Infidelidad IV: La Secretaria
Aquí la historia de la aventura más larga que he tenido y que me dio muchas horas de pasión..
Belén la secretaria de la compañía donde había llegado a trabajar, una mujer ya madura, después supe que me llevaba 10 años, con dos hijas, mamá soltera, muy flaquita pero simpática, agradable, risueña. Al principio la relación que teníamos era estrictamente de trabajo, ella era demasiado flaca para mis gustos, así que nunca la vi con esos ojos. Hasta un día que llegó a la oficina con un vestido corto y escote, que dejó ver, unos pechos que aunque ya no tan grandes se veían antojables, y las piernas aunque flacas, se le veían bien en el vestido y tacones, así que empecé a voltear a verla.
Aunque siempre procuro ser atento y caballeroso con las mujeres, más si son amigas o compañeras de trabajo, empecé a ser más atento con ella, tener detalles, y se notaba que a ella le agradaba y se dejaba consentir.
Después de empezar a tener más trato, nos hicimos más cercanos y un día me dijo que necesitaba ayuda para arreglar unas cosas en su casa, así que fui a ayudarle a cambio de la cena, y así empecé a ir a su casa, y un día la invité a cenar, y me dijo un poco apenada, que sí quería pero no tenía dinero para llevarles a sus hijas, le dije que no se preocupara, que yo les invitaba a ellas también, les llevamos la cena a casa y nos quedamos afuera platicando un rato, de repente me agarró la cara con ambas manos y me dio un beso y me dijo que era por la cena, le dije que no tenía porque, pero si quería agradecerlo lo hiciera bien, y ahora la agarré yo y la atraje hacia mi y la besé, dejando que sintiera mi cuerpo junto al de ella. Así estuvimos un rato hasta que era hora de irse.
Al día siguiente, después de la jornada de trabajo, estaba preparando algo de cenar mientras chateaba con Belén, le dije que estaba preparando la cena, que si gustaba, a lo que respondió que sí, y al poco rato llegó al depa. Cenamos y le pregunté si quería ver la tele y me dijo que si no había nada mejor que hacer sí. Yo sabía a lo que se refería pero me hice el loco, puse una película y me recosté en el sillón y la invité a acompañarme.
Aunque Belén no se me antojaba tanto por su complexión, haya algo que me prende, y es ver a una mujer ganosa, que se le note que necesita coger, y ese día eso me mostró ella. Se acostó a mi lado y estuvimos un poco así recostados cuando de repente me voltea la cara y me dice “eres o te haces?” y me empieza a besar, yo le sigo y enseguida se sube en mí, su respiración enseguida se agita y me dice que está incomodo el sillón, me levanto y la jalo conmigo para ir a la recamara. Le dije que se pusiera cómoda en lo que iba al baño, me tardé un par de minutos, pero cuando salí ya estaba en ropa interior, acostaba boca abajo, dejándome ver su nalguitas, esperando ser tomadas. Yo igual me quedé solo en boxer y me acosté sobre ella procurando que mi verga quedara justo en sus nalgas, ella dejo escapar un suspiro, le besé la espalda y se puso chinita, y me dijo que me acostara a un lado, lo hice, se subió en mi nos seguimos besando pero ella se frotaba en mi, sentía como temblaba de las ganas, y se ponía toda chinita cuando la acariciaba toda. Casi enseguida, se hizo a un lado el calzón y me bajó el boxer, tomó mi verga y se la introdujo poco a poco. Por un momento parece que se olvidó que yo estaba ahí, solo se movía rítmicamente mientras se apretaba las tetas, yo la agarraba de la cintura pero parecía no prestarme atención, la dejé que se diera gusto por un buen rato, después se hizo a un lado, se quitó lo que le quedaba de ropa y se acostó boca abajo, no dijo nada pero entendí lo que quería, me subí en ella y la penetré, ella me agarró de las nalgas y me apretaba hacia ella, me sorprendí gratamente al sentir lo apretadita que estaba, cuando sentí no iba a durar mucho le pregunté si era seguro venirme dentro y me dijo que sí, que no me preocupara, y así lo hice, la llené de mi semen, cuando terminé me iba a bajar pero ella me seguía apretando hacia ella y me pidió seguir otro rato así, nos quedamos hasta que mi pene se hizo flácido y se salió solito. Se vistió porque tenía que regresar con sus hijas y se fue. Y así empezó una larga aventura. Nos empezamos a ver todos los días, esto empezó pocos meses antes que mi esposa ya se fuera a vivir conmigo otra vez. Entonces empezamos poco a poco a vernos más, al principio unas 2 o 3 veces a la semana, y cuando me di cuenta todos los días o iba a mi depa o yo a su casa y terminábamos cogiendo.
