La imprenta de Ricardo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MarianellaMetter.
Ya va para un año mi trabajo en la imprenta de Ricardo.
Allí trabajamos el, el dueño y yo como único empleado.
Hace algunas semanas que los sábados tenemos una presencia femenina. Ella llega poco antes del medio día y nos prepara un buen refrigerio.
Ricardo me la presentó como Flor, su amante, pero…… me ha estado mintiendo, porque yo se que es su verdadera mujer.
Lo se porque la conozco por referencias ya que ella es profesora de gimnasia en el mismo lugar que mi prima trabaja.
De todas formas, yo no me he animado a desmentir a mi patrón.
El me hablaba mucho de ella, de lo calentona que era, de todo lo que le gustaba del sexo y aun mas….. me dijo que ella era casada, y que engañaba a su marido teniéndolo a el por amante. Yo le seguí la corriente, a pesar de saber la verdad, y le escuchaba como buen creyente.
Ya a las pocas semanas de venir ella, el quiso que a la tarde del sábado, hiciéramos una sección de fotos. Ella era la que posaría para que yo sacara las instantáneas con mi cámara digital.
Desde el comienzo, ella se mostró muy insinuante, ya que sus blusas dejaban en evidencia sus hermosísimos senos, bien formados, redonditos y muy paraditos.
Pero en la poses de aquella tarde, la cosa fue para más. Ella se puso ya de entrada unas salidas de cama, de seda transparente que la mostraban en todo su esplendor.
Sus cabellos rizados, castaño claro, marcaban el camino a una figura esbelta, sus hombros de piel suave, sus senos apetecibles, sus ojos verdes, insinuantes quedaban al tono de sus caderas calientes, su boca carnosa hacían juego con las nalgas que torneaban su cola alzada y tremendamente atractiva.
Una mujer divina, un cuerpo de diosa, bien torneado, bien mantenido, de muy buena gimnasia. Verla así, con aquellas ropitas intimas, me volvieron loco. Tener que fotografiarla, entonces, me pusieron a full.
Ellos se dieron cuenta de que yo me había puesto frenético, con una erección evidenciada. Yo también me había dado cuenta en ese momento que en realidad todo aquello era un plan para ponerme así, y sumando todo lo conversado con el, me di cuenta que el había mentido todo para darse y darle el gusto a su mujer de por lo menos calentar a otro. Si ellos venían por mas, yo estaba dispuesto a mas.
Ella cada vez, se ponía en poses mas insinuantes y menos ropa.
El trajo unas cremas y aceites, para untar algunas partes de ella y así realzar sus cualidades. Comenzó por acariciarla un poco, y no tardó en ofrecerme que hiciera ese trabajo a mi gusto de fotógrafo. La intención era que la toqueteara, así que obediente yo, me di el gusto de sobarle las tetas, de masajearle el culo, y recorrer su estética espalda.
Ella comenzó a demostrar su goce, y el a convencerme de que estaba dispuesto a compartir todo aquello conmigo.
Si ella engaña a su marido conmigo, también lo hará contigo, es mas, creo que tiene ganas de hacerlo, así que acompáñame en darle ese gusto.
Flor quiso fotos, bebiendo su champán, y también derramo sobre su cuerpo gotas de eso para que su amante sorbiera….. yo tome las fotos.
Pero cuando el dijo, mirándome, ahora bebe tu…. Tomando mi cámara, no dude, y me acerque a la diosa, que me regalo una sonrisa cómplice.
Flor mojo con el champán sus senos, y yo me di el primer gustazo, saboreando el licor y aquellas fabulosas tetas de la mujer de mi patrón que hacían figurar por su amante.
Pronto la cosa fué a mas, y yo ya casi no sacaba fotos, pues estaba casi completamente dedicado a lamer su cuerpo caliente y húmedo, por la bebida y por sus jugos.
En ese recorrer, pase por sus nalgas, lamí su hermoso culo, y busque su rajita jugosa. Aquellos labios también hacían juego con su boca, eran carnosos, y estaban semiabiertos.
Le lamí el clítoris, que era un gusanillo enorme, muy duro y que permitía darle lengüetazas enérgicos. Eso provoco que ella comenzara a gemir, contornearse y dar pequeños grititos.
Mi patrón se puso en calzoncillos, y ella fue la encargada de ayudarme a quitar la ropa.
Pero me bajo el slip, sorpresivamente, dejando mi pedazo al aire, que como un fierro húmedo quedo expuesto como el tesoro que ellos estaban buscando, para regalar a la dama.
Sabia, que sucedería, porque ella en un ágil movimiento, se arrodillo y tomo mi pija con sus manos, haciendo un movimiento envolvente que fue el prologo de cualquier paja bien hecha.
La colchoneta doble que hacia de cama, vibro con mis temblores, cuando ella se metió la punta de mi cosa en la boca.
