MI SOBRINITA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aquella mañana de sábado en que iniciaban mis tan anheladas vacaciones, mis planes de playa, vino y sexy chicas se vinieron abajo.
Suena el timbre de la puerta, son las 8am y abrir, horror, mi sobrina, la hija de mi prima hermana Julia, esa odiosa chiquitina, que desde que nació, fue chipiliada por todos los integrantes de la familia, la culpable de que me dieran una regañiza, después de que ella fue quien esculco mis cosas y me saco revistas y películas pornos, así como fotos de varias chicas y prendas que tenia de recuerdo de mis conquistas.
Ahora en la puerta de mi casa con una sonrisa que me provocaba miedo y no porque ella sea fea, sino porque recuerdo los dolores de cabeza que me provoco cuando vivíamos todos juntos en casa de los abuelos.
-Hola tío. Me mando en taxi mami, para que pasara dos semanas contigo, ella se fue a
Estados Unidos, por cuestiones de su trabajo, así que tú te aras cargo de mi.- Dana.
-¿Qué?-
Suena el teléfono justo en ese instante.
-Diga, ¿quién habla?-
-Hola manito, te encargo por favor a mi bebe, no encontré a otra persona de confianza más que a ti para dejarla, lleva todas sus cosas, también para la escuela, te quiero, Dana te contara todo, gracias. Bay.- Julia.
-¿Qué?..Oye, pero.-
Me dejo como entupido sin poder replicar nada.
Si, fui el único tonto y entupido que se encontró para cuidar a su “bebe”.
Dana entro a la casa, arrojo sus cosas sobre un sillón y se sentó en otro, con los pies doblados sobre el, en forma de mariposa frente a mí y con su diabólica sonrisa de una niña que aparenta ser un angelical.
-Bueno, ya estás aquí, ni modo, a joderme, pero tendrás que portarte bien, sino vamos a tener muchos problemas tu y yo. ¿OK?-
-¡OK! Tío, mami dijo lo mismo, y también que me sintiera como en casa y que me acomidiera y ayudara, pero te pregunto a ti, ¿si puedo sentirme como en mi casa?- Dana.
-Sí, pero no rompas nada, ni esculques en mis cosas, ni dejas tus cosas regadas y mucho menos subas los zapatos al sillón, ¿entendido?-
-Si tío.- Dana.
Bajo los pies, se quito los tenis y volvió a poner las piernas en la misma posición.
-¿Oye? Así como estas sentada se te ven todos los calzones, esa faldita no te cubre nada.-
-Tú me dijiste que podía sentirme como en mi casa y así es como me siento en mi casa y también no me dijiste nada de cómo vestirme, aparte de que traigo pura ropa de esta.- Dana.
-¡OK! No vamos a discutir.-
En ese momento va llegando mi novia, habíamos quedado de pasar el fin de semana justos y de ir a una comida que nos habían invitado, pero con tantas emociones, se me había olvidado.
-Hola, ¿y quién es esta preciosa nena?- Sonia.
– Es Dana, hija de mi prima Julia, me la dejo a la malagueña dos semanas.-
Y la “bebe” con su angelical sonrisa.
-¿Verdad que si soy una nena preciosa?- Dana.
-Sí y mucho, vamos a ser muy buenas amigas.- Sonia.
-Sonia, solo deja bañarme y arreglarme, y ya nos vamos.-
Me subí a la recamara, me metí a la ducha por un buen rato para tratar de tranquilizarme. Rato después los tres íbamos en camino a nuestro compromiso. El resto de la tarde paso sin novedad. Sonia y Dana platicando y yo solo como perro callejero, pero en la noche me desquitaría con mi novia.