Había despertado una bestia, quería coger diario, a veces en la oficina buscábamos un espacio y la cachondeaba, discretamente le besana el cuello, o le acariciaba la vagina, o le escribía cosas cachondas, ya quería que me montara, o cosas, así. Ella me reclamaba por ponerla así, pero acabando el día llegaba al depa a coger. Es imposible recordar todas las veces que lo hicimos, pero recuerdo algunas ocasiones que fueron muy ricas, como por ejemplo:
Una vez me fui de viaje por el trabajo como 3 o 4 días, en las noches chateabamos y nos cachondeábamos, nos mandábamos fotos, y nos retamos a no masturbarnos para el día que llegara desquitarnos bien, así lo hicimos. El día que llegué le pedí que me la mamara, ella lo hizo y con las ganas que tenía casi me vengo en su boca (que fue algo que me pidió que nunca hiciera) me alcance a salir a tiempo, se los eché en las tetas, ella, después de limpiar mi verga con su ropa interior, volvió a mamarlo para levantarlo otra vez, y me montó por un buen rato y me pidió tratara de no terminar, aguanté lo más que pude, que fue un buen rato, y cuando terminé siguió montándome, mi erección no bajó, hasta que terminé una tercer vez. Tenía mucho que no lo hacía más de dos veces en un acto. Ella me decía que ella podía seguir el tiempo que fuera, parecía no cansarse, tampoco logré darle un orgasmo, dice que nunca los ha podido tener, pero para ella lo más que le pueda aguantar era ganancia, esa vez parece que quedó muy complacida y yo exhausto.
También era común que fuera a su casa y nos pusiéramos a ver la tele con sus hijas, acostados todos en la cama, y mientras veíamos tele, por debajo de las cobijas, ella me masturbaba, normalmente en lo que las hijas se dormían y luego cogíamos con ellas ahí a un lado. Una vez que no se dormían, me estuvo masturbando hasta que me vine, recuerdo su cara de entre sorpresa y excitación cuando sintió el chorro caliente en su mano.
Habíamos dicho que lo íbamos a disfrutar mientras estaba solo pero que una vez llegando mi esposa ahí lo íbamos a dejar, y se llegó el día. Al principio si nos distanciamos, y había cierta tensión en nuestro trato en la oficina, más de uno lo notó. Pero un par de meses, en la fiesta de aniversario de la compañía, estuvimos bailando y con unos alcoholes encima, nos fuimos a su casa a coger terminando la fiesta. En el camino me dijo que me odiaba, que había durado muchos años sin necesitar tener sexo, y yo le desperté esa parte de nuevo y ahora solo pensaba en eso, nuevamente me volvió a coger, porque así era, cuando estaba muy ganosa ella era la que tomaba el mando, casi siempre me montaba y se movía al ritmo que ella quería, no hacía más que montarme, y yo la dejaba, esa vez del alcohol, me dormí un rato y desperté y ella seguía arriba de mi, hasta que me vine y ya se bajó. De ahí decidimos seguir con el romance pero ya solo era cuando se pudiera. Yo iba al gym, entonces era la excusa perfecta para llegar tarde a casa, sudado, y directo a bañarme, entonces a veces me iba a coger con ella en lugar de ir al gym. A veces íbamos a un motel o a veces, cuando no tenía quien cuidara a su hija la más chica, en su casa, poníamos en el cuarto a ver la tele a la niña y nos íbamos a la sala a coger, un día la niña nos cachó mientras me hacia sexo oral. Le tuvo que decir que me estaba curando porque me había caído.
Una vez que me fui de viaje de trabajo, me adelanté un día y llegué directo con ella, ya estaba acostada casi dormida, dormía con su hija más chica, le hablé que estaba afuera, me abrió y me fui con ella a acostar, empezamos a coger cuando la niña despertó, ella se puso a arrullar a la niña y me dio la espalda, la agarré de cucharita y me la empecé a coger así mientras arrullaba a la niña, igual me dio mucho morbo eso y me vine muy rápido, pero cuando me iba a salir, me pidió que siguiera, yo le seguí dando un buen rato hasta que me vine pero esta vez me salí y se los eché encima, después me fui, y al día siguiente me dijo que dejamos un regadero de semen por en las sabanas jaja.
Así estuvimos por más de dos años. Terminamos varias veces y regresábamos, siempre que lo hacíamos el sexo era muy rico. Después al ver que no me divorciaría decidió irse, encontró otro trabajo y se cambió, era la mejor forma de romper el vínculo. Aunque no fue así, seguimos escribiéndonos, ocasionalmente nos veíamos para coger, yo seguido se lo proponía pero ella solo aceptaba o me lo pedía cuando estaba muy ganosa, a veces me mandaba videos porno y me decía que quería que hiciéramos eso del video y yo aceptaba.
Hasta que poco a poco se fueron diluyendo los encuentros, nos vimos por ultima vez un cumpleaños mío, acostumbrábamos en esos casos, complacer al otro en lo que quisiera, ella llevó una tanguita blanca que me gustaba como se le veía, tomamos así que fue más fluido todo, me la mamó como tiene rato no lo hacen, me dejó darle por el culito apretadito (solo esa y una vez más me había dejado) y me vine encima de ella las 3 veces que terminé, una en sus nalgas, en su panocha y en las tetas mientras me hacía una rusa.
Después vino la pandemia, ella inició otra relación y se terminó todo. Aún tenemos contacto, pero veo difícil que algo vuelva a pasar, hay mucho de resentimiento en ella porque nunca me decidí a irme con ella y porque me cachó otras aventuras, pero eso, eso es otra historia…
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