Pasión en la discoteca
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me encontré en un parque con Matilde, una compañera de universidad, caracterizada por ser muy avispada, muy liberal, muy desinhibida. Me saludó con cariño y platicamos de la universidad, hasta que pasó Alberto, un amigo en común que nos saludó rápidamente, pues estaba apurado.
Matilde me comentó que había salido con él hace un tiempo. ¿Y qué paso?, le pregunté, y ella respondió: Nada serio. Pero muy riquito el Albertito me dijo. Yo le seguí preguntado, que tuvo con él. Me dijo: “Me llamó por teléfono parta salir, le dije que sí, pues Alberto me atraía, por lo churrito que era. Fue un viernes, yo me duché, me perfumé, me arreglé de manera muy sexy el pelo, me puse unas botas muy elegantes, una minifalda negra y una blusa con botones. La blusa era de seda muy vaporosa y transparente, me la puse sobre un corpiño negro de media copa que se veía a través de la tela. Salimos a una discoteca, estuvimos platicando, y me gustó”. Y que hicieron le insistí: “Nos hemos mirado pícaramente”, me dijo, agregando: “Hemos chapado mientras bailábamos en la discoteca, él me acariciaba la espalda y yo metía mis dedos entre un botón y otro de su camisa, advirtiendo su piel desnuda y diciéndole al oído uhmmmm ¡sin camiseta: sin camiseta!, este detalle me gustó y ese momento comencé a desabotonar su camisa. Debajo de la camisa Alberto no llevaba nada, o sea no usaba camiseta interior, de modo que mis chapes bajaron por su cuello y de ahí hasta su pecho desnudo y velludo”.
¿Y…? le pregunté: “Seguí chapando sus pectorales, o sea besando con mi lengua y mis labios ese pecho desnudo, sexy y velludo”, agregó, explicándome que luego de bailar se fueron a sentar a un reservado de la discoteca.
“Allí, seguimos chapando apasionadamente”, me explicó Matilde. Agregó: “con nuestras bocas fogosas y apasionadas, chapábamos con loca pasión, mientras nuestras lenguas rozaban y sus manos traviesas me desabotonaban la blusa, y hábilmente me quitaban el sostén. Quedé con la blusa puesta, pero con el sostén fuera y todo mi medio cuerpo desnudo debajo de la vaporosa y transparente blusa blanca. Mis tetas ensancharon sus pupilas, y su boca carnosa bajó desde mi boca, mi cuello, hasta mis pezones a los que succionó con deseos incontenibles. Chupaba con fogosidad mis tetas y mis pezones”.
Bueno estaban muy calientes, de dije: “Muy calientes”, me respondió. Indicó que se encontraba tremendamente excitada. “Ante esa excitación, me sentía muy arrecha pues su boca chupaba riquísimo mis duros pezones y sus manos acariciaban mis muslos, mis piernas y parte de mi vagina, sobre el pantalón. Uhmmmmmmmmmm riquito el Alberto”, me dijo.
Matilde me narró que luego de chuparle las tetas y los pezones, ella bajó su boca hacia el pecho de Alberto. “Jugaba con sus vellos en sus pectorales desnudos y baje mi boca hasta su ombligo, mientras mis manos desajustaban el cinturón hasta aparecer su boxer”.
Ansiosa Matilde me relató: que al aparecer el boxer: “Lo bajé con fuerza y advertí su verga bien erecta. Dirigí mis labios y comencé a chupar esa bien parada polla con mis labios chupones, haciendo ruido y chupando y chupando su verga. Alberto jadeaba en silencio, mientras yo seguía chupando su verga. Uhmmmmmmmmmmm un verga deliciosa la de Alberto que yo no paraba de chupar. Crecía más en mi boca y se movía en mi boca…. hasta que sentí las primeras gotas de semen derramarse en mi garganta, a lo que seguí chupando, mientras el expulsaba más esperma y más y toda su leche, que me la trague, hasta la última gota y en ese instante, limpiando luego todo el semen que quedó alrededor de su verga, y los alrededores de su miembro”.
Matilde precisó que ese momento, Alberto se arreglo subiendo su boxer, cerrando su camisa y abrazándola mientras se fumaban ambos un cigarrillo. “Fue la única vez que estuve con Alberto, pero fue una experiencia ríquisima”, concluyó Matilde.
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