Lo que no debia pasar, me paso
Cuando mi madre dejo de ser mi madre, para convertirse se convirtio en mi «mamita».
Era la época de las fiestas.
Fui a la costa, a pasar Navidad y año nuevo con mi madre, que ya tiene como más de 70 años.
Se mudó allá, hace como 5 años, ya que le encanta el mar, además de que un novio que tenía, pues vivía en una ciudad cercana.
Mi vieja, pues hace rato que esta viuda. Más de 15 años ya.
Mi viejo no era nada agradable, así que no sufrimos su muerte, especialmente mi madre.
Yo venía mal, con problemas del trabajo, la política, el cambio de presidente que resulta ser uno más hijo de puta que el otro…
Así que mi vieja, me invito a que me vaya a quedar un tiempo allá, vacacionar y de paso vernos que estábamos muy distanciados, en especial yo.
Y quizás con algo de suerte, allá podría conseguir alguna mujer para coger.
La verdad es que entre el trabajo, y que en mi ciudad hay muchas mujeres que vienen como muy selectivas, pues no tenía ninguna suerte y venia pasando una especie de sequía sexual.
Quien dice, por ahí mi suerte cambiaba en la costa.
Pero no paso eso, no tuve mejor suerte.
Entre a una página de contactos calientes, y la oferta de sexo era aún más baja o no coincidía conmigo.
Ocurrió una noche.
Yo me encontraba en el living/comedor de la casa, y estaba con mi laptop logueada en la página de contactos para coger.
Eran como las 3 o 4 de la madrugada ya, y seguía sin haber suerte.
Como no daba más de las ganas, puse alguna porno y comencé a pajearme, con la plena seguridad de que mi vieja dormía en su habitación.
A pesar de que trate de aguantar, acabe rápido.
Habrán sido unos 10 minutos, cuando mucho, cuando estaba tratando de limpiarme, que escucho ruidos de una puerta.
Para mi suerte, hay un pasillo que lleva al baño y a las habitaciones, que no da directamente al comedor, así que alcance a cerrar la pantalla de la compu, y me recosté en el sillón, tratando de disimular.
Paso un momento en que mis ojos se acomodaron a la poca luz de la Luna llena que entraba por detrás de las cortinas en la ventana, y no logre ver a nadie.
Sin moros en la costa, continúe limpiándome, y ordenando.
Volví a abrir la laptop, y cerré la página de porno.
Seguía un poco caliente pero esa paja tendría que haber ayudado un poco a descargarme.
Habría otro día quizás, para intentar conseguir una mina para coger.
Tome los papeles con los que me limpie la leche de mi verga, y procedí silenciosamente al baño.
Es en el pasillo, que me lleve un cagazo enorme.
Ahí estaba, parada cerca de la puerta de su habitación mi vieja.
Estaba oscuro, como dije, y mis ojos aún no se acostumbraban a la oscuridad, pero si pude distinguir su figura un poco blanca, parada ahí de pie.
Ella también se asustó un poco por la sorpresa, pero no ocurrió nada malo.
—Me asustaste, vieja. Que haces despierta y levantada acá en el pasillo?
—Nada… no podía dormir… me levante a buscar algo.
Solo le respondí con un “Ah”, y procedí al baño, disimuladamente, a tirar los papeles.
Mee, me lave las manos… mientras me miraba al espejo, pensé que eso estuvo cerca… pero igual, si me había descubierto, no era nada porque ella entendía que yo era un hombre con necesidades.
Era obvio que no iba a mencionarme el tema, aunque me haya visto…
Así que olvidándome del asunto, abrí la puerta del baño y ahí estaba.
Me volvió a sorprender, pero esta vez, porque estaba desnuda.
Lo primero que pude ver, sus tetas grandes, de pezones parados.
Lo primero que paso por mi mente rápidamente, es que solía dormir así, y se olvidó taparse, ponerse algo.
En cualquier caso hacía calor en la noche.
Así que solo corrí la mirada a un costado, mientras le decía
—Perdón, querías usar el baño?
—No…
Se hizo un silencio tenso en el ambiente.
Podía escuchar su respiración agitada, ya no sé si por el efecto del calor, o de la situación.
Podía verla de reojo, como sus tetas llamaban mi atención, pero no quería girar a mirar, me daba vergüenza.
