La mamá de Carlos (I)
los secretos placeres de la vida diaria, que tienen algunas madres. .
La mamá de Carlos (I).
Debe ser estos días nublados, que no te permiten hacer muchas cosas. Y esto mismo llevan en su esencia aflorar los recuerdos. Hoy me viene a la memoria, cuando tenia años de edad y ello me lleva a mi inseparable amigo Carlos, el contaba para ese entonces, con un año menos que yo, en realidad eran meses, pero a la hora de las preguntas de edad y me sentía estúpido, si explicaba lo de los meses. Para esa edad ya a mí me había comenzado a interesar, ver y saber mas de las mujeres.
Siempre iba a jugar a la casa de Carlos. Su madre fue una de las madres de mis amiguitos que llevo mas grabado en mi piel. La mama de Carlos me fascinaba y me atraía cómo mujer. Y con ella descubrí los secretos placeres de la vida diaria, que tienen algunas madres. Ya que con ella supe de otras mujeres de la misma edad de mi mama, tenían los mismos gustos. De todo este mundo, me fui enterando con el correr del tiempo y a una temprana edad. Yo solamente lo disfrutaba.
Ella siempre me trataba amablemente, cuando llegaba y estando en su casa. Mis fantasías se fueron incrementando por mi poca experiencia, yo diría casi nula. Los hechos eran, la forma que me abrazaba y me estrujaba contra su cuerpo, (o sea por mi altura contra sus pechos) al saludarme y al marcharme.
Siempre la volvía a recordar después, (las despedidas que me daba) por las noches. En mi casa nadie tenia que insistirme en que me vaya temprano a dormir, pues me apuraba a estar entre las sabanas y recordar esos pechos cerca de mi boca, sus piernas y lo que dejaban entrever sus vestidos o faldas. Con el transcurrir de los días fui notando que sus abrazos duraban mas de lo común y ello pasaba sin que Carlos se diera cuenta, de los movimientos de su madre. Unos segundos antes de abrazarme y besarme, ella soltaba disimuladamente, como al descuido los primeros botones de su blusa dejándome ver su brasier y sentir su piel, vamos era como estar entre sus tetas. Y en mis noches entre esa ensoñación, de sabanas blancas y de mis primeras pajas, despertaba al otro día con las sabanas manchadas y mas feliz que nunca.
En ese mismo año, la mama de Carlos modifico su trato para conmigo, el cambio fue aproximadamente al cuarto mes de su embarazo, se torno más afectiva que de costumbre, lo cual a mí me encantaba, así que prácticamente pasaba todo el día en la casa de Carlos, no solamente por eso, sino que eran épocas cercanas a las vacaciones escolares y yo no desperdiciaba oportunidad de estar cerca de ella.
Yo jugaba con Carlos, pero también a la vez trataba de no perderle pisada, trataba de seguirla con la mirada, y cuando se daba la ocasión de ser amable con ella. En un momento dado Carlos se puso un tanto celoso, pero yo trate de que se le pasara, tal sentimiento.
Como todas las embarazadas la mama de Carlos, al sentarse abren las piernas por demás para estar mas cómoda, lo cual no era nada raro que no se cuidase al sentarse pues estaba en su casa. Por lo tanto, por comodidad de estar en su casa, no reprimía ningún movimiento, y ese era mi placer por las noches e incluso había días que no podía aguantarme de esperar y le pedía de ir al baño y me hacia una paja allí en su propio baño.
Cierto día, esto de desear verla y esperar el momento preciso ya se me había hecho costumbre, solo que esta vez me descubrió mirándola, vio que yo no estaba prestando atención al juego en que estábamos, jugando con Carlos. Al darse cuenta que mi mirada se centraba en sus piernas sobretodo la parte alta en la cual yo podía ver una bombachita rosa, que para mi era la mas hermosa que había visto en mi vida, lo cual no eran muchas, (salvo las de mi propia madre y maestra, pero ese es otro tema al cual ya llegare). Las bragas de esta mujer, eran el motivo de mis mejores pajas… la mujer, la verdadera mujer…… La mama de Carlos.
Poco a poco fui notando que, desde ese día, me fue más fácil verle sus ropas intimas. Día tras día me deleitaba con las diferentes prendas que llevaba. La confirmación de mis dudas llego una tarde que, jugando, con unos autitos eléctricos, uno fue se salió de la pista rodando hasta, quedar debajo de la mesa donde ella estaba sentada bordando y al ir a buscarlo.
-A donde vas Miguelito. Yo me puse de todos colores.
-Sé me cayo en el autito, debajo de la mesa.