Al llegar a casa, ya pasaban de las 10pm. Dana se despidió, dándonos un beso a mi novia y a mí, se subió a dormir, mientras mi novia y yo, comenzamos a acariciarnos muy cachondamente, iniciando con un profundo beso, ella me recostó sobre el sillón de la sala, apago las luces, se subió sobre mi y recorrió con su lengua, mi pecho, abdomen, hasta llegar a mi miembro, ya erecto por la excitación que me provocaba su húmeda y cálida lengua. Lamió cada centímetro de mi trozo de carne bajaba y chupaba con ansias mis testículos, uno a uno se lo metía en su boca. Mientras ella se despojaba con rapidez de sus ropas yo acariciaba sus redondos pechos con mis manos y daba ligeros pellizcos a sus pezones.
Sonia jadeaba y gemía de placer. Se levanto y se acomodo a la inversa, acercó sus lindas caderas a mi cara y las acomodo para formar un rico 69. Al irse acomodando, me pareció ver una sombra sobre las escaleras, pero no pude decir ya nada, la excitación que Sonia me provocaba al chupar mi miembro era desquiciante.
Hurgué con mi lengua en su depilada panochita, hasta llegar a su botoncito del placer, en ese instante un tremendo orgasmo la hizo gemir con fuerza y empujar sobre mi cara sus carnosas caderas.
Se levanto y se sentó sobre mí miembro, metiéndoselo de un solo golpe en su panochita, el placer de sentir mi miembro en su caliente y húmeda cueva era soberbio, apoyo sus manos sobre mi pecho para mover con lujuria sus caderas, varias veces, después se recostó sobre mi y sin desconectarnos me besaba en las mejillas y mordía ligeramente mis lóbulos.
-No te enojes con tu sobrina, es una nena muy linda, lista y picara. ¡¡Aaaaahhhg!!¡¡Mmmmnn!!.- Sonia.
-Sé lo que piensas y quieres, ella es un demonio peligroso.-
-No lo creo. Ah, ella es más dulce y dócil de lo que te imaginas.- Sonia.
Se levanto y se hinco sobre del sillón, se recargo, me coloque detrás de ella y vi, ahora sí, una pequeña sombra en las escaleras, mi lujuria aumento, le apunte con la cabeza de mi miembro al culito de mi novia y de un solo golpe se lo ensarte todo.
-Ah, salvaje, despacio, estas bien excitado, ah, ah, conmigo no te desquites, pero me gusta cuando te pones así en la intimidad, ya, dame ahora si con fuerza, métemelo, métemelo, dame toda tu leche, lléname el culo, todo hasta que chorree.- Sonia.
Si, estaba tremendamente excitado, pero por saber que aquel pequeño demonio con pepita estaba espiando y quería espantarla.
Mi miembro lo sacaba y metía con fuerza, me aferre a sus caderas para hacerlo con furia y al sentir ya lo hinchado y a punto de estallar, tres tremendas erupciones de semen caliente inundaron el culo de mi novia. Ya con suavidad aun seguía bombeándola y por sus lindas piernas chorreaba mi leche.
Me separe de ella, se levanto y con una toalla seco mi miembro, me quede recostado sobre el sillón, ella se subió a bañar, pero antes vi cuando aquella pequeña sombra se alejo, yo ahí me quede dormido, hasta el día siguiente que desperté, estaba cubierto con una sabana y desnudo.
Sonia y Dana estaban en la cocina, me subí a bañar, pero cuando baje a desayunar y salieron ellas de la cocina, tremenda sorpresa, andaban como si nada las dos en ropa interior. Sonia en tanga y brassier de encaje y media copa, ambos de color negro y Dana con un conjunto de pequeña camisetita y bikini de color rosa.
-Tío, antes de que digas algo, así ando en casa y también mi mamá.- Dana.
A Sonia me gustaba verla así, por lo excitante de su cuerpo y lo lujurioso, pero Dana, también provocaba esa misma excitación en mi, su tierno y lindo cuerpecito ya desarrolladito, me hacia tener perversos pensamientos.
-No le digas nada a la nena, déjala, aparte, hace mucho calor.- Sonia.