Ya estábamos los tres completamente desnudos.
En mis fueros íntimos, hubiera preferido que solo estuviéramos ella y yo, pero, el que me estaba haciendo el regalo, también se merecía presenciar lo que obsequiaba.
El se inclino detrás de ella, abrió algo mas sus piernas y comenzó a chupar aquella conchita que yo había abierto con mi lengua. Allí parado, yo observaba las acciones, que iban con un rumbo cierto, pues ella me estaba mamando y yo estaba por explotar, el la tenía en cuatro, y mientras ella revoloteaba con su cuerpo, sacudiendo y mostrándome su cuerpo hermoso, yo pensaba, que si mi jefe quería que le cogiera su mujer, ya estaban dadas las condiciones
Así que con suavidad, le retire la cara de mi pija, la tome de las tetas, para aprovechar a pellizcar sus duros pezones, y comencé a girarla. Eso hizo que el saliera de su posición, y ya que estaba tendido, ella se le fue con su cabeza sobre su sexo.
Seguí girándola, hasta tener su trasero frente a mi.
Separe sus piernas, y ella movió la colita, dejando ver entre aquellos muslos, su conchita húmeda, carnosa pero abiertita.
Era el momento, y hacia allí dirigí mi fierro candente.
Las chupadas que le habíamos dado a su conchita, y la mamada que ella me había prodigado hicieron que los jugos lubricaran aquel ataque.
Pero tuve una precaución, la de mirar a mi patrón, a los efectos de saber que tarea debía realizar esa tarde de sábado.
Fue una orden sin palabras, una orden que ya estaba escrita en la imaginaria de ellos y que yo supe leer en sus acciones.
Aquel cuerpazo de hembra extraordinario, seria enterrado por mi pija caliente, sin esperar mas desfiles.
Sentí su expresión haciendo de recibo a mi endurecido envío, un Aaahhh!!ssss, se escucho en el aire, un apretar de nalgas aprisionaron mis testículos, un movimiento de caderas hicieron que sujetara yo con mas fuerzas su cintura. Ella soltó un mensaje….Me la metió!! Ricardo respondió, … Gózala Florcita, gózala que es toda tuya.
Ellos se abrazaron, y yo me dedique a gozar aquella hembra, con una cogida de mete y saca como nunca había prodigado jamás.
Aquello era como haber sacado el Quini 6, comparado con los magros premios a la quiniela que yo había tenido.
La empale una y otra vez, y varias veces se la saque, para que delirara de placer cada vez que se la enterraba desde la punta al tronco.
Tuve la sensación de que su cocha apretaba mi pija, y la hacia pedazos, porque cuando comenzó a acabarse, la temperatura subió a mil.
Así fue que comprendí todo, aquella mujer era una potrilla en fuego.
Me venia sin vueltas, y solo atine a sacársela y manotear uno de los tules que ella usara, con el que envolví mi pedazo, dejando lleno de esperma. Así me fui al baño.
Volví y comprendí que ella era casi mística, pues estaba siendo penetrada por el, tal cual yo lo había hecho y ella mirándome con su hermosísima cara me indico con sus ojos que me acercara para chupármela de nuevo.
El se fue.
Cuando Flor tuvo nuevamente mi pija a punto, me tumbo y se me monto. Me cabalgo con furia, mientras yo la sostenía y mantenía un combate con mis pensamientos intentando no caer en la tentación del goce, y acabarme de nuevo. Logre dos cosas, que ella llegara de nuevo al clímax, y que en un rapto de lujuria, se metiera mi pija en el culo, ese, el culo mas hermoso que había visto yo en mi vida.
Me estaba culeando a la mujer de mi jefe y patrón, con su consentimiento, y ellos pensando que me habían engañado con el cuento de la amante.
Su marido derramo champán sobre su cara jadeante, y lavo parte de su cuerpo con el licoroso liquido. Ella llevo sus manos a su cuevita y gozando mi pija en el culito, masajeo su botoncito con evidente arte, porque estallo en un orgasmo a gritos.
Ella no salía de arriba y yo termine llenándole el culito de leche.
Se levanto, se abrazo con su marido y ambos se recostaron besándose cariñosamente.
Yo me fui a dar un buen baño.
Expié por la ventanita del baño, y pude verlos sentados, brindando con sus copas, riendo y diciéndose cositas por lo bajo.
Comprendí que mi función había terminado allí.
Salude desde la puerta del cuartito, y me fui con mis pensamientos.
Que locura, no!, ellos habían preparado todo, y yo les había sido fiel interpretador.
No había porque corregir su historia.
Ricardo y Florencia eran felices, y yo ….ni te cuento.
Así fue, que desde entonces, sábado a sábado me cojo a la mujer de mi patrón, para regocijo de el y de ella.
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