04 – NOCHES CÁLIDAS
Continuan las historias de «ficcion».
04 – NOCHES CÁLIDAS
Ya tiempo ha pasado, desde que empecé a ver a mi hermanita, como un ser en el cual podía descargar mi lujuria, pero hasta el momento, no había ocurrido alguna situación que lo propiciase o que me envalentonara a realizarlo. A decir verdad, es el segundo motivo, más que el primero. Tener la tentación en casa y no poder probarla, es una de las torturas más grandes que he tenido, pero yo sabía que más temprano que tarde, llegaría mi recompensa, por haber esperado y lograr tener mayor cercanía y confianza con Almendrita. Como bien dije, ya ha pasado un tiempo desde que empecé a verla con otros ojos y todo me resulta sexy y erótico, desde su forma de caminar, que siempre ha sido la misma, pero ahora me fijo más en sus nalgas y en su vaginita en sus calzas bien apretadas, hasta como mueve su pelo y juega, ve tele, estudia, etc.
Ya mi hermanita cumplió 8 añitos y se ha vuelto más deliciosa de lo que me podría haber imaginado. Un tanto más rellena, dejando ver su silueta de mujercita rica, pero conservando esa carisma, inocencia y ternura de una niña, con la cual experimentaría las más deliciosas noches que podría haber imaginado.
Muchos de los juegos que teníamos no terminaban en nada, prácticamente porque llegarían los papas de trabajar y debía tener cuidado, los 2 estudiábamos, así que solo teníamos las tardes, para poder verla y tratar de hacer algo. Un viernes, la mama se quedó con nosotros, por lo que nos arrendaría unas películas, y compraría cabritas (palomitas de maíz, no sé cómo le dirán en otras partes) y bebidas para la noche. Almendrita eligió obviamente una película de princesas, que antiguamente me hubieran aburrido hasta el punto de irme de la pieza, pero ahora eran motivos para estar juntitos, por lo que eran mis favoritas. Y yo le pedí una película de miedo, sin saber que me daría el mejor espectáculo.
Ya entradita la noche, estaba por la mitad de la película de mi ternura, cuando la mama me pide que la ayude con unas cosas y le comenta a Almendrita que después tendrá que acostarse, porque su hermano vería una película que no le gustaría.
ALMENDRA: Nooo, ¿Por qué tengo que acostarme? Yo quiero ver la película de grandes
MAMÁ: Ya te dije que no, porque después puedes tener pesadillas y vas a soñar feo y vas a molestar a tu hermano
A: Mentira, no lo voy a hacer. Yo soy una niña grande ya y no me dará miedo
YO: Yo creo que si te dará miedo, jejejeje
A: Mama, yapo, yo quiero verla, porfi
M: Mira, yo no tengo problemas, pero vas a molestar a tu hermano y te apuesto que le pedirás que se acueste contigo.
En ese mismo instante mi pene se puso duro. Tenerla durmiendo al lado mío para mi placer…ufff solo de imaginarlo me dejo tiesa la herramienta (y en este momento de imaginarlo), así que, sin siquiera dudarlo, le comenté a mi mama, que no se preocupara, que ya era una niña grande y que no le daría miedo, mientras la miré guiñándole un ojo. Ella me responde haciendo lo mismo y pude sentir como salió algo de liquido de mi glande de imaginármela durmiendo al lado mío
Ya termino su película y era el turno de la que yo elegí. Ya ni me acuerdo cual era, pero lo que, si puedo recordar, es que estaba espantada del miedo, tanto que a ratos le hablábamos y se asustaba, lo que nos provocaba una sonrisa con mi mama.
Ya eran casi las 12 y mi mama estaba muerta de sueño y le tocaba trabajar al otro día, así que ella se despidió de nosotros y se fue a acostar. Yo me quede con Almendrita solamente terminando de ver la película. La vi un poco cansada, así que me acomode una almohada en los muslos, encima de mi pene y le dije que acomodara su cabecita. Ella obedientemente lo hizo y me dejo el pene tieso nuevamente de tener su cara tan cerca de mi pene. Mientras acariciaba sus cabellos, podía sentir sus manos como se enroscaban en mis rodillas y poco a poco fueron subiendo, hasta quedar a la altura de mis muslos. Obviamente, quien tenía una doble intención, era yo, jamás me imagine que ella hiciese eso, con la intención de tocarme o provocarme algo, así que trate de calmarme y terminar de ver la película.
Avanzada la noche, termino la película y le dije que era hora que nos fuéramos a acostar, a lo que ella me pidió si me podía acostar con ella. En mi mente estaba feliz, pero quería verla rogarme un poquito, para darle placer a mi perversión.
