Mi aventura con mi prima menor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Lo que les voy a contar es 100por ciento real…
Esto sucedió hace un par de años, para ser exactos en el año 2010, yo, el típico hijo de una familia normal, con 16 años, y en plena edad de la paja, nunca me había sentido atraído por las nenas un poco menores pero eso cambiaría por mi prima.
Mi prima en ese entonces contaba con 10 años, morenita, algo flaquita casi sin pechos, pero con un par de nalguitas muy bien paradas y que lucían con cualquier prenda que vistiese.
Ella acostumbraba a quedarse a dormir muy seguido en mi casa, debido a que se quedaba a jugar con mi hermana, que es un año menor que ella. Los primeros roces se dieron con juegos infantiles aunque con un toque sexual.
Tenía la costumbre de "molestarme" cuando estaba acostado, llegaba y se me montaba con el afán de hacerme enojar aunque lo único que provocaba, era excitarme. Eso era una sensación fantástica, sentir su culito y su entrada rozando por encima de la ropa, mi miembro más que erecto lo disfrutaba, ella lo sentía pero arremetía en sus montadas jugando.
La verdad nunca me había sentido tan atraído, pero el clima de la región, caluroso y seco, no ayudaban mucho, ya que eran cómplice de que mi prima anduviese por la casa, sino desnuda, muy ligera de ropa.
Su ropa habitual en esos días era simple, short de tela delgadita que apenas bajaba de sus nalgas y hacía notarlas más levantaditas de lo normal, camisa de tirantes y su topcito, aunque a veces no trajera, se convertía en un espectáculo su cuerpo en desarrollo, eso ponía mal a cualquiera que estuviera en plena edad de la punzada.
Había días en que la confusión me consumía, como era posible que mi prima menos me pusiera así, claro, me gustaba experimentar esas sensaciones con ella pero sabía que estaba mal hecho, aunque ella supiese mis segundas intenciones,
Busqué consejos en distintos foros, algunos me llevaron a relatos eróticos bastante interesantes y en verdad algunos temas me ayudaron bastante a comprender la situación, leí muchas opiniones, unas tachaban de pervertidos, otras daban crédito a favor siempre y cuando todo fuese natural, ya que era parte fisiológica, estaban descubriendo su sexualidad y de manera supe sobrellevar esa situación.
Sin superar los límites por su edad, continuamos con nuestros juegos, ya que prefería mil veces que hiciera esto conmigo a que lo hiciera con algún extraño o con alguien que no midiera lo que le hacía.
Los juegos seguían pero cada vez eran menos inocentes, pasaron un par de años, y hasta parecía rutinario, cada vez la punteaba mas descaradamente, o se me montaba, aunque estuviésemos con ropa, la ligereza de nuestras ropas, no impedían mucho el contacto y aquello era magnífico de sentir.
Pasaron 2 años con los juegos y toqueteos, ella ya con 12 años, ya desarrollaba un lindo par de senos y su culo seguía siendo el centro de atención. Yo por mi parte, me había puesto un poco en forma y había mejorado mis tácticas al momento de estar con ella, aunque ya supiese las dobles intenciones de nuestros juegos, porque ella a veces me buscaba sin remordimientos.
Una calurosa tarde de verano, recuerdo que estaba dormitando en mi habitación, solo vestía un short tipo licra deportiva, sin ropa interior debido al calor, cuando estaba conciliando el sueño, llegó ella, y se me montó, ella al igual que yo, solo vestía un short delgado y una camisa de tirantitos.
El calor del ambiente y de ambos cuerpos no tardó en hacer efecto, ella sabía que era lo que sentía en medio de sus nalgas pero por sus movimientos, hacía evidente que le gustaba.
Aceleró sus movimientos de vaivén, ya era un juego sexual, frotaba su cuerpo contra mi pelvis y podía sentir a la perfección su entrada vaginal y la hendidura de sus nalgas, si continuaba así, me correría en poco tiempo, siempre me quitaba antes de que eso sucediera y me iba a terminar al baño, pero algo me decía que tanto ella como yo, buscabamos algo más ese día.
