MI PRIMER ANAL
Esta es la continuación del relato titulado: “EL VECINO”. A los 5 años tuve mi primer trío con mi padrastro y su amigo….
El reloj marcaba las 19h00. Yo estaba viendo una de las películas porno de mi padrastro Roberto cuando escuché su coche estacionarse. Entró a la casa y pude percibir la voz de otro hombre que lo acompañaba, con el cual mi padrastro conversaba:
– Roberto: Sebastián quieres algo de tomar?
– Sebastián: Si, una copa de whisky está bien.
– Roberto: Mi pequeña putita debe estar arriba, ya te la presento.
Mi padrastro me encontró sobre su cama viendo una escena porno de una niña siendo fuertemente violada por un enorme negro. Y entonces me dijo:
– Roberto: Hola mi amor. Te gusta esa peli?
– Yo: Hola papi!, sí!
Lo abracé poniéndome de pie sobre su cama y nos dimos un beso muy apasionado:
– Roberto: Ya vi que el vecino te dejó un regalo de cumpleaños atrasado. Espero que le hayas agradecido y te hayas portado bien.
– Yo: Síí! (sonriendo pícaramente)
– Roberto: Ven conmigo, quiero presentarte a un amigo!
Bajamos y ahí sentado en un sillón estaba su amigo. Era el hombre de 25 años, 1.78 de estatura, blanco, robusto y muy velludo que había visitado a mi padrastro un mes atrás:
– Roberto: Aquí está mi pequeña putita. Saluda a tu nuevo amigo!
– Yo: Buenas noches!
– Sebastián: Hola princesa. Yo me llamo Sebastián y esta noche vamos a jugar yo y tu papi contigo.
– Roberto: Anda bb!, abrázalo no tengas miedo!
Intimidada por los robustos brazos y piernas de ese hombre, me acerqué y este me sentó en su regazo. Lo abracé y él de inmediato puso sus gruesas manos en mis pequeñas nalguitas. Comenzó a rozarme con su grueso dedo del medio toda mi entrepierna y a la vez lamía mi pequeña orejita infantil. Sentada sobre él, pude sentir que enseguida todo su pene se puso durísimo. Entonces mi padrastro le dijo:
– Roberto: Aquí no, vamos a mi cuarto.
Acto seguido ese fuerte hombre llamado Sebastián, me llevó entre sus brazos al cuarto de mi padrastro. Los dos ya tenían una durísima erección. Mi cuerpito estaba únicamente cubierto por un pequeño calzoncito color rosado pastel y una blusita blanca. Roberto vestía un traje muy elegante de color negro. Sebastián por otro lado llevaba puesto un pantalón jean azul con una camiseta roja y una chaqueta negra. Y mientras mi padrastro se aflojaba un poco la corbata, Sebastián me acomodó en medio de la cama, bajó mi pequeña prenda interior y comenzó a oler, besar, lamer y chupar mi pequeñita cueva infantil. Me hacía retorcerme de placer. Roberto dejó un lubricante sobre la cama y sin bajarse el pantalón, abrió su cremallera, liberando su gruesa verga negra de 19cm que de inmediato metió en mi pequeñita boquita infantil:
– Yo: Aammm!!, ammmm!!!
– Sebastián: Qué riiico!!
– Roberto: Ooooooh!!, ooooooh!!, así!!
Sebastián me abría las piernas con sus grandes y gruesas manos. Roberto me agarraba del pelo y empujaba su durísima verga negra cada vez más y más duro, haciendo que se me atore en mi pequeñita garganta. Luego cambiaron de posición. Sebastián bajó el cierre de su pantalón y puso su olorosa verga de 17cm en mis labios. Su olor me embriagaba por completo. Abrí lo más que pude mi boquita y empecé a saborear y a tragar todo su líquido pre-seminal. Con mi pequeñita mano derecha agarraba su grueso garrote. Se la pelaba bien rico. El me agarraba del pelo como a una verdadera puta y me la metía cada vez más y más adentro.
– Sebastián: Oooooh!!, qué riiico!!, oooooh!!, qué riiico la chupas!!
– Yo: Aaammmm!!, ummm!!!
