Pláticas religiosas
Una tarde en la que vinieron dos testigos de Jehová a darme una plática mientras yo les daba espectáculo.
A mis 18 años me fui a vivir fuera de casa de mis papás con mi hermana para estudiar la universidad, nunca fui muy atlético pero me gustaba jugar basquetbol por lo que me mantenía en buena forma, mido 1.80 y soy moreno claro. En uno de los fines de semana mi hermana viajó a casa de mis papás y a mi me programaron en sábado un examen muy pesado en el cuál tenía que estar toda la mañana, por lo que me tuve que quedar en casa sólo y sin muchos planes ya que mis amigos eran foráneos casi todos. El domingo por la mañana lo aproveché para poner a lavar toda mi ropa y me metí a bañar. Justo cuando iba saliendo de bañarme, se escuchó que habían tocado la puerta de la casa en la que nos quedábamos. La casa no tenía puerta en la cochera ni timbre por lo que si llegara alguien a la casa tenia que golpear la puerta metálica que tenía una malla mosquitera (En la entrada principal estaba la puerta de madera y la metálica). No teniendo más que ponerme de ropa, salí en toalla solo para ver quien pudiera ser, aunque era una toalla pequeña que apenas la pude amarrar a la cintura dejando una apertura en la pierna al final solo me iba a asomar porque no esperaba a nadie. Al abrir la puerta de madera y asomarme para ver quien era, vi a dos señoras en sus treinta años que portaban unos pequeños libros, eran dos testigos de Jehová que andaban de puerta en puerta predicando.
Señora 1: Joven, buen día. ¿Tendrá 5 minutos para platicar con usted la palabra de Dios?
Traté de explicar mi situación lo mejor que pude diciéndoles que acababa de salir de bañarme y andaba en una pequeña toalla, pero al recibir como respuesta que me podían esperar a que me pusiera algo les tuve que confesar que como estaba solo en la casa había puesto toda mi ropa a lavar por lo que no tenía nada que ponerme en ese momento pero que igual y en otro momento con gusto las atendía
Señora 1: No se preocupe, nosotras entendemos, si nos permite podemos platicar con usted ya que por mi no hay problema con platicar con usted de esa manera, no se tu que opines?
Señora 2: Por mi tampoco, es más importante dar a conocer la palabra de Dios
Me sentí un poco comprometido, por lo que acepté creo que sin pensarlo. Ahí estaba medio asomado escuchando todo su discurso el cual estuvo bastante ameno, se dio una plática con mucha confianza que hasta por momentos hubo un par de risas.
Señora 1: ¿Me permites darte este volante?
Yo: Si, claro
En ese momento tuve que salir de mi escondite para poder abrir la puerta metálica para tomar el papel, quedando frente a ellas, sintiendo su mirada discreta que me habían visto de arriba abajo. Y me regresé a mi lugar, pero al momento de abrir la puerta la señora 2 había sostenido la puerta para que su compañera pudiera darme el texto y se había quedado con la puerta abierta en la mano. Al principio me puse nervioso porque estaba prácticamente frente a ellas semidesnudo cubriéndome con la toalla pero rápido ese sentimiento se convirtió en excitación. El haber sentido como me habían mirado hacía que me imaginara que estuviera completamente desnudo cerca de ellas en ese escenario. La plática siguió como si nada, creo que se notó hasta con más confianza, de pronto me empezaron a hablar sobre lo que venía en el texto que me dieron y me pidieron que leyera una parte de él. En ese momento supe que tenía que hacer algo, me salí de mi escondite nuevamente y tomé con las dos manos el papel para acomodarme a leer pero no supe donde me decían, así que me acerqué a ellas para que me indicaran en donde debía leer. Una vez que terminé de leer el párrafo, no me regresé a mi lugar, me quedé frente a ellas a un metro a lo mucho. Yo estaba super caliente, tratando de controlarme para que mi verga no se parara por completo y fuera tan fuerte la imagen debajo de la toalla pero definitivamente ya estaba algo parado. La charla continuó más relajada aun a pesar del escenario, mientras me hablaba una, la miraba a los ojos y de reojo veía como la otra me miraba de pies a cabeza, lo mismo cuando me hablaba la otra. Esto me tenia muy caliente. En ese momento la señora 2 saco de su bolsa un abanico de mano y comenzó a echarse aire, no se si era porque estaban a pleno sol y en un día caluroso o por la situación.
Yo: Perdón, que mal educado soy, ustedes allá afuera con todo el calor del mundo y yo aquí muy fresco, ¿gustan pasar para que les de sombra? ¿Les ofrezco un vaso de agua o refresco?
Señora 2: Si, muchas gracias, un vaso de agua de favor
Yo: ¿Para usted?
Señora 1: También agua de favor
Rápido fui por el agua para ellas, al regresar estaban las dos ya dentro de la casa pasando la puerta, habían aceptado también estar en la sombra.
Señora 1: ¡Muchas gracias! Está muy fuerte el calor
Yo: Si, bueno me imagino, yo no he salido de la casa y está prendido el aire acondicionado. ¿Les falta mucho por visitar?
Señora 1: Y aparte andas fresco jajaja, pues faltaban tu casa y la de tu vecino
Yo: Jajaja Si hubiera tenido ropa igual y andaba en boxers y una playera a lo mucho, mis vecinos no están así que ya soy el último. Por cierto, capaz de que ya salieron y yo quitándoles el tiempo con tanta plática con ustedes, si gustan otro día continuamos
Señora 1: No te preocupes, tenemos una hora más aún, nos quedamos de ver a la 1 en el Oxxo que está acá cerca y si llegamos antes igual y tenemos que esperar a los demás, entonces no hay problema.