-Mira que sos pícaro Miguel.
-Por que.
-Vos sabes por que, yo no soy tonta sabes.
-Puedo?
– Claro que podes. Pero mira si vos tratas de ser discreto y tratas de que Carlos, no se vuelva a poner celoso. Tu y yo, nos Podemos llevar, muy bien sabes.
– Si dije. Sin entender demasiado, lo que acababa de asentir.
Mira le vamos a jugarle una broma a Carlos, vos te escondes debajo de la mesa y como el mantel es bastante grande no te va a ver.
Yo me di vueltas y Carlos no estaba en la pista de autitos…
Cuando venga Carlos yo le digo que te escondiste y que te salga a buscar, te parece. Mientras tanto yo te dejo estar un ratito debajo de la mesa, mientras Carlos te busca y después me decís si te gusto el juego.
-Bueno.
-Entonces, dale metete.
Estando debajo de la mesa, pude vele que llevaba una
bombachita blanca, me quede helado y mis labios se me secaron por que, en ese instante, ella abrió mas las piernas. Mi pija se comenzó a parar de inmediato, en el mismo momento que siento su voz.
Quédate quieto Miguelito que viene Carlos.
-Mama y Miguel.
-Me parece que se escondió y me dijo que lo vayas a buscar mi
amor…
El pobre Carlos salió corriendo del living a buscarme.
Cuando la mama de Carlitos se agacho para decirme algo, vio
que yo me había bajado el cierre del pantalón y me estaba tocando mi pequeña pijita.
Sos un pícaro Miguelito ya lo decía yo, pero ten cuidado que
Carlos no te vea así… entiendes no? Por mi no te preocupes, yo te entiendo… y yo no me voy a enojar por nada que estés haciendo, debajo de la mesa. Pero no quiero que Carlos, te vea haciendo eso con su madre, entiendes…
Ahora ponte mas cerca de mí, así cuando Carlos vuelva a pasar no te pueda ver.
Dicho esto, me acerque un poco mas, al tiempo que ella abrió
mucho mas las piernas, quedando yo entre medio de ellas. Podía ver su bombachita blanca y ahora notaba que era casi transparente, no podía sacarle los ojos de encima, mientras que con la mano me seguía tocando la puntilla de mi pija. Podía
verle los pelitos que eran abundantes y algunos sobresalían de los costados del elástico, en el medio se le formaba una hendidura como un pequeño tajo y tenia la prenda algo mojada, por aquel entonces creía que era pis y que la mama de Carlitos no se había secado bien al salir del baño.
Sentía su olorcito, era algo especial que todavía llevo en mi mente, el primer olor de una concha no se olvida. No pude mas y me animé a pasarle un dedo por el lugar que estaba mojado. Al sentirlo ella cerro un poco las piernas. Que atrevido que sos Miguelito… dijo con un tono alegre y no de reproche. En eso se oye la voz de Miguel.
– Mama! No lo encuentro.
Ella paso su mano debajo de la mesa, mientras conversaba con su hijo y pasándomela por la nuca me la acerca a su entrepierna tanto que podía recostar mi cara entre sus piernas, pero cómo ella me dijo que no sea atrevido… Estaba algo confundido, de alguna manera por su reacción. Y como ya dije, parecía que no se había enojado, sino que le divertía, mi osadía. Entonces mientras ella hablaba con su hijo volvía a pasarle los dedos por su conchita y volvió a apretarme con sus piernas no retirándome sino todo lo contrario.
Hijito creo que Miguelito fue para el jardín de atrás de la piscina, seguro esta escondido allá mi amor.
Volvía a sentir los pasos de Carlos alejándose hacia el jardín, en ese momento sentí que estaba perdiendo mi inocencia.
Mientras, su mama se queda quieta con las piernas bien abiertas
esperando ver lo que yo hacia y cómo no recibí ningún reto, volví a pasarle la mano por la conchita. Ella pego como un saltito en su silla. Bueno Miguelito por hoy ya jugamos bastante, espero que te haya gustado.
Sí.
Si veo que si… Pero ciérrate el cierre antes que llegué
Carlitos y no le digas nada, sino otra vez noté dejo mas jugar así conmigo, entiendes.
Sí. (estaba tan nervioso y excitado, que no podía cerrar el
cierre relámpago).
Te gusto Miguelito.
Si.
Que pasa no podés cerrarlo, Haber déjame a mí, pero no te
cierra por que te creció el pitito, sos un pícaro, Miguelito ya sos todo un hombrecito, vos te tocas?
Si dije, bajando la cabeza.
