Follando en la comida navideña.
Mi tío, mi abuela y mi tía abuela vienen a la casa de mis padres a follar una última vez antes de las fechas navideñas..
Tenemos planeado pasar la Navidad con la familia de mi madre en la capital de nuestro país, por lo que como la mamá de mi papá, su tía y su hermano permanecen en la ciudad donde residimos actualmente, mi madre decidió hacer una reunión con ellos para celebrar Navidad de forma anticipada debido a que la nochebuena estaríamos en otro lugar sin su compañía.
Llegué a la casa al mediodía, topándome en primer lugar con mi madre, una mujer de 60 años, blanca, con pelo café oscuro recortado a la altura de los hombros, tetas copacé, vistiendo leggings negros, con un cuello de tortuga gris de manga larga, y unas botas negras, algo formales. Nos vemos y nos saludamos de beso con un abrazo, ella preguntándome que cómo me iba el trabajo en el día de hoy, a lo que yo le comento que todo está bien. Me dice que me apure debido a que mi abuela y mi tía abuela se encuentran ya en camino y están a punto de llegar a la casa, mientras que mi tío Miguel, mi hermana Daniela y mi padre ya se encuentran junto con ellas en el lugar.
Escucho que llegan al estacionamiento el carro de mi abuela, por lo que tengo que terminar la llamada con mi novia, quien me desea una linda tarde y que disfrute la follada y la comida que viene después organizada por mi mamá.
Sin embargo, como mala costumbre, abro rápidamente mi celular y empiezo a revisar las redes sociales. Y no sé si a muchos de ustedes les pase, pero a mí comúnmente me llegan a absorber demasiado, revisando las notificaciones y antes de que me dé cuenta haya perdido una cantidad de minutos impresionantes simplemente desperdiciando el tiempo viendo vídeos cortos de TikTok o de plataforma. No es entonces cuando yo empiezo a escuchar ya algo de gemidos que provienen de la sala que me doy cuenta que ya tengo media hora perdiendo el tiempo en el celular, por lo que me dispongo a bajar a unirme al evento que ya se comenzó a desarrollar.
Llego a la sala y lo primero que me percato es que en uno de los sofás blancos está mi abuela, una mujer blanca, de pelo ya canoso, corto, de 80 años de edad, completamente desnuda, simplemente portando solo un suéter abierto, que tiene sus tetas flácidas, colgando, mientras que sus piernas abiertas tienen la cara de mi madre entre ellas, Ella estando desnuda de lo que es la cadera hacia arriba, dándole oral a su suegra. Al lado de mi abuela se encuentra mi tío Miguel, un hombre blanco de 1.85, de cabello rubio, aunque ya con algo de calvicie y ligero sobrepeso, desnudo de la cadera hacia abajo, todavía con la camisa abrochada, puesta, junto con un suéter, su polla dentro de la boca de su madre, quien le da placer, mientras que observa que ésta recibe oral de su cuñada. En el otro sofá opuesto se encuentra mi tía abuela, Gertrudis, una mujer ya mayor de 94 años, y que por lo general no se dispone a follar, debido a que considera que ya no tiene líbido como antes, y que también ya tiene cierta fragilidad, como para estar aguantando embestidas.
Me acerco a saludar a todos, dándole la mano a mi tío Miguel, mi abuela interrumpiendo la mamada que le da a éste, abriendo su brazo para que yo me incline a darle un beso en la boca y abrazarla, antes de que ella resuma el sexo oral que le está dando su hijo. Me dirijo al otro sofá para saludar a mi tía abuela, a Trudis, de la misma forma, sentándome al lado de ella, abrazándola, plantándole un beso en los labios.
Como un signo de cortesía, comienzo a abrazar a mi tía Abuela un poquito más apasionadamente, llevando una de mis manos a sus tetas flácidas, a lo que ella agradece la atención que yo le quiero dar, pero dice que ella está bien simplemente con ver la escena que se está desempeñando. Esto para mí es una fortuna, debido a que a mí no me gusta follar con gente tan mayor, pero pues obviamente, como aquellos de ustedes que practican sexo grupal o algún tipo de secta como yo, entenderán que a veces por compromiso uno tiene que quedar bien. Por lo que termino yo de desnudarme completamente, aunque he decidido dejarme siempre la camisa puesta alrededor debido al frío que ya está haciendo por el invierno, y me dirijo a mi madre que estaba a cuatro enfrente del sofá, su cara aún hundida entre las piernas de mi abuela, yo ayudándole a quitar las botas y también a despojarla de todas las prendas que tiene de su cadera para abajo.