Luego de unos segundos más, me pregunto:
—Queres que… te ayude? Queres que te de una mano?
Yo no entendía a qué se refería, pero antes de poder siquiera preguntarle, estiro su mano derecha y me agarro el bulto del pantalón.
Comenzó a darme pequeños masajes… y las ganas me vinieron fuertes, junto con nauseas producto de los nervios.
Era una situación totalmente atípica.
Nunca había tenido ese tipo de relación con mi madre, ni pensaba en tenerla.
Mi vieja si bien fue linda en su juventud, no tenía ni tuvo un cuerpo apetecible.
Era más bien bajita y regordeta.
Seguía acariciándome, agarrándome fuerte el bulto, que se ponía cada vez más duro.
Y ella lo notaba, lo sabía.
Yo solo pude cerrar los ojos en ese momento y disfrutar.
Luego de lo que fueron como largos 2 minutos, mi verga estaba semi erecta.
No se me paraba del todo por los nervios que tenía.
A ella le temblaba el pulso, y se le notaba en su respiración que estaba nerviosa también.
Yo ya estaba mal, porque sentía un puto nudo en el estómago de los nervios, además de una terrible calentura.
Ella procedió a meter la mano dentro de mi pantalón corto, y agarrarme la verga, a pajearme un poco.
Acariciaba también mis huevos, pero por los nervios lo hacía torpemente.
—Y… en-entonces…? Que hacemos? Te-tenes ganas…se te para un poco.— su voz le temblaba.
—Si pero… espera un poco…me estoy sintiendo mal por los nervios.
Así es como ella retiro la mano de mi pantalón, y procedimos a ir al sillón, a sentarnos y calmarnos.
Yo prendí la luz, y ahí pude ver que estaba totalmente desnuda, pero que por su sus pelos púbicos abundantes y canos, no lo había notado, además de que no mire hacia abajo.
Aun así, solo se veía una concha peluda, con apenas una muesca de labios cerrados.
—Mira, ganas no me faltan… tengo demasiadas ganas acumuladas… pero esto es mucho.-—mi voz también temblaba y se entrecortaba, teniendo que aclararme la garganta a cada rato. —Que paso con Javier, tu novio?
—Ah, ese boludo… encontró a una más joven y se fue por ahí, dejo de darme pelota.
Además, era impotente el viejo de mierda. Eso fue hace como más de un año atrás… y ya antes de eso no cogíamos.
Y vos? Tus hermanos me han contado que no tenes novia.
—Ni novia ni nada…recién estaba en una página y tampoco conseguí nada.
Hace rato que vengo caliente y nada, y me estoy desesperando.
—Y bueno… vos queres una concha donde meterla, yo quiero que me metan una verga… por que no aprovechas este agujero?—Me dijo abriéndose de piernas ahí sentada en el sillón.
—Para, para… déjame pensar… déjame digerirlo.
La verdad es que soy bastante abierto de mente.
Muy abierto de mente.
Mientras no se viole ninguna ley, ni se vaya por encima de las libertades o derechos de otra persona, mientras nadie salga lastimado, todo bien con las libertades sexuales.
Hay algunas que no comparto por que no son de mi preferencia, obvio. No soy gay, no me gustan los hombres… pero igual los respeto.
Pero una cosa es ser de mente abierta, de pensamientos libres…en la teoría y otra, en la práctica.
Quizás haya sido porque no tengo especial conexión con mi vieja, nunca fui “mamero”, siempre seguí en lo mío, que se me hizo más fácil analizar y digerir de a poco la situación.
—Ok… vos estas segura de esto? Mira que si queres, podemos hacer de cuenta que esto no pasó, nos olvidamos de todo y seguimos con nuestras vidas, cada uno por su lado.
Pero si no, sábelo que vamos a abrir una puerta que no se puede cerrar… y que se nos va a armar un despelote familiar si los demás se enteran…
Mi vieja pareció pensarlo un rato, y luego me respondió:
—Yo acepto, me animo, si vos te animas, no te quiero obligar.
—Bueno… igual, vamos a calmarnos un poco. Tomémonos unos cuantos minutos, para pensarlo mejor, para calmarnos… no sé si vos lo sentís, pero a mí me dieron nauseas de los nervios, se me hizo un nudo en la boca del estómago. Y no quiero hacer nada así. Esperemos un rato, no sé… juguemos a algo… miremos tele si queres, así nos vamos acostumbrando a la idea y lo hacemos bien, sin accidentes.
