Andrea se entrega toda
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Antes de iniciar quiero indicar que no acostumbraba serle infiel a mi esposa, de hecho yo me considero una persona casi tímida, en mi vida me ha costado ligar mujeres precisamente por eso.
Un acontecimiento fatal cambio nuestras vidas, mi esposa con la que tenemos un hijo, tuvo cáncer de mama y luego no se por que motivo se le regó a otras partes, su padecimiento consumió económicamente casi por completo un negocio que habíamos construido muy prospero, tuve la necesidad de dar unas clases en la universidad por las noches para poder pagar los tratamientos y operaciones médicas.
En ese escenario estaba cuando, una de mis estudiantes que llamaremos Andrea, de unos 20 años, que se había quedado sin zona mínima para examen final, acudió a mi cubículo (oficina) y me rogó por su nota de zona, me dijo que nunca había dejado un solo curso en sus casi dos años de universidad. Debo decir que Andrea es una de mas chicas más atactivas de la facultad, con una estatura de 1.75 mt, senos grandes y parados, tez entre morena y blanca, dos piernas bien torneadas y un trasero que cuando se ponía pantalón jeans rozaba la perfección de forma. Con sus lindos ojos cafés claro me dijo que era capaz de darme todo, todo. Yo quiero decir, tampoco soy feo, tenía en ese momento 34 años, de profesión Administrador de Empresas, y tengo cabello crespo, buen físico, de soltero práctica mucho el gym y el baloncesto. Asi que con esa “tentación” del ofrecimiento de Andrea y los casi 18 meses sin sexo, me doblegaron.
Acepté salir con ella por su nota. Iríamos a un motel de la autopista que tiene la ciudad, cuando la pasé a recoger a una dirección, yo iba nervioso, había pasado a la farmacia a comprar una pastilla de viagra y me la tomé, por aquello que por los nervios no se me parara la verga o bien si pudiera tener una eyaculación prematura, aunque no suelo tener eso, pero cuando la ví se me cayó la saliva de la boca, iba con una mini negra apenas por debajo de las nalgas, un top que se pegaba en sus poderosas tetas y marcaban sus pezones, con tacones altos y zapato descubierto, hasta sus largos pies se veían deliciosos, mi verga se erectó solo de verla tan linda y provocativa.
Sin perder tiempo la llevé al motel, era de esos caros, tenían una cama tipo King, con espejos a los lados, jacuzzi y una pequeña sala con sofás cómodos. Andrea me dijo que se prepararía y se metió al tocador, yo me fui quitando la ropa despacio, me quedé en bóxer solamente y me subí a la cama. De pronto ella abre la puerta de tocador y me quedo sorprendido, Andrea llevaba una lencería exquisita, de color blanco transparente, vi su recortado parche negro y sus enormes tetas que apenas tapaba el sostén. Se subió a horcajadas sobre la cama y dándome un beso largo en la boca, me preguntó que parte de su cuerpo me gustaba más. Yo tartamudeando le dije que su trasero, ella se puso en cuatro poniéndome su culo frente a mi y me dijo –date gusto licenciado!-
Yo estaba hipnotizado por tanta belleza y sensualidad, me abalancé sobre sus dos montañas de carne dura y comencé a besar y a lamer con exceso sus nalgotas, le pasé la lengua por todos lados, luego hice a un lado su minúsculo hilito y tuve todo el panorama de su ano, estaba limpio y de color rosado, se antojaba chuparlo y lo empecé a hacer usando la punta de mi lengua, mientras con mis manos le abría en dos su culo. Me tranquilizó oírla gemir y pedirme que siguiera comiéndole el orto. Andrea bajó su cabeza a la altura de la cama y elevó más su trasero para que yo lo siguiera manoseando, mis dedos jugaron con sus labios vaginales eran largos pero finos, le froté su sexo y el botoncito de su clítoris y ella exclamó –assi licenciado assi, le gusta mi rajita? Cómasela toda!-
Yo seguía sumergido entre sus carnes lamiendo y chupando todo. Mi dedos le abrieron sus labios vaginales y pude lamerle por dentro hasta la entrada de su vagina, al llegar allí probé por primera vez sus jugos vaginales agridulces, Andrea se estaba mojando en serio.