Siguió arremetiendo con su vaivén, el sudor se notaba en su frente y en el canalillo de sus juveniles pechos, sin remordimientos, la tomé del inicio de sus caderas para marcar aún más el movimiento, era la gloria para ambos, así pasaron 10 minutos cuando empecé a sentir una húmedad extraña, y digo extraña por que no era mía, cuando miré a mi prima, la noté demasiado agitada y temblorosa, no había duda, había tenido su primer orgasmo, esperé a que se recuperara y continuamos con el vaivén. Las licras empapadas en fluídos hacía que el contacto fuese más directo, sentía su virginal cuerpo rozando mi pene, pasaron un par de minuto, aceleré el vaivén tomándola de las manos y me corrí como nunca, al igual ella, ambos sentimos como nuestros fluídos traspasaron nuestras ropas y se unieron, la habitación se impregnó de sexo, mi prima había tenido sus primeros orgasmos conmigo y solo rozándonos,
A partir de ahí, surgió nuestro pequeño secretito, cada vez que teníamos la oportunidad, nos rozábamos de igual manera, me montaba hasta que ambos llegábamos al climax, sin embargo, nunca pasábamos de ahí, nos gustaba el momento y quizás yo era temeroso de lastimarla por su edad, así que duramos así con nuestros juegos, un año completo.
LLegaron las vacaciones de verano del 2013, una vez más, mi prima, se quedaría los 2 meses en mi casa, una semana antes, me la había pasado leyendo relatos similares a mi sItuación, tenía claro que no haría nada en contra de su voluntad pero un relato me despertó la curiosidad de llegar a tocarla dormida, ya que a pesar de nuestro secretito, no nos tocábamos.
La primer semana no tuvo sobresaltos, solo 2 veces nos llegamos a rozar, y durante las noches me había dedicado a observar sus movimientos, su respiración y su forma de dormir, aunque no había hecho nada, aún.
Llegó la noche en que decidí ser más osado, la veía dormir con sus shorts y sus tirantitos, una belleza en desarrollo.
La primeras noches solo pasaba mi mano por sus senos y parte de su culo, solo por encima de la ropa, increíble sensación aunque solo era por encima de la ropa, podía palpar sus senos y sus pezones en crecimiento, su abdomen plano y terso y su joyita, que eran sus nalgas, firmes pero suaves y de una contextura impresionante, cosa que no desaproveche para fotografiar.
Así pasaron varias noches, pero quería más, más de una vez llegué a sospechar que se hacía la dormida, ya que suspiraba de manera extraña y notaba que se aceleraba, a la tercer semana comprobé que su ropa para dormir tenía algo de desgaste por lo que los elásticos de la cintura tanto de su short como su panty, eran algo flojos y se podían mover sin mucho esfuerzo. Había encontrado otra forma de disfrutar de su cuerpo.
Durante una noche, en un momento de valor lo intenté, con cuidado tiré hacia abajo y para mi fortuna el short se bajó con todo y panty, al fin podía ver a pelo lo que tanto me atraía de ella, sus hermosas nalgas, fue increíble, algo blanditas pero firmes, un espectáculo.
Las acaricié, las palpé, en fin, me di un festín porque era la primera vez que veía la divinidad de su cuerpo a pelo, acerqué mi cara para oler el aroma que emanaba su trasero y su vagina, simplemente fue indescriptible.
Había noches en que no dormía, me pasaba disfrutando de su cuerpo, algunas veces solo viéndola dormir.
Una noche, vi que su carita quedaba hacia el borde de la cama y maquiné un plan para que mi pene rozara sus labios, y así fue, puse una almohada en el suelo y me apoyé en ella, la altura era perfecta, mi glande quedaba en la comisura de sus labios.
Poco a poco empujaba hacia adelante queriendo meter más allá del glande, una osadía bastante dolorosa ya que me llegó a lastimar con sus dientes, pero al final fue misión cuimplida, tenía la mitad de mi miembro dentro de su boca, no era la primera vez que me hacían una "mamada" pero el entorno, la situación y sobre todo, el que era mi prima, me puso como loco, poco a poco empujaba hacia adelante y hacia atrás, mi líquido preseminal hacia todo más fácil, increíble, mi prima me la chupaba "dormida", así pasaban los minutos, hasta antes de correrme, sacaba mi pene y me corría en su abdomen o en sus manitas, y siempre, la última gota se la dejaba completamente en su boca, era una maravilla ver como se saboreaba.
Así pasaron 3 días de nuevas experiencias, al parecer, mi prima no estaba del todo dormida, pues amanecía de buen humor y también, misteriosamente, dormía mucho en las tardes.
Una noche, mientras observaba sus nalguitas limpias y redonditas, iluminadas con la luz de luna, decidí intentar otra cosa, apoyé mis manos en el medio del colchón y opté por una posición de "lagartija" pero un poco inclinada e hice circo, maroma y teatro, pero lo conseguí, mi pene quedaba en medio de la hendidura de sus nalgas.