Ya es una situación difícil como para que metamos la pata en algo y quedemos traumados.
—Tenes razón. Podemos mirar una porno, como estabas haciendo antes, así entramos en calor, te parece?
—Ah, me viste, cierto… bueno, dale…
Y así comencé a buscar una porno en la compu.
Mientras yo buscaba, le dije:
—Trata de calmarte un poco, de relajarte, yo voy a hacer lo mismo. Lo que podemos hacer, es que si comenzas a sentirte mejor, te toques un poco las tetas. Si seguís caliente, tócate la concha.
Y ya de última, si sentís que no aguantas más… tócame la pierna, o haceme algo que sientas en el momento.
—Bueno, pero desnúdate igual que yo, así estamos los dos cómodos.
Así que procedí a desvestirme.
Ya estaba un poco más calmado y mi verga seguía semi erguida.
Pude notar que cuando mi vieja me vio la verga, se le hicieron agua los ojos, pero disimulo.
Me senté, y luego de buscar un poco más, di con una porno lo más parecida a nosotros.
Esta es la que vimos que desato todo.
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Así, mientras yo me iba relajando, note como casi enseguida, mi madre comenzó a masajearse las tetas.
Se pellizcaba los pezones mientras miraba la porno, y me miraba a mí, a ver si yo mostraba signos de calentura.
A todo esto, los dos estábamos re jugados.
Ni ella se iba a echar atrás, ni yo tampoco.
Mis nervios fueron debilitándose, mientras daban paso a mi calentura.
El corazon me iba a mil, pero yo trataba de relajarme.
Me hacía a la idea de cogerme a mi madre y la idea de lo prohibido, comenzó a calentarme.
—Cómo estás? Se te pasaron un poco los nervios, mamá?— aquello era un disparador de calentura y prohibición, de tabú.
Hacia años, décadas que no le decía mamá, para mí siempre fue mi vieja.
Pero la idea de remarcar el tabú de lo que estábamos por hacer, me ponía loco.
Y ella se dio cuenta enseguida, por que comenzó a frotarse la concha, mientras me respondía:
—Sí, mi hijito, tu mami esta mejor y muy caliente.
La madre del video porno, estaba gimiendo como loca, mientras su hijo le comia la concha.
Para cuando cambiaron y ella se dispuso a chupársela a su propio hijo, recordé algo y se lo hice saber a mi vieja:
—Sabes que vamos a tener que hacerlo despacio, porque la tengo grande, por si no lo notaste. No te quiero lastimar.
—Sí…? no me… fije —me dijo entre algunas respiraciones agitadas.—No sé de donde la habrás sacado porque tu padre nunca la tuvo así.
—No hay… problema que… te duela un poco?—le dije mientras había comenzado a pajearme suavemente.
Yo ya estaba listo, y solo la estaba calentando más.
Y obtuve resultados por que al descuidarme un segundo, mi mamá se lanzó de cabeza a mi pija, e intento chupármela.
Note que nunca había chupado una pija antes, era inexperta.
Además, hacia lo posible por metérsela a la boca pero no le entraba.
—*plop* en serio que la tenes muy grande, enorme. La tenes ancha más que nada. —dijo entre lamida y lamida.—Yo estaba sin palabras viendo la escena.
Los sonidos de mi madre intentando chuparme la verga, se mezclaban con los de la madre del video chupando también la pija de su hijo. Todo era muy surrealista.
Por mi mente no dejaba de pensar en la situación y en todo lo que nos esperaba.
Dimos ese paso sin retorno… Pero además, no solo esto significaba grandes secretos de familia, terribles secretos para los demás, sino que me ponía feliz el hecho de que ahora, tenía con quien coger, no solo esta vez.
Salvo que mi madre se arrepienta luego del día siguiente, iba a poder cogérmela cada vez que quisiera!
Para cuando la madre del video, se puso en cuatro, para que su hijo la montara, fue en donde me uní a la acción.
Como veía que mi vieja no podía chuparla, y que además, yo no era muy fan de eso, le propuse que yo se la chupara a ella.
La senté en el sillón, se recostó un poco, se abrió de piernas, dejando ver una raja llena de pelos canosos, con una clara línea de jugos corriendo abundantemente al punto que mancho y se pegoteaban con el material del sillón.