Me quede callado, pero había algo raro y sospechoso en ellas. El resto del día nos dedicamos a ver tele y a jugar juegos de mesa. Al anochecer, Sonia se fue, ya que tenía que viajar, así que me quede solo con Dana. Una hora después comenzó a llover y cerca de las 9:30pm, la “bebe” se fue a bañar y después a su cuarto a dormir. Una hora después yo hice lo mismo y como ya era mi costumbre apague todas las luces y desnudo me acosté a dormir. Seguía lloviendo y relampagueaba cada vez más fuerte lo que en nada me molestaba la tempestad, hasta que un rato después, se oyó un estruendoroso trueno que provoco que se fuera la luz, en eso llega corriendo Dana a meterse bajo mis sabanas y me abraza con fuerza.
-Me dan miedo los truenos y más cuando no hay luz, déjame dormir aquí contigo tío, ¿sí?- Dana.
-Está bien.-
Se acomodo de lado, dándome la espalda y doblando las rodillas al frente.
-¿Me puedes abrazar por favor? Tengo miedo.- Dana.
Seguía tronando con fuerza, así como la lluvia arreciaba. La abrace y se pego mas a mí, hasta que sus nalguitas se apretaron con mi pelvis y su espalda a mi pecho. Pero al sentir el acomodo de sus nalguitas mi miembro comenzó a despertar y se acomodo justo en la raya de su culito, que se sentía a pesar de su pantaletita. Trate de no pensar en nada para no molestarla y que mi erección se bajara, pero ella movía despacio sus caderas al sentir mi miembro erecto.
-Ya quédate quieta y duérmete.-
Trate de dormir, lo que conseguí con dificultad, pero más tarde me medio desperté ya que sentía erecto a un mi miembro pero pegado ahora a una suave y aterciopelada piel. Baje mi mano izquierda hacia las caderas de mi sobrina y me di cuenta, que ya no tenía ropa, que estaba completamente desnuda. Me estaba excitando aun más y quise separarme de ella, pera al sentir que nos separábamos, me tomo del brazo y lo llevo junto a su pecho. Mi erección estaba al máximo entre medio de sus nalguitas y mi excitación me estaba haciendo sudar. Exquisito bocado entre mis manos, mis torcidas ideas me daban a entender que se me estaba ofreciendo, pero era mi sobrina, ese demonio que en el pasado me causo grandes problemas.
Al poco rato se voltio y se puso frente a mí, subió su pierna derecha en mis caderas, me abrazo y me pego a sus pechitos, redonditos y firmes. Mi miembro lo sentía en la rayita de su panochita cálida y algo húmeda, movió un poco sus caderas de atrás hacia delante, una, dos, tres veces, gotitas de mi liquido seminal brotaban de mi pene y se mezclaban con la humedad de su cosita, de pequeños, escasos y finos pelitos.
Sonó el despertador, mi tortura terminaba, no me quería dejar levantar pero al final lo hizo. Al incorporarme me metí al baño para tratar que el agua fría calmara mí calentura. Al salir del baño ya vestido, ella estaba acostada aun sobre mi cama, boca abajo destapada y con las piernas abiertas. Que bello panorama, sus blancas y desnudas nalguitas, redonditas y firmes, estaban frente a mí, de donde también podía apreciar su exquisita y tierna panochita rosada.
Sin pensarlo me acerque a darle un beso en una de sus nalguitas, para después darle también una suave nalgada.
-Ya despierta floja, hay que ir a la escuela.-
Se empezó a estirar al máximo y se dio así la vuelta, dejándome ver su lindo y tierno cuerpo. Se levanto sin decir palabra laguna y como si nada, camino frente a mi desnuda como estaba y se dirigió al baño, dejando sobre mi cama, su ropa interior que se había quitado durante la noche.
Ya después desayunamos y la lleve a la escuela, con su falda amarilla a cuadros blancos con pechera y blusa blanca, con un par de coletitas, se veía como una pequeña y bella angelita.