Subí para comerle de nuevo su culito sabroso, pero metí uno y luego otro dedo en su rajita para masturbarla mientras se lo comía. Los gemidos de Andrea se volvieron quejidos de placer que me ponían loco, mi verga ya goteaba de excitación. Mis dedos se llenaron de sus flujos vaginales y éste se metía entre mis dedos. Oi a Andrea llegar a un estruendoso orgasmo, yo le metía y sacaba los dedos para hacerla gozarlo al máximo.
–licenciado, quiero chuparle la pija!- me dijo Andrea, yo estaba muy bien comiéndole el culo y la raja, asi que lo mejor era una 69 para no dejar de comérsela. La acosté boca abajo y me coloqué encima, ella abrió sus piernas para volverme a recibir con su raja mojada y tomando mi verga se la metió en la boca y comenzó a mamarla con desesperación. La succionaba, luego le pasaba la lengua por todo el tronco hasta llegar a mis cojones, los cuales lamía y trataba de chuparlos. Todo era a pedir de boca, yo lamía desde su clítoris hasta llegar a su ojete del culo donde le lamia su orificio repetidas veces, confieso que para mi todo eso era nuevo, he lamido el ojete de mi mujer pero no con ese morbo y la lujuria de ese momento.
Las succiones que me daba Andrea fueron causando que estuviera cerca de correrme, yo no quería, pero la mamada que me daba ella era perfecta y tampoco quería detenerla, antes de llegar, le metí un dedo en el culo a Andrea y lo comencé a mover dentro de su recto mientras le lamía el clítoris, la idea era hacerla llegar a su climax también. Yo fui el primero que exploté, ella no hizo siquiera el intento de quitar mi verga de su boca y toda mi venida cayó dentro de su boca y en sus labios, luego ella gimió y gritó –licenciado!, licenciado!..ahhhh, me corro, me corro!!- y mis dedos se llenaron de nuevo de su eyaculación.
El haberme corrido, me preocupó un poco, pensando en que necesitaría como siempre unos minutos para reponerme, pero creo que el viagra ya había hecho efecto y mi verga estaba tan dura como cuando empezamos. Asi que me fui subiendo sobre ella y levantando sus lindas piernas la penetré, mi verga se deslizó profundamente en su vagina debido a alta lubricación vaginal, al llegar al fondo me puse a pistonearla fuerte y rápido. Voltee a ver y vi en los espejos de la habitación nuestros dos cuerpos fusionándose repetidamente, ella se veía pura modelo solo con sus zapatos de tacón puestos. Pronto los gemidos de ambos llenaron la habitación.
Me fundí más cerca de ella, hasta que pude tomar una sus tetas y mamarlas. Chupé sus pezones hasta que parecían reventar de lo hinchados que se pusieron. Ella misma después, tomaba sus tetas y me ofrecía para mamarlas, yo no dejaba de pistonearla ni un solo momento, su raja estaba muy caliente por dentro. Nos empezamos a excitar de nuevo al máximo, ella buscó mis labios hasta ese momento y nos dimos un delicioso beso de lenguas como si hubiéramos sido amantes desde mucho tiempo atrás. Estoy seguro que una de las cosas más deliciosas de este mundo es besar a una mujer de lengüita mientras tu verga entra y sale de su coño.
Follamos a placer un largo rato en esa posición. Luego me fui sentando entre sus piernas sin sacársela, le fui quitando unos de sus zapatos y me llevé su pie a mi boca, chupé varios de sus deditos al mismo tiempo, luego lo hice uno por uno, era algo tan sensual que siempre había deseado hacerlo. Lamí cada parte de su pie. Luego tomé el otro e hice lo mismo, noté que ella le encantó haberle comido sus pies. Aceleré el ritmo de la pistoneada y me volví a abrazar a ella, mis embestidas eran bien profundas y ella empezó como a convulsionar, me clavó sus uñas en la espalda, eso fue un detonante para mi, mi verga empezó a escupir otra cantidad de esperma ahora en su raja, los dos gritamos nuestra venida salvajemente.
Ahora si descansamos un rato, nuestros cuerpos tenían cierto sudor de transpiración. Andrea se dirigió al tocador, pude ver sus bellas nalgas bamboleándose cuando caminaba, aún no creía que yo me estuviera tirando semejante mujer. La chica se fue a lavar el coño y luego regresó a la cama, ahora yo me levanté e hice lo mismo, yo acostumbraba también lavarme la verga después de un polvo. Al salir la vi aún en la cama desnuda, me acerqué y nos besamos rico, le mamé un ratito sus tetas, ella me preguntaba si me gustaban, yo se lo demostraba chupando sus pezones.