Era novedoso para mí ver un manjar exquisito y raro.
Una concha peluda y cana… bien mojadita.
Me tome mi tiempo, porque pensé que no habría otra primera vez como esta.
Acerque mi cara, y procedí a darle una buena olfateada.
Olor a la concha mojada de mi mamá… un olor fuerte, pero que me la ponía más dura.
—Te cuento algo lindo?—me dijo ella. Yo continuaba viendo y apreciando aquel manjar, a punto de darle un enorme bocado.
—Yo no puedo quedar embarazada… sabes eso… así que tampoco necesitas usar condones… podes acabarme dentro todo lo que quieras.
Aquello me volvió más loco. Pero quería volverla tan loca como ella a mí.
—Mamá, me das de tomar leche?
—Queres chuparme las tetas hijo?
—No quiero que me des tu leche de concha…
Eso no solo me calentó a mí, sino que la calentó mucho a ella, al punto que se le escapo un buen gemido, y pude ver como sus piernas casi temblaban de la emoción.
Así que mientras yo la agarraba de las caderas, poniendo sus piernas en mis hombros, mi mamá me agarro de la cabeza y dirigió mi boca a su concha húmeda, que ya chorreaba su lechita vaginal.
El sabor de esos jugos… fuertes, que llenaban mi garganta al beberlos.
Ella comenzó a gemir y sus gritos se confundían con los de la madre en el video, que por lo visto el hijo la estaba partiendo al medio.
Pero el pibe del video, no la tenía tan grande como yo… yo si iba a hacer gritar a mi mamá al penetrarla.
Unas cuantas contracciones, y mi vieja me apretó contra su concha y sentí como más jugos inundaban mi boca, al punto que casi me atraganto.
No contento con eso, comencé a cogérmela con mi lengua.
Eso le encanto.
Pero yo quería hacerla sufrir más, no se iba a escapar de mi… me la iba a coger como nadie en su vida se la cogió.
Le iba a demostrar a mi mamá lo que era un hombre de verdad.
Saque mi lengua de mi concha, baje un poco mi cabeza, apenas 1 cm… y abriendo más mi boca para seguir comiéndole el clítoris, procedí a meterle mi lengua en el ano, en su culito.
Eso la volvió loca de nuevo, al punto de que se le escapo
—Uy, sos un hijo de puta… me estas matando…!!!
Con mi lengua dentro de su culo, y chupando como podía su clítoris, mire hacia arriba a su cara.
Me devolvió la mirada de puta en celo y casi adivinando lo que pensaba, me respondió
—Sí, sos un pendejo hijo de una madre bien puta… tu mami es una puta que le encanta que te la cojas… cógeme, hijo de puta, mátame…
Hice más esfuerzo y de un movimiento agarrando sus nalgas, la acomode mejor y me metí mi lengua en el culo todo lo que pude, que fue bastante.
Ahí volvió a acabar abundantemente.
—Aaaaaaaaah!!! Que pendejo hijo de puta que sos que te coges a tu propia madre… no tenes vergüenza comerle la concha así a tu madre…? Y no cogértela?
Retire mi cara de su orto.
Me costó hablar porque tenía la lengua un poco acalambrada de metérsela en el culo, y de que ella misma me la apretara con su esfínter.
—Hijo…es hora de que vuelvas a entrar acá…—me dijo jugando e indicándome su concha abierta.
Con mi boca llena de sus jugos y sus vellos púbicos canosos, le dije:
—Prepara tu concha, mami, porque ahora vas a sentir como si te desvirgaran de nuevo…
Estábamos los dos muy, muy alzados.
Mi verga ya chorreaba sus líquidos seminales, de la punta del glande.
Cuando la iba a acomodar para entrar en ella, me detuvo.
—Vamos a la habitación, a la cama, para estar más cómodos, hijo.
Se notaba que le encantaba remarcar lo del incesto, lo prohibido.
Mientras íbamos, no podía evitar tocarle el culo, un poco caído pero de nalgas grandes.
Ni bien llegamos a la habitación, la empuje sobre la cama y ahí con su culo apuntando hacia arriba, le di otra buena chupada.
Mientras le metía un par de dedos en su concha, me la cogía por el culo con mi lengua.
