No tuvo más remedio que entregarme su virginidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto sucedió hace ya algunos años pero lo recuerdo muy bien porque fue un momento inolvidable en mi vida.
Mi hermana Laura, en ese momento tenía 15 años y yo 17. Ella era hermosa, bailarina con un cuerpo fenomenal, de culo redondo y parado y buenas tetas. 1,65 m de alto, rubia en ese momento porque se había teñido el cabello y de ojos color miel. Era, y no porque fuera mi hermana, la chica más hermosa y deseada de la ciudad. Pero, tal vez por toda la atención que recibía, en esa época había entrado en un estilo de comportamiento algo auto destructivo. Salía todos los fines de semana, volvía generalmente borracha, había empezado a fumar a escondidas de nuestros padres, etc. Era la típica adolescente rebelde de una ciudad chica. El caso es que en esa época, mis padres creían que ella era un angelito que nada podía estar haciendo mal. Yo nunca fui una persona modelo pero, no consumía, ni consumo alcohol, nunca fumé, siempre fui un atleta que cuida de su cuerpo y salud, etc. Pero por algún motivo a mis padres parecía resultarles siempre poco lo que yo hacía y cualquier problema que hubiera en mi casa era culpa mía. Es cierto que mi personalidad siempre fue fuerte y combativa pero eso no es motivo para hacerme culpable de cada cosa que sucediera. En uno de esos días en los que estaba discutiendo con mi padre, el no tuvo mejor idea que ponerme a mi hermana como ejemplo de lo que estaba bien hacer. Me enojé muchísimo ese día y a partir de ese momento me propuse demostrarles que mi hermana no era ni remotamente la persona que ellos creían. Me resultó muy difícil comenzar a hablar con mi hermana casualmente, interesarme por sus cosas, convencerla de que saliera conmigo de noche para que no anduviera sola, etc porque prácticamente no la conocía. Después de casi dos meses podía decir que por lo menos sabía algo de mi hermana. Y era un verdadero desastre.
Ya la había visto alguna que otra vez llegando tambaleante a casa, también fumando a escondidas en su habitación, pero mi hermana en las discotecas era verdaderamente una pendeja puta fuera de control. Bailaba frotando su culo contra los bultos de cualquiera que la invitara a bailar solo para conseguir tragos gratis, fumaba muchísimo para una chica de esa edad y más aún, para una bailarina que se supone debe cuidarse, incluso la vi una noche aceptando drogas y en ese momento, que era el que yo estaba esperando, comencé a filmarla con mi celular. Ya tenía mis pruebas para demostrar como era verdaderamente mi hermana. Durante la semana no dije nada y todo fue rutinario como de costumbre. El jueves por la tarde, me estaba preparando para hablar con mis padres y demostrarles lo equivocados que estaban con mi hermana cuando vi algo que cambió mis planes completamente. La puerta del baño estaba entre abierta, y mi hermana estaba por entrar a ducharse. Estaba completamente desnuda, esa piel blanca y brillante, esos pechos duros y de buen tamaño, ese culo parado y, para mi sorpresa, una vaginita depilada de labios apretados, como si nunca la hubiesen tocado. Esa visión, de más esta decir, me produjo una erección instantánea y me hizo desear a mi hermana con locura. Y mi mente no tardo nada en atar cabos de lo que debía hacer yo para conseguir que mi hermana me entregara su cuerpo.
Así que la esperé en su habitación, sentado en la cama con mi celular en la mano y todavía con la verga dura porque no paraba de pensar en lo que iba a hacer en algunos minutos. Cuando ella entró se sorprendió de verme en su cama y al ver mi expresión se dio cuenta de que pasaba algo porque se puso algo nerviosa al preguntarme que hacía en su habitación. Yo no dije nada, solo le hice señas de que se sentara a mi lado y cuando lo hizo, le di play al vídeo de mi celular en el que ella salía drogándose y pasada de copas. Su cara puso una expresión de alarma y miedo y me miró a los ojos como implorando. Yo sonreí levemente, tan solo faltaba que le dijera como iban a ser las cosas de ahí en adelante entre nosotros. Con un tono de voz suave, le dije que no iba a mostrarles el vídeo a nuestros padres. Ella puso una cara de felicidad casi de inmediato. Pero, continué yo, ella iba a tener que hacer todo lo que yo le dijera si quería que mi decisión no cambiara. Ella seguía feliz, y me dijo que obviamente, que le pidiera lo que quisiera.
Yo: Muy bien, ya que estamos de acuerdo y vos comprendes la situación en la que estás, quitate la toalla de encima y acostate en tu cama.
Ella no entendía, o no quería entender. Mi miraba con una expresión confundida, con los ojos entrecerrados.
Ella: que haga qué??
Yo: ya me escuchaste, no? Sacate la toalla, te quiero ver desnuda y en tu cama.
Ella ya no intentaba hacerse la confundida. Su cara volvía a expresar algo de miedo e intentaba encontrar las palabras para impedir lo que estaba por suceder.
Ella. peroooo, no podemos. Sos mi hermano, no me podes hacer esto. Yo no… vos no… Soy virgen!! Esto lo dijo como si hubiese encontrado la carta del triunfo, el impedimento perfecto para que yo no cogiera con ella.