¿Noté preocupes, yo ya sabia eso, y té tocas para que sé té baje, también por que te da mucho gustito no?
-Si, y como sabe usted.
-Las madres sabemos muchas cosas sabes, ven Siéntate acá.
Me senté al lado de ella y cruzo una pierna debajo de la
otra, permitiéndome volver a ver su bombachita.
Si quieres te hago un masajito, en la pijita, para que se te
baje, sabes?, así te calmas mi amor.
Haber muéstrame, como te haces vos.
-Me da vergüenza.
-No mi amor, yo no se lo voy a decir a nadie, dale muéstrame
como te gusta tocarte.
-Entonces, me la tomé, con una mano y comencé tímidamente a
moverla.
-Ya se no me digas nada…, creo que esto te va ayudar, te gustaría, ver de nuevamente mis bombachitas que tanto te gustan no? (dicho esto, solamente tuvo que subir un poco mas la pollera que ya la tenia por la mitad del muslo, la cual quedo, enrollada casi en su cintura). Viendo seguramente mi calentura al mover mi mano ya frenéticamente. Me dijo.
-No tan rápido, mi amor así despacito te va gustar mucho mas sabes, ahora déjame a mi, mi amor.
Metió una mano por el pantalón y tomo mis huevitos y los
acaricio suavemente con los dedos, mientras que con la palma los sostenía y con su otra mano, desplazo la mía y comenzó a bajar y subir la pielcita de mi pija.
Decime Miguelito, tienes lechita ya.
Sí.
Que lindo, me encantan los nenes que ya tienen leche, te
gusta lo que té estoy haciendo Miguelito.
Sí.
Sabes como se llama, lo que te estoy haciendo.
Sin esperar a que contestara, ella seguía hablando, era como si hablara para sí misma. (Lo cual después se transformo en una constante.)
Sabes mi amor se llama… Paja… Sabes Miguelito… y los nenes se hacen mucho la paja a tu edad… las buenas mamitas sabemos eso…
Que bonita la tienes sabes… ¿Hay muchas madres que nos gusta ayudar a los chicos a hacerse la paja, sobretodo si son tan lindos como vos… sabes?
Y ahora, Yo la mama de tu amiguito te estoy haciendo, una paja… Y me encanta… Té estoy haciendo una paja Miguelito. Y sabes me gusta tanto que te guste… mi amorcito.
Si… por que se que té gusta… mírame como té pajeo. (creo ahora que la repetición de sus palabras y la acción que estaba realizando la excitaba muchísimo, pues sus palabras temblaban en sus labios)
Perdóname, lindo se que te gusta mirarme debajo de la pollera, corrió un poco la falda hacia arriba, que por el movimiento que realizaba se había bajado. Mírame… mirame…asi la bombachita mi amor… que yo sé que a vos te gusta.
Que mientras mi hijo te busca, por toda la casa. Yo la mama de tu amiguito… yo lindo te estoy pajeando aquí, en la cocina de mi casa donde comemos todos los días… Si el papa de Carlitos… Supiera que su mujercita le encanta pajear a los amiguitos de su hijo, te imaginas… mírame como yo te pajeo… Dale mi amorcito muéstrame la leche, si tu leche…. si dame tu lechita en mis manos.
Mientras mi excitación llegaba a su punto máximo, y no pude mas, mi leche cayo en el suelo y el resto se derramaba sobre su mano.
Perdóneme la manche.
No te preocupes lindo, acá tengo un pañuelito, y termino la acción con un rápido movimiento, ahora guardamos esto antes de que venga mi hijo.
Te gusto.
Sí.
Si no decís nada a nadie Miguelito, otro día te la vuelvo hacer.
Esas palabras quedaron retumbando en mi cabeza, todo mi mundo era ella en ese momento. Pero todo volvió a tomar su dimensión, al sentir la vos de Carlos.
Te encontré Miguel, ahora voy a esconderme yo y vos me buscas
dale.
Tiempo después: Bueno chicos, pero jueguen en el fondo, sin hacer mucho ruido, que yo me voy a recostar un rato, después los llamo para tomar la leche.
Ok. Dicho esto, la mama de Carlitos me sonrío, y en vos baja me dijo. – Pícaro.
Los días siguientes se sucedieron, de esta forma, yo siempre buscaba ponerme, en el lugar justo cómo para poder verle a la perfección sus bombachas. Con el correr de los días, también después me fui dando cuenta que si no lo hacia, era ella quien se encargaba, de alguna manera de mostrármelas disimuladamente, los días que yo no podía ocultar el bulto que se me formaba en el pantalón ella buscaba una excusa con Carlos yo le pedía a ella…
¿Puedo ir al baño?