Al rato charlamos de cualquier cosa, sin dejar de tocarnos. Ella tomó la iniciativa y me besó las tetillas, eso me hizo suspirar. Luego fue bajando y tomó mi verga con una mano e inició a chupármela de nuevo, al parecer Andrea no había terminado aún. Mi verga a pesar de dos tremendos polvos, fue reaccionando y se endureció en su boca. Cuando ella la vio dura, me dijo -aun te falta por atrás!- y me sonrió lascivamente. Me tomó de la mano y nos fuimos a la pequeña sala, me sentó y luego ella se sentó sobre mi verga, solo que con una mano se la fue colocando en la entrada de su orto, con su peso se la fue clavando en su agujero, hizo algún gesto de incomodidad, pero luego sentí como mi verga se fue deslizando dentro de su canalito estrecho. Terminó sentándose completamente sobre mis cojones, es decir se la clavó todita. Luego ella se comenzó a mover sacando y hundiendo mi carne dentro de su recto.
Mientras ella llevaba todo el ritmo de ésta sodomización, me puse a mamarle sus lindas tetas. Su orto era estrechito y en algun momento me ardía la cabeza de mi verga, pero lo compensaba el momento y los gemidos de Andrea gozando la ensartada de culo que se daba, ella misma se movió hasta provocarse un orgasmo, hasta ese momento pensaba yo que no se podía lograr un orgasmo con una ensartada de culo.
Cuando la vi un poco cansada de moverse sobre mi verga, la puse en cuatro arriba del sofá, pude verle su agujero anal bien abierto, a pesar que es un cuadro bizarro, ahora para mi es sumamente excitante ver un ano abierto a pura follada. No fue difícil volverla a clavar por el culo, por lo abierto, se la dejé ir hasta adentro y nuevamente comencé a sodomizarla apoyándome en sus nalgas. Le estuve dando unas arremetidas de verga en su culo que me hicieron gritar de placer. Yo estaba por acabar por tercera ocasión. Aceleré mis movimientos de cadera y a la vez metí mi mano para estimular su clítoris, en uno o dos minutos asi, Andrea se contorsionaba de una nueva venida y yo no aguanté y le llené de lechita su cavidad anal. Los dos nos casi acostamos en el sofá para descansar de ese nuevo polvito. Todo genial!.
Ahora si una hora y cuarenta minutos después, nos vestimos y salimos del motel. Yo iba anonadado de lo increíble de Andrea y su forma de coger. En el camino, Andrea que para ese momento me parecía la reina del sexo, me confesó que su novio nunca la había poseído con tanta pasión como lo había hecho yo esta noche. Lo cual me pareció un cumplido para mi masculinidad.
Ya en la universidad, la vida siguió su curso, yo en lo mió y Andrea en lo suyo, asi pensaba yo. Un mes después, para el cumpleaños de un amigo mio aún soltero, me invitó a ir a una discoteca, mi esposa estuvo de acuerdo en que fuera a distraerme. Pude reconocer a Andrea, esta vez no la vi acompañada por su novio, sino iba con sus amigas, llegué a su mesa y la saqué a bailar. Bailamos por más de una hora, me sentí muy cómodo con ella y ella conmigo. Me dijo que había terminado con su novio, no dije nada. –sabes por qué?- me preguntó, negué con la cabeza. –por qué nunca me hizo sentir lo que tu me hiciste sentir aquella noche- me dijo con algo de tristeza en sus palabras. No sé porque, pero quería besarla allí y lo hice, al principio no quería, pero luego pasamos toda una pieza de baile besándonos.
-por qué no repetimos lo de la otra noche?- le dije.
Me miro, me dio un besito rápido y me dijo –vamos!-
Fuimos al mismo motel, e hicimos una repetición de aquella noche, con la diferencia que tuvimos sexo en el jacuzzi también.
Ahora le pago un departamento a Andrea, donde vive y me espera. Somos amantes desde esa noche. Lo siento por mi mujer, aunque no dejo de ayudarla en su enfermedad, pero sé que ya no seremos un matrimonio normal.
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