Yo: Enserio? Con lo trolita que sos nadie hubiese creído eso. Pero no importa, no estás en posición de negociar nada bebé. Acostate desnuda en tu cama y hacé todo lo que te digo sin discutir o, en un par de horas cuando lleguen papá y mamá voy y les cuento todo.
Ella se resignó después de un rato de estar peleando consigo misma, dejó caer la toalla al suelo y se recostó en su cama, mirándome con enojo, y tapando sus tetas con un brazo y su concha con las piernas cerradas y una mano. Yo me desnudé completamente, me acerqué a ella y le acaricié el brazo con el que tapaba sus hermosos pechos. Ella se estremeció un poco. Seguí acariciándola, su vientre plano, sus piernas, su cara, sus labios. Acerqué mi boca y la besé. Ella tenía los labio apretados, así que con una mano apreté suavemente sus pómulos, para que entendiera que no tenía forma de resistirse y ella aflojó rápido y comenzó a besarme también. Nuestras lenguas en entrelazaban, la temperatura de nuestros cuerpos aumentaba rápidamente, ella me abrazó, momento que aproveché para tocar sus tetas. Firmes pechos de buen tamaño, que no alcanzaba a abarcar con una sola mano y de pezones rosados y duros ya por la excitación. La estuve besando y tocando un rato largo, le presionaba los pezones con los dedos para deleitarme con las contracciones que provocaba en ella. Dejé de besarla para mamar esos suculentos pechos. Y ella ya gemía de placer con cada cosa que yo le hacía a su cuerpo. Bajé hasta su pubis pesando suavemente todo su vientre. Cuando llegué, no tuve que hacer prácticamente nada de fuerza para que ella abriera sus piernas entregándome su vagina depilada.
Mi hermana ya se había hecho a la idea de que no tenía otra opción y ya estaba disfrutando del momento previo. Yo me dediqué un rato a tocar, oler, chupar y lamer la vagina virgen de mi hermana. Ella gemía cada vez más fuerte, su respiración era cada vez más entrecortada y sus caderas se movían con mayor velocidad. Cuando mis labios se posaron sobre su clítoris erecto ella gimió extasiada, y cuando lo succioné con mi boca y le pasé la lengua frenéticamente, ella se arqueó hacia atrás y acabó en mi boca en un orgasmo explosivo, llenándonos a mi, sus piernas y su cama, con sus jugos. Ella intentaba recuperarse del orgasmo, cuando yo me puse entre medio de sus piernas con la verga en la mano. La lubriqué con los jugos vaginales de mi hermana, y la fui frotando contra la entrada de su vagina. Ella estaba excitada y a la vez con algo de miedo.
Yo la besé otra vez, luego acomodé mi verga y la fui penetrando sin hacer demasiada fuerza. Cuando me encontré con su himen, tomé a mi hermana de las caderas y de un solo empujón rápido y fuerte me quedé con su virginidad. Ella puso una mueca de dolor en sus labios pero no gritó de dolor ni dijo nada, Yo le saqué la verga suavemente, mientras ella se quejaba un poco ahora sí del dolor, y pude ver mi verga con algo de sangre. Volví a meterla, intentando ir más profundo y mientras penetraba sentía en mi verga como la concha virgen de mi hermana se amoldaba a mi carne. Luego de un par de empujes logré meterla toda, sitiendo como una boca dentro de la vagina de ella me besaba la punta de la verga. Ella se arqueó en señal de excitación cuando esto pasó, había llegado a la boca de su útero. Comencé a penetrarla cada vez más rápido, mientras apretaba con fuerza sus tetas y la besaba de vez en cuando. Me estaba acercando al clímax cuando ella acabó por segunda vez, esta vez con mi verga dentro de ella. Su conchita se apretó más alrededor de mi pija, casi haciéndome daño.
Yo no duré mucho más, mientras ella intentaba quitarme de encima porque la sensibilidad del orgasmo la estaba volviendo loca, yo aceleré mis penetraciones y, empujando mi verga hasta el fondo de su conchita apretada me vine en una acabada maravillosa, llené sus cavidades de semen caliente con 5 o 6 chorros mientras mis piernas temblaban de la excitación, al igual que las de ella. Caí rendido sobre ella, y la besé nuevamente.
Cuando mi erección bajo, me separé de ella, para ver una imagen increíble de mi hermana, con un hilo de sangre resbalando de su pierna derecha, con la conchita rosadita abierta y con mi leche saliendo de dentro de ella en buenas cantidades. Nos fuimos a bañar juntos y pusimos las cosas de su cama y mi ropa en la lavadora. Cuando llegaron nuestros padres hicimos como si nada hubiese pasado, pero durante la comida y por debajo de la mesa mi hermana me hacía caricias en las piernas con sus pies. Cuando nos estábamos por ir a dormir, le dije a mi hermana que obviamente no podía decirle a nadie lo que había pasado, que si decía algo les iba a mostrar el vídeo a nuestros padres, y que no se relajara mucho, que aunque ella había perdido la virginidad conmigo esto no hacía nada más que empezar. Ella esbozó una sonrisa antes de entrar en su habitación y cerrar la puerta. Esa misma noche, me desperté de golpe para ver a mi hermana completamente desnuda, arrodillada sobre mi cama, con mi verga casi completamente dentro de su boca, pero eso es para otra historia.
Espero que les haya gustado, es un relato real de hace algunos años y fue el comienzo de mis relaciones sexuales con mi hermana, que se mantienen al día de hoy con bastante regularidad. saludos a todos
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