Sí Miguelito pasa al baño.
Carlos por que no me vas a buscar pan, antes de que Miguelito se vaya a su casa vamos a tomar la leche.
Voy con él.
Él va al baño, anda vos solo, pero vuelve enseguida, así después toman la leche juntos y lo podés acompañar a su casa y quedarte con el hasta la hora de la cena.
¿Me puedo quedar hasta la noche?
Bueno esta bien. Toma la plata y vuelve pronto, cuidado con el vuelto, no lo vayas a perder como la otra vez.
Una vez que, se sentía el cerrar de la puerta de calle.
Permiso, me dejas pasar Miguelito.
Sí.
No té preocupes, sabes que no te puedo dejar ir así, ¡si tu mama te viera quizás te rete no! Quédate sentado en inodoro que yo te hago los masajes que a vos te gustan tanto. Que linda que la tienes hoy, te gusta mas cuando te la hago yo o cuando te la haces vos solo en tu cama.
Como, sabes que me la hago, en mi cama.
Por que tu mama, me conto de que algunas mañanas, ve las manchas de tu lechita en las sabanas.
Voy a tener que cuidarme.
No mi amor, no lo hagas ni te preocupes, Miguelito. No lo hagas, si ella ve que no te manchas mas, se va a dar cuenta que yo te lo dije sabes, así que vas a tener que seguir manchándolas, con tu leche sabes.
Ok.
Te digo un secreto… Tu mama es una mujer y las mujeres nos gusta ver que nuestros hijos van creciendo, y que vos te manches a ella seguro le gusta mucho, por eso las lava y no te dice nada, ni a tu padre. Sabes son secretos de madre.
Me quede pensando. Y no me dijiste, te gusta cuando yo te la hago o no. Decime mi amor.
Me gusta mucho más cuando me la hace usted.
Que rico y vos por las noches te la haces pensando en mi y en mis bombachas no.
Sí.
Que lindo mi amor, eso me gusta mucho… bueno entonces, te la voy a mostrar, pero un poquito, antes que regrese Carlitos, te gusta así mi amor.
No le contaste a nadie de esto no, mira que si le llegas a contar a alguien no te dejo que me veas mas debajo de las polleras, ¿como a vos te gusta eso no?
No, a nadie.
Sabes yo antes era más flaca pero ahora estoy embarazada y estoy, esperando un nene o nena se vera. Pero todavía tengo cola linda… no te parece. Mientras mamita te la muestra, podes seguir tocándote vos sabes a mí me gusta ver cómo té pajeas frente a mi y por mis bragas.
Ahora, levantamos despacito poco a poco, ves hoy tengo un color crema te gusta como me queda, apretadita a mi cola. Despacito, no te vayas a lastimar Miguelito además que quiero ser yo quien te saque la lechita, pero veo que ya no vas aguantar, bueno mira mientras yo te hago la pajita despacito así disfrutas mas y así te sale mas leche, como a mi me gusta sabes.
Si mi amor… yo te voy a dejar que me toques la cola, siempre que quieras y mientras tanto que mi hijo no se de cuenta.
Sabes que tengo una amiga, que también le gusta que los nenes del barrio, le toquen la cola… ella me enseño muchas cosas sabes…
Así mi amor pásale a mamita, tu manito por todos lados, no te
quedes con ganas de tocar nada manoséame toda… mientras yo te pajeo cómo a vos te gusta Miguelito…
Así miguel, méteme mano por todos lados… Que yo me dejo manosear como la mama de Robertito… y soy mas putita que ella… sabes…
Te gusta estar manoseando a la mama de tu amiguito, mientras él sale a comprar… Que pícaro y que lindo sos… Y te tengo todito para mi… y me estas tocando tan lindo la conchita… así… Así.
Carlos fue a comprar, mientras su mama le hace una pajita a su vecinito del alma. Sabes a mi también me gustaría, que todos los nenes lindos como vos me toquen toda… desde que la mama de Robertito, me conto lo que se deja hacer.
Yo también soñaba con estar haciéndote la paja y deseaba estar en este instante a la espera que me salpiques con tu leche… Mira cuanta leche que tenias esta ves.
No Miguel debajo de la bombacha no. Todavía sos muy chico para eso, pero eso.
Me avergoncé…
No te pongas mal, en otro momento lo vamos hablar. Solo espera, un poquito mas… y ya veremos.
Vístete que ya están llamando a la puerta debe ser Carlitos con el pan.
Te espero en el comedor mi amor.
Continuara…
que rico relato