En ningún momento menciono nada de lo sucedido durante la noche. Pero al llegar a la escuela sucedió que su maestra había pedido permiso cinco días, así que no tenia clases.
-Para que no nos aburramos, vamos a la playa tío, ¿sí?- Dana.
-El agua debe estar revuelta por la lluvia de anoche.-
-No importa, ándale vamos, en la rinconada siempre está clara el agua.- Dana,
Ese lugar estaba rodeado de grandes rocas, por lo que formaba una pequeña alberca natural.
Al final de cuentas fuimos y al llegar.
-Ándale tío, vamos a meternos.- Dana.
-No traigo short.-
-Yo tampoco.- Dana.
Se quito la falda y la blusa, quedándose solo con un pequeño bikini blanco y corpiño del mismo color.
-Bueno niña, te van a ver.-
-No hay nadie, mira. Aquí venimos con mi mamá y ella a veces se quita el brassier para broncearse.- Dana.
Mire alrededor y si, no había nadie.
-Anda, métete.- Dana.
-Y a te dije que no traigo short y tampoco trusa, y no me pienso meter con el pantalón, así que no.-
-Bueno, métete desnudo, igual que yo.- Dana.
Se quito su ropa interior frente a mí y se metió al agua.
-¡OK!-
Me quite el pantalón y la playera, desnudos los dos comenzamos a jugar, lanzándonos agua, hasta que un rato después se acerco a mí y se colgó de mi cuello, su cuerpo desnudo pegado al mío provoco de nuevo que mi miembro despertara al sentir su cosita.
-¿Por qué te portas así? ¿Por qué me provocas? Porque si sabes lo que haces, o ¿acaso quieres meterme en líos de nuevo?-
-No, no quiero meterte en líos de nuevo.
Aquella vez que registre tus cosas, me quede con una película y una revista y cuando mi mamá y yo nos cambiamos de casa, después de que tu compraste la tuya. Cuando ella se iba a trabajar, ponía la película o veía la revista y pensaba en ¿que se sentiría tener un chile dentro de la conchita? Después cada vez que las veía, me empezaba a sentir extraña, sentía escalofríos, pero no de miedo y me tocaba la conchita y los pechos como lo hacían las mujeres en las películas y me gustaba, después empezaba a imaginar que eras tú el que me tocaba, que me besabas y que metías tu chile dentro de mi conchita. Incluso, una vez mi mamá, me despertó por que dijo que estaba gimiendo fuerte y pensó que estaba soñando feo, porque estaba hasta sudando, pero no le dije la verdad, estaba soñando contigo. Por eso cuando dijo, que no sabía con quien dejarme, porque ninguno de mis tíos quiso que me quedara con ellos, le dije que me dejara contigo y le prometí que me portaría bien y que no te causaría problemas. Del problema en casa de los abuelos y de tus cosas, ella no se entero, por eso dijo que si.- Dana.
Yo solo la escuchaba con gran sorpresa, no podía creer, lo que me decía. Mientras hablaba, abría sus piernas para aprisionar cerca de su panochita mi erecto miembro. Acerco sus labios a los míos y me dio un apasionado beso, después en el cuello, en las mejillas, en el pecho y volvía de nuevo a mis labios.
Ya era tarde, así que salimos del agua, nos vestimos y de regreso a casa ella iba abriendo las piernas para que mirara su pequeño bikini, después las juntó, pero para quitárselo, ahí en pleno carro y me lo puso en la cabeza, podía respirar su intimo aroma, pero me lo quite y lo metí a la guantera del carro.