Actualmente dejo el culo de mi madre al aire, alzado, comenzando a darle besos a ambos glúteos, una de mis manos recorriendo su raja, empezando a despertar un poco de gemidos en ella, los cuales no son comparación a los gemidos de mayor volumen que está emitiendo mi abuela, gracias a su lengua.
Eventualmente, aunque mi madre abra un poco las piernas, todavía apoyaba sus rodillas, yo acostándome sobre mi espalda, acomodando mi cara a la altura de sus labios vaginales. Le digo que puede bajar su cadera, eventualmente ella sintiéndose en mi cara, yo comenzando a la media a succionar el clítoris y la vulva que me dio vida a mí, mi nariz perdiéndose entre la mala de pelo público, del mismo color que el de su cabello, triangular, recortado, clásico de las mujeres de su edad, sin compararse con la selva de poco mantenimiento que tienen las mujeres de la edad como mi abuela, en donde actualmente mi madre tiene la cara inmersa.
Después de un rato de solamente manejar su vulva con mi lengua, empiezo a introducir un dedo y luego dos, comenzando la rutina de emociones que he practicado con ella desde que le doy oral, desde la infancia, eventualmente logrando en un minuto llevarla al primer orgasmo, el cual se intermezcla con el primer orgasmo que ella le provoca a mi abuela. En eso escuchamos las voces de mi hermana Daniela y de mi padre, quienes acaban de integrarse a la sala. Cuando les preguntamos que dónde estaban, mi padre responde que mi hermana había llegado pero tenía problemas para estacionar el auto afuera del domicilio de ellos, por lo que mi padre se vistió rápido para ayudarle con las indicaciones.
Logro sacarle otro orgasmo a mi madre, quien me pide que deje de lamerla o de tocarla, debido a que ella le ha provocado demasiada sensibilidad, mi abuela también pidiéndole a ella lo mismo. Mi madre se levanta para incorporarse al sofá en donde está sentada mi abuela, sentándose al lado de ésta, succionándole uno de las tetas flácidas de ella, antes de encontrarse con su suegra en un beso apasionado de labios. Mi tío Miguel masturbándose debido a que su polla dejó de tener atención de su madre. En eso mi padre se baja los pantalones y se aproxima con una erección en mano hacia ellas dos, él de pie en frente de ellas, mientras que mi abuela y mi madre permanecen sentadas ante mi padre. Mi abuela teniendo prioridad como matriarca de la familia, tomando el apoyo de mi padre, introduciendo la cabeza de su polla a la boca, mientras que mi madre se dispone a succionar uno de sus huevos. Cuando volteo al otro lado veo que mi hermana Daniela ya está casi prácticamente desnuda. Mi tío Miguel se dirige al otro sofá, sentándose ahí, mientras que mi hermana se acerca a él y se sienta a su lado, comenzando a besarlo, él eventualmente bajando su cuello y luego bajando una de sus tetas. No es Copa B mi hermana, sino una mujer delgada, blanca, con pelo castaño, de unos 70 de altura y con muy buen cuerpo debido al abundante ejercicio.
Me acerco a ellos dos, parándome sobre el sofá, mi polla erecta a la altura de la cara de mi hermana, que mientras sigue recibiendo mordidas y succiones de nuestro tío en una de sus tetas, y algunos de los dedos empiezan a introducirse en su vulva, ella toma mi polla con la mano libre que tiene, y la introduce en su boca, comenzando a darme oral, yo postrando una de mis manos sobre su cabeza, mientras que cierro los ojos, cuelgo la cabeza hacia atrás, y disfruto del ambiente lleno de gemidos, que describiría perfecto a la sala de mis padres en ese momento.
Mi tío Miguel baja al piso arrodillándose entre las piernas de mi hermana, levantándole esta con ambos brazos. Yo teniéndome que sentar para que mi polla siga todavía a la altura de mi hermana que ahora está encorvada sobre el sofá, mientras que nuestro tío está recorriendo su vulva con su lengua. Eventualmente también pasa de introducir un dedo y luego dos buscando llevarla al clímax, lo cual lo logra en poco tiempo.
Después de un rato así, nos colocamos a lo largo del sofá, yo sentado en un extremo, todavía con mi polla entre la boca de mi hermana, quien ahora se encuentra de A4, mi tío rodeándose detrás de ella en el mismo sofá, tomándola de las caderas, introduciendo su polla dentro de ella para comenzar a embestirla, provocándole gemidos que se abren con mi polla hasta el fondo de su gargante. Una escena similar se reproduce en el otro sofá, en donde mi padre ya se encuentra también arrodillado en uno de los extremos, mi madre siendo la que está siendo embestida, mientras que ésta sigue con la cara entre las piernas de su suegra, dándole placer a ella como a su marido. Y siendo testigo de todo esto está mi tía Gertrudis, que ya como una mujer típica de su edad, simplemente observa toda la escena en goce, sin tocarse ni manipularse a ella misma, algo que no veríamos con alguien más apegado a nuestro rango de edad, obviamente.
