Una semilla en el paraíso CAP. 1
podía sentir la suavidad y calor de su piel mis manos empezaron a descontrolarse frotando cada zona de su cuerpo ningún centímetro de ella se me pasaba por alto y mi concentración terminaba en su suave trasero, .
Algunas veces pensar en mi historia es poco creíble pensar que terminaría en un paraíso solo para mí, soy estudiante de botánica y si se preguntan si existe tal carrera y al ingresar a la universidad más prestigiosa del continente no podía perder la oportunidad de ser parte de una expedición dirigida por el mejor catedrático de mi facultad, nuestro líder en la excursión avía recibido muestras de una planta que se creía extinta desde hace varios años por lo cual y según su teoría esta planta estaría situada en lo más profundo de las junglas verdes de áfrica, después de varias semanas de caminatas sin algún resultado fuimos atrapados por torrenciales lluvias nos refugiamos en las colinas más altas que encontramos pasando casi una semana inmovilizados en un solo lugar pasada las lluvias seguimos con la expedición y cayendo la noche de nuestro día numero 21 nuestros ánimos se desvanecían, decidí refrescarme un poco en la orilla del rio lo cual fue el un error de repente una gran cantidad de agua salió de la nada solo alcance a tomar mi mochila pero la corriente fue tanta que me arrastro rio a bajo, no estoy del todo seguro que sucedió por momentos me ahogaba pero podía sacar la cabeza para obtener un poco de aire mi lucha no tenía un final me arrepentía de nunca haber tenido el valor de besar a un chica , de haber querido tener sexo, o terminar mi carrera porque está seguro que iba a morir.
Después de mucha oscuridad los rayos del sol aparecieron y yo estaba medio enterrado en la orilla del rio pude levantarme con pocas fuerzas aun sentía dolor de algunos golpes de piedras y palos que el rio me lanzo pero estaba feliz de seguir vivo, camine brevemente hacia los árboles y no tarde mucho en mirar asombrado algunas cosas que nunca daría por hecho, variedades realmente raras de plantas, árboles y arbustos, la gran mayoría que solo he visto en libros de historia y algunas que solo se pueden encontrar en cierta parte del mundo, mi miedo de haber muerto renacía por mi asombro pero de algo estaba seguro los muertos no tiene hambre fui directo al ver árboles frutales de mango y manzanas que parecían estar maduros comí libremente hasta saciarme y luego caí en sueño he aquí el principio, por que todo comienza cuando conoces a alguien, sentía que me ahogaba nuevamente creí que el rio no me avía dejado pero al abrir mis ojos vi unas pequeñas manos sobre mi cara presionando mi nariz, cuando me las aparte aprecie a una niña de cabello negro y ojos celestes , su piel era levemente más oscura que la mía y resaltaba su falta de ropa, andaba totalmente desnuda, ella no paraba de mirarme como si fuera el objeto más interesante que ella avía visto al mi parecer era debía tener unos 8 a 9 años de edad y empecé a preguntarle donde estaba pero ella solo empezó a grita fuertemente ¡TAMANA! ¡TAMANA! ¡TAMANA!, se alejó brevemente no entendía que sucedía pero a la lejos apareció otra niña con los mismos rasgos se acercó un poco y después regreso de donde avía salido, la niña que me avía encontrado empezó a hablarme en su dialecto pero no entendía nada trate de explicarle o odisea con gestos pero dudo que me haya entendido, al fijarme en sus brazos me di cuenta que tenía unas marcas como tatuajes en el brazo derecho sobresalía una T mayúscula invertida y que se encontraba entre paréntesis y en el brazo izquierdo una pequeñas líneas verticales de una 10 centímetros maso menos conté ocho en total después de decirme muchas cosas que no entendía la niña se abalanzo hacia mí y me abrazaba fuertemente no savia si tocarla ya que su pequeño cuerpo desnudo me ponía un poco inquieto, al ver que no se apartaba de mi frote levemente su espalda me di cuenta que su cabello negro y liso llegaba hasta sus caderas toda su piel esta bronceada incluyendo la raya de su trasero el cual podía ver y no podía apartar de mi vista, ella tenía una aroma a frutas diversas pero la que más resaltaba era el de durazno, podía sentir la suavidad y calor de su piel mis manos empezaron a descontrolarse frotando cada zona de su cuerpo ningún centímetro de ella se me pasaba por alto y mi concentración terminaba en su suave trasero, esas pequeñas nalgas que aun para su edad estaban muy contorneadas, ella no decía nada únicamente aceptaba mis caricias, al ver su rostro aprecie una gran sonrisa parecía estar muy contenta y sus ojos me hipnotizaba.
Después de un rato de explorar su cuerpo, savia que lo notoria, mi miembro empezó a tomas su forma más grande y ella lo sintió claramente, tanto que puso sus manos en mi pantalón y lo frotaba como queriendo sentir cada parte de él desde las punta hasta el principio donde descansaban mis testículos que sentían por primera vez las caricias de alguien, mis más bajos instintos guiaron mis manos a moverse el pequeño y contorneado trasero a su entrepierna donde sentí por primera vez la suavidad de una pubis, sentí su pequeño clítoris el cual masajeaba con una de mis dedos, ella se dedicaba a disfrutar de mis manos se recostó sobre mi pecho y separo las piernas para que mis manos puedan tener más campo que explorar en eso no me resistí la tentación de besarla, sentí sus pequeños dientes, la humedad de su lengua ya nada importaba ni si quiera el hecho de mi llegada a un lugar total mente incomprensible a mi razonamiento científico pero el momento quedo paralizado al escuchar una vos que decía ¡ASHIMA! ¡ASHIMA! ¡ASHIMA!, la otra niña avía regresado y con ella muchas mujeres y una de ellas sobresalían por sujetar lo que creo que era un cuchillo muy grande.
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