Al llegar a casa, se metió a su recamara y yo a la mía. Me metí a bañar y cuando estaba en eso, se abrió la puerta del baño, era Dana, completamente desnuda, se metió al baño, tomo el jabón y me comenzó a enjabonar, recorriendo todo mi cuerpo, luego yo hice lo mismo con ella, centímetro a centímetro recorrimos todo nuestros cuerpos, nos enjuagamos y secamos uno al otro, y al estarlo haciendo ella, se arrodillo frente a mí, tomo mi miembro entre sus manos, lo llevo a su boquita y comenzó a mamarlo con delicadeza, era sublime y electrizante, con sus manos acariciaba mis testículos, dándole pequeños apretones. De su boquita, metía y sacaba lo que si apenas le cabía de mi miembro que era cerca de la mitad, ya erecto e hinchado. Lamía la punta de la cabeza y se la volvía a meter a su boquita.
La tome de las manos, la levante y la cargue, la deposite con ternura en mi cama, se acomodo boca arriba y abrió sus piernas. Toda su bella y delicada intimidad frente a mis ojos, flexiono las rodillas y apoyo los pies sobre la cama, tenía ya un panorama más completo y exquisito de su panochita.
Acerque mi cara para aspirar la pureza de su intimidad, con la lengua rozaba apenas con ella, jadeaba de placer, poco a poco fui dándole tiernos y suaves besos, acariciaba sus muy bien torneadas piernas, gemía y susurraba su delirio.
-Sí, si, tío, así, muchas veces imagine todo esto, muchas noches soñé con tenerte así, con tu cara metida en mi conchita, lamiéndola, besándola. Es toda tuya, tómala.- Dana.
Rodeo con sus piernas mi cuello y me jalo más hacia su panochita, para que bebiera de sus dulces jugos. Y mientras mamaba de ella, acariciaba sus pechitos redondos y firmes, pellizcaba con delicadeza sus pezoncitos y ella más y más gemía.
-Ah, ah, ah, si, asi tio.-Dana.
Apretaba sus piernas con fuerza al llegar a un exquisito primer orgasmo.
-Ven tío, tómame, hazme tuya, quiero ser tuya, quiero saber lo que se siente tener tu chile dentro, mi conchita es tuya, por favor, hazme tuya.- Dana.
Me levante y me acomode sobre ella, la cabeza de mi miembro la centre en su panochita y poco a poco, despacio se la fui metiendo, haciendo pausas para no lastimarla.
-Más tío, mételo más, quiero tenerlo todo dentro.- Dana.
-Si nena, lo tendrás todo.-
Mi sorpresa era, que a pesar de su corta edad, lo aguantara y lo quisiera todo. Sentí una pequeña oposición para entrar, pero cuando ella rodeo con sus piernas mis caderas y me jalo hacia ella, su virginal intimidad por fin cedió y logre profanarla, lanzo un fuerte gemido y se abrazo más a mí. Ambos nos quedamos quietos.
-Por fin, soy tuya y tú mío. Todo tu chile dentro de mi conchita. Ya, quiero sentir como entras y sales, hasta que me llenes de tu leche.- Dana.
-Agarrante de mi cuello y pon firmes tus piernitas.-
La levante y así de pie, la tome por las caderas, la subía y bajaba de mi miembro, que se enterraba en su apretada panochita.
-Así, así, ah, ah, así tío, que rico se siente.- Dana.
Ya la embestía con fuerza, mi miembro tenía hilitos de sangre, así como corrían por sus nalguitas. Después la recosté, le saque mi miembro y le dije que se acomodara en cuatro, lo hizo y levanto mas sus caderas, se veían hermosos esos hilitos bajar por sus piernas, su panochita brillosa por sus jugos, me acomode detrás de ella, se la metí de nuevo, la bombeaba con fuerza, mi miembro hinchado ya quería estallar, pero trate de aguantar más.
-Ya tío, ya, dame tu leche, ya la quiero, ya no puedo más, ya.- Dana.
-Ten, ten mi nena, toda tuya.-
Y al mismo tiempo ella en un intenso y placentero orgasmo y yo en una abundante venida que lleno por completo su panochita, finalizamos. Caímos sobre la cama, ella recostada boca abajo y yo encima de ella. En esa posición nos tomamos de las manos. Bese con ternura parte de su angelical rostro, su rubio cabello y su espalda.