Mi madre llega a un orgasmo, necesitando una pausa nuevamente, a lo que baja del sofá. Ahora mi abuela acostándose un poco más a lo largo, mi padre acostándose sobre ella en una posición de misionero, comenzando a hacerle el amor a la madre que le dio vida, ellos entrelazándose en besos apasionados, y mi abuela recorriendo su espalda con sus uñas, mientras que éste se mece hacia delante, hacia atrás, penetrándola. Mi madre, en cambio, se sienta en el sofá al lado de ellos. Ocasionalmente acercamos a los dos para robarles un beso, también recorriendo a veces la espalda de mi padre con sus uñas, o inclinándose ante las tetas de mi abuela para succionar unas, o dando una de sus tetas a mi padre o a mi abuela a succionar, mientras que durante todo esto ella se masturba. Por nuestra parte, mi hermana también llega a tener un orgasmo más, por lo que decidimos ahora cambiar los roles. Ella volteándose, todavía de a cuatro, mi tío sentándose en su extremo del sofá, tomando el pelo con uno de sus puños, empujando su polla lo más profundo a la garganta de mi hermana, como ella sabe que puede hacer con ella a toda confianza, debido a que es algo que han hecho desde que ella es niña. Mientras tanto ahora yo asumo la posición que tenía mi tío, colocándome detrás de mi hermana, comenzando a penetrarla, también tomándola de las caderas y embismiándola, ocasionalmente rascándole la espalda con las uñas, y en otros recorriendo su ano con la huella de mi pulgar. Este sin un plojo, por lo que no estaba para ser penetrado.
Eventualmente mi padre empieza a gemir un poco más fuerte, por lo que se levanta y se acuclilla a la orilla del sofá, en donde está la cabeza de mi abuela acostada, y junto a esta está la cabeza de mi madre, sentada sobre el piso, las dos pegando mejilla con mejilla, abriendo la boca, utilizando sus lenguas para lamer la punta resglande de mi padre, quien eventualmente empieza a inundarles sus espaluzas con su semen.
Nosotros, los del otro sofá, eventualmente tampoco tardamos. Mi tío, siendo el primero que se llega a venir, le pregunta a mi hermana antes de llegar a su clima que si había problemas y si lo podía hacer en su boca, a lo que ella comenta que no, simplemente laveando la cabeza todavía con la polla de mi tío en su boca, comenzando a masturbar y a succionar un poco más frenéticamente, mi tío gimiendo al mismo volumen que mi padre. Inundándole mi hermana la garganta de su semen. El sonido del gimido de mi tío, que se parece mucho a esos volúmenes a los de mi padre, no puede evitar remontarme a cuando yo era un pequeño niño y ellos me llegan a follar en conjunto. Pero esa es una historia para otro día. Eventualmente, aunque yo tengo pila para más, como un gesto de buena educación, que todos aquellos que están en grupos sexuales puedan comprender, pues me tengo que venir yo también. Mi hermana deja de estar a cuatro, yo saliéndome de ella, volteándose a mí. Ella se arrodilla en el piso, yo levantándome el sofá para estar parado en frente suyo, dejando mi polla a la altura de su cara. Ella, una vez pasando su semen de mi tío, abre su boca para que yo pueda introducir mi polla. Ella masajeándome los testículos, masturbando la base de esta, mientras que succiona feriamente la cabeza de ella. También llevo yo a mi clima, sino no la garganta de mi hermana de semen.
Extasiado me siento en uno de los sofás, mi hermana sentándose al lado mío, yo rodeándole los hombros con mi brazo, mientras que ella se lava el semen recibido con una copa de vino antes de que nos plantemos un beso de hermanos en los labios. Terminando esto conmigo, también se inclina un poco hacia el lado de mi tío Miguel, que también sigue sentado en el mismo sofá que nosotros, también dándole un beso en el mismo lugar. Una partida cotidiana inunde la sala, todos conversando un poco de cómo nos iba la semana, mientras que mi madre se retira de la cocina. Eventualmente sale, ya algo vestida, para decirnos que nos vistamos un poco, ya que la comida está lista.
Uffff doc!!!! Qué bonita familia tiene, que ricas historias y nada como un buen ambiente amoroso en estas fechas de unidad… siga contandonos mas por favor