Empujé y sentí por primera vez la plenitud de su cuerpo, no la penetré pero sentía como se abría el inicio de su ano con cada embestida, suavemente, arriba-abajo sentía como se perdía una parte de mi miembro entre esas linduras de nalgas que tenía, fueron alrededor de 20 minutos con un delicioso vaivén, intenté detener la eyaculación, pero fue imposible, me corrí como nunca en medio de sus nalgas, la limpié con toallitas y besé y lamí sus nalguitas antes de ir a dormir, ya con el claro del amanecer en la ventana.
Después de esa noche, disfruté de 2 sesiones nocturnas increíbles, me atrevía a rozar con los dedos la entrada de su aún virginal vagina, y vaya sorpresita, empapada en flujos, no me cansaba de relamer el sabor de mi prima, perfeccioné mis movimientos al punto de que el contacto me permitía penetrarla por ambos orificios, cosa que nunca hice, ya que a quería desvirgar con su consentimiento.
Todo seguía igual, nos rozabamos hasta corrernos durante el día y era mía durante la noche, hasta que una noche todo cambió, por azares del destino, nos quedaríamos todo el día y la noche solos en la casa, mi pene saltó de emoción al saber tal noticia.
Durante la tarde, la temperatura marcaba más de 42 grados celsius y se empezó a notar en nuestros comportamientos y nuestras pláticas.
Ella – Estoy sudando del partes del cuerpo que ni yo sabía que sudaban.
Yo – Estás calientita?
Ella – Siii, un poco.
Yo – Ven, vamos a refrescarnos al patio.
Acto seguido, saqué una manguera, pusé a inflar una pequeña alberca inflable y a los pocos minutos, ya estabamos dentro los 2, ella con su vestimenta típica, shorts y tirantitos, solo que esta vez, completamente blancos, vaya espectáculo que fue el verla mojada, transparentando pezones y con la ropa pegada a su cuerpo marcando cada una de sus curvas.
Nos metimos a la casa alrededor de las 7 de la tarde, yo le propuse que anduviera por así decirlo, en panties y top solamente, aceptó sin rechistar mientras se cambiaba, yo cerré cortinas y puertas por aquello de los vecinos y ahi estaba ella, con su cuerpo casi desnudo, piel aperlada y el conjuntito que hacía lucir sus senos imponentes y sus nalgas bellísimas.
Comimos algo y nos fuimos a recostar, y empezó nuestro juego, solo que estaba vez ya tenía el sentido que debía tener, el tenerla encima mío solo con panty fue increíble, a pesar de que ya la había hecho cositas, el tenerla así, el ambiente y la situación de que estabamos los 2 solos, me calentó de sobremanera y no solo a mí, entre el vaivén, empezó a gemir sin importar, una ninfa en su apogeo, me senté para quedar de frente a ella sin perder el contacto de ambas pelvis y nos dimos nuestro primer beso, por primera vez sentía su lengua, sus labios, y las ganas de hacerla mía era impresionantes, solo que me contuve, ya que no quería arruinar el momento.
Pasaron 20 minutos y ambos llegamos al orgasmo, la habitación apestaba a sexo, aunque no hubiese habido, nuestras ropas interiores empapadas de una mezcla de mi semen y sus flujos, no había duda, mi prima ya estaba apartada para mí.
Nos acostamos abrazados y se nos dieron las 10 de la noche, le dije que se metiera a bañar, para mi sorpresa cuando salió del baño, solo estaba vestida con un short cachetero y los tirantes más ceñidos que le había visto, solo con el detalle de que ahora no llevaba nada de ropa interior.
Después me metí a bañar yo, nos acostamos y empezamos a hacernos mimos mientras veíamos una peli aunque minutos después el sueño la venció, la dejé descansar un par de horas y yo también quería dormir algo, así que puse la alarma del despertador a la una de la madrugada, y así fue, sonó a la hora.
Yo tenía contemplado otra de mis sesiones nocturnas y así fue, la ropa que vestía y gracias a que no llevaba ropa interior, me hicieron posible desnudarla por primera vez de cuerpo completo, un monumento de mujer, 2 pechos algo grandes para su edad, coronados por 2 pezoncitos cafés, un abdomen plano y firme, una conchita si bien ya con algo de vello, se notaba que se lo cuidaba, una musa en toda la extensión de la palabra.