Señora 2: Oye pero entonces ¿no tienes nada de ropa interior limpia y por eso sólo traes la toalla? Jajaja Que preguntona yo, no te creas, mejor acá ya en la sombra con buena plática que allá esperando jajaja
Yo: Pues es que puse todo a lavar, hasta mi toalla jajaja al menos están en un lugar fresco.
Señora 1: Si y no te preocupes por lo de la toalla.
Tomaron su vaso con agua, me dieron los vasos, los puse en una mesa que estaba junto a nosotros y seguimos con la plática. Yo escuchaba y les sacaba más conversación como si estuviera muy interesado, me ponían a leer, cada vez era más descarada la mirada hacia mi toalla, me imagino que era más notoria mi erección. En una de esas ocasiones que estaba leyendo, sentí como se me iba aflojando la toalla poco a poco, sin dudarlo, no iba a hacer nada por volverla a sujetar, lo dejé a su suerte, dejé a la gravedad que decidiera si la toalla se caía frente a ellas o no. Me pasaron un libro para seguir con la lectura y la platica, el moverme a tomarlo había aflojado más mi toalla que ya prácticamente estaba sujetada de la nada. En una de esas ocasiones, mientras leía el libro sentí que la toalla estaba a punto de caer, lo que hice fue ponerme a leer con el libro a la altura de los hombros, en ese momento sentí como se había caído mi toalla mostrando mi erección completa, yo seguí con la lectura como si no hubiera pasado ni sentido nada. Pensé que iban a hacer algún gesto o decir algo, solo me dejaron continuar con mi lectura. Al terminar el párrafo, mi corazón estaba al mil, al igual que mi verga, sin embargo, ellas continuaron hablando del tema como si nada, como si no se hubieran dado cuenta. La plática seguí casi igual que cuando tenía la toalla, la única diferencia es que esta vez hasta cuando hablaba o me hablaban bajaban la mirada para verme, yo sólo hacía como que no me había dado cuenta que la toalla estaba en el piso y sostenía el libro con ambas manos. Pasado unos minutos, que no supe cuantos por fin me dijeron algo
Señora 1: Disculpa, no es queja ni nada, no sabía si decirte o no, pero se te cayó la toalla
Mientras tomaba la toalla del piso para ponérmela nuevamente, pero de manera torpe haciendo tiempo, sólo pedía una disculpa
Yo: Una disculpa, ni sentí en que momento se me cayó, según yo me la amarré muy bien, que pena
Señora 2: No te preocupes, no sabíamos como decírtelo, pero si ya tenías rato
Yo: Que pena, disculpen en serio
Señora 2: Tu tranquilo, teníamos que decirte para que supieras pero al menos por mí podías haber seguido así jajaja
Señora 1: Si nos hubiera molestado te hubiéramos dicho luego luego jajaja eres buen anfitrión jajaja
Estábamos a risa y risa, pero en ese momento no se me ocurría nada para decir más que reir
Señora 2: Las demás asoleadas y con sed y nosotras en el fresco, con agua y taco de ojo Jajaja
Señora 1: Lo que nos daba miedo es que te dieras cuenta y nos reclamaras que por que no te habíamos dicho, si no…
Yo: No les hubiera reclamado, como creen, creo que mi reacción hubiera sido parecida, me hubiera dado pena con ustedes
Señora 2: Entonces no te hubiéramos dicho nada
Señora 1: Al menos hubiéramos disfrutado más tiempo viendo
Yo: En ese caso, si quieren seguimos con la plática y me quito la toalla Jajaja
Señora 2: Yo encantada
Señora 1: Yo también
Yo: ¿En serio?
Señora 2: Si, en serio
Señora 1: Claro, la vista era muy buena
Yo: Si eso quieren…
En ese momento solté mi toalla y la aventé a un sillón, estaba completamente desnudo frente a ellas, mi erección a pesar de la situación seguía a tope. La plática siguió, pero esta vez me miraban sin pena, yo por momentos me jalaba la verga sobre todo cuando me daba cuenta que bajaban la mirada, ahora ellas se notaban nerviosas. Me tocaba descaradamente mientras me miraban, pero en ese momento les llego una llamada de que ya solo faltaban ellas.
Señora 1: Ya nos tenemos que ir, pero fue un verdadero placer platicar contigo
Yo: Muchas gracias por su visita, me prestas tu pluma y aquí te anoto mi número de celular por si andan por aquí de nuevo, igual y ya las recibo sin toalla desde el principio jajaja
Señora 2: Estaremos pronto por aquí, vas a ver que si, así que espero que nos cumplas jajaja
Señora 1: Si eh, la verdad es que lo tienes muy rico
Yo: Claro, yo cumplo
Señora 2: ¿Me puedo despedir de ti con un abrazo?
Yo: Claro, hasta de agarrón de paquete si quieres jajaja
Apenas si había terminado la frase cuando se me acercó para abrazarme para despedirse, no sin antes acariciar mis testículos y mi pene fuertemente.
Señora 2: ¡Que rico!
De la misma, se despidió la compañera, pero jalándome la verga un poco más de tiempo
Señora 2: Ándale golosa
Señora 1: Es que mira que rico, pero si ya vámonos porque voy a querer más jajaja
Sin más ni más, las acompañe hasta la puerta y se fueron…
Buen relato, van varias chaquetas que me hago con la historia, pero por favor continúala, que sean varias partes,
Que los próximos capítulos lleven a más predicadoras, y que se desvistan ellas también