Y: Bueno, ya me cansaste. Te hare dormir y me cambio, ¿vale?
A: Gracias, la verdad es que me dio miedo y no quiero acostarme solita. Te prometo que me quedo dormidita super rapidito
Y: jeje no te preocupes (Con una casi notoria erección). Ya ponte el pijama y acuéstate
A: Bueno.
Procedió a quitarse la polera y el polerón y tenía un inservible mini sostén deportivo, ya que aún no tenía tetitas, solo los botoncitos del cielo. Se puso la camiseta del pijama y procedió a quitarse el pantalón que tenía y se veía maravillosa. Un calzoncito blanco, con pequeñas nubes sonrientes que algunas se perdían entre una vagina comelona que apareció
A: Gracias de nuevo. Buenas noches
Y: Buenas noches, no te preocupes.
Me acomode dentro de su cama y estábamos algo apretaditos, ya que ambos teníamos nuestras camas, pero jamás habría de quejarme ya que la tenía tan cerca mío. Podía sentir su delicioso aroma y estábamos abrazados. De momento, ella dormía apoyada en mi hombro, con sus manos en mi pecho. Yo la tenía tomada de la espalda cuando ya pasado unos 30 minutos, o una hora quizás, empezó a respirar cada vez más profundo y fuerte, síntoma de que a estaba entrando en la fase del sueño profundo. Mientras deje que pasara un rato más, recordaba las veces que mi madre, me había comentado lo pesado del sueño de Almendrita, que ni “aunque le pasara un camión por encima, despertaría”. Imaginaba si me tuviera a mi arriba, despertaría o no jee. En esa imaginación, mi pene se empezó a erectar y yo solo deseaba poder empezar mi faena, pero aún no estaba seguro, cuando en un movimiento de mi hermanita, apoya sus piernas encima de mí, quedando su muslo encima de mi pene, lo que me calentó al máximo. Aunque estaba con pijama y calzoncillo, no podía evitar sentir su pierna encima de mí, así que simplemente, me dejé llevar y empecé a acariciarla. Sabiendo las cosquillas que ella tenía, me di cuenta de que ya estaba durmiendo, porque solo se escuchaba su respiración.
Sin aguantarme más, empecé a subir mi mano, por su pierna, de manera delicada, y la pude posar en una de sus nalgas, lo que me dejo extremadamente duro. Pude sentir sus nalgas duras en mis manos, como globos perfectamente inflados y apretados. Podía sentir las pulsaciones, de lo prohibido que estaba haciendo, pero se sentía tan rico. Su respiración no cambiaba mientras mis manos podían sentir cada centímetro de sus cachetes en mis manos. Se sentía muy rico. De a poco fui haciéndole cariños en sus pequeñas manos y de a poco las fui acercando a mi pene. Cuando logré que su manita estuviera encima de mi miembro, casi pude venirme de lo excitado que estaba. Mi pene duro y erecto se veía grande en comparación con sus manitas.
Ya a estas alturas poco lograba pensar si estaba mal lo que estaba haciendo y de a poco, me fui quitando el pijama, y el bóxer, hasta que mi trozo salió de su prisión, esperando su cena y estaba increíblemente mojado. Puse su mano encima de mí y se sentía la gloria. Cerraba su puño y me estaba realizando una paja con las manos pequeñas de mi hermanita, mientras yo lograba sentir el medio de su potito, y el calorcito que emana. La observe para no ir muy brusco y despertarla y ella estaba inconsciente de lo que sucedía. La observe y note que estaba babeándose, del sueño profundo que tenía. Ya mi mente imaginaba la vez que le di probar de mi lechita, en un helado y esta vez pasaría la lechita directamente en sus labios. Pase uno de mis dedos en toda la cabeza del pene, procurando que quedara bien humectado y fuese una buena cantidad de pre-semen que quedara en mi dedo y de a poco se lo fui acercando a su boca entreabierta, hasta que logre sentir su lengua. Había una luz tenue en la pieza, por lo que podía observar de reojo, como algo del fluido que sale de mí, entro en su boca y se posó en su lengua. Estaba tan excitado que evite seguir frotando su mano, para no venirme de la impresión de lo que estaba haciendo, cuando ella, se mueve un poco y empezó a hacer ruidos con la boca como si estuviera llena de saliva, a lo que procedió a tragar lo que había en su boca, con un poco de mi semen en ella. Ya estaba por venirme, así que empecé a tocarme para venirme, cuando se empezó a acomodar en la cama y quedo boca arriba, con sus piernas un tanto abiertas, que me detuvo a imaginar sentir esa conchita en mis manos. Nuevamente las pulsaciones y excitación casi hacen que me venga, pero me