Ahí volvió con sus gemidos y puteadas
—Eso, hijo de puta, partime en dos… cógete a tu propia madre, pendejo…
Ahí fue que no di más, y la ayude a darse vuelta y acostarse boca arriba, abriendo sus piernas regordetas.
Me tumbe encima de ella, y mientras la besaba en la boca por primera vez, trataba de embocarle la verga en la concha.
Ella inmediatamente respondió el beso metiéndome su lengua y besándome con mucha saliva.
Se sentía muy rico ese beso, el sabor de su saliva… era medio dulzón.
No estaba usando mis manos para guiar mi verga, la tenía tan parada y apuntando a su concha que incluso se sentía mejor así.
Tampoco deje que ella intentara embocarla, estábamos tomados de las manos, con nuestros dedos cruzados, cual amantes.
Yo seguía dándole golpes con mi verga, intentando penetrarla, mientras ella cerraba sus manos con fuerza, y me besaba.
Ahí note que la muy guacha estaba caliente y a propósito me escupía chorritos de saliva, que yo gustoso me tragaba, los bebía.
No separábamos nuestras bocas para nada y respirábamos agitados por nuestra nariz.
Pero eventualmente, a pesar de mis empujones y golpes a su concha con mi enorme verga, mi mamá comenzó a desesperarse, y a gemir en mi boca.
Yo igual me desespere más y seguía con mis embates.
Ahí dejo de besarme y me dijo:
—mmm…espera… déjame acomodarme mejor así me la metes que me estas volviendo loca, mi amor.
Tomo una de las almohadas, y la puso debajo de sus caderas, quedando ahora con el culo más elevado y accesible.
Inmediatamente me le tire encima y volvimos a lo anterior: intentar metérsela sin usar las manos, mientras nos chupábamos la boca mutuamente.
Estábamos tan mojados que la verga se resbalaba.
Y debido a la nueva posición, y muy mojada, se la metí sin querer en el culo.
Ahí corrió la cara a un costado, dejando de besarme, para pegar un grito de dolor.
Sentí como solo alcanzo a entrar la cabeza.
Como se sacudió también, pues se salió enseguida.
Yo no me detuve y no deje que se acomodara, como ella dijo, soy un hijo de puta, y así me comporte.
Seguía dándole puntazos en la concha, hasta que sentí su agujero vaginal y empuje con todas mis fuerzas para que entrara de una vez.
Sentí un poco de resistencia al inicio, como que entraba bastante apretada en la entrada, pero luego de que le ingreso la cabeza, le entro con mucha fuerza y hasta el fondo, lo que la hizo gritar de nuevo
—Aaaah, hijo de puta… la tenes muy grande… aaahhhh… si, papito, partime al medio, rómpeme todaaaaaa…
Y acabamos.
Sentí como se contrajo su concha, como me apretó, y como sus jugos incluso mojaron mi panza.
Ella sintió como mi chorro de leche, la inundo.
El tabú, lo prohibido, nos hizo acabar como nunca antes habíamos acabado y muy rapido.
Ambos eyaculamos fuertemente.
La cama debajo de nosotros estaba manchada con los juegos sexuales de una madre puta y su hijo pervertido.
Ella extendió su mano al celador y apago la luz.
Nos quedamos dormidos, mientras yo aún seguía metido dentro de ella.
Creo que habremos dormido un par de horas, hasta que el sol de la mañana, comenzó a darme en la cara, por entremedio de las cortinas.
Me desperté del todo y recordé lo de anoche.
Aún seguía dentro de mi mamá, pero ahora estaba flácido.
Estaba en la duda de si quedarme así, o sacarla.
La saque, y fui al baño.
Mientras estaba ahí, tratando de orinar, comencé a pensar en lo que habíamos hecho.
Me sentí un poco culpable…
Pero la culpa no duro mucho, ya que también comencé a sentirme caliente de nuevo, pensando en lo prohibido que era.
Incluso comencé a negar el asunto, cuando vi que me calentaba más y más…
“No, esto no está bien… me cogí a mi propia madre, soy un mal hijo, un pésimo hijo…soy un hijo de puta…”
Mi verga comenzó a pararse de nuevo, y las ganas también comenzaban a subir, con un poco de nervios.
Me asome a la puerta de la habitación y el espectáculo era bizarro.