La tenía a merced y empecé tocarla y besarla, más que con deseo carnal, lo hacía con cariño, humedecí 2 de mis dedos y los deslicé hacia su conejito, casi me corro de sentirlo a plenitud, así continué durante varios minutos, frotándolo, metiendo poquito y cuando los iba a retirar, mi prima aprieta las piernas y me detiene la mano con sus manos, creí que tomaría tonos de alarma pero fue todo lo contario:
Ella – Porque solo me tocas cuando piensas que duermo ?
Yo – Porque pensé que te daría miedo y no te gustaría.
Ella – Si me da miedo, pero siento tan bien cuando nos rozamos pero ya siento que quiero algo más.
Yo – Pero si sabes que la primera vez duele verdad?
Ella – Si, por eso me da miedo pero sé que tu no me lastimarías además me encanta como juegas con mi conejito.
Yo – Entonces me harías el honor de regalarme tu virginidad?
Ella – Si, pero prométeme que me lo harás con todo el cariño del mundo.
Yo – Claro, como lastimaría a mi princesa
Acto seguido nos besamos, ya no había marcha atrás, nos conocimos perfectamente nuestros cuerpos, totalmente desnudos ya eramos presas de nuestra calentura.
Bajé a lo que tanto añoraba, a probar su conejito directamente, primero con sutileza con la lengua, increíble su sabor, su olor, todo, rellenito de los labios y bastante apretadito su agujerito. me deleitaba con su vagina y sus gemidos era señal de que le gustaba, sus primeros 2 orgasmos fueron totalmente en mi boca, arqueaba su espalda y solo atinaba a balbucear, después de eso, la dejé descansar unos minutos para que se recuperara mientras yo estimulaba sus senos, una maravilla.
Yo – Es tu turno de devolverme el favor (Apunté hacia mi pene)
Ella – Pero si no lo hago bien?
Yo – Tranquila, estás aprendiendo y hoy tu eres mi princesa, todo será perfecto si viene de ti
Ella – Que cosas tan lindas dices
Después de ese diálogo tan novelesco, tomó mi pene, mide entre 18-19 cm, nada del otro mundo, y lo empezó a menear, acto seguido empezó a lamer el glande, yo ya estaba en las nubes, ver la cara inocente de mi prima convirtiéndose en una mujer me puso como loco, no tardé en correrme, los primeros chorros la sorprendieron pero el restante lo probó y aunque no le gustó del todo, se lo comió.
Había llegado la hora, el momento en que dejaría de ser niña para convertirse en mujer, en mi mujer.
Con delicadeza empecé a recorrer su cuerpo y calentarla de nuevo para dilatarla lo más que pueda, y así fue, bajé de nuevo a su precioso conejito, no tardé ni 2 minutos en que le llegara su orgasmo, no es que fuera un experto, pero estaba bastante sensible.
La coloqué al borde de la cama, y a pelo, apunté mi pene hacia su entrada, primero juguetee un poco en su hendidura y poco a poco fue entrando, el glande ya estaba en su totalidad dentro, pero ahí estaba la telita de la aún niña de mi prima, cambió un poco el semblante de su cara pero arremtí hasta que la telita cedió, su virginidad era mía.
Sentía lo estrecha de sus paredes, palpitando como queriendo succionar mi miembro, el calor de sus fluídos con el poco de sangre era inimaginable, esperé unos minutos sin hacer ningún movimiento para acostumbrar a la vaginita de mi prima, empecé con el mete y saca más rico, la abrazaba y lo que en principio eran sollozos, ahoran gemidos y gritos de placer, combinados con besos y mordiscos que me daba mi prima, extasis total.
Pasó media hora, hasta que los 2 experimentamos un orgasmo simultáneo, le llené su vagina totalmente, me corrí como nunca me había corrido y ella solo atinaba a morderme el hombro y decir que me quería.
Ella – Me dolió mucho pero después todo fue increíble y muy bonito
Yo – Te dije que nunca te lastimaría y ahora eres una mujercita.
Ella – Si, pero soy tu mujercita
Después de esto, nos dimos una ducha juntos, ya no hubo penetración pero si muchas caricias y besos, nos acostamos abrazados y despertamos a un nuevo mundo del placer del incesto.
Hasta la fecha lo seguimos haciendo, ella con 14 años y yo 20, disfrutamos con todo consentimiento de nuestra sexualidad y nuestros sentimientos, después les contaré mas episodios de nuestra aventura.
Si les gustó mandar privado y les paso mi skype para compartir mas a fondo las experiencias.
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