porque me dijo que con dos cámaras en el living y tres en el dormitorio quedará todo registrado, hasta tiene los lugares dónde ubicarlas y según ella, se le van a ver hasta los pelos del culito, jajaja. Me tenés que dar cinco mil para el adelanto del trabajo, yo le llevo el dinero y las cámaras, las ubicamos y al otro día se encarga de devolvérmelas, son de total confianza.
- Listo, yo te busco el dinero, te doy el total, manéjalo vos y no las pierdas de vista, esos contactos nos pueden servir para otra ocasión.
- Dalo por hecho, algo así me dejó entrever, la rubia vio la posibilidad de hacer un dinero extra y le interesa seguir cuando algo se presente.
Solucionado el tema de “las chicas” me acerqué a Andrea, se la veía entusiasmada, había dejado de teclear y me miraba esperando a que terminara de hablar con Luisa.
- ¿Conseguiste algo?
- No tiene propiedades a su nombre, la casa está a nombre del suegro, lo deduzco por el apellido de la mujer, hasta el auto está a nombre de la esposa, tampoco hay cuenta bancaria, ¿querés que averigüe lo que tiene el suegro?
- Ahora no, eso lo vamos a hacer más concienzudamente cuando tengamos que ver el tema de la empresa, tenelo en stand bay, ¿qué hay con la computadora y el celular?
- Todavía están bajando los archivos, pero en el celular hay fotos de un acto sexual con una señora mayor, ¿querés que le “limpie” todo?, se lo puedo dejar 0Km, lo mismo con el ordenador.
- No, todavía no, eso lo podés hacer mientras está con las dos chicas contratadas, si lo hacemos antes va a estar nervioso y se puede frustrar lo de las chicas. Tenés que darle a Luisa cinco de las mini cámaras que tenemos y ajustarlas a tus equipos, que las imágenes queden registradas únicamente en nuestros equipos. Sólo nos quedaría averiguar si tiene fotos impresas.
- Dejalo por mi cuenta, yo me ocupo de todo.
- Listo, me voy a buscar lo que tengo que darle a Luisa y luego trataré de ubicarlo a Ramón.
Luego de darle el dinero a Luisa me fui a tratar de ubicar a Ramón, me sentía bien y más que reconfortado con el trabajo del equipo, funcionaba como un “relojito” y tenía claro que por más aparatos de última generación que existieran, el factor humano era preponderante para el buen funcionamiento. Pensé que, acorde a lo que me decía Andrea podíamos haber obtenido toda la información y dejarlo al idiota sin ningún tipo de pruebas para explotar en contra de Marisa, pero el “fulano” resultó ser un hijo de su madre y se lo haría “pagar con la misma moneda”.
Continuará… GUILLEOS1 agradece comentarios y valoraciones.
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