Mi sobrina y su vecinita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AquilesPinto.
Mi sobrinita, a quien llamaré Karito, tiene ahora once añitos; desde hace más o menos dos años ha sido conmigo muy confianzuda. Se me acerca mucho, le gusta que la mime, que le diga que está muy linda y le dé besos en sus mejillas, además de cargarla y hacerle sentir mi erección, sin que ella ponga obstáculos.
Nuestra confianza empezó con juegos, entre ellos, uno en que ella me metía un cubo de hielo por entre mi ropa interior, y yo se lo devolvía también dentro de sus pantys. En ese ir y venir de cubos de hielo, ella llegó a tocarme mi verga a medio parar, pero no hizo ningún comentario y continuamos el juego. Ya cuando me tocó a mi, alcancé a tocar su chochita sin vellitos, sentir su rajita, pero nada más. Ese mismo día, dos horas más tarde, subió a recoger unos panes y una jarra de jugo para su mamá (mi cuñada). Cabe aclarar que ellos viven en el primer piso, yo vivo en el segundo. Cuando tenía la jarra de jugo en una mano y los panes en la otra, le dije que le iba a introducir un cubo de hielo por entre sus pantys, entonces viéndola con sus manos ocupadas, y fingiendo meterle el cubo de hielo, bajé un poco sus leguis y sus pantys, le acaricié su chochito, mientras le daba un beso en su boquita, diciéndole que estaba muy linda, pero ella me rehuía, entonces me agaché y metí mi lengua en su rajita, a lo que ella me respondió: "tío, nooooo…", pero no pasó más de ahí. Le subí su calzoncito y le dije que luego hablaríamos.
Ella estuvo esquiva por una o dos semanas, hasta que un día fui con mis hijos a piscina, también iba Karito y su hermanita de 8 años. Como ellas no saben nadar, me pidieron que les ayudara, mientras que mis niños de 5 y 3 años, disfrutaban de otra pequeña pileta. Entonces sumergido en la piscina donde el nivel del agua llegaba a mi pecho, las cargue a ambas, una en cada costado. Ellas se sujetaban fuerte de mi, pidiendo que no las fuera a soltar. Con solo sentir esos dos cuerpecitos calientes y aferrándose a mi, rozándome con sus chochitas, mi verga se puso al máximo, mientras que mi sobrina Karito se sostenía con sus pies y me la rozaba y apretaba, entonces en ese jugueteo de correr a un lado a otro, con ellas sujetadas de mi, y rozando y sintiendo mi erección, logré que se siguiera sujetando con más fuerza, entonces no pude más y terminé en un gran orgasmo. Hasta ahí la historia de ese día.
Los juegos con mi sobrina continuaron, pero no se presentaba otra oportunidad de hacer algo más, Ella llegó a entrar a mi casa, encontrarme en boxer y notar en más de una ocasión, una gran erección. En ocasiones jugaban en la casa mientras yo me bañaba con la puerta del baño entreabierta; esto me excitaba al máximo, porque ellas pasaban y me observaban disimuladamente, me llenaba de calentura y terminaba en una paja deliciosa.
Pues llegó la ocasión en que ella jugaba con una vecinita llamada Luisa, me pidió que si las dejaba jugar en mi casa, con los juguetes de mis hijos, quienes para esos días de vacaciones, estaban en donde una de sus tías, y mi esposa estaba con ellos. Aprovechando la ocasión, me puse a ver unos vídeos de porno, donde presentaban más que todo sexo oral (es lo que más me ha gustado) e hice la forma de que ellas tuvieran una vista del televisor. Mientras jugaban, pasaron y maliciosamente se quedaron mirando el vídeo. Les dije que si les gustaba, me dijeron que si, entonces se acomodaron para ver mejor. Luisa, su amiguita, contó que ella veía los vídeos que su mamá y el novio traían a casa, cuando ellos no estaban, y que ella en más de una ocasión, los había espiado teniendo sexo y que veía como el novio de su mamá le hacía eso a ella. Luisa era una niña de mirada pícara, muy formadita para sus nueve años, incluso parecía de la misma edad de mi sobrina, con un rostro hermoso de niña ingenua, unas nalguitas llenas y un culito respingón; yo ya me había hechos más de una pajita con ella, observándola por el ventanal de mi casa, mientras jugaba con mis sobrinas.
Seguimos charlando mientras veíamos la película porno, y Luisa seguía contando cosas de la intimidad de su mamá y el novio. Yo ya muy caliente, con una gran erección, muy mojado y con mi verga saliendo por la manga de mi pantaloneta (me imagino que ellas lo notaron), les pregunté si les gustaría probar a hacer eso, se sonrieron y se miraron de manera maliciosa y pícara y respondieron que si. Frente a su respuesta les dije que jugáramos a hacerlo y que yo les daría besitos y lengüita como se mostraba en la película, a lo cual accedieron, no sin antes discutir a quien de las dos se lo hacía primero. Las tranquilice diciéndoles que nos quedáramos los tres en interiores, para así lograr más confianza; ellas accedieron. Entonces empecé por besar y acariciar a Luisa, mientras le tocaba la chochita, aun sin vellos, a mi sobrinita. Ellas seguían viendo el vídeo mientras yo les bajaba sus calzoncitos y las dejaba desnuditas.
Besándolas una a una, las acariciaba y tocaba sus chochitas que ya se les notaba muy calientes. Ellas suspiraban y reían nerviosamente, bajé mi boca y empecé a dar besitos alternadamente en esas cositas vírgenes, con un sabor rico, saladito, y muy deliciosas, mientras con la otra mano estrujaba mi verga que estaba a punto de explotar. Se sintieron un poco turbadas pensando en que las penetraría, pero las tranquilicé diciéndoles que no haría nada que ellas no consintieran. Me di cuenta que gozaron de mis caricias y mi lengua porque mi sobrina primero y luego su amiguita, lograron llegar al orgasmo, con espasmos de sus cuerpecitos vírgenes y mordiendo sus labios en señal de placer, mientras yo me deleitaba chupando sus juguitos.
Cuando noté que terminaron, les dije que si quería ver cómo yo me corría y ambas asintieron, entonces me hice una de las mejores pajas frente a ellas, echando mi leche en las piernitas de mi sobrina, mientras ellas reían nerviosamente. Habiendo acabado nuestro juego, nos prometimos guardar el secreto, nos vestimos y nos dedicamos a ver otros programas, ya con más confianza. La historia habría de continuar en otra ocasión, pero hace parte de otro relato.
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