Saque de su panochita, ni lechoso miembro y me recosté aun lado de ella, se volteo y me beso en los labios, para después bajar y chupar la leche que cubría mi pene.
-Que rico sabe. Siento las piernas temblorosas.- Dana.
-¿Si? Descansa un rato, luego nos bañamos.-
Se acomodo a mi lado, nos abrazamos y nos quedamos dormidos.
Un par de horas después, nos despertamos y nos metimos a bañar, uno al otro nos enjabonamos y enjuagamos, para después recostarnos en la cama, nos besamos y volvimos a dormirnos.
Al llegar la mañana, no salimos a ningún lado, mi “nena” anduvo con una ligera camisetita y un pequeño bikini, todo en amarillo y yo en bóxer, desayunamos y después vimos tele, nos abrazamos, besamos y acariciábamos con pasión, pero al llegar la tarde nos volvimos a entregar a la lujuria, durante los días que no tuvo clases.
El día lunes que se presentaba a la escuela, nos levantamos temprano, nos bañamos y desayunamos, ya en el estacionamiento y dentro del carro, nos besamos con pasión, por que al llegar a la escuela, no lo podíamos hacer, bajo su mano derecha y masajeo mi miembro por encima de mi pantalón, me comenzaba a excitar, bajo el cierre y bajo su cara, me comenzó a mamar el pene, ella se levanto la falda y para mi sorpresa, no traía pantaleta, se toco su intimidad con su mano derecha y abriendo bien sus piernas podía apreciar su belleza.
La tome por su hombro derecho y la separe de mi miembro, me desabroche el pantalón y lo baje hasta las rodillas, entonces ella se coloco encima de mí y su rica intimidad se comió casi todo mi hinchado pene.
-Sí, así tío, quiero llevarme tu lechita a la escuela, para estar pensando en ti, lléname mi conchita. Ah, ah, ah.- Dana.
-Si mi nena, llévatela dentro de tu panochita bella y sabrosa.-
Subía y bajaba Dana con lujuria, hasta que me hizo estallar dentro de ella, mas seguía cabalgando hasta que me saco la última gota. Luego se levanto y se bajo a limpiar con su boquita mi lechoso pene, después saco de su mochila una pantaleta y se la puso, la lleve a la escuela con su panochita llena de mi leche. Repitiéndolo los cinco días de clases.
El último fin de semana que estuvimos juntos, ya ni nos molestábamos en vestirnos. El día lunes que llevaría a Dana a clases, ella bajo al último de la recamara, desayunamos rápido, hicimos el amor, nos despedimos con un apasionado beso y la lleve a la escuela.
Cuando regrese a casa, apenas iba entrando, cuando llego mi prima Julia.
-Manito, perdóname, pero no sabía con quien dejar a mi bebe.- Julia.
-No te preocupes, no hubo ningún problema con la nena, solo que me agarraste de sorpresa. Se porto bien, ha madurado bastante. Cuenta conmigo para lo que se te ofrezca, con gusto me hago cargo de ella.-
-Gracias manito, porque en un mes creo que tengo que ir de nuevo.- Julia.
-Solo avísame con tiempo, para no echarme compromisos.-
Julia no tardo mucho en mi casa y se fue. Subí a la recamara y ahí me encontré sobre la almohada un bikini azul de Dana, junto con una nota. Qué pensaría mucho en mí, que me hablaría todas las noches por teléfono y que si no le podía comprar ropa interior sexy para ponérsela la próxima vez que viniera. Lo cual hice y ella también.
Los viernes pasaba a la escuela por ella, la llevaba a comer y de ahí nos ibamos a algún motel a entregarnos con desenfrenada pasión y lujuria. Ya han pasado de eso 6 años y aun que ella ya crecio y esta comprometida actualmente, una o dos veces al mes me busca para satisfacerce y gozar.
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