contuve, para poder venirme de mejor manera. Puse mi mano en su muslo y se sentía muy tibio. Traté de moverla, para ver si despertaba y no había ninguna reacción, así que, en un momento fugaz, subí mi mano a la altura de su entrada celestial. Se sentía exquisito ese monte del placer. Siempre que lo veía en ropa interior, imaginaba como se sentiría tenerlo en mis manos y pasar mis dedos por su rayita, por lo que comencé a sobarle por encima del pijama y se sentía demasiado rico. Ya la excitación era mucha como para detenerme, por lo que subí un poco más y empecé a bajarle el pijama de a poco, hasta que me enseño ese calzoncito rico que cubría su fragilidad. Necesitaba tener el aroma de su virgen vagina, por lo que me acerque de a poco y logre captar su aroma a ternura e inocencia. Me apoyé y sentí de mejor manera su vagina planita y deliciosa. Pase mis manos y sentía como iban pasando entre ese montecito y la rayita del placer. Sin pensarlo, empecé a bajarle su calzón, hasta que mi delicia quedo a la vista. Bellísima, vagina pequeña, sin vellos que molestaran y completamente para mí. Que manjar. Le di unos besos y podía sentir su olor y lo tibio que estaba. Ya estaba poseído, por lo que le pasaba la lengua, entremedio, tratando de sentir su clítoris. Hizo un movimiento reflejo que me dejo tieso, pero al final seguía quietita, por lo que continue besando y pasando mi lengua entremedio de su vaginita. Ya no podía más, así que le subí el calzón y pijama y me fui al baño a correrme. Fue increíble la cantidad de semen que bote. Seguramente tendría muchas más oportunidades para realizar más cosas.
———–0———–
Unas noches pasaron y sentía que podría seguir con las labores que me encomendé de poder continuar tocándola en la soledad de la noche. Almendrita una noche, se acostó solamente con una camiseta y calzoncito, por lo que dije que esta noche sería una para aprovechar. Fingiendo tener miedo, le pregunté si podía dormir con ella, porque me acorde de la película de la otra noche (más bien lo que hice después) y quería repetir. Ella sonrió y me dijo que no había problema. Se hizo a un lado para dejar acostarme. Esa noche, yo estaba solo con un short, por lo que debía tener cuidado de que no sintiera mi erección, ya que podría notarla y preguntarme cosas innecesarias. Paso un buen rato y ya escuchaba como respiraba fuerte, así que procedi a acomodarme, y la noto que está durmiendo de lado, dejándome sus nalguitas apoyadas en mí. Comencé acariciándolas y ya mi pene estaba durísimo, por lo que trataba de hacerle calzoncito a un lado, pero de la nada, ella puso su mano en una de sus nalgas y comienza a rascarse.! se despertó! Dije para mí, cuando veo que empieza a meterse la mano en el calzoncito para rascarse un cachetito y termino bajándose solita un poco el calzón. Me hizo el trabajo más simple. Termine por bajar completamente su calzón, a la altura de sus muslos y tenía su potito, completo para mi disposición. Me acomode para besarlo y pasarle lengua. Logre sentir el aroma a anito pequeño y apretado. Mi pene tenia a ratos pulsaciones, como diciendo «yo también quiero» jeje había que darle placer también. Me quité el short y me empecé a acercar de a poquito a sus nalguitas. De repente, siento la separación de sus cachetitos y mi pene estaba entremedio de ellos. Uff solito ya estaba humectado, listo para entrar. Empecé los movimientos de mete y saca entremedio de sus nalguitas, hasta que logré acomodarme bien, y sentí su abertura anal en la cabeza de mi pene. El cielo. Me empecé a mover de a poco, y logré sentir como a ratos, su apretado esfínter, daba paso para que el invitado entrara en esa abertura de placer. Almendrita no daba ninguna señal de que estuviera despierta, por lo que empecé a moverme para adentro un poco más, cuando siento que de un movimiento que di, la punta del pene empezó a separar ese culito. Su entrada estaba sintiendo un pedazo de carne por primera vez. No me pude contener y comencé a correrme entremedio de sus nalguitas. Fue mucho. Me acomodé para ver y abrí un poco sus nalgas para ver «mi» anito con mi semen. Una imagen preciosa. El culito tierno de mi hermanita, embarrada con semen de su hermano, como debe ser. Fui a buscar confort y le limpie mis fluidos, me limpie un resto que me quedo y procedí a dormir pegadito a mi mujercita. Sin duda seria mía muchas veces mas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!