Viaje escolar con el padre de mi amiga (Pt.1)
Mi escuela organizó un viaje de una semana y el padre de mi mejor amiga vino con nosotros, así que aproveché para follármelo.
Antes de nada decir que todas las historias que subo son reales, son experiencias mías, pero obviamente los nombres son falsos para mantener la privacidad de las personas implicadas, dicho esto, disfrutad.
Mi nombre es Catalina, actualmente tengo 18 años. Tengo el pelo castaño bastante largo, mis ojos son de color miel, y no es por echarme flores, pero tengo unas tetas y un culo bastante grandes y bien formados.
A los 9 años descubrí el mundo de la pornografía por unas páginas que encontré en el ordenador de mi hermano y algunos videos y revistas que llevaban mis compañeros a clase, así que obviamente desde muy temprana edad comencé a tocarme cada vez que tenía oportunidad, lo que derivó a que ya con apenas 10 añitos mi cuerpo empezase a cambiar por los asiduos tocamientos.
Está experiencia ocurrió cuando tenía 13 años. Mi escuela había decidido organizar un viaje de una semana al bosque, a hacer actividades en la naturaleza, y para vivir la experiencia al máximo nos quedaríamos en tiendas de campaña. Las profesoras pidieron ayuda a los padres para venir con nosotros porque no habían docentes suficientes para el viaje y continuar las clases a la vez, y entre los voluntarios se encontraba Antonio, el padre de mi mejor amiga Natalia. En ese entonces tenía 35 años, era pelinegro, con los ojos azules y una barba bien perfilada que le hacía mil veces mas atractivo, además, trabajaba en la construcción por los que tenía unos brazos y unos abdominales bien trabajados. Conocí a Natalia dos años antes, cuando llegó nueva a la esvuela, y al poco tiempo me hice muy amiga suya, lo que llevó a que pasase tardes enteras en su casa después de las clases, allí conocí a Antonio, y desde el primer día que le vi llegar a casa después de trabajo, completamente sudado y sucio de polvo por la obra supe que quería que me agarrase con sus brazos y me follase sin parar, llenandome con su polla que se marcaba notablemente en esos pantalones.
Cualquiera podría pensar que es una tontería infantil, pero en mi cabeza esa imagen se repetía día tras día, cada vez que visitaba su casa y cuando necesitaba algún incentivo extra para masturbarme en mi cama. Por desgracia nunca había conseguido acercae lo suficientemente, pero tenía pensado no desaprovechar esa semana del viaje y lograr mi fantasía.
Empecé a planear casa detalle, empezando por la ropa, empaqué mis pantalones más cortos con los que enseñaba gran parte de mi trasero y marcaban los labios de mi vagina sin dejar apenas nada a la imahiancion, escogí las camisetas que marcaban mis pechos y si no llevaba sujetador se podia llegar a apreciar mis pezoncitos a través de la tela. Y como necesitábamos ropa de baño rescaté del armario unos bikinis que se me habían quedado pequeños y con cualquier movimiento mis tetas se salían o se dejaba ver parte de mi rajita.
Los dos primeros días del viaje los utilicé para tantear el terreno, le pedía ayuda para muchas actividades, aprovechando para pegarme a él inocentemente, le pedía que me echase crema solar en la espalda o me agachaba mostrándole mis narlguitas en mi pantalón apretado.
Al tercer día me arriesgué más, les pedí ayuda para la crema solar comos siempre y cuando entró a la tienda de campaña, que compartía con su hija y otra compañera, me quité la parte de arriba del bikini, mostrándole mis tetas.
-Santo cielo Catalina, vuelve a ponerte eso.
En un principio apartó la mirada, pidiéndome que me vuelva a vestir, pero rendirme no formaba parte de mi plan.
-Por favor Antonio, échame crema por delante también.
-Eso puedes hacerlo tú sola, ya eres una niña mayor.
-Pero cuando yo me echo siempre me quemo, a lo mejor tú sabes ponérmela mejor.
Pude ver cómo tragaba fuertemente, mientras sus ojos bajaban desde mi cara hasta mi pecho, deleitándose con la vista y no tuvo más remedio que aceptar.
En un principio empezó igual que siempre, por la espalda, y después me giro spra continuar con mi pecho. Se le veía con dudas pero después de unos segundos de pensárselo y ver que yo no me quejaba de lanzó a mis tetas como un animal hambriento, tocándolas, masajeándolas a su antojo, y yo no pude evitar suspirar de placer al notar sus grandes manos agarrar mis tetas como si fuesen su juguete favorito. Por desgracia no duró mucho más, ya que al parecer su lado racional apareció de nuevo y no tardó en salir pidiendo de que me vista para unirme a mis compañeros, aun así eso me indicó que podia seguir con mi plan maestro.
A lo largo del día seguí igual, acercándome a él con excusas y aprovechando el río para mostrarle mi cuerpo mojado, además, dejé que mi bikini se moviese más de lo normal, mostrándole una teta entera y permitiendole ver mi vagina a la perfección desde donde él estaba vigilando.
Al llegar casi la noche íbamos a una caseta a ducharnos, era lo suficientemente grande para caber todas las niñas a la vez. Aquel lugar era el parecido para cualquier persona, 15 niñas de 12-13 años, desnudas, duchándose juntas y hablando de chicos o cualquier otra cosa. Nunca sacamos el tema después del viaje, pero todas éramos conscientes de lo que había pasado en esas duchas, a lo largo de la semana aprovechamos ese momento para explorar, inocentemente, aunque todas sabíamos que de inocente no habia nada. Se podían observar dedos rozando las vaginas de otras, un leve toque rápido e inocente, algún lametón en pezones redonditos y duros por la excitación, y algunas chicas que se atrevían a ir a más y disfrutaban de unos segundos introduciendo un dedo dentro de la vagina de su compañera más cercana o, si se lo permitían, entre las nalgas, explorando un lugar mas prohibido. Yo misma tuve la suerte de formar parte de esos momentos, recibiendo gustosa los dedos de mis compañeras en mi coño cada vez que tenía la oportunidad.
Ese día, a Antonio le tocaba vigilar la puerta desde fuera, para evitar que algún chicos hormonal entrase a espiarnos, así que cuando todas mis compañeras salieron yo me quedé dentro con la excusa de que había tardado más y me faltaba vestirme. Cuando ya no quedó nadie comencé a masturbarme aún desnuda, pasando los dedos por mi rajita, gimiendo lo suficientemente alto para que Antonio me escuchase y funcionó, porque al girarme a un espejo que tenía al lado pude ver cómo se asomaba por la pierta mirando lo que hacía. Eso me puso más caliente así que me moví para dejarle mejor vista de cómo mis dedos entraban y salían de mi vagina, completamente mojados, haciendo como que no sabía que él estaba mirando. Observé como se sacaba la polla de los pantalones y se masturbaba a la vez que yo, lo que me hizo acabar más rápido. Me vestí lentamente, dándole mas tiempo para que él disfrutase y después salí de ahí como si nada, pero fijándome en el gran bulto que se marcaba en sus pantalones, señal de que no había logrado acabar y que esa misma noche seguramente se haría una paja pensando en mi coño mojado.
Excelente , grandioso relato de las experiencias , me gusto , Espero mas de tus relatos.
BUAH ME PONE ESTA HISTORIA
Ojalá pronto subas mas, me a gustado el inicio, se ve que va a estar buena la historia.
Espero ver pronto una continuación, no he podido dejar de releer está historia tan caliente y que me haya gustado.