A la vez Roberto me metía dos de sus gruesos dedos en mi pequeña vaginita infantil y un delgado dildo en mi pequeñito culito. Poco a poco me dejaba llena de lubricante en toda mi vaginita y mi tierno culito. Después los tres cambiamos de posición. Esta vez Sebastián se acostó boca arriba. Me obligó a sentarme encima de él con mis piernitas totalmente abiertas. Puso mi pequeñita vagina sobre su durísimo y grueso pene, y pude sentir como con su mano derecha me metía su enorme verga. Yo grité como toda una putita:
– Yo: Aaaaaah!!, aaaaaaaaaaah!!!
– Sebastián: Ooooooooh!!!, qué ricuuura!!!, ooooooooh!!!
Al mismo tiempo Roberto se puso detrás de mí, me sacó el dildo que había dejado en mi culito, me besó salvajemente en el cuello y me dijo al oído:
– Roberto: Hoy te voy a romper el culo!
Entonces sentí la mano izquierda de mi padrastro agarrándome firmemente de la cadera. Con su otra mano dirigía su gruesa verga negra hacia mi aún virgen culito. Y haciendo mucha presión, me metió toda la durísima cabeza de su verga. Grité demasiado por el dolor. Me dolía muchísimo, pero a él no le importaba. Ambos sin compasión comenzaron a clavarme sus gruesas y durísimas vergas a la vez, mientras yo trataba de aguantar:
– Yo: Aaaaaaaaaaaaaah!!!!!, aaaaaaaaaaaaaaah!!!!!, me dueeeeeele!!!!!
– Roberto: Ooooooooooh!!!!!, qué apretadiiiiito!!!!, oooooooooooh!!!!
– Sebastián: Métesela toda para que grite por algo!!
– Yo: Noooooooo!!!!!
Los dos me agarraron muy fuertemente. Sebastián mientras me tapaba la boca con su mano izquierda, con la otra me agarró de la cadera y empujando con fuerza, me metió toda su gruesa verga hasta lo más profundo de mi pequeñito útero. Roberto me agarró fuertemente del cuello y con su mano derecha hizo presión en mi hombro para que toda su larga y gruesa verga entre por completo en mi pequeñito huequito anal. Yo estaba llorando y pude sentir como todo mi pequeñito culito se estiraba al máximo y apretaba muchísimo la enorme verga de mi padrastro. Las bolas de los dos chocaban a la vez contra mi pequeñita entrepierna. Sus movimientos se hacían cada vez más y más rápidos. Me bombeaban duro, fuerte. Me estaban violando salvajemente sin ninguna compasión:
– Roberto: Ooooooooooh!!!!!, oooooooooh!!!!, qué riiiico!!!!!
– Yo: Aaaaaaaaaaaaaah!!!!!!. me dueeeele!!!!!, yaa nooooo!!!!, por faavoooor!!!!!
– Roberto: Cállate puta!!, aguantaa!!!
– Yo: Nooooooo!!!!!, mee orinooooooo!!!!
– Sebastián: Ooooooooooh!!!!!, quée riiiico!!!!!, me veeeengo!!!!!
Como siempre me oriné. No lo pude evitar. La gruesa verga de Sebastián estiró todo mi útero y me llenó de toda su abundante leche. Mi padrastro también me clavó hasta el fondo, dejando mi culito totalmente lleno de su semen.
Al cabo de unos instantes, sacaron sus gruesas vergas de mis hoyitos y yo sentía que tenía que ir al baño. Como pude, caminé y entonces vi como el semen de esos dos grandes hombres resbalaba por mis piernitas junto con la sangre que salía de mi culito. Había recibido mi primera doble penetración y sí que me dolió, pero por otro lado me fascinó. Me estaba volviendo toda una putita.
En esos mismos instantes al otro lado de la pared del cuarto de mi padrastro, un chico terminaba de masturbaste. Era el hijo del vecino de a lado. Había escuchado todos mis gritos y gemidos desde su habitación. Su padre también había escuchado mis quejidos. Y afuera, en la entrada de nuestra casa, el guardia del conjunto igualmente se preguntaba (muy excitado) quien gritaba tanto y como putita a esas tempranas horas de la noche.
- Continuará…
Muy buen relato, corto pero emocionante.
Sabrosura de relato 😘😍❤️💋🔥🔥🔥