Ahí estaba mi madre, dormida, aún abierta de piernas, con su concha al aire, de labios abiertos, chorreando mi semen…
Volví al balo, tome un paño que encontré por ahí, lo humedecí con agua caliente, y volví a la habitación a limpiarle mi semen.
Ella se despertó, y me dijo
—Déjalo ahí… si no me vas a embarazar…
Yo solo me reí, y seguí con lo mío.
Una vez más o menos limpio, arroje el paño a un costado, me acomode y ya con mi verga parada, se la fui metiendo lentamente.
Ella por supuesto gimió…
—Aaaaaay…me encanta tu pija enorme entrándome toda…mándala hasta el fondo, que bese mi útero…
—Segura…?
—See… vos métela toda…aaaaaaaah… mas…mas adentro que toque fondo…aaah…
Se la fui metiendo toda, y llegado un momento, la tome de sus muslos como para tener agarre, y segui empujando.
Ahí lo sentí en la punta de mi glande, el contacto duro de su utero.
—Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh….
Su grito fue grande y prolongado.
Era una mezcla de placer extremo con dolor.
—Anoche te dije que te iba a doler… que ibas a sentir como si te desvirgara…
—Aaaaaaah… si…aaah… papito, mi amor… mi hijito lindo…anoche…me desvirgaste…aaaaaahhh…
—Aaah… si… doblemente, creo que te rompí el orto tambieeen…uuhh…—le respondí, mientras se la sacaba un poco y volvía metérsela hasta el fondo…
Me volví a recostar sobre ella, y comenzamos a coger de nuevo, con más besos mojados…
Mis cogidas eran lentas pero profundas.
Seguimos un rato así, disfrutando el coger, hasta que ella me pidió estar encima mío, quiso cabalgarme.
Nos acomodamos, y mi verga quedo apuntando cual obelisco hacia arriba, mientras ella se abrió de piernas y se fue sentando, ensartándose.
Ahí, ya más despiertos, comenzamos un poco más rápidos.
Era ella quien se movía y daba sentones fuertes, mientras gemía como loca.
Menos mal que la casa tiene patio grande y está separada de las otras casas, o nos habrían escuchado.
A mi mamá, le encantaba salirse y volver a sentarse fuerte, hasta el fondo.
Ya ambos, estábamos bien mojados de nuevo.
Pero especialmente ella que le chorreaban sus jugos de la concha, cada vez que se levantaba.
La luz de la mañana, iluminaba nuestra escena sexual.
Era todo un sueño raro para mi, ver a mi madre, mi querida mamá, estar completamente desnuda y verla ensartarse con gusto y cara de lujuria sobre mi verga.
Sus tetas enormes y sus carnes rebotaban con cada senton.
Nuestros genitales hacían ruido de sopapa, cada vez que mi verga entraba en su concha, y cada vez que salía.
Ver su concha peluda mientras se comía mi verga…
Sus gemidos eran raros, mezclados incluso con dolor.
—Estas bien, mamá? Te duele?
—Siiii…. La tenes muy ancha para mi…me hace doler, pero me encanta mucho maaaaas!
Y ahí me di cuenta de que la muy puta, estaba eyaculando.
Un chorrito de sus jugos salieron disparados hacia adelante, mojandome la barriga y el pecho.
Ahí me fui dando cuenta de que no solo herede lo de tener los genitales peludos, de parte de ella, sino también lo calentón, lo alzado.
Nos quedamos un rato así hasta que empezó a moverse lentamente…
Eventualmente, logro sacarla.
Se levantó, se agarró la concha con una mano, y salió hacia el baño.
Yo me vi la verga que aun seguia dura sin acabar y estaba con un poco de sangre en la base.
—Vieja, estas bien?
—Sí, ya salgo, está todo bien, quédate tranquilo. Vos no la bajes, que ahora seguimos.
Yo me quede ahí en la cama, esperando, pero el susto, pues me la bajo un poquito.
Tome el paño anteriormente mencionado y me limpie la sangre.
Me volví a recostar, y cerré los ojos.
Me quede dormido unos momentos, hasta que sentí como mi madre me hablaba y se acomodaba encima mío.
—Te dije que no la bajes, que íbamos a seguir… no me digas que eso fue todo lo que duraste como hombre.
Abrí los ojos, la gire sobre la cama, la abri de piernas, y se la mande con mas suavidad hasta el fondo.
—aaaah… hijo de pu….taaaaaaaaaaaaah… que hermosa que tenes!!!
—Te hice sangrar, mamita…
—Apenaaahas un poco. Aaaahaaños de no cogeeeeeraaaaaaaaaaah….si, papito!!!!!
No le di tiempo a casi nada, ya que comencé a penetrarla intensamente.
Entre a bombearla como si no hubiera mañana.
Luego me calme, porque se sentía tan bien, que no quería acabar enseguida.
Tenía muchos polvos acumulado en mis huevos durante meses y se los iba a meter todos a mi madre.
Ya más calmado, y con empujones más suaves pero firmes, entre gemidos de ella y los mios, la mire.
Estaba disfrutando con los ojos cerrados.
—Aaah…así que no te atreves a mirar a los ojos de tu hijo que te está partiendo al medio?
Abrió sus ojos grandes, y con una sonrisa me respondió:
—Aaah… ooh… me estas rompiendo la concha, pero seguí… que me encanta… y si, te puedo mirar a los ojos…
Y eso nos encendió aún más.
Sentimos un poco de vergüenza al inicio, que nos calentó más y más… estaba viendo a mi mamita gozar y gemir por mi verga… y ella veía a su lindo hijito sudar metiéndosela.
Nunca en toda mi vida, le dije que la amaba… no éramos ese tipo de familia, debido a mi viejo.
Pero ahí me nació decírselo:
—Ahora…aaah… que te…tengo…ensartada con mi verga…oooh… uuuf… te amo, mamá…te amo pero no como a una madre sino como a una amante, como a una novia…
—Oooh…ahhh…a mi amor… mi hijito lindo….aaaah… yo tambien…aaaaaaaaah te amo…aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh!!!
Y volvió a tener otro lindo orgasmo con eso que le dije.
—Sábelo que ahora…ooh… vamos a coger todos los días, no?
—Aaaah… mi amor, mi hijito… hijo… mi concha y mi boca…y si queres, mi orto son…solo tuyos…ahhhhh…. Y tu verga es solo mía….
Y ahí, mientras potenciaba mis embestidas en rapidez y profundidad, sacándole más y más gemidos, me acerque y la bese.
Nos volvimos a dar otro de esos ricos besos con mucha lengua y saliva….
Mi madre gimió mas y mas… un dulce placer condimentado con algo de dolor…
—ooooh…aaaay….. ouch!…aaaah….
Era lento pero sabroso.
Finalmente, tanta presión me hizo acabar una vez mas, en un hermoso y largo chorro que lleno el vientre de mi madre.
Pero sin embargo, solo acabe yo.
—Noooo… hijo de puta…haceme acabar a mi también…!!!
Así que luego de asegurarme de dejarle todo el contenido de mis huevos dentro, segui bombeabdola duro y rapido, mientras me prendí como sanguijuela a chuparle los pezones.
No tenia leche materna pero lami gustoso su sudor.
Ella se dio cuenta de mi sed, asi que me dijo:
—Besaaame…aaah…que te doy…algo de…ahhh tomaaaaaaaaah…
Y así lo hice como un hijo obediente.
Ella inundo mi boca de su saliva, que trague.
Pero todo esto me calento de nuevo, en tan poco tiempo.
Primera vez que me ocurria.
Asi es que con mis embestidas, logre que acabaramos juntos.
Con mi ultimo envion se la mande a guardar profundo en la concha, llegando nuevamente hasta el útero, y expulsando una enorme cantidad de mi semen, que estoy seguro le lleno el utero.
—Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah…….
—Oooooooooooooooooooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhh…
Y ahí nos volvimos a quedar dormidos, trabados, un hijo con su verga metida dentro de su madre.
Así nació un amor prohibido, pero muy caliente, muy salvaje…
Dormimos pensando en los tiempos que vendrán y en como seguiremos cogiendo cada vez que podamos.
—Te amo, mamá…
—Te amo, hijo mio…y no me saques tu verga…
Continuara…?
Excelente y existente relato, deberías continuar con el
Continua. Hay que llenar ese orto.
Ótimo conto! Continua 😉
Lograste mojarme la concha y me pajeé rico aunque esta categoría no es la mía ni sólo entre